Opinión
El PRM y sus Primarias.
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1 año agoon
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José CabralPor José Cabral
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) acaba de celebrar sus primarias, sobre todo para escoger su candidato presidencial, cuya elección recayó en el presidente Luis Abinader.
La decisión de los perremeístas no sorprendió a nadie por varios razones, la primera de las cuales tiene que ver con el hecho de que se hace muy difícil competir con quien ostenta la jefatura del Estado en cualquier nación del mundo.
Esa posición otorga ventajas en favor de quien ocupa la Presidencia de la República, muchas veces porque éste tiene la posibilidad de usar los recursos del Estado en ese propósito y cuando no por el hecho de ser el que maneja la nómina pública.
De manera, que nadie podía tener dudas de que Abinader ganaría aplastantemente, pero además porque los contrincantes que tenía eran personas, podría decirse, no con mucha trascendencia en la sociedad dominicana y con muy poco perfil presidencial.
Sin embargo, debe decirse que en esa contienda hay que tomar en cuenta una serie de aristas, como por ejemplo el hecho de que el PRM tuviera registrado un padrón de más de tres millones de personas y que sólo votara alrededor de un millón, podría plantear un asunto de legitimidad.
Empero, si también se parte del hecho de que la participación fue de un millón de personas, entonces hay que admitir que es una cantidad importante, tanto así que tal vez no haya asidero para plantear un problema de falta de legitimidad de la elección hecha.
En esa perspectiva, podría decirse que el PRM ha llenado una exigencia con una buena puntuación, aunque sólo votó un 33 y algo por ciento de los registrados para ejercer ese derecho.
Otro aspecto a valorar en esta contienda son las virtudes de los contrincantes de Abinader en la búsqueda de la candidatura presidencial del partido oficial.
Tanto Guido Gómez Mazara como Ramon Alburquerque en realidad no reúnen el perfil para ser buenos candidatos presidenciales, ya que ambos podrán pretender exhibir una cierta intelectualidad, pero en ellos hay muchas cosas que no cuadran.
Pero debe decirse que ambos lograron su propósito de que se les tome en cuenta, ya que su oposición al Gobierno obedece a que fueron dejados fuera de la administración pública, no porque tengan diferencias de fondo con Abinader.
En lo que respecta a Gómez Mazara, quien tiene muchas cosas que no le ayudan, ha logrado sacar una cantidad de votos, según lo que se ha publicado, que lo coloca en una posición importante para negociar con Luis Abinader.
El asunto es que Gómez Mazara fundamentó su precandidatura en los atropellos cometidos en contra de muchos perremeístas y ahora falta ver como honra su palabra empeñada, ya que si acepta una posición pública y no mantiene el mismo nivel de critica en contra de esa realidad, porque no es verdad que se vaya a corregir, entonces se convertiría en uno más de los tantos que aprovechan circunstancias como esas para sólo ganar capital político.
En ese mismo contexto esta Alburquerque, ya que incluso se ha proyectado como una victima del presidente Abinader por ofrecerle un cargo que no fue el que se le prometió y ante la realidad de que sacó una cantidad de votos en las primarias, podría decirse considerable, habría que ver que manejo político le daría a su nueva circunstancia.
El presidente Abinader en su discurso luego de salir triunfante en las primarias envió un mensajito a ambos precandidatos, porque en la contienda electoral del próximo año cerca de cien mil votos sacados por los aspirantes perdedores representan un caudal importante para perder o para ganar.
Ahora falta ver cuál será la actitud de por los menos los aspirantes hombres perdedores de las primarias y hasta dónde podrán cumplir con su palabra de defender hasta las últimas consecuencias a los perremeístas olvidados y discriminados en su propio gobierno.
Sólo falta ver que ocurre en el próximo proceso electoral, porque el partido oficial podría perder o ganar los comicios, lo que entonces llevaría a Guido Gómez y a Ramon Alburquerque a seguir en la búsqueda de pretender ser candidato del PRM, lo cual, aunque puede ser prematuro decirlo, no luce tan posible en virtud de una serie de razones que podrían ser expuestas en otro artículo periodístico.
Por el momento ambos aspirantes serán parte, pero desde una posición diferente, de un gobierno y de un partido al que no se le puede pedir mucho, ya que está más que claro que esta organización carece de lo fundamental para salir bien parada de la cima del poder, ya que carece de las condiciones y capacidad para asumir un programa a corto, mediano y largo plazo que genere por lo menos algunos cambios de fondo en el país.
Por Elba García Hernández
En los últimos días del presente año 2024 he tenido la obligación y el deber de defender derechos fundamentales ante el Tribunal Superior Administrativo y he podido comprobar lo mal que está el país en materia de justicia.
Los abusos de poder se observan en esta jurisdicción de Derecho Administrativo en cualquiera de las salas que conocen las litis que se presentan entre la administración y los administrados.
Es penoso ver como los abogados repiten como papagayos los mismos argumentos en los diferentes casos que en esta instancia se conocen. Pero peor aún el nivel de los jueces que manejan los casos.
En esta jurisdicción hay un nivel de razonabilidad que sonroja a cualquier profesional del derecho, pero las cosas se complican cuando se examinan las sentencias que emiten los juzgadores de una jurisdicción que está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional.
Es tanto así, que muchos de los jueces están más interesados en penalizar a las partes sobre la base de disposiciones arbitrarias e ilegales de comisionar un alguacil de estrado para que haga nuevas notificaciones y cobrarles a los litigantes por ese concepto hasta 20 mil pesos cuando se trata de conflictos legales que provienen del interior del país.
