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La vida cuando falta todo (El Nueva York Chiquito)

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SANTO DOMINGO. -Las Latas y Las Lechugas, en el sector La Barquita de Santo Domingo existen para recoger todos los retos del presente y futuro que enfrenta la República Dominicana. Desnutrición y desempleo. Analfabetismo y hacinamiento. Déficit habitacional y microtráfico. Niños y adultos indocumentados. Basura y contaminación. Ancianos abandonados con los nietos a su cargo. Absentismo escolar… ¿Cómo se vive, qué se piensa del mañana cuando se carece de todo?Esta es la vida, un día cualquiera, en estos barrios, que pueden ser referencia de la realidad de casi un millón de dominicanos en la pobreza más severa.

En una estrecha vivienda de unos 25 metros cuadrados, levantada de hojas de cinc y con piso rústico semidestruido, reside María Feliz Ferreira, de 49 años, su esposo Carlos Feliz Vargas y sus cinco hijos, a poco más de 100 metros de distancia del río Ozama.

 

 

En total, María tiene siete hijos que le han sobrevivido y ninguno posee acta de nacimiento. Los dos mayores, de 25 y 23 años, ya no viven con ella. Tres de los menores, de 8, 12 y 15 años, aún están en primero de básica en una escuelita de una vecina, la que les enseña a leer y escribir.

La que está adelantada en los estudios, en comparación con sus hermanos, es una adolescente de 15, quien abandonó la escuela en quinto grado, por falta de documentos de identidad personal y porque quedó embarazada recientemente. El retoño del hogar tiene siete meses.

A María cuatro niños se le murieron pequeños: Unas gemelas fallecieron a los dos días de nacer. Otra niña se le murió de dos años porque, según la madre, comía tierra, y una bebé, de cuatro meses, también falleció porque casi no evacuaba.

La adolescente de 15 años se llama Dahiana. Es muy delgada y tiene el cuerpo de una niña de 12. Carlos, de 8, y José, de 12años, también son muy flacos y sus barrigas sobresalen a sus contexturas físicas. Todos regularmente están descalzos, los varones solo con pantalones largos pequeños para su edad y rotos por el uso.

Dahiana dejó recientemente los estudios porque se cansa con facilidad y le duele mucho la cabeza cuando se esfuerza, debido a que es falcémica y tiene soplo en el corazón.Como tratamiento debe tomar complejo B y ácido fólico con las tres principales comidas del día. Regularmente en este hogar no hay dinero para el desayuno y tampoco para la cena. Cuando es así, Dahiana solo toma la medicina en hora de almuerzo.

A María se le han tomado los datos en varias ocasiones para ser incluida en el programa de Solidaridad, pero indica que no ha tenido la suerte de ser beneficiada con la ayuda.

Un millón de indigentes… y la desigualdad no mengua

Esta familia, con toda la desdicha que puede acarrear la pobreza extrema, forma parte de casi el millón de personas, 10.4% del total de la población, que vive en total indigencia, según la nueva cifra dada a conocer recientemente por el Gobierno en coordinación con organismos internacionales.

La pobreza extrema en el país en 2011- con los datos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BM-BID)- es de 9.1% y los pobres en general, 33%; con los de la de CEPAL, es de 15.1% y 43.6%, mientras que con el nuevo método de medición presentado por el Ministerio de Economía a final de julio de este año, la incidencia se sitúa en 10.4% y 40.8%, respectivamente.

El porcentaje del 40.8 por ciento representa casi cuatro millones de personas del total de la población, cuantificada en 9, 445,281. Tienen serias dificultades para cubrirse sus necesidades básicas de alimentación, salud y educación.

El país ha tenido importantes avances desde el 2006 en la reducción de los niveles de pobreza y así muestran los números anteriores al compararse con los del segundo semestre de 2004, cuando se registró un 15.8% de pobreza extrema y 49.8 por ciento la general.

Sin embargo, continúan iguales o más altos que los dados a conocer en el 2002, de 9.5% de indigentes y 33.2% de pobres en general, un año antes de la crisis bancaria que empeoró la calidad de vida de los más desposeídos y sumió en ese estado a 1.5 millones más de dominicanos.

