Opinión
¡Gracias a la vida!
Published
3 años agoon
Por Narciso Isa Conde
¡GRACIAS A LA LUCHA POR DEFENDERLA!
“No es que estemos condenados a luchar, sino que luchamos porque queremos vivir”. La frase no es mía, sino de uno de mis maestros, Iñaki Gil de San Vicente, pero he decidido asumirla como propia. No es para menos.
A este encuentro solidario asisto con esa convicción y con la frente en alto, decidido como siempre a vencer desde la alegría que brota de nuestros ideales redentores, el dolor del recuerdo de los héroes y heroínas de la Patria y de nuestros seres queridos ya fallecidos; muy presente en los predios de esta UASD, fragua de una camada de luchadores y luchadoras de alto calibre.
Decidido no solo a recordarlos, sino a darle continuidad a su ejemplo de dignidad y decoro, y a su voluntad de hacer revolución.
De entrada opto por darle un cálido e intenso abrazo a nuestras autoridades universitarias y a todos y a todos los/as presentes. Un abrazote colectivo, fuera de todo protocolo…
Decía Gardel que 20 años no eran nada, pero 80 de vida y algo más de 60 luchando contra el imperio y sus súbditos, es alguito.
Creo que Gardel no se atrevería a contradecirme.
Ahora bien, al llegar a esta meta respetable, pendientes no pocos años más de combates, doy ¡GRACIAS A LA VIDA!, a pulmón lleno.
¡Gracias a la vida!
Gracias a la madre tierra, a mi madre y mi padre, a mi pueblo y a la humanidad.
A Lourdes Mercedes Contreras Pérez (Lulú), mi eterna compañera de lucha y amor, a mis hijos y sus compañeras, a nuestra dulce nietada, a mi hermano del alma, primos y sobrinos queridos; a mi familia toda, de la que he recibido a lo largo de estos años torrentes de solidaridad, cariño, amor y buenos augurios.
Gracias a mis camaradas y amigos/as, a todas las personas, organizaciones, sociedades y países solidarios que me protegieron, acogieron o acompañaron en tiempos muy difíciles.
Gracias a quienes permanecen en esa actitud.
Gracias a mis compañeros/as de estudio de medicina y profesionales de la salud que me brindaron -y me brindan- sus sabios consejos e invaluables atenciones.
Gracias a los/as intelectuales, comunicadores, religiosos, militares, familias, personas humildes, partidos hermanos (de aquí y del exterior), dirigentes políticos y sociales, que oportunamente me ayudaron a evadir los entramados criminales en diferentes ocasiones.
Gracias, en el presente y de cara al futuro, a quienes mantienen esa disposición y asumen esa generosa actitud.
Gracias a los movimientos sociales y al pueblo digno y trabajador que a cada paso, en cualquier esquina, lugar o espacio de la vida en sociedad, me brindan su cariño y expresan reconocimiento y respeto por las luchas libradas.
Gracias del alma por contribuir tanto a esta feliz, fructífera y satisfactoria existencia, que en estas condiciones me empeño en prolongar hasta el máximo posible.
Gracias por permitirme vencer los riegos y peligros durante 62 años de combate contra todo tipo de injusticias y opresión social y política.
A los 13 años adquirí conciencia antitrujillista. Antes de cumplir los 16 ingresé a la Universidad y abracé la Revolución Cubana (1959), y poco después los ideales socialistas.
A los 18 participé en mi primera iniciativa conspirativa-revolucionaria contra la Tiranía (1960), relacionada con el asesinato de las Mirabal y Rufino, seguida de otras más.
A los 20 ingresé a la militancia comunista y de ella no me he separado nunca.
La ruta posterior es conocida: sin pausas ni dobleces, sin arrepentimientos en la trayectoria escogida.
Siempre bien acompañado y rodeado de amor, cariño y solidaridad.
Siempre apelando al marxismo creador; renovando pensamiento y acción, practicando solidaridad sin límites y enriqueciendo sentimientos de amor.
Yo no soy yo. Soy un colectivo: soy Lulú, Asdrúbal, Silvano, Orlando, Amín, Narcisazo y muchos oros y otras.
Estoy marcado por el recuerdo de Minerva, Maria Teresa y Sina Cabral…por Manolo, la Expedición de Junio, Fidel, el Che y la Madre de Gorki.
Soy FRAGUA-UASD, 1J4-MPD-PCD, soy Abril 65, soy Loma Miranda y numerosos combates por liberación de nuestro pueblo y de la humanidad.
De las enseñanzas de José Martí se deriva que “Patria es Humanidad”.
La tierra donde se nace, se quiere con pasión.