Cualquiera se forja la impresión de que existe una sociedad para hacer dinero mediante las notificaciones entre los alguaciles de estrados y los magistrados que presiden salas en el Tribunal Superior Administrativo.
Lo preocupante de este asunto es que cuando no se satisface el deseo del juez o del alguacil de estrado, ese disgusto se refleja en la sentencia que emite el tribunal.
Otro detalle importante de lo mal que se manejan algunas salas del Tribunal Superior Administrativo es que se agarran de cualquier detalle insignificante para justificar una sentencia en contra del que no se acoge a la comisión de un alguacil para fines de nueva notificación.
Impresiona, además, el poco nivel de razonabilidad de los que participan de las audiencias que se celebraran en el Tribunal Superior Administrativo.
En realidad, parece un juego de niños, lo cual desmiente los supuestos avances en Derecho Administrativo, porque la verdad es que lo ocurre en esta jurisdicción de la justicia deja mucho que desear.
Por José Cabral
El panorama que se observa en el país lleva a cualquier persona, por optimista que sea, a sentir que todo se derrumba y que nada tiene solución. No hay un solo estamento estatal que indique que el país transita por un buen camino.
Esto así, porque si al azar se escoge cualquier instancia, pública o privada, fácilmente se llega a la conclusión de que prácticamente todo está perdido. Son prácticamente nulos los referentes que indican que en el futuro se alcanzaría una mejor nación.
El principal fracaso de la sociedad dominicana tiene que ver con el fiasco que representa el Ministerio Público y la judicatura nacional, donde uno apoya la ilegalidad del otro. Es un asunto para mantenerse seriamente preocupado.
En realidad, no se sabe cuál si el fiscal o juez anda peor, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que ambos transitan por un camino que solo garantiza el abismo de la nación.
En el país no hay proceso penal que termine de buena manera, pero tanto el Ministerio Público como los jueces recurren permanentemente a decisiones al margen de las leyes que les sirven de sustento.
El Ministerio Público sólo parece ser bueno para manejar casos de importancia mediática, mientras que los jueces se han especialistas en emitir sentencias al margen de las normas y de los derechos, deberes y principios fundamentales.
Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el país, ya que tribunales como el Superior Administrativo, donde el administrado busca liberarse de los abusos de la administración, tiene un nivel similar al de un juzgado de paz. Sus jueces carecen de razonabilidad y muchas veces hasta de sentido común.
En el sistema de justicia nacional se produce una verdadera negación de derechos, pero el hecho de que los jueces no puedan ser procesados por muchos de los casos que fallan, ya que hasta las acciones de amparo no pueden ser interpuestas en contra de los tribunales nacionales, habla claro de la trampa en que está envuelto el ciudadano.
Es decir, que, aunque existe la querella disciplinaria, la recusación e incluso la prevaricación, es una batalla como aquella siempre citada entre el huevo y la piedra, porque la complicidad se extiende de un lado a otro sin excluir a prácticamente la totalidad de los actores del sistema de justicia.
Adentrarse en el comportamiento de la justicia y del Ministerio Público es una razón determinante para frustrarse o resentirse, aunque, naturalmente, este mal debe combatirse con herramientas que tal vez algún día surtan efecto.
Por Nelson Encarnación
Algunas personas han llegado a afirmar que el juego de béisbol no es un deporte, sino un pasatiempo que sirve de entretenimiento a toda la familia, la que puede tener un importante consumo mientras transcurre un partido de nueve entradas, por lo general lento.
Sin embargo, somos más los que sostenemos lo contrario, no porque seamos fanáticos o seguidores, sino porque una contienda en la que medie la aplicación de estrategias no puede ser un simple pasatiempo.
Las estrategias son fundamentales en el juego de pelota, sin las cuales el resultado no puede ser el esperado, aunque no siempre estas funcionen. Como en toda actividad humana, inclusive en la guerra.
Hechas estas disquisiciones, pasamos a no entender qué ha provocado el impresionante descalabro, el resbalón sin final que ha abatido a los Leones del Escogido.
No se explica que un equipo que en los primeros 20 juegos del presente campeonato obtuvo quince victorias, haya caído a un abismo, tan profundo que, al día de hoy, está en la peligrosa ruta de quedar fuera de la siguiente ronda.
Es como estar con respiración asistida, mantenerse vivo gracias a la buena fortaleza física que se acumuló—15 victorias contra 5 derrotas—, pero no suficiente como para rebasar de manera exitosa un estado comatoso.
¿Qué hará la gerencia del equipo capitalino para tratar de revertir la ruta hacia el fondo? No preveo una opción, sobre todo, al recordar lo declarado hace un par de años por uno de los dueños del “Duro de matar”.
¿Qué dijo ese ejecutivo? Que al equipo le es económicamente más rentable quedar fuera en la serie regular que pasar a las siguientes. Algo así o algo peor, según recuerdo.
Cuando leí aquello tuve que remontarme a los pleitos con mi difunto padre—liceísta furibundo—que no asimilaba derrota frente al “eterno rival”, y yo, como escogidista, le daba la cuerda, corriendo riesgo de unos correazos por irreverente. De este tamaño ha sido mi escogidismo.
¿Hay escasez de cartera en la gerencia del equipo rojo? No lo creo. ¿Falta estrategia para la ofensiva? Lo creo un poco. ¿Cayó por un barranco irrecuperable el pitcheo de los Leones? Me quedo con esta.
Frente al despeñadero actual, los rojos no tenemos muchas esperanzas. Y por favor, no echemos la culpa al mánager Pujols.