Así el panorama, los compromisos asumidos por el país en la Declaración del Milenio, en el año 2000, junto a otras 147 naciones, para disminuir a la mitad la cantidad de personas en condiciones infrahumanas para el 2015, no serán cumplidos, a pesar de ser República Dominicana uno de los países del área con mayor crecimiento económico de América Latina y del Caribe en los últimos ocho años.

La economía dominicana creció en el 2011, 4.5%; en el 2010 7.8%; en el 2009, 3.5% y en el 2008, 5.3%. En el 2007 el Banco Central informó que por «tercer año consecutivo» se exhibió un crecimiento sólido de 8.7%.

«Para el 2015 se proyectó una tasa de pobreza extrema de 7.4%, superior a la meta de los ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio) de 5.4%, que sería la equivalente a la mitad de la tasa del año 1992», indica en su informe de 2010 el Programa de las Naciones Unidas (PNUD) sobre República Dominicana.

El Gobierno refiere que la meta podría cumplirse en el 2020 con la aplicación del Plan Estratégico de Desarrollo que busca aplicar hasta 2030.

El PNUD sostiene, asimismo, en su Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2011, que el país aumentó su índice en el mejoramiento de la calidad de vida de sus ciudadanos, de 0.686 a 0.689 entre 2010 y 2011, por lo que figura entre las naciones con IDH medio. No obstante, explica que cuando se ajusta ese avance en materia de desigualdad pierde nueve posiciones por las inequidades de ingreso y educación.

Foco de contaminación en La Barquita

Las 1,120 familias que habitan los barrios Las Latas y Las Lechugas a la orilla del río Ozama, las zonas más vulnerables del sector La Barquita, entre el municipio Norte y Este de la provincia Santo Domingo, viven permanentemente rodeadas de cañadas con aguas residuales que fluyen por los frentes o por otro lado muy próximo a sus viviendas.

En todo el sector, incluyendo el barrio Puerto Rico, contiguo a La Barquita y con las mismas condiciones de insalubridad, riesgo a enfermedades y a inundaciones cuando llueve por más de 24 horas, hay un total de 3,510 familias, según el último censo de la Asociación Tú Mujer, de febrero de este año.

Muchos hogares no poseen baños, por lo que los excrementos son descargados directamente al río y las cargas de los que cuentan con séptico, también van a parar al acuífero a través de cortas tuberías

Algunos residentes optan por quemar los desechos sólidos, con la idea de que así se contamina menos el ambiente; otros los colocan en espacios a orillas del río.

Estela Cueva, de 65 años de edad, quien junto a sus tres hijos vivía a menos de 10 metros del Ozama y en casas individuales, se vio obligada a mudarse un poco más distante, pero aún muy cerca del río, porque las tres casas fueron arrastradas en la tormenta Noé en noviembre de 2007.

Cueva, quien llegó a Las Lechugas desde Barahona hace 18 años, expuso con la mayor naturalidad a Diariolibre.com que no posee baño y que lanzan las heces directamente al Ozama, porque, arguye, no es posible hacer séptico en esa zona, debido a que a la menor profundidad de una excavación se halla parte del río.

A quien no viva en esos barrios, por seguridad, se le aconseja no penetrar, a menos que sea en compañía de un residente, por el nivel de delincuentes que allí se esconden: los estrechos callejones impiden el acceso de vehículos a menos que sean motocicletas.

Adultos desempleados y adolescentes ociosos

En las Latas y Las Lechugas y en todo el sector de La Barquita el desempleo parece ser la principal plaga que origina infortunio a las familias, la mayoría sin ningún tipo de instrucción y en peores casos, analfabetas.

Como Carlos Feliz Vargas, el esposo de María, la mayoría de los adultos no tienen empleo fijo y sobreviven de lo que le pueda deparar el día a día. Su hijastro, José Manuel, de 23 años, también es chiripero. Trabajaba en Medio Ambiente desyerbando, pero fue cancelado.

Feliz Vargas «se la busca» vendiendo aluminio y con lo que produce con ese «oficio» sobrevive su familia, más 500 pesos que cobra María a una vecina por el cuidado de una niña de dos años.

Sinencio Vásquez, esposo de Sonia Hernández, otra residente en Las Lechugas, mantiene su familia botando basura en un triciclo. Residen en el sector desde hace once años. Tienen un niño de 2 años de edad, quien, al igual que su madre, tampoco está declarado.