La humanidad que la desborda, Nuestra América y el planeta, se aman y se defiende a cualquier precio.
Soy dominicano de pura cepa y jamás podría separarme de este lindo, alegre y cruelmente pisoteado terruño caribeño; pero asumo también la condición de ciudadano del mundo.
Soy un producto de una época y de un entorno familiar político y social maravilloso, que me ha catapultado a la lucha por el supremo ideal de una sociedad solidaria y un mundo sin fronteras.
Mi mérito es abrazar esos ideales y persistir en ellos sin claudicar y sin convertirlos en dogmas despojados de emociones y belleza; y a eso no renunciaré jamás.
Esa es mi fortuna, procurando transferirlas a las nuevas generaciones para ayudar a que se decidan -y creo que lo harán- a renovarla, recrearla y enriquecerla, para ponerle fin a este capitalismo putrefacto y decadente, y optar definitivamente por sembrar y cultivar socialismo, aquí y en todo el universo.
¡Gracias a la vida que me ha dado tanto!
Gracias a ustedes por dejarme entrar a sus corazones este día de tanta significación para mí, mi familia y mis camaradas.
Besos y abrazos.
(I)
Por Oscar López Reyes
Desde 1950, tres años a posteriori de su creación -1947- la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos comenzó a instrumentalizar a periodistas para manipular y moldear a la opinión pública mundial, en una abominable labor de zapa, en el cenit geopolítico de la Guerra Fría entre dos superpotencias imperiales. Su proyecto primigenio, y el más escalofriante, ha sido la encubierta Operación Mockingbird, mediante la cual se ocultaron y tergiversaron informaciones para influir a favor de los designios norteamericanos, y desde 2019 ejecuta a gran escala una campaña de reclutamiento para difundir noticias y entretenimiento en redes sociales y plataformas streaming.
En estos 78 años, la CIA ha invertido miles de millones de dólares en el enlistamiento de periodistas anti-éticos y anti-democráticos y en infiltración en medios de comunicación para divulgar programas propagandísticos, engendrando el descrédito y la desconfianza ciudadana, así como la animadversión de adversarios en guerras.
La operación Mockingbird, que inicialmente consistió en escuchas telefónicas periodísticas sin orden judicial, fue llevada a cabo por la CIA para identificar fuentes de filtraciones de datos de alta inteligencia. Principió grabando conversaciones privadas de Hanson Baldwin, reportero de seguridad nacional del New York Times, entre el 12 de marzo y el 15 de junio de 1963, desde el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Las grabaciones fueron por iniciativa del presidente de Estados Unidos, Jhon F. Kennedy, luego que se incomodara por un reportaje de primera plana publicado por Baldwin (ganador del Premio Pulitzer en 1943 por su cobertura de la Segunda Guerra Mundial) en la edición del 26 de julio de 1962 del New York Times en el que, amparado en una información clasificada, revelaba el número de misiles nucleares en el arsenal estadounidense. A su vez, comparaba esos depósitos atómicos de Estados Unidos con los de la Unión Soviética, y el afán de esta última superpotencia por resguardar sus emplazamientos de misiles balísticos intercontinentales.
A seguidas, la CIA también intervino los teléfonos residenciales de los columnistas Robert S. Allen y Paul Scott (The Allen-Scott Report, publicada en unos 300 periódicos), tras estos dar a conocer secretos clasificados de Estados Unidos. Más adelante, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) se incorporó a las averiguaciones y vigilancia para detectar quienes desde los organismos de inteligencia estaban infiltrando informaciones a la prensa. También produjo la intercepción telefónica a la periodista de Newsweek, Lloyd Nornam, y el secretario de Estado Dean Rusk presionó para que CBS News no difundiera un reportaje del periodista Daniel Schorr sobre el espectacular escape de ciudadanos de Alemania Oriental a través de un túnel bajo el Muro de Berlín.
Por intermedio del proyecto Mockingbird -según variadas fuentes- para divulgar propaganda proestadounidense y truquear a la opinión pública contra la influencia comunista, aceptaron ser asalariados de la CIA cientos de periodistas de The New York Times, The Washington Post, Newsweek, ABC, CBS, NBC, la revista Time, Louisville Courier Jounal, Copley News Service, la agencia internacional Reuters y otros medios de América Latina, Europa y otras regiones.
Los objetivos bien definidos de la contratación a sueldo de la red de periodistas, publicaciones, televisoras y emisoras tengo que segmentarlos en siete:
1.- Difundir relatos preescritos por la CIA, para tratar de cambiar la percepción global sobre situaciones y personas, siempre favorables a Estados Unidos.
2.- Controlar la política editorial de medios comunicativos, a través de altos ejecutivos y editores, en una novedosa interacción subrepticia gobierno-prensa.
