Opinión
La situación general del país finalizando el 2013
Published
11 años agoon
Por Narciso Isa Conde
La situación general del país al finalizar el 2013, indisolublemente vinculada a la multi-crisis del sistema capitalista mundial se caracteriza por:
Un incremento del endeudamiento público hasta llegar al tope de la irresponsabilidad: representa más del 50% del presupuesto, una carga de un 40% y un volumen equivalente a la mitad del PBI.
Por demás, el déficit fiscal sigue gravitando y el gobierno amenaza con nuevas cargas tributarias y otras variantes de su voracidad fiscal.
La carestía sigue creciendo. La insoportable precarización del salario está generando nuevas demandas de aumentos de sueldos y salarios.
Es muy grave el deterioro de los servicios de salud y onerosas las consecuencias del incremento de su privatización.
Las cargas de los subsidios es ya insostenibles y los apagones y el encarecimiento del servicio eléctrico se tornan dramáticos.
La violencia de género está desbordada. Igual el racismo.
La inversión en educación está empantanada. El empobrecimiento material de seres humanos y naturaleza es bestial.
El caos urbano es terrible.
Las amenazas sobre los recursos naturales y el medio ambiente, por la subordinación de gobierno y Estado a la impronta destructiva de las corporaciones minero-energéticas…resultan ominosas.
Y las tendencias económica-sociales en el 2014 y en el 2015 pintan peores.
Otras señales de la declinación del nuevo gobierno
La prolongación de una impunidad irritante en medio de sucesivas expresiones de la podredumbre estatal, especialmente de la claque peledeísta, incrementa la indignación de la gente. Los escándalos se suceden uno tras otros y el presidente ni se inmuta…
Es evidente la potenciación de el estado de inseguridad ciudadana y fracaso estrepitoso del nuevo plan anunciado con bombos…
Resalta ya el incumplimiento significativo de lo prometido en muchas comunidades y sectores y retorno progresivo a las prácticas y a las políticas de la administración leonelistas…
Entramos ya a un periodo de creciente y multifacética efervescencia social con iniciales tintes políticos y tendencias a los estallidos sociales…Se aprecia a la vez un incremento progresivo de la represión oficial y de la criminalización de las protestas…
Comenzó el desgaste de la popularidad de Danilo Medina y la pérdida de efectividad de los recursos de imagen y mercadología política instrumentados por su equipo…
Es muy notorio el entrampamiento del gobierno en temas como Loma Miranda, Barrick Gold, Bahía de la Águilas, Antena Latina, las concesiones de cuotas ministeriales y garantías de impunidad para conspicuas figuras de la corrupción y el crimen morado, tanto a nivel civil como militar…Claras señales de detención o mediatización del manejo inicial empleado para ganar aplausos.
En las últimas semanas se ha producido el deslizamiento de toda la cúpula peledeista, la cúpula empresarial y gran parte de las elites eclesiales, hacia el racismo anti-haitiano y hacia la sobre-explotación clasista: abriéndole cancha institucional y política al neo-fascismo y a la extrema derecha económica; pagando el presidente de turno el mayor costo político nacional e internacional por ese giro…
Es un hecho la consolidación del paso de la dictadura bipartidista a la unipartidista, montada sobre un endurecimiento de la dictadura de clase local y transnacional. Está más clara la configuración de la dictadura política morada a partir de la cooptación total de lo que queda del PRSC y su matrícula, de la compra y secuestro de la matricula oficial del PRD y del entrampamiento de la facción mayoritaria de Hipólito, Abinader y demás.
Es más que evidente la invalidez crónica que afecta a esa parte mayoritaria del PRD para recuperar su matrícula secuestrada por el oficialismo y para confrontar con éxito en ese terreno con una línea de masas. Exhibe grandes limitaciones esenciales y trabas para crear algo diferente con pegada y hacerle oposición de calles a esta dictadura institucionalizada, a cuyos mecanismos decisorios sigue recurriendo de manera ya ridículas en medio de nuevas subdivisiones…
Configuración del tipo de dictadura
En fin, la dictadura morada ha pasado a ser una dictadura compartida por las dos facciones del PLD y transada periódicamente en su Comité Político; sin que esto implique el cierre de la competencia entre los principales bandos en pugna, ni el bloqueo permanente a las convergencias por conveniencias mutuas y razones corporativas (no es como sucede en el PRD: guerra a muerte entre ambas parte).