La familia se ayuda en los gastos con una tarjeta del programa Solidaridad por la cual recibe RD$700 en comida y el bonogás (dos galones de gas propano mensualmente). Sonia tiene 38 años y está aprendiendo a leer.

Geancarlo Cuevas, de 22 años de edad, es desempleado, pero por lo menos concluyó el bachiller. El joven también trabajaba en Medio Ambiente, limpiando las malezas y las hierbas, pero fue suspendido hace unos meses.Todos engrosan la lista del 57% de la ocupación inestable e insegura que hay en el país. Los más jóvenes integran el grupo del 34% de desempleados con edades entre 15 a 24 años, revelada por el Ministerio de Trabajo en noviembre de 2011.

El joven Jefrey Martínez, de 16 años, se pasa el día «de aquí para allá» y viceversa. Abandonó los estudios en cuarto de primaria hace dos años, después de que la nota que lo promovía de curso fue arrastrada por el agua que inundó la vivienda donde reside con sus padres.


Dice que su progenitor, que trabajaba como seguridad en una discoteca, está ahora mismo desempleado. Su madre se desempeña como cocinera en la Maternidad de Los Mina.

El caso de Jefrey alimenta la problemática de la alta deserción escolar en el país que ronda el 50% en liceos y otros centros de educación media, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en julio de 2011.

También, en su informe sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el PNUD destaca los logros de República Dominicana en cobertura y matriculación en la enseñanza de primaria, por encima del 90% y una tasa de alfabetización de 96.9%, en personas de entre 15 y 24 años, pero aclara que «estos logros se ven matizados por la deserción escolar y por baja calidad de la enseñanza».

Michael Brito, de 13 años, es otro adolescente que muestra la situación juvenil en Las Latas y Las Lechugas; según su abuela Catalina Brito, aún no sabe leer.

La madre de Michael lo abandonó y su padre es carretero y no colabora en su manutención. Catalina, de 80 años, comparte su casa, ubicada en una altura en Las Latas que impide que se inunde, también con su hijo Bernardo Brito, quien no es el padre de Michael.

Bernardo ocupa una división de la vivienda y para subsistir carga galones de agua de 18.9 litros, por 10 y 15 pesos a sus vecinos. Tiene 40 años y sufre de fuertes dolores en la cabeza y en el estómago, malestares que atribuye a las muchas horas sin desayunar.

En todo el sector de La Barquita solo existe la Escuela Básica Margarita Naseau, con capacidad para 301 estudiantes. También funciona una escuela laboral y para recreación de los jóvenes solo una pequeña cancha.

La vida de Catalina

Catalina posee como mobiliario un viejo sofá y una silla plástica. También una cama donde duerme con su nieto. Como se hace en otros hogares del sector, Catalina cuece sus alimentos con leña y carbón, con un fogón hecho de barro y tierra. María, la de la primera historia posee un anafe de hoja de lata.

Con su enclenque figura, Catalina explica con gestos manuales que lo único que le han indicado los médicos para curar una severa anemia que tiene es «comer» y tomar mucha leche, pero a esa sugerencia de los expertos de la medicina responde: «Imagínate tú, leche es que no hay»

«Ayer -agrega- me acosté yo sin comer. Amanecí nerviosa».

Cuando se le pregunta si el padre del adolescente no la ayuda económicamente… se ríe burlonamente.

«Me maté mi vida. Yo tuve nueve muchachos y esos nueve muchachos fue trabajando en casa de familia como una loca para hacer este rancho porque esto lo compré yo. Nada más hay dos (hijas) que cuando tienen me dan».

Afirma que compró la vivienda en RD$40 poco después del ciclón David, en 1979. Las dos hijas que la ayudan, le llevan una compra semanal que, afirma, solo le dura tres días.

La vida de Francisca Rosario

Doña Francisca Rosario tiene 48 años de edad y vive a unos 50 metros del río, con su esposo José Antonio Fenelón y sus tres hijos adolescentes, el más pequeño de 14 años. A pesar de las dificultades económicas de la familia, sus vástagos han podido adelantar en los estudios y están en los niveles que le corresponde a su edad. Los tres están en bachiller.