3.- Ocultar informaciones perjudiciales o desfavorables a Estados Unidos, en una intromisión estatal sin precedentes.
4.- Inclinar la balanza para conveniencia estratégica de Estados Unidos en coberturas informativas, artículos de opinión, editoriales y otros géneros periodísticos.
5.- Contrarrestar la propaganda e influencia de la Unión Soviética, con mecanismos sofisticados de persuasión pública.
6.- Suministrar datos de inteligencia, en una típica tarea de espionaje.
7.- Detectar a agentes o empleados de organismos de inteligencia que confidencialmente suministraban informaciones a periodistas.
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El autor: Redactor principal del Código de Ética del Periodista Dominicano y autor exclusivo del libro “La Ética en el Periodismo. Los cinco factores que interactúan en la deontología profesional”.
Por Isaías Ramos
En el artículo anterior, “Cuando trabajar no alcanza”, mostramos lo esencial: en nuestro país hay trabajadores a tiempo completo que, aun cumpliendo con todo, no alcanzan el costo de la canasta básica. Hoy toca cerrar el círculo con una pregunta inevitable: si el Estado asegura que no tiene margen para indexar el ISR ni para acercar los salarios a la canasta, ¿cómo sí lo tiene para blindar exenciones y subsidios que ya rondan el medio billón de pesos al año?
La comparación es contundente: alrededor de RD$19 mil millones para cumplir la indexación —lo mínimo para que la inflación no se coma el salario por la vía del impuesto— frente a más de RD$500 mil millones en gasto tributario y subsidios no focalizados. Esa diferencia no es técnica; es moral. Es un impuesto silencioso al trabajo para sostener privilegios que casi nunca rinden cuentas.
No hablamos de milagros, sino de coherencia constitucional.
Primero derechos; después privilegios.
La indexación es justicia básica; que el salario cubra la canasta es dignidad mínima. Cuando eso no ocurre, todo lo demás se convierte en una transferencia regresiva: recursos públicos arriba y salarios de subsistencia abajo.
Lo vemos en historias como la de Marta, cajera en una tienda que abre seis días a la semana. Gana el salario mínimo del tramo superior y aun así no le alcanza para transporte, alimentos y educación básica de sus hijos. Todos conocemos una Marta. Su caso no es la excepción; es el reflejo de un modelo.
Reconocemos, sin ambigüedades, que ciertos sectores han traído inversión y empleo. Pero en un Estado Social y Democrático de Derecho, la prioridad no se discute: derechos primero, incentivos después. Si un sector recibe exenciones millonarias durante décadas, la contrapartida mínima es un salario mediano por encima de la canasta y una reducción verificable de la informalidad. Y si los beneficios se justifican por su aporte, ese aporte debe comprobarse con datos públicos.
Las preguntas son simples, y las respuestas deberían serlo también:
- ¿Cuál es su salario mediano y qué parte de la canasta cubre?
- ¿Cuál es su aporte fiscal neto, descontadas exenciones y transferencias?
- ¿Qué metas salariales y de formalización han cumplido —auditadas y con plazos—?
Si esas respuestas no existen, la falla no está en quien critica, sino en un modelo que evita mirarse al espejo.
Cuando miramos la región, el panorama se vuelve más claro y más crudo. Llevamos décadas creciendo alrededor de 5 % anual, más del doble del promedio latinoamericano. Sin embargo, datos del Banco Mundial muestran que menos de 2 % de los dominicanos ascendió de grupo de ingreso en una década, frente a un 41 % regional. Es una de las movilidades más bajas de América Latina: un motor económico de alta potencia montado sobre una carrocería social demasiado frágil.
A eso se suma un mercado laboral con alrededor de 55 % de informalidad, superando un promedio regional que ya bordea la mitad. Millones de personas trabajan sin contrato, sin protección y sin capacidad de negociación. Mientras tanto, el salario mínimo formal del sector privado no sectorizado —según el tamaño de la empresa— oscila hoy entre unos RD$16,000 en las microempresas y cerca de RD$28,000 en las grandes, y ni siquiera en su tramo superior alcanza el costo de la canasta familiar nacional, que ronda los RD$47,500, ni la canasta del quintil 1, situada en torno a RD$28,400. La mayoría de los trabajadores informales ni siquiera se acerca a esos montos.
Ahí está el nudo del modelo: un PIB que corre por delante del promedio regional, con salarios más bajos, más informalidad y menor movilidad que casi todos. Ahí es donde la retórica del “milagro” deja de coincidir con lo que millones viven cada día: jornadas largas, ingresos insuficientes y un crecimiento que no se traduce en dignidad.
