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R.D. entre lo bueno y lo malo de las redes sociales y cuyo fenómeno no deja claro qué impacta más negativamente la democracia.

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Por Elba García

Las redes sociales nadie puede negar que ya forman parte de todo el diario vivir de los pueblos, las cuales han sido asimiladas por internautas a nivel de todo el planeta y que en muchos casos ya han servido para generar cambios en la política por lo menos electoralmente en las naciones, incluida la República Dominicana.

El efecto surtido por las redes sociales en el país no se mide todavía en el ámbito político, pero lo que no se puede negar es que su influencia causa grandes preocupaciones en los sectores que tradicionalmente han tenido el control del Estado y que no han hecho otra cosa que promover corrupción mediante la depredación del patrimonio público.

Sin embargo, todavía falta ver qué tanto las redes sociales podrían producir un giro al cuadro político nacional, ya que, si bien sus potencialidades son muchas, también sus debilidades, asociadas, principalmente, a un asunto de su credibilidad.

Entre las mayores preocupaciones están la posibilidad que ofrecen las redes sociales para el engaño y riesgos a aquellos que buscan oportunidades por esta vía, que también las hay, pero la tendencia a la manipulación de la verdad se convierte en un elemento de gran preocupación.

En el caso concreto de la República Dominicana el aumento extraordinario de la conexión a las redes sociales a través de la cobertura del internet, no sólo abre un gran abanico de oportunidades y de una nueva forma de comunicación, sino también de estos medios romper con un dominio tradicional de asuntos como la política.

Entonces, el fenómeno no deja de ser un motivo de mucha preocupación para los propietarios de medios de comunicación tradicionales y de los que ostentan el poder político en el país, ya que las redes sociales podrían significar su desplazamiento del control del poder público, lo cual también traería consigo una nueva forma de gobernar, ya sea para bien o para mal.

La realidad es que las expectativas de las redes sociales mantienen en alerta a amplios sectores de la vida nacional, porque habría que ver hasta qué punto en la República Dominicana podrían tener un impacto como el ocurrido en otras naciones del mundo, como por ejemplo Argentina, cuya elección presidencial dependió su gran influencia.

Los ejemplos en este contexto son muchos, como la llamada Primera Arabe y el fenómeno político de Donald Trump en los Estados Unidos, cuyos resultados dependieron del uso intenso de las redes sociales.

Pero el fenómeno ya alcanza a todas las naciones del planeta, donde los jóvenes se han empoderado por las redes sociales y promueven cambios profundos en la forma de conducir el Estado y aunque en la República Dominicana el fenómeno tiene el mismo perfil, pero todavía hay sectores que no creen plenamente en lo que se dice o se pregona por ellas.

Empero, la falta de una total credibilidad de las redes sociales no parece que pueda detener su influencia para producir cambios en el país, donde los partidos políticos han entrado en un nivel de descrédito que no parece que puedan reponerse del fenómeno, mientras estas se empoderan cada día más.

La falta de credibilidad de las redes sociales puede mejorarse con la incursión de un estilo diferente de comunicar, la cual es muy propia de periodistas profesionales que ya aparecen con intervenciones en estos medios y en consecuencia éstos convertirse en una fuerte muy poderosa de decir las cosas.

Se trata de una nueva forma de llegar a los millones de usuarios del internet, cuya cantidad en el país ya ronda más de diez millones de personas, cuyos mensajes de las redes sociales llegan con toda facilidad, reemplazando incluso a los periódicos, las emisoras radiales y canales de televisión para enterarse de cómo van las cosas en la República Dominicana y el mundo.

Las próximas contiendas electorales permitirán evaluar el nivel de influencia de las redes sociales en el país, sobre todo si nuevas propuestas electorales salen al escenario nacional, las cuales necesariamente para promoverse con una real vocación de poder tendrán que recurrir a las mismas.

