Opinión
El por qué de la impunidad de la hiper-corrupción
Published
5 años agoon
Por Narciso Isa Conde
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los principales protagonistas y beneficiarios de la gran corrupción ejercen el poder de la clase dominante, del gobierno, del Estado, de la partidocracia…A nivel civil, policial, militar, político y empresarial.
No es una facción o sector, es un sistema con diversos mecanismos.
Tampoco se trata de una sola modalidad de robo de presupuestos, deudas públicas y patrimonios territoriales (suelos, subsuelos y sobre-suelos), sino de todas.
En ellas participan y se auto-protegen grandes corporaciones y empresas de factura criolla y transnacional, cúpulas de los partidos que han gobernado y jefes policiales y militares de turno; todos bendecidos por jerarquías eclesiales inescrupulosas y todos defendidos por grandes medios, espacios y redes de comunicación a su servicio. Y mientras más arriba se ubican, mayores beneficios obtienen de esas prácticas.
- EJEMPLOS
Los carteles de la corrupción más prominentes son los de la construcción, las drogas, los combustibles y las importaciones de alimentos. Hoy me voy a referir a solo dos de ellos: construcción y drogas, asegurándoles que aquellos que obvio en este artículo arrojan resultados parecidos a estos dos.
En el escándalo ODEBRECH bloqueado -como ha sido develado en detalles por el INFORME DE ALICIA ORTEGA y otras denuncias y delaciones- por el pro Presidente de la República, su Procurador General y su Poder Judicial, están involucrados dos ex-presidente, el presidente de turno, altos funcionarios, dirigentes políticos del PLD-PRD-PRM, grandes empresarios de viejo y nuevo cuño, legisladores, lobistas, tecnócratas…
Si no fuera así, no se saca del expediente a los jefes de la operación, al proyecto Punta Catalina completo, la financiación electoral, la sobrevaluaciones, la mayoría de los sobornos, las delaciones premiadas y las pruebas obtenibles en Brasil y a nivel internacional…
Igual pasa con el caso de los SÚPER-TUCANOS y el Presidente Fernández.
O con Miguel Vargas y los TRES BRAZOS.
O con las quiebras fraudulentas de grandes bancos.
Pero si nos vamos a la narco-corrupción, ahí se pone más fea la cosa.
Leonel Fernández recibió en su despacho a Arturo Del Tiempo Márquez (capo del narco español apresado en Barcelona. Igual, se reunió varias veces con Nelson Solano (el ZAR CARIBEÑO de la heroína).
Las fotos están ahí.
En el caso del cartel Quirino, cuyo hermano confesó que financió campañas del PRD, PLD y PRSC, la figura militar mas conspicua fue el general Florentino y Florentino, un hombre del Presidente Fernández, protegido por él después de sindicado.
Además, la complicidad de una gran empresa de la Zona Franca de Santiago, salió a relucir en las investigaciones y rápidamente el hecho fue ignorado por las autoridades.
Igual fueron protegidos los generales del entorno del Presidente Hipólito Mejía que se asociaron a Quirino y que hasta le dieron rango militar.
Pero también pasó con los fuertes vínculos del capo Figueroa Agosto con la DNI, el Gobierno de Leonel Fernández y el Embajador estadounidense Hans Hertell
En el caso de los asesinatos de Paya y el cargamento de droga desaparecido, el Contralmirante Ventura Bayonet, de vieja data en esos menesteres (ver “Confesiones Amordazadas”), actuó desde la Marina como cómplice y encubridor de esa banda criminal. Y el presidente Fernández le garantizó impunidad.
La extradición del coronel Hilario develó como opera el mafioso Departamento de Operaciones de la DNCD en combinación con los carteles de la droga.
Por encima de ellos, más cerca de Leonel, estuvieron dos generales que desde la jefatura de la FFAA y la GUARDIA PRESIDENCIAL se repartieron por un trecho largo el control de las Fuerzas Armadas y sus negocios ilícitos, incluido el narco-tráfico.
