Los años pasan y en función de un principio de vida de que se nace, se crece y se muere, podría llegarse a la conclusión de que como en la sociedad se producen cambios muy importantes en la formación y la conducta de la gente, la corriente llamada en la política de izquierda luce que quedará desarticulada con el devenir del tiempo por razones políticas o biológicas, ya que no han hecho lo correcto y sus dirigentes envejecen y mueren sin que haya quien los reemplace con la decisión y la dedicación que los caracteriza.
Nadie se atrevería a negar que la izquierda, por lo menos en teoría, se rige por principios, a diferencia de la derecha que se mueve por los intereses, cuya principal batalla de esta última es por valorar y preservar el mercado sin tomar en cuenta a los que justifican el mismo como es el consumidor, los cuales son seres humanos con muchas aspiraciones de vida.
La derecha como es la que posee el dinero y todos los recursos materiales está en capacidad de manipular a la población, pero la influencia de los valores que promueve son mayores porque controla las herramientas que sirven para su difusión, como por ejemplo los medios de comunicación social.
Es decir, que la derecha cuenta con los instrumentos más eficientes para convencer al ciudadano a partir de lo que se conoce como el llamado éxito personal, lo cual, sin lugar a dudas, va en detrimento de los valores que promueve la izquierda.
En el caso de la República Dominicana, amén de la agresiva política de preconización de los valores que promueve el neo-liberalismo, los cuales encajan con la visión de la pequeña burguesía en sus diferentes niveles, advierte que el futuro de la izquierda es más incierto, pese a los éxitos de esta corriente en otras naciones del continente americano, sobre todo por la falta de metodología y capacidad de trabajo para promover sus principios y creencias .
Además, la izquierda dominicana adolece de otra debilidad que por alianzas circunstanciales con la derecha se ha sumado de alguna manera a la micro corrupción que ha impedido que la gente pueda percibir la diferencia entre una y otra y en tal virtud pierda su credibilidad y legitimidad.
La cuestión es que se acerca otro proceso electoral y no habido forma de que surja una propuesta progresista que genere confiabilidad en el ciudadano y todo parece indicar que el cuadro no va a diferir de los anteriores en los que los principales protagonistas son los candidatos de derecha que responden a los grupos económicos del país, los cuales carecen de la capacidad para darse cuenta que una sociedad con la desigualdad y la pobreza de la dominicana es una especie de bomba de tiempo que puede detonar en cualquier momento y que ellos son los principales perdedores porque son los dueños de las propiedades y de las riquezas.
El hecho de que los grupos económicos no entiendan que en el país debe producirse una mejor distribución de las riquezas nacionales, lo cual tiene una explicación clara desde la perspectiva de la sociología política, constituye una amenaza para el estado de derecho y la democracia en la República Dominicana, cuyos principales perdedores serían ellos.
Sólo queda contemplar pacientemente el curso de la historia para ver si el cambio de la percepción a la realidad permiten que surjan preocupaciones que vayan dirigidas a que mejoren las condiciones de vida de la gente, pero desde una propuesta progresista de cambio y jamás en función de los intereses que representa la derecha.