Fenelón conduce un bote de Medio Ambiente por el que recibe entre seis y siete mil pesos mensuales. Como sus vecinos, han aprendido a vivir con el desasosiego, después de 20 años residiendo en Las Lechugas. Dicen que nunca se ha muerto alguien por ahogamiento, a pesar de sus cercanías al río, porque siempre están muy atentos al dormir con «un ojo abierto y otro cerrado».

Francisca asegura conocer bien el río, lo que le ha permitido saber con anticipación cuando crecerá. Si así ocurre se alojan con todos sus ajuares donde amigos y familiares y evitan a toda costa ir a refugios habilitados por el gobierno.

«Se pasa mucho trabajo en un refugio» y agrega que hay muchos que han contraído enfermedades en esos centros. Dice que aunque algunas familias han sido beneficiadas con viviendas después de permanecer meses alojadas en algún lugar del gobierno, la mayoría tiene que retornar a sus antiguos ranchos.

«Yo pienso que nosotros tenemos que poner de nuestra parte para salir de aquí», sentencia. El último informe del PNUD sitúa el déficit habitacional en República Dominicana en 1,096,000 viviendas.

El esfuerzo de Francia

Francia Moquete, coordinadora general de la Organización Tu Mujer, tiene casi 25 años viviendo en La Barquita, los primeros de ellos en Las Lechugas. Cuenta que su primera niña falleció de vómito y diarrea a los dos años de edad, igual que decenas de otros bebés del sector, en la década de los 90, por la contaminación y mal nutrición.

Recuerda que semanalmente fallecían de tres a cinco niños y que ella y las demás familias atribuían las muertes a las brujas.

Moquete da validez a los reportes que indican que la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años por enfermedades fácilmente prevenibles disminuyó durante el período 1988-2007 casi un 40%, según los datos de la Encuesta Nacional Demográfica y de Salud (ENDESA). La mortalidad por cada 1,000 niños nacidos vivos pasó de 59.5 (1988) a 36 en 2007, lo que significó una caída de 39.5%, refiere.

En julio de este 2012, la Sociedad Dominicana de Pediatría la situó en un 26.9%, mientras que el informe de los ODM en el 2010, para el período 2005-2009, era de 28 menores de un año por cada mil nacidos vivos.

Aún con la tendencia a la baja, «la proporción de niños y niñas menores de 5 años que mueren por causas evitables en el país continúa en un nivel muy superior al promedio de la región», que es de 23 por cada 1,000 nacidos, indica el PNUD.

Prevé que para el 2015 la tasa de mortalidad infantil se reduciría a 24.2 por mil, «lo que significa que no se lograría la meta ODM establecida, de 21.7». Otro informe, el del Estado de la Población Mundial, ofrecido en 2011, ubica la tasa de mortalidad infantil en 31.9 por cada mil

Moquete, quien tiene 39 años de edad y llegó a La Barquita desde Dajabón, explica que a pesar de la situación de extrema pobreza y contaminación que aún persisten e ese sector, ahora hay más conciencia entre sus habitantes, lo que ha reducido los decesos de menores.

«Ahora es un paraíso», dice. Antes los residentes de La Barquita vivían con la basura esparcida y descompuesta por los callejones, y por lo menos ahora la empacan en fundas plásticas, aunque la lanzan al río o la queman, que admite todavía está mal.

Como otras personas entrevistadas, se lamenta que en Medio Ambiente no haya continuado Jaime David Fernández Mirabal, quien tenía un programa de retirar los desechos de Las Latas y Las Lechugas en los botes que posee esa institución gubernamental.

Con un equipo de 30 promotoras, Tú Mujer trabaja diariamente, visitando casa por casa todas las familias del barrio para orientarla en materia de salud y educación.

Moquete fue reclutada y preparada, como las demás promotoras, cuando cursaba el quinto curso de primaria. En este año se gradúa de psicóloga clínica, junto a sus hijos Ramón Antonio, de 23 años, y Juniar Ninoska Hernández, de 22, quienes recibirán los títulos de Ingeniería Industrial y Sistemas, respectivamente.