Dos ministros civiles, de Obras Publicas, Industria y Comercio y luego Turismo, fueron cómplices de Florentino y Florentino, Margarita Gómez (la decoradora) y Quirino. Uno de ellos se estrenó con el escándalo Mazurca en la Lotería Nacional.
Ninguno ha sido tocado, ni por el gobierno y la Justicia de Leonel, ni por Danilo y sus cortes.
- NEGOCIANDO IMPUNIDADES.
¿Puede esperarse entonces otra cosa que no sea que GONZALO CASTILLO, alto jerarca de la corrupción de ODEBRECHT, lance su precandidatura a la Presidencia del país respaldada por destacados magnates de la corrupción privada?
La corrupción, queridos/as lectores/as, es poder en este país.
Es sistema, incluido su sistema judicial.
Es acumulación ilícita de capital desde el Estado y desde el cogollo empresarial.
Y en esta trampa electoral se están negociando, renegociando y reacomodando impunidades a nivel del oficialismo y a nivel de la degradada oposición tradicional.
Las pugnas son por más o menos garantías de uno y de otros.
Por eso pretender cambiar esencialmente el poder de la corrupción y su auto-impunidad en los comicios del 2020, tal y como están programados, es una “ilusión pantera” más allá de ciertos espejismos y adornos.
Por Elba García Hernández
En los últimos días del presente año 2024 he tenido la obligación y el deber de defender derechos fundamentales ante el Tribunal Superior Administrativo y he podido comprobar lo mal que está el país en materia de justicia.
Los abusos de poder se observan en esta jurisdicción de Derecho Administrativo en cualquiera de las salas que conocen las litis que se presentan entre la administración y los administrados.
Es penoso ver como los abogados repiten como papagayos los mismos argumentos en los diferentes casos que en esta instancia se conocen. Pero peor aún el nivel de los jueces que manejan los casos.
En esta jurisdicción hay un nivel de razonabilidad que sonroja a cualquier profesional del derecho, pero las cosas se complican cuando se examinan las sentencias que emiten los juzgadores de una jurisdicción que está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional.
Es tanto así, que muchos de los jueces están más interesados en penalizar a las partes sobre la base de disposiciones arbitrarias e ilegales de comisionar un alguacil de estrado para que haga nuevas notificaciones y cobrarles a los litigantes por ese concepto hasta 20 mil pesos cuando se trata de conflictos legales que provienen del interior del país.
Cualquiera se forja la impresión de que existe una sociedad para hacer dinero mediante las notificaciones entre los alguaciles de estrados y los magistrados que presiden salas en el Tribunal Superior Administrativo.
Lo preocupante de este asunto es que cuando no se satisface el deseo del juez o del alguacil de estrado, ese disgusto se refleja en la sentencia que emite el tribunal.
Otro detalle importante de lo mal que se manejan algunas salas del Tribunal Superior Administrativo es que se agarran de cualquier detalle insignificante para justificar una sentencia en contra del que no se acoge a la comisión de un alguacil para fines de nueva notificación.
Impresiona, además, el poco nivel de razonabilidad de los que participan de las audiencias que se celebraran en el Tribunal Superior Administrativo.
En realidad, parece un juego de niños, lo cual desmiente los supuestos avances en Derecho Administrativo, porque la verdad es que lo ocurre en esta jurisdicción de la justicia deja mucho que desear.
Por José Cabral
El panorama que se observa en el país lleva a cualquier persona, por optimista que sea, a sentir que todo se derrumba y que nada tiene solución. No hay un solo estamento estatal que indique que el país transita por un buen camino.
Esto así, porque si al azar se escoge cualquier instancia, pública o privada, fácilmente se llega a la conclusión de que prácticamente todo está perdido. Son prácticamente nulos los referentes que indican que en el futuro se alcanzaría una mejor nación.
El principal fracaso de la sociedad dominicana tiene que ver con el fiasco que representa el Ministerio Público y la judicatura nacional, donde uno apoya la ilegalidad del otro. Es un asunto para mantenerse seriamente preocupado.
