La seguridad es una prioridad nacional, porque nadie pone en duda de que la delincuencia se apropió no sólo de la calle, sino de los espacios privados de la gente.
Podría decirse que Luís Abinader le ha dado una gran importancia en el marco de sus aspiraciones políticas a enfrentar este grave problema.
Sin embargo, el aspirante presidencial de la oposición ha perdido una arma que podría decirse poderosa y que le pudo haber servido mucho en la contienda electoral.
Nos referimos a Rudolph Giuliani, quien nadie deja de reconocer el éxito que tuvo cuando fue alcalde de Nueva York, que logró limpiar las calles de la gran urbe del crimen y la violencia que generaba, sobre todo, el narcotráfico.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que la realidad de Nueva York y la de la República Dominicana tienen grandes diferencias y la causa que genera el problema de la inseguridad ciudadana en ambos lados tiene razones incomparables.
En Nueva York la inseguridad ciudadana tuvo mucho que ver cuando prácticamente se generalizó el microtráfico y se volvió tan violento que cada día morían muchos jóvenes como consecuencia de la confrontación entre los grupos que mueven el negocio del bajo mundo.
En la gran manzana se contaba con una fuerza pública, aunque con cierto nivel de corrompimiento, con un presupuesto lo suficientemente necesario, no sólo para tener un policía bien pago, sino también para dotarlo de las herramientas que demandan estos tiempos para combatir el crimen.
Sin embargo, en la República Dominicana la inseguridad tiene serias raíces socio-económicas, cuya principal causa es la exclusión social y la pobreza, lo cual difiere de la ciudad de Nueva York.
De cualquier modo, la experiencia acumulada por Rudolph Giuliani podría ser muy útil para el país, pero los resultados no podrán ser buenos si la inseguridad no se combate con una amplia inversión social y la construcción de una nueva policía nacional, por lo que de otra manera muy difícilmente se puedan lograr los resultados tenidos en la ciudad de Nueva York.
Pero después del lío en que está metido Giuliani con el caso del proceso de destitución de Donald Trump por las presiones ilegales en contra del presidente de Ucrania, no parece aconsejable que el aspirante presidencial Luís Abinader apoye su plan de seguridad en este personaje.
Lo mejor es que saque de su esquema de combate a la inseguridad en la República Dominicana a un hombre que sería blanco de ataques del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y de otros sectores de la vida nacional.
Esto así, porque si fue capaz de incurrir en una ilegalidad frente al gobierno de Ucrania, qué no podría hacer en la República Dominicana, donde todo se puede, pero que al final se convierte en una razón más que suficiente para lesionar la poca institucionalidad con que cuenta el país y en consecuencia dañar más la democracia.
Hablar de Rudolph Giuliani en la República Dominicana es como recurrir a una fruta prohibida como la probada en la historia bíblica por Adán y Eva.