Y, mientras tanto, la indexación —que solo evita que el impuesto castigue el salario— se presenta como inalcanzable. No lo es. Lo inalcanzable es pretender estabilidad congelando la protección del trabajador mientras se blindan privilegios que nadie revisa con lupa desde hace décadas. Eso no es estabilidad; es un subsidio a la precariedad.
La discusión no es “si hay dinero”, sino de dónde es justo que salga.
¿De quienes ya no pueden más, o de exenciones que llevan medio siglo sin evaluación seria?
¿De la nómina de la clase trabajadora, o de regímenes especiales convertidos en vacas sagradas?
En el Frente Cívico y Social entendemos que la guía es simple y está escrita en la Constitución. El artículo 62 establece, entre otras cosas, que es finalidad esencial del Estado fomentar el empleo digno y remunerado y, en su numeral 9, consagra el derecho a un salario justo y suficiente para vivir con dignidad. No es poesía; es mandato. Si el salario mediano de un sector no cubre la canasta, ese sector no cumple con la dignidad mínima. Y si además recibe exenciones, la obligación de rendir cuentas es aún mayor.
Y porque no hay dignidad sin desarrollo, no olvidemos lo esencial: salario digno es demanda interna, productividad futura y estabilidad social. Con sueldos de miseria no se construye un mercado interno robusto, no se fortalece el capital humano, no hay escalera de movilidad. Lo que se “ahorra” hoy en salarios bajos se paga mañana en menor crecimiento y mayor conflictividad.
En una frase: un país que se respeta no pone el privilegio por encima del salario, ni el incentivo por encima de la dignidad. Cuando la política honra esa jerarquía, la estadística deja de ser consuelo y se convierte en vida vivible.
Despierta RD
Opinión
La Corte Penal Internacional y los Tribunales Penales Internacionales (1 de 2)
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1 semana agoon
noviembre 26, 2025Por Rommel Santos Díaz
A diferencia de la Corte Penal Internacional, cuyo estatuto es el resultado de varios años de debates y de la Conferencia de Plenipotenciarios, los tribunales Ad –Hoc para la Ex Yugoslavia y Ruanda son la expresión de una respuesta a dos situaciones específicas caracterizadas por la comisión de atrocidades en el territorio de estos países.
Fue precisamente la gravedad de las circunstancias lo que obligó al Consejo de Seguridad a ejercer las atribuciones que le confiere el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas para crear las jurisdicciones penales Ad – Hoc para la Ex Yugoslavia ( Resolución 827 de 1993) y para Ruanda (Resolución 955 de 1994)
En estos casos, ambos tribunales tienen virtualmente estatutos idénticos y también compartieron algunas instituciones comunes, como por ejemplo el Fiscal, dado que a partir del 15 de septiembre del 2003, el Consejo de Seguridad designo a Hassan Bubacar Jallow como Fiscal del Tribunal Penal Internacional para Ruanda.
La Fiscal Carla Del Ponte ejerce su competencia exclusivamente en relación al Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia. Las características comunes entre ambos tribunales han tenido como consecuencia, al menos en el ámbito teórico, la economía y uniformidad en el ámbito fiscal hasta el año 2003 así como en el desarrollo de una línea jurisprudencial sólida y constante en el análisis de sus respectivos casos.
De esta forma la creación de dichos tribunales Ad-Hoc constituye un desarrollo sin precedentes a favor de la implementación de las normas sobre derechos humanos que a su vez ha favorecido una dinámica positiva en el proceso de creación de un sistema de justicia penal internacional que se concreta casi una década después con el inicio de las funciones de la Corte Penal Internacional.
Por su lado el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda fueron creados por resoluciones del Consejo de Seguridad en virtud de las cuales son considerados como órganos judiciales subsidiarios del mismo.
Se ha establecido que aun cuando fueron creados por el Consejo de Seguridad, el cual no es un órgano judicial, esto no afecta la validez del acto jurídico de creación puesto que ambos son el reflejo del ejercicio del mandato del principal órgano de las Naciones Unidas para mantener la seguridad y la paz internacional.
Esta línea de razonamiento concuerda con la establecida por la Corte Internacional de Justicia en su Opinión Consultiva sobre los efectos de las compensaciones concedidas por el tribunal administrativo de las Naciones Unidas de 1954.
Por tanto, mientras la Corte Penal Internacional es un tribunal internacional independiente, el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda son órganos judiciales subsidiarios del Consejo de Seguridad Conforme al Artículo 2 del Estatuto de Roma, la Corte Penal Internacional mantiene relaciones de cooperación con el sistema de de las Naciones Unidas, pero ello no afecta su independencia con respecto a dicha organización internacional.