En realidad, no se sabe cuál si el fiscal o juez anda peor, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que ambos transitan por un camino que solo garantiza el abismo de la nación.
En el país no hay proceso penal que termine de buena manera, pero tanto el Ministerio Público como los jueces recurren permanentemente a decisiones al margen de las leyes que les sirven de sustento.
El Ministerio Público sólo parece ser bueno para manejar casos de importancia mediática, mientras que los jueces se han especialistas en emitir sentencias al margen de las normas y de los derechos, deberes y principios fundamentales.
Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el país, ya que tribunales como el Superior Administrativo, donde el administrado busca liberarse de los abusos de la administración, tiene un nivel similar al de un juzgado de paz. Sus jueces carecen de razonabilidad y muchas veces hasta de sentido común.
En el sistema de justicia nacional se produce una verdadera negación de derechos, pero el hecho de que los jueces no puedan ser procesados por muchos de los casos que fallan, ya que hasta las acciones de amparo no pueden ser interpuestas en contra de los tribunales nacionales, habla claro de la trampa en que está envuelto el ciudadano.
Es decir, que, aunque existe la querella disciplinaria, la recusación e incluso la prevaricación, es una batalla como aquella siempre citada entre el huevo y la piedra, porque la complicidad se extiende de un lado a otro sin excluir a prácticamente la totalidad de los actores del sistema de justicia.
Adentrarse en el comportamiento de la justicia y del Ministerio Público es una razón determinante para frustrarse o resentirse, aunque, naturalmente, este mal debe combatirse con herramientas que tal vez algún día surtan efecto.
Por Nelson Encarnación
Algunas personas han llegado a afirmar que el juego de béisbol no es un deporte, sino un pasatiempo que sirve de entretenimiento a toda la familia, la que puede tener un importante consumo mientras transcurre un partido de nueve entradas, por lo general lento.
Sin embargo, somos más los que sostenemos lo contrario, no porque seamos fanáticos o seguidores, sino porque una contienda en la que medie la aplicación de estrategias no puede ser un simple pasatiempo.
Las estrategias son fundamentales en el juego de pelota, sin las cuales el resultado no puede ser el esperado, aunque no siempre estas funcionen. Como en toda actividad humana, inclusive en la guerra.
Hechas estas disquisiciones, pasamos a no entender qué ha provocado el impresionante descalabro, el resbalón sin final que ha abatido a los Leones del Escogido.
No se explica que un equipo que en los primeros 20 juegos del presente campeonato obtuvo quince victorias, haya caído a un abismo, tan profundo que, al día de hoy, está en la peligrosa ruta de quedar fuera de la siguiente ronda.
Es como estar con respiración asistida, mantenerse vivo gracias a la buena fortaleza física que se acumuló—15 victorias contra 5 derrotas—, pero no suficiente como para rebasar de manera exitosa un estado comatoso.
¿Qué hará la gerencia del equipo capitalino para tratar de revertir la ruta hacia el fondo? No preveo una opción, sobre todo, al recordar lo declarado hace un par de años por uno de los dueños del “Duro de matar”.
¿Qué dijo ese ejecutivo? Que al equipo le es económicamente más rentable quedar fuera en la serie regular que pasar a las siguientes. Algo así o algo peor, según recuerdo.
Cuando leí aquello tuve que remontarme a los pleitos con mi difunto padre—liceísta furibundo—que no asimilaba derrota frente al “eterno rival”, y yo, como escogidista, le daba la cuerda, corriendo riesgo de unos correazos por irreverente. De este tamaño ha sido mi escogidismo.
¿Hay escasez de cartera en la gerencia del equipo rojo? No lo creo. ¿Falta estrategia para la ofensiva? Lo creo un poco. ¿Cayó por un barranco irrecuperable el pitcheo de los Leones? Me quedo con esta.
Frente al despeñadero actual, los rojos no tenemos muchas esperanzas. Y por favor, no echemos la culpa al mánager Pujols.