En esa situación el danilismo luce imposibilitado tanto de romper como de desplazar el leonelismo; menos aun optando, como lo está haciendo, por competir con él por espacios propios de la derecha y la extrema derecha. En ese plano lo acontecido ahora con el tema dominico-haitiano es muy elocuente.
El descrédito de Leonel es brutal, al punto que no logra remontar el 12% en las encuestas. Es posible que eso lo haya conducido a montarse y potenciar más aun la onda racista y el patrioterismo antihaitiano de su facción y fuerzas aliadas, arrastrando de paso al danilismo. Sin dudas, ese tema tiene mucha fuerza en esta sociedad y eso explica su intención de repuntar por esa vía. Pero de todas maneras su techo será bajo, aunque pueda crecer algo.
Danilo Medina en lo adelante va a descrecer con riego de desplomarse por esa ruta. Porque administrar el modelo neoliberal, sus paquetazos pasados y por venir, la impunidad, el narco-estado delincuente y la dependencia -en medio de la multi-crisis global del capitalismo (la cual se seguirá agudizándose y expandiéndose)- no conduce ni siquiera a desplegar un periodo de gobierno regularcito, sino malo y camino a peor. Las ventajas comparativas iniciales respecto a la desastrosa administración anterior, tienden a esfumarse paso a paso.
Al momento en que el aire inicial que le aportó Danilo Medina a este régimen podrido se evapore, la dictadura clasista y la dictadura política morada se van a endurecer y con ello también a deslegitimarse y debilitarse sensiblemente; mucho más si contribuimos a que emerja una fuerte oposición de calle, que ya comienza a gestarse, producto del crecimiento de la indignación y la movilización de sectores populares y sectores medios de la sociedad acompañada de propuestas emplazadoras y claramente alternativas a la dictadura institucionalizada y las esencias de modelo neoliberal que coloquen en el centro la necesidad de una Constituyente Popular y Soberana.
Por Elba García Hernández
En los últimos días del presente año 2024 he tenido la obligación y el deber de defender derechos fundamentales ante el Tribunal Superior Administrativo y he podido comprobar lo mal que está el país en materia de justicia.
Los abusos de poder se observan en esta jurisdicción de Derecho Administrativo en cualquiera de las salas que conocen las litis que se presentan entre la administración y los administrados.
Es penoso ver como los abogados repiten como papagayos los mismos argumentos en los diferentes casos que en esta instancia se conocen. Pero peor aún el nivel de los jueces que manejan los casos.
En esta jurisdicción hay un nivel de razonabilidad que sonroja a cualquier profesional del derecho, pero las cosas se complican cuando se examinan las sentencias que emiten los juzgadores de una jurisdicción que está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional.
Es tanto así, que muchos de los jueces están más interesados en penalizar a las partes sobre la base de disposiciones arbitrarias e ilegales de comisionar un alguacil de estrado para que haga nuevas notificaciones y cobrarles a los litigantes por ese concepto hasta 20 mil pesos cuando se trata de conflictos legales que provienen del interior del país.
Cualquiera se forja la impresión de que existe una sociedad para hacer dinero mediante las notificaciones entre los alguaciles de estrados y los magistrados que presiden salas en el Tribunal Superior Administrativo.
Lo preocupante de este asunto es que cuando no se satisface el deseo del juez o del alguacil de estrado, ese disgusto se refleja en la sentencia que emite el tribunal.
Otro detalle importante de lo mal que se manejan algunas salas del Tribunal Superior Administrativo es que se agarran de cualquier detalle insignificante para justificar una sentencia en contra del que no se acoge a la comisión de un alguacil para fines de nueva notificación.
Impresiona, además, el poco nivel de razonabilidad de los que participan de las audiencias que se celebraran en el Tribunal Superior Administrativo.
En realidad, parece un juego de niños, lo cual desmiente los supuestos avances en Derecho Administrativo, porque la verdad es que lo ocurre en esta jurisdicción de la justicia deja mucho que desear.
Por José Cabral
El panorama que se observa en el país lleva a cualquier persona, por optimista que sea, a sentir que todo se derrumba y que nada tiene solución. No hay un solo estamento estatal que indique que el país transita por un buen camino.