A principio de mes, mientras Francia y otras promotoras revisaban las fichas de los trabajos que realizan en Tú Mujer, se percataron de que en todo el sector ya hay 68 jóvenes que están en bachiller y 37 estudian en la universidad, lo que fue motivo de regocijo y satisfacción para ellas, porque varios años atrás no había un solo en estudios superiores. El total de habitantes en todo el sector de La Barquita es de 5,327 personas.

En plena zona urbana

La descripción de las condiciones de vida de la mayoría de los residentes en este sector, en plena zona urbana, muestra la verdadera injusticia social que existe en el país y que aleja, sobremanera, a gran parte de la población de una vida plena y saludable.

Habrá que preguntarse qué tan tétrico puede ser en las zonas rurales pertenecientes a las regiones identificadas como las más pobres, que son las regiones El Valle (Elías Piña y San Juan de la Maguana), Enriquillo (provincias Independencia, Bahoruco, Barahona y Pedernales) y el Noroeste (Dajabón Montecristi, Santiago Rodríguez y Valverde), según el Ministerio de Economía, y que quedaría para un próximo trabajo.
Fuente:Diario Libre

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Reportajes

FMI prevé que la economía de RD progrese un 5,5 % este año

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REDACCIÓN.- El Fondo Monetario Internacional  prevé que la recuperación económica en Latinoamérica se fortalezca este año hasta alcanzar un crecimiento del 2 %, por encima del 1,3 % registrado en 2017, según la actualización de sus perspectivas económicas anunciadas hoy.

En su nuevo reajuste de sus pronósticos mundiales, el Fondo elevó las previsiones de crecimiento de Latinoamérica para 2018 en una décima respecto de enero, hasta el 2 %, en gran medida por el impulso de Brasil, que aumentó sus previsiones del 1,9 % al 2,3 %.

“Hemos visto una recuperación generalizada en gasto e inversión en Brasil, especialmente si nos remontamos al 2016, cuando la economía estaba contraída. Hay un retorno al crecimiento positivo, y el bajo nivel de inflación ahí también ayudó a bajar las tasas de interés”, explicó hoy el economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld, en la presentación del informe de perspectivas globales.

Así, el organismo atribuye al “mayor consumo y crecimiento en inversión privada” el aumento de sus estimaciones para Brasil, que verá crecer su economía en un 2,3 % en 2018 y en un 2,5 % en 2019, datos revisados ambos al alza en cuatro décimas respecto a la anterior actualización de hace tres meses.

El sólido crecimiento de México, que se mantiene en el 2,3 % para este año, y la subida de los pronósticos para las economías de Chile (del 3 % al 3,4 %) y Ecuador (del 2,2 % al 2,5 %) han contribuido también a que el FMI incremente sus proyecciones para la región.

El Fondo destacó que la economía de México se beneficiará este año de la revisión al alza del crecimiento de Estados Unidos, que ha visto su proyección aumentada en dos décimas hasta el 2,9 % en 2018.

En este sentido, el director adjunto del Departamento de Investigación del FMI, Gian Maria Milesi-Ferretti, aseguró en rueda de prensa que la reforma fiscal aprobada en diciembre por el Congreso estadounidense tendrá un “efecto positivo” en la economía mexicana.

No obstante, advirtió de la gran importancia que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TCLAN), ahora en su séptima ronda, tiene para México, cuyas exportaciones mayoritariamente van destinadas a EE.UU.

“Esperamos que el contexto para alcanzar un acuerdo TCLAN sigan mejorando. Poner barreras a la integración (comercial) tendría un impacto muy negativo”, señaló Milesi-Ferretti.

El FMI apuntó en su análisis que “continua la recuperación gradual del crecimiento en Latinoamérica y el Caribe, una región severamente afectada por la caída de los precios de las materias primas entre 2014 y 2016”.

Después de aumentar el 1,3 % en 2017, el Fondo espera que el crecimiento de Latinoamérica se acelere progresivamente del 2 % en 2018 al 2,8 % en 2019, según esta última actualización.

Las cifras de la región, sin embargo, vienen lastradas por la profunda crisis económica que vive Venezuela, con una contracción estimada del 15 % para este año y del 6 % para 2019.

De hecho, el FMI prevé que la inflación en Venezuela ronde el 14.000 por ciento en 2018, alimentada por la pérdida de confianza en la moneda nacional, una situación acrecentada por el colapso en la producción de petróleo y su exportación.