Todavía está por verse si en el país podrían conjugarse nuevas propuestas políticas, innovadoras y creíbles, cuyo soporte principal sean las redes sociales y un plan que sirva de canal a  las expectativas de los nuevos votantes y de los que se han abstenido de acudir a las urnas por la decepción creada por los partidos políticos en razón de que no frecen ninguna solución a sus problemas.

Con poca o mucha credibilidad, las redes sociales son la principal amenaza para los que tradicionalmente han detentado el poder público y cuya conducta hoy pone en peligro la democracia nacional, ya que nadie cree en los partidos políticos, instrumento principal para entrar a  la política, pese a que tampoco se observa una respuesta seria y bien pensada para desplazarlos del manejo del Estado mediante un cambio de la correlación de fuerzas en el escenario electoral.

La preocupación por la penetración de las redes sociales aumenta, aunque falta ver cómo los dominicanos más pensantes las usan para redirigir los destinos nacionales mediante una democracia más fuerte y vigorosa a través de una mejor administración de las riquezas nacionales.

Lo cierto es que la República Dominicana podría tener una profundización de la falta de legitimidad de los funcionarios electos como consecuencia de la ausencia en las urnas de los ciudadanos, lo cual podría traducirse en un problema de gobernabilidad y de insostenibilidad de la democracia, cuya ayuda  para resolver el problema sean las redes sociales por su amplio poder de convocatoria, sobre todo entre los jóvenes que son los nuevos votantes.

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Triunfo de inmigrante y musulmán retorna a Nueva York a su razón de ser como ciudad de ensueño mundial.

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La ciudad de Nueva York, sede de la bolsa de valores y de otras riquezas inmedibles, es el hogar de muchos que prefieren las fortunas económicas e incluso a su propia tranquilidad, ha devenido en un lugar en el que luce no haber cabida para los que sueñan en los diferentes continentes del mundo con arribar de alguna manera allí.                                                                                                                                                    Este poder económico de la llamada ciudad de los rascacielos todavía alberga en su seno a millones de inmigrantes que tienen que dormir en subterráneos en malas condiciones y otros muchos desamparados que mal olientes se mezclan con los potentados económicos de las grandes multinacionales.

Vivir en Nueva York, pero principalmente en Manhattan, su centro financiero y cultural, no es fácil, sobre todo para el que busca sobreponerse a unos altos costos de la comida y de la renta, pero a cuya realidad generalmente tienen entrada los pobres que emigran en busca de una mejoría de vida a la también llamada babel de hierro.

La cuestión es que esa mezcla de grandes riquezas e igualmente de grandes pobrezas crean un contraste que no es tan fácil de manejar y controlar en esa gran urbe, pero las circunstancias políticas son las únicas que pueden marcar un mejor destino de uno de los estados de toda la unión americana con los estándares más caros para vivir en él.

Este martes 4 de noviembre Nueva York ha dejado claro que sigue siendo ese lugar donde las grandes esperanzas nunca se pierden y que, si bien un multimillonario puede tenerlo todo, máxime el control político del estado y de la ciudad, igual puede ocurrir con gente que viene del subsuelo económico y de los lugares más lejanos del planeta, no importa quién lo quiera detener en sus propósitos.

El mejor espejo de este fenómeno es el triunfo de Zohran Mandami, un inmigrante musulmán, nacido en Uganda, pero de ascendencia india, que ha enviado un mensaje muy contundente al ganar cómodamente la alcaldía de esta gran ciudad, cuyo presupuesto supera a todos los países latinoamericanos juntos.

Este nuevo actor de la política newyorquina ha dejado claro que allí nada es imposible, porque su hazaña es propia de hombres muy grandes, pero que sólo necesitan ese espíritu que caracteriza al inmigrante, dado que éste adquiere la ciudadanía de los Estados Unidos en el 2018, es decir, hace sólo 7 años y primero, luego de haberse graduado en la universidad, se convierte en asambleísta del estado y ahora entra a las puertas anchas de Grand Mansion como alcalde de Nueva York.