Esto así, porque si al azar se escoge cualquier instancia, pública o privada, fácilmente se llega a la conclusión de que prácticamente todo está perdido. Son prácticamente nulos los referentes que indican que en el futuro se alcanzaría una mejor nación.
El principal fracaso de la sociedad dominicana tiene que ver con el fiasco que representa el Ministerio Público y la judicatura nacional, donde uno apoya la ilegalidad del otro. Es un asunto para mantenerse seriamente preocupado.
En realidad, no se sabe cuál si el fiscal o juez anda peor, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que ambos transitan por un camino que solo garantiza el abismo de la nación.
En el país no hay proceso penal que termine de buena manera, pero tanto el Ministerio Público como los jueces recurren permanentemente a decisiones al margen de las leyes que les sirven de sustento.
El Ministerio Público sólo parece ser bueno para manejar casos de importancia mediática, mientras que los jueces se han especialistas en emitir sentencias al margen de las normas y de los derechos, deberes y principios fundamentales.
Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el país, ya que tribunales como el Superior Administrativo, donde el administrado busca liberarse de los abusos de la administración, tiene un nivel similar al de un juzgado de paz. Sus jueces carecen de razonabilidad y muchas veces hasta de sentido común.
En el sistema de justicia nacional se produce una verdadera negación de derechos, pero el hecho de que los jueces no puedan ser procesados por muchos de los casos que fallan, ya que hasta las acciones de amparo no pueden ser interpuestas en contra de los tribunales nacionales, habla claro de la trampa en que está envuelto el ciudadano.
Es decir, que, aunque existe la querella disciplinaria, la recusación e incluso la prevaricación, es una batalla como aquella siempre citada entre el huevo y la piedra, porque la complicidad se extiende de un lado a otro sin excluir a prácticamente la totalidad de los actores del sistema de justicia.
Adentrarse en el comportamiento de la justicia y del Ministerio Público es una razón determinante para frustrarse o resentirse, aunque, naturalmente, este mal debe combatirse con herramientas que tal vez algún día surtan efecto.
Por Nelson Encarnación
Algunas personas han llegado a afirmar que el juego de béisbol no es un deporte, sino un pasatiempo que sirve de entretenimiento a toda la familia, la que puede tener un importante consumo mientras transcurre un partido de nueve entradas, por lo general lento.
Sin embargo, somos más los que sostenemos lo contrario, no porque seamos fanáticos o seguidores, sino porque una contienda en la que medie la aplicación de estrategias no puede ser un simple pasatiempo.
Las estrategias son fundamentales en el juego de pelota, sin las cuales el resultado no puede ser el esperado, aunque no siempre estas funcionen. Como en toda actividad humana, inclusive en la guerra.
Hechas estas disquisiciones, pasamos a no entender qué ha provocado el impresionante descalabro, el resbalón sin final que ha abatido a los Leones del Escogido.
No se explica que un equipo que en los primeros 20 juegos del presente campeonato obtuvo quince victorias, haya caído a un abismo, tan profundo que, al día de hoy, está en la peligrosa ruta de quedar fuera de la siguiente ronda.
Es como estar con respiración asistida, mantenerse vivo gracias a la buena fortaleza física que se acumuló—15 victorias contra 5 derrotas—, pero no suficiente como para rebasar de manera exitosa un estado comatoso.
¿Qué hará la gerencia del equipo capitalino para tratar de revertir la ruta hacia el fondo? No preveo una opción, sobre todo, al recordar lo declarado hace un par de años por uno de los dueños del “Duro de matar”.
¿Qué dijo ese ejecutivo? Que al equipo le es económicamente más rentable quedar fuera en la serie regular que pasar a las siguientes. Algo así o algo peor, según recuerdo.
Cuando leí aquello tuve que remontarme a los pleitos con mi difunto padre—liceísta furibundo—que no asimilaba derrota frente al “eterno rival”, y yo, como escogidista, le daba la cuerda, corriendo riesgo de unos correazos por irreverente. De este tamaño ha sido mi escogidismo.
¿Hay escasez de cartera en la gerencia del equipo rojo? No lo creo. ¿Falta estrategia para la ofensiva? Lo creo un poco. ¿Cayó por un barranco irrecuperable el pitcheo de los Leones? Me quedo con esta.
Frente al despeñadero actual, los rojos no tenemos muchas esperanzas. Y por favor, no echemos la culpa al mánager Pujols.