Además, algunos países de la zona han visto reducidas sus expectativas de desarrollo para 2018 con respecto a las últimas perspectivas anunciadas en enero, entre ellos Argentina, que pasa del 2,5 % a 2 %, Colombia (del 3 % al 2,7 %) y Perú (del 4 % al 3,7 %).

La economía argentina, que creció un 2,9 % en 2017, moderará sus progresión en 2018 hasta el 2 % debido “al efecto de la caída de la producción agrícola, así como al ajuste fiscal y monetario necesario para mejorar la sostenibilidad de las finanzas públicas y reducir la alta inflación” del país, señala el informe de Perspectivas Económicas Mundiales del FMI.

En Centroamérica y en la zona caribeña, se espera que Panamá siga creciendo a ritmos superiores al 5 por ciento, concretamente al 5,6 % en 2018 y al 5,8 % en 2019, y que la economía de la República Dominicana progrese un 5,5 % este año y un 5 % el próximo.

En el documento divulgado hoy por la institución dirigida por Christine Lagarde, el Fondo sitúa el crecimiento mundial en un más que saludable 3,9 % tanto para 2018 como para 2019, porcentajes que coincidieron con la última revisión presentada en enero.

La publicación del informe coincide con la asamblea de primavera del FMI y el Banco Mundial (BM), que se celebra esta semana en Washington y a la que están convocados los ministros de Economía y gobernadores de bancos centrales de la mayoría de sus 189 países miembros.

El giro hacia el proteccionismo y el creciente riesgo de guerra comercial entre EE.UU. y China marcarán este encuentro, cuyos líderes han lamentado que esta pugna eclipse el buen momento económico global, con crecimiento generalizado en todo el mundo.

“Que las principales economías estén coqueteando con la guerra comercial en un momento de expansión económica generalizada puede parecer paradójico, especialmente cuando la expansión depende tanto de la inversión y el comercio”, dijo Obstfeld.

El evento será también escenario de una cumbre ministerial del G20, que engloba a las principales economías avanzadas y emergentes, y que este año está presidido por Argentina.

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Periodismo Interpretativo

Los altos niveles de la espiritualidad se constituyen en un dique de contención de la vocación delincuencial.

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Por Elba García

La sociedad dominicana es amenazada por una descomposición social y ético moral que pone en peligro su integridad  en todos los aspectos, principalmente porque el Estado no está en capacidad de preconizar y promover valores, sino anti-valores.

La posibilidad de contrarrestar en mayor medida el fenómeno de la descomposición social y moral descansa, principalmente, en el Estado porque cuenta con las herramientas para imponer un régimen de consecuencia y de hacer la inversión económica requerida para crear las oportunidades de empleos y disminuir la desigualdad, lo cual ataca una de las razones que más genera, por ejemplo, la delincuencia, como lo es la exclusión social.

Sin embargo, frente a la incapacidad del Estado para diseñar políticas públicas que priorice la inversión social, el papel protagónico para enfrentar el fenómeno recae en las organizaciones que trabajan y conectan con la gente, sobre todo en las comunidades más carenciadas del país, donde tiene nacimiento la vocación delincuencial.

El trabajo, por ejemplo, de las iglesias, tanto católica como protestante, juega un papel decisivo en muchos jóvenes para no caer en las garras de las bandas o de la vocación de una conducta al margen de la ley, porque proporcionan fortaleza espiritual que sin dudas se convierte en un dique de contención para impedir que entre a sus vidas  una inclinación delincuencial.

Está más que demostrado que aquellas comunidades donde hay una mayor  integración a las  labores de las iglesias, sobresale una conducta apegada al respeto de la ley y de mejor convivencia social, donde ésta juega un papel  importante en la formación que se adquiere a través de estas instancias.

La iglesia católica acaba de comprobar en un estudio que la Sierra es uno de los lugares donde menos delincuencia se produce, pero todo el mundo sabe que esos pueblos tienen un fuerte apegamiento a valores cristianos desde los tiempos coloniales, pese a que los niveles de pobreza y analfabetismo son muy altos, aunque no tan críticos como los de otras zonas del territorio nacional.