Este joven que profesa la religión musulmana se impuso en la contienda electoral frente a grandes contrincantes como Mario Cuomo, exgobernador del estado y con una ascendencia política que parte del papel jugado por su padre del mismo nombre, cuyas raíces están asociadas a la comunidad italiana de Nueva York.

Este joven de apenas 34 años no ha dejado dudas de su triunfo, pero ahora vienen grandes retos en virtud de que el presidente Donald Trump lo ha elegido como su principal frente para evitar que logre lo que ya ha prometido a la gente, sobre todo a los pobres de la ciudad que nunca duerme, que alberga en su seno a grandes multinacionales y fortunas judías, así como inmigrantes pobres de todo el planeta.

Este detalle demuestra hasta dónde Nueva York es un lugar en el que se pueden dar las cosas más inverosímiles, como convivir judíos, musulmanes y cristianos en sus barrios emblemáticos, donde prevalece un respeto entre sí que no ha sido posible en ningún otro lugar del mundo donde estos grupos religiosos son enemigos mortales.

Y entre la gran misión del nuevo alcalde de Nueva York está, no sólo contrarrestar la oposición de un magnate y presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien lo ha amenazado si ganaba con deportarlo, sino además de conciliar grandes intereses económicos y financieros que hacen a esta gran urbe diferente y con grandes potencialidades de más crecimiento y de ser una ventana para muchos hombres y hombres de todo el planeta que sueñan con visitarla y vivir allí.

Hay prácticamente una guerra avisada entre Trump y este joven musulmán, ahora alcalde de la llamada capital del mundo, por cuya potencialidad comercial le va muy bien el nombre, lo cual luce ser una medición de fuerzas entre los intereses ultraconservadores de un mandatario con una marcada vocación dictatorial que persigue borrar la historia de un estado que ha sido el refugio de millones de latinoamericanos e inmigrantes de todo el mundo a quienes el nuevo funcionario  que les ha prometido mejorar la situación de vida de sus familias.

Zohran Mandani es una inspiración para fortalecer la democracia en cualquier lugar del planeta, porque hoy representa un símbolo de lo que puede ocurrir cuando en una ciudad las reglas del juego están claramente definidas, lo que permite que los menos pudientes tengan respuestas a las dictaduras y al poder inmedible de las multinacionales.

Este triunfo del nuevo alcalde de Nueva York sienta la base para que los sectores más liberales de la llamada babel de hierro jueguen su papel histórico en una democracia que, a pesar de sus debilidades y peligros, ha dado ejemplo de fortaleza y de que no depende de la voluntad personal de un individuo.

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R.D. en medio de percepción de falsa verdad que se apoya en mentira que a la postre impacta negativamente a todos.

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Por Elba García

La cultura de la apariencia que caracteriza a la República Dominicana cada día se empodera en el discurrir no sólo de la vida personal de la gente, sino también que se ha convertido en la principal arma para que los que tienen el control del Estado creen una imagen de bonanza que realmente no existe.

Los indicadores económicos siempre se utilizan como un arma de doble filo para proyectar una realidad nacional que no tiene nada que ver con lo que efectivamente ocurre en barrios y campos del territorio nacional, donde la pobreza y las limitaciones económicas campean por doquier.

Sin embargo, los niveles de alienación de la sociedad dominicana han surtido un efecto que lleva al ciudadano a valorar mucho más las migajas que los grandes cambios que necesita el país para que se produzca una transformación nacional que debe promover el Estado, ya que es el único que puede ponerse en capacidad de generarlo.

La narrativa diaria de los políticos e incluso de muchos supuestos empresarios es que la República Dominicana tiene un crecimiento sostenido que sólo se observa en un muy reducido sector de la vida nacional, que no es otro que el que juega con la corrupción en el contexto de la macroeconomía.

