A propósito del discurso de rendición de cuentas del presidente Danilo Medina en la Asamblea Nacional, en el que habló de la necesidad de renegociar el contrato vigente con la empresa multinacional Barrick Gold, Leonel Fernández definió como digno lo planteado por el jefe de Estado al abordar la necesidad de mejorar los términos de lo pactado con la minera canadiense.
Las declaraciones de Leonel en este sentido nunca debieron producirse, porque es el responsable de que semejante engaño en contra de los dominicanos se produjera, cuyos ejecutivos de la Barrick Gold organizaron en el Canadá un reconocimiento al ex-mandatario por haberle regalado la República Dominicana.
Porque de eso se trata, de regalarle el país en razón de que esa mina de oro es uno de los patrimonios importantes, por no decir el más importante, que la naturaleza les ha regulado a los dominicanos, pero que Leonel se la ha entregado incondicionalmente a los propietarios de la Barrick Gold.
Ese Leonel Fernández que les ha dejado un legado tan oscuro e incierto a los dominicanos debía callarse la boca para siempre o sencillamente la propia gente inhabilitándolo a través de los tribunales competentes del país, porque mucha tela por donde cortar si tiene el descarado ex-mandatario.
Este hombre ha hecho una cultura de la inmoralidad y el descaro, enviando un mensaje equivocado a la sociedad, a las presentes y las futuras generaciones.
En lo que tiene que ver con el discurso de Medina, el mismo fue lo suficientemente digno para que los dominicanos lo acogieron con júbilo y algarabía, dado que no es común que un presidente de un país servicial y entreguista como la República Dominicana le hable en estos términos a una poderosa empresa multinacional.
El discurso estuvo a la altura de un jefe de Estado que promueve la dignidad del dominicano a pesar a que en el mismo debió establecerse responsabilidad sobre los que provocaron el déficit fiscal, cuyo principal artífice fue precisamente el descarado y sinvergüenza Leonel Fernández.
Definitivamente hay dos acciones del presidente Medina que lo ubican en un sitial especial y se trata de los casos de Bahía de las Águilas y el de la Barrick Gold, pero aún hay mucha incertidumbre sobre la cantidad de funcionarios cuestionables de la escuadra de Leonel Fernández que juegan un papel importante en el Gobierno.
Hasta que no haya una acción del presidente en contra de esos rufianes, depredadores del patrimonio público, habrá dudas e incertidumbre en los sectores más decentes de la sociedad dominicana.
Porque de no procederse en contra de esos ladrones de cuello blanco, entonces podría colegirse que lo decidido por el presidente en torno a Bahía de las Águilas y la Barrick Gold no es más que una consecuencia de la fuerte presión social en contra de semejante entreguismo de las autoridades nacionales y sobre todo de la legalización y la institucionalización del fraude.
Ojalá que el próximo paso de Danilo Medina sea excluir, sacar de su gobierno a todos y cada uno de los corruptos leonelistas que se han servido con la cuchara grande los recursos del Estado, avalado por un hombre que cree en la doble moral, la promoción y el saqueo de las arcas nacionales.