Sin embargo, otra razón para que tal vez la delincuencia no haya impactado tanto a los pueblos de la Sierra se debe a las remesas que reciben del exterior, principalmente de los Estados Unidos, lo cual se convierte en una válvula de escape para que no se desarrollo la vocación delincuencial.

Pero la revelación al respecto confirma que se hace más que necesario que el trabajo de las iglesias vaya más allá de los templos y toque el corazón de aquellos jóvenes excluidos y golpeados por el desempleo y el hambre y que en consecuencia no escojan el camino equivocado.

La mejor dosis que pueden recibir los jóvenes desorientados y con el solo camino de la delincuencia, el tráfico y consumo de drogas es la espiritual, la cual necesariamente tiene que estar  revestida de un componente profundamente humano.

Esta sería una respuesta que siempre será necesaria y vital para el mejoramiento social, pero hará falta la refundación del Estado que para el restablecimiento de valores también cuente con la fuerza institucional pública y de ese modo incorporar otros elementos importantes como los medios de comunicación y el sistema educativo nacional, a fin de que el esfuerzo sea tan integral como el mal que nos aqueja.

Se impone una gran jornada nacional, pueblos por pueblos, para trabajar por una transformación total de aquel que ve la vida sólo desde la perspectiva del dinero, pero que ojalá se puedan incorporarse recursos a través del Estado para además crear empleos y mejorar las condiciones de vida de la gente.

Sólo de esa manera podría producirse  una verdadera transformación social y convertir a la República Dominicana en una sociedad más habitable y humana, donde la delincuencia y la degeneración sea un fenómeno aislado y no general como pasa actualmente.

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Periodismo Interpretativo

Será la frontera la excepción en corrupción en la República Dominicana?

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Por Elba García

La emigración haitiana, con implicaciones socio-económicas como prácticamente todas en el mundo de hoy, continuará aunque el Gobierno haya anunciado una serie de medidas en la frontera para evitar la entrada ilegal desde el vecino país.

La llegada masiva de haitianos ha creado una verdadera alarma nacional, sobre todo porque en opinión de muchos esta inmigración implica un aumento de la delincuencia y la promoción de una serie de enfermedades que son consustanciales a la pobreza y que afectan a pueblos como el haitiano.

El presidente de la República anunció un aumento de los militares que vigilan la zona fronteriza e incluso la medida habla de la incorporación de drones para monitoreal al haitiano hambriento que tiene como norte establecerse en el país.

La migración haitiana tiene un componente que forma parte de una cultura como la corrupción, ya que la entrada de éstos está determinada porque hay de por medio el pago de un peaje a los responsables de vigilar la frontera.

El hecho de que haya un elemento prácticamente cultural en el pueblo dominicano que motiva esa inmigración haitiana, permite colegir que es un problema no tan fácil, aunque no imposible, de detener.

Lo primero que habría que analizar es si el presidente de la República Dominicana, licenciado Danilo Medina, tiene moral para exigirles a sus subalternos lo que él y su Gobierno no pueden dar.

La pregunta que se impone es si podrán los militares de la frontera parar el cobro del peaje a los haitianos ilegales si quien se lo pide anda en lo mismo en otras instancias de la administración pública?

Realmente tiene moral un presidente involucrado en el caso Odebrecht y en otros escándalos para pedir que la frontera y los encargados de vigilarla sean éticos y decentes?

Podría el Gobierno pedir un cambio en la actitud de los militares que cuidan la frontera, mientras el presidente nombra como cónsul a un traficante con haitianos ilegales?

Se trata de un mensaje dual, porque con palabras se expresa preocupación por el fenómeno, pero con los hechos se promueve.

Es una doble moral que su fin no será otro que el fracaso.

El otro elemento es que la inmigración, incluida la haitiana, está motivada en el hambre y la pobreza y no hay muro que la detenga, no importa que sea físico, institucional o de cualquier otra índole.

Mientras los funcionarios hacen fiesta con los recursos públicos, los militares de la frontera harán lo mismo para permitir la entrada no sólo de haitianos ilegales, sino de todo lo demás, como drogas y el contrabando de mercancías.

Que nadie se llame a engaños con las palabras huecas del presidente Danilo Medina, experto en la simulación y la mentira.

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