El cuento de la reducción de la pobreza y los avances institucionales sólo lo creen los que viven de la informalidad y que se ven compelidos a buscar al precio que sea el pan de cada día, mientras se entretienen con el principal lastre nacional, que no es otro que el festival de corrupción que abarca toda la estructura estatal.

Los efectos de esta realidad no han hecho colapsar al país porque hay mucho de circo a través de una mentira que una buena parte de los dominicanos siempre se la han creído de unos avances en la sociedad que no se traducen en un verdadero desarrollo humano.

Lo cierto de la historia de los que cada día engrosan a las filas de nuevos millonarios, porque   tienen la habilidad para insertarse en los desacreditados partidos políticos nacionales que tienen reales posibilidades de llegar al poder y que son fuentes de buscar riquezas mal habidas sobre la base de alzarse con una gran fortuna económica que proviene de las arcas nacionales en detrimento de la salud y la educación del pueblo dominicano, que todo se trata de una mentira muy bien articulada.

Si realmente la cultura de la percepción se midiera a través del engaño en que está sumergido el dominicano, entonces no habría otra conclusión de que el país está peligrosamente amenazado por lo que alimentan la cultura de la apariencia y de una percepción divorciada totalmente de la realidad nacional.

El problema del país es tan grave que el mismo no sólo estriba en los gobernantes, sino también en los gobernados, que al final de la jornada terminan embaucados por los vividores de la política y de una actividad empresarial con una profunda vocación mafiosa.

Si en algo se diferencia la República Dominicana con sus pares latinoamericanas es que mientras en otros países del hemisferio los políticos se conforman con robarse del patrimonio público 10 ó 20 millones en la nación el criollo no se satisface con esas mínimas cantidades, sino con miles de millones de pesos.

Pero el asunto no se detiene en ese detalle, sino que la gente está atrapada en el concepto de que, si alguien roba mucho, pero da algo, entonces es menos malo, lo cual lleva a los que buscan recursos mal habidos a crear fundaciones para traficar con la pobreza de sus propias víctimas.

La situación de la República Dominicana prácticamente toca fondo, porque las instituciones que se supone le sirven de soporte, como por ejemplo los partidos políticos, ya no tienen la fuerza que otorga la credibilidad para que el país se mantenga en pie con perspectiva de un real crecimiento y desarrollo nacionales.

Pero mientras todo se deteriora por la agresividad del dominicano cuando se trata de buscar fortunas a cualquier precio, la mentira toma cuerpo y todo aquel que debía estar recluido en una cárcel nacional es el prototipo de candidato presidencial o aspirante a controlar el Estado para que continúe la fiesta de la corrupción generalizada que arropa a toda la sociedad.

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Río Yaque del Norte muere lentamente ante mirada negligente de autoridades, pese a promesas que nunca se cumplen.

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Por Elba García

La inversión en corrupción es la principal prioridad de los gobiernos de la República Dominicana, cuya última ha sido en el Seguro Nacional de Salud (SENASA) del que se sustrajeron cantidades asombrosas del patrimonio público.

Se calcula que el robo en la ARS del Estado supera los 100 mil millones de pesos y todo parece indicar que las acciones del Ministerio Público al respecto son prácticamente nulas.

Sin embargo, vienen y pasan años y la recuperación del Yaque del Norte no pasa de una promesa incumplida, mientras perdura una grave amenaza en contra de la sociedad dominicana de no tener para el año 2030 agua dulce ni para tomar y mucho menos para bañarse.

El problema descansa en que este tipo de obra oficial se vuelve prácticamente imposible porque en la sociedad dominicana muy difícilmente este tipo de acciones se realizan sobre la base de un detalle que es vital para que tenga éxito y se trata de una buena planificación y donde todo termina contaminado con la corrupción y la politiquería.

