Por Elba García
Luego de la reunión del día de ayer sábado en la que fueron escogidos todos los pre-candidatos presidenciales a través de una propuesta del presidente Danilo Medina, la prensa interpreta que ello podría significar que la unidad se asoma en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) .
La decisión tomada por el Comité Central a unanimidad no puede servir para colegir que se aproxima la unidad interna del partido de Gobierno.
Antes de la reunión del Comité Central hubo quien se atrevió a sospechar que el grupo de Danilo le cerraría el paso a Leonel Fernández para que busque un nuevo período presidencial, lo cual hubiera sido un contrasentido porque no había como justificar una acción como esa.
Parece que el presidente ante la denuncia pública de la descabellada pretensiones de su grupo, decide despejar dudas y es él personalmente quien propone que los pre-candidatos sean aprobados en conjunto y no de forma individual como había sugerido Ramón Ventura Camejo. La propuesta del presidente incluía a Leonal Fernández, convirtiéndose la misma en una especie de negación de lo que había circulado de que se rechazaría la candidatura presidencial del presidente del PLD mediante la utilización de la mayoría mecánica del danilismo en el Comité Central.
Naturalmente la propuesta del presidente tiene una doble interpretación.
La primera podría decirse que lleva a pensar que el sector danilista ha decidido buscar la unidad interna para las elecciones del 2020, pero también habría que buscar la razón de la propuesta del mandatario a lo que se conoce en el país como un pie forzado.
El peso que tuvo la versión de que se utilizaría la mayoría mecánica del sector oficialista dentro de los organismos peledeístas se vio como una jugada ilegitima y poco inteligente, pero además anti-democrática.
Las dudas las despeja el propio presidente Medina, pero eso, de ninguna manera, implica que las aguas volvieron a su lugar en el partido oficial.
La confrontación sigue tan viva como siempre, porque se trata de un gran cúmulo de resentimientos y odios que no son fáciles de disolver.
Además, ya el grupo de Danilo y el de Leonel tienen profundas diferencias como corporaciones económicas que ambas son, cuyas fuentes de enriquecimiento ha sido el Estado, pero además con una incuestionable responsabilidad con la impunidad promovida durante los gobiernos del partido morado.
La salida del poder del danilismo empodera a los que se mueven en los alrededores de Leonel, los cuales acumularon fortunas a la sombra de una impunidad que ha dañado mucho al país.
Otra cosa que debe destacarse es que las diferencias personales entre ambos es porque Leonel entiende que ha sido traicionado por Danilo, pero el presidente piensa lo mismo ex-jefe de Estado.
Ambos grupos son despiadados y coinciden en que poco les importa lo que piense la gente, porque han logrado vender la corrupción administrativa como un mecanismo legítimo y hasta legal de hacer fortunas a través del Estado, cuya afirmación se desprende de las decisiones tomadas, sobre todo por la Suprema Corte de Justicia, cuando se ha tratado de juzgar a leonelistas y danilistas por apropiarse de lo que no es suyo.
Danilistas y leonelistas han demostrado que muy poco les importa la tranquilidad del país.
El segundo episodio de esta guerra de intereses, inquina y odio comienza luego de la reunión del Comité Central del PLD.
La división podría no tener mayor impacto evidente si el grupo oficialista cambia de estrategia a la luz de las derrotas sufridas frente a los leonelistas.
Ese cambio podría consistir en que Danilo decida trabajar por su propio futuro y buscar que sea habilitado para el 2024 con la ayuda de los leonelistas, lo cual advertiría que para ese período vendría otra situación difícil para el PLD y el país.
De cualquier modo no parece que aunque se produzca una negociación de ese tipo, Danilo volcaría los recursos públicos en favor de una posible candidatura presidencial de Leonel, total en el PLD los acuerdos importan muy poco.
No es descabellado pensar que el presidente propicie un apoyo encubierto a la oposición para evitar el retorno al poder de Leonel Fernández, fórmula que incluso contempló el ex-mandatario en el 2012 en contra de Danilo.
En realidad no es descartable un apoyo simulado a Leonel para buscar la llegada al poder de la oposición, sobre todo si se toma en cuenta que los aspirantes del danilismo no tienen pegada y su perfil parece ser más que nada para ser funcionarios aunque sea de primera categoría.
Además Danilo también entiende perfectamente que desde que surge un nuevo candidato presidencial o presidente peledeísta ahí mismo nace otro grupo que entra también a sumarse a esa lucha por el poder, por lo que si alguno de los aspirantes tuviera éxito la figura de Danilo pasaría a un segundo plano. Es decir que probablemente en el futuro podría estarse hablando ya no sólo de danilistas y leonelístas, sino también de gonzalistas o de cualquier otro que tenga éxito de los que buscan el poder en los actuales momentos.
Un buen espejo de esa realidad es lo que ha pasado en Colombia con el ex-presidente Álvaro Uribe, quien ha llevado al poder a varios de sus seguidores y luego se han convertido en sus enemigos políticos, pero en el país habría que agregarle, naturalmente, a esa posibilidad no sólo los intereses de grupos, sino también la herencia histórico cultural propia de nuestra nación que se fundamenta en el caudillismo, el machismo, el jefísmo, entre otros anti-valores. En la República Dominicana sobran los ejemplos a este respecto.
Todavía faltan muchos capítulos para conocer el final de esta película de intereses, odios, inquinas y deslealtades de los peledeístas, pero que sus consecuencias las recibe crudamente el pueblo dominicano.
«Todavía es muy temprano para ablandar habichuelas», dice una conocida expresión popular