En los actuales momentos el país atraviesa por una de sus peores crisis en términos de suministro de agua potable, lo cual es resultado de los altos niveles de contaminación de todos los recursos acuíferos como ríos superficiales y subterráneos, así como los lagos y arroyos de todo el territorio nacional.

La realidad es que la crisis que afecta a todos los servicios públicos del país tiene su explicación en el hecho de que las autoridades sufren del síndrome de la falta de planificación y su guía principal es la improvisación.

Resulta prácticamente imposible que los gobiernos dominicanos por un asunto cultural desarrollen planes estratégicos a cortos, medianos y largos plazos para evitar lo que ocurre ahora, no sólo con el Yaque del Norte, sino también con los demás recursos acuíferos del país.

Otro detalle importante con este tema es que sectores privados que generalmente son los que captan los recursos económicos para los fines indicados manejan la inversión que se impone de forma antojadiza y caprichosa.

La causa de la prácticamente muerte del Yaque del Norte es una combinación de la contaminación y del abandono de quienes tienen que velar por preservarlo, pero además que este importante recurso acuífero también ha sido impactado por la irresponsabilidad y la impunidad que promueve el propio Gobierno.

El problema del Yaque del Norte confronta serios obstáculos  que van desde lo ecológico hasta una grave amenaza a su biodiversidad, lo que pone en peligro a toda la comunidad que depende de él.

Asociaciones empresariales muy tradicionales de Santiago hablan de posibles soluciones, pero que las mismas si se ve el alcance del problema no parecen realmente viables.

Ya se ha comprobado que el problema del Yaque del Norte no se limita a Santiago, sino que se extiende desde el lugar de su nacimiento en el Parque Nacional Armando Bermúdez hasta su desembocadura en   Montecristi.

Hasta el momento muchos de los proyectos de saneamiento anunciados no han pasado de promesas incumplidas y lo cual es parte del gran problema nacional de que las autoridades carecen de planes reales para enfrentar el problema en cuestión.

Hay quienes estiman que la inversión  de la recuperación del Yaque del Norte supera los 30 mil millones de pesos, pero hay otros que consideran  que la suma es sumamente más alta.

A pesar de los supuestos avances de los sectores involucrados en la recuperación del Yaque del Norte mediante iniciativas, principalmente privadas, lo cierto es que  los logros al respecto son totalmente  nulos, cuyas actuales autoridades no han sido capaces de articular una buen programa de reforestación.

También se ha mencionó un programa municipal en Santiago orientado a la gestión de residuos sólidos con participación comunitaria, pero los resultados nunca llegan.

 Pese a los esfuerzos para el saneamiento del Yaque del Norte, el impacto sigue siendo limitado y la recuperación del mismo requiere un plan integral, coordinación y continuidad a largo plazo.

Por su parte, ex-funcionarios del sector agua, como Coraasan, consideran que las inversiones para el saneamiento del río han sido insuficientes frente a la magnitud del problema.

Explican que, aunque durante su los acuerdos de reforestación con el Plan Sierra, han dejado resultados muy precarios o pobres.

Plantearon que un saneamiento integral del Yaque del Norte requeriría una inversión bastante alta, cifra que nadie sabe de dónde va a salir.

Se habla que el Ministerio de Medio Ambiente, la EGHID, así como Coraasan han hecho inversiones en el Yaque del Norte que supuestamente supera los 17 mil millones de pesos, pero las mismas no se observan por ningún lado.

Entre las prioridades para salvar del Yaque del Norte se requiere un trabajo planificado y bien concebido de reforestación en la cuenta alta del rio y de programa de conservación y de igual modo de otro plan de educación ciudadana para evitar que ese recurso acuífero termine en las mismas condiciones en que se encuentra ahora.

En este plan el gobierno muy bien puede involucrar a las instituciones de intermediación financieras y organizaciones internacionales que no tendrán problemas en hacerlo, pero siempre y cuando se elabora un muy bien concebido proyecto para salvar la muerte total del Yaque del Norte.

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