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“Las sillas”, teatro del absurdo para sacar conclusiones propias

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La obra parte de la segunda temporada de teatro Banreservas que se presentan en el Teatro Nacional y en el Centro Cultural de esa entidad bancaria

Santo Domingo, RD.-El teatro del absurdo, sino lo es, debe ser el más difícil de hacer. Los involucrados, desde el dramaturgo o dramaturga, el director o directora, hasta el elenco de actores, sin olvidarnos de los técnicos, no la tiene fácil a la hora de ser representado.

Quienes se enfrascan en este tipo de proyectos deben convencer al auditorio de que lo que cuentan no corresponde a ninguna verdad. Que todo es subjetivo.

Recientemente asistimos a la puesta en escena de la obra “Las sillas”, como parte de la segunda temporada de teatro Banreservas que se presentan en la sala Ravelo del Teatro Nacional y en el Centro Cultural de esa entidad bancaria y la sensación fue la de estar en un mundo paralelo, triste, desolado y confuso.

El dramaturgo Eugène Lonesco no se las ha puesto cómoda a quienes han montado sus textos en los teatros del mundo. Vamos a circunscribirnos a “Las sillas”, cuyo argumento central nos presenta a dos ancianos que se inventan una reunión a la que supuestamente han invitado a importantes personalidades para hacerles un gran anuncio, con quienes aparentemente conversan, pero el público sólo ve a los dos actores rodeados de muchas sillas vacías.

“Las sillas” nos enfrenta a lo decadente de nuestras vidas. Es el espejo de una falsa realidad a la que muchos no nos queremos enfrentar, pero que nos golpea fuerte, sobre todo, en las postrimerías de nuestras vidas: la soledad.

Y de verdad que no es fácil, como texto, como montaje, representar con situaciones absurdas, hilarantes y patéticas, dramas existenciales como el que se cuenta en esta obra.

En este trabajo, la apreciación de cada quien, el valor artístico y de contenido que se le pueda sacar al mensaje es puramente personal. Un texto como ése no está recomendado para entendimientos básicos. Inclusive, el hecho de no conectar con el metamensaje, también es válido.

La pieza es también una apología a lo aspiracional. A la intención de haber merecido cosas mejores, de no conformarnos con menos. Sólo que Lonesco, en su compleja inteligencia, no nos sirve el plato de modo convencional, procura obtener del espectador el análisis y las conclusiones más variopintas y, quizás, ahí, en la aparente simpleza, radica la grandeza de su obra.

Cuadro Dramático

Camilo Landestoy, fundador de la compañía independiente, Cuadro Dramático, junto a Johanna González, como protagonistas de la obra en cuestión, con la actuación especial de Miguel Lendor y dirigidos por Indiana Brito, se las juegan todas.

El manejo que dan a un texto cuya mayor fortaleza es la palabra implícita, para obtener del público una reacción contraria a lo que se cuenta o presenta y lograr ese objetivo, tiene un valor incuestionable, pero a la vez, un riesgo mucho mayor. No todo el mundo está preparado para ello.

Indiana Brito vuelve a lucirse como directora de vanguardia. Cómo logra entre sus actores ese poder que tienen quienes asumen retos parecidos, de comunicar, de transmitir, así sea con mensajes distorsionados, como es el caso, unos sentimientos de desolación y abandono tales, es una verdadera proeza.

De entrada, el ambiente decadente, caótico y minimalista, con unas paredes corroídas por el tiempo o el descuido y la ausencia total de elementos fastuosos en su decorado, provocan angustia, quizás cierta “penita”.

Las luces ayudan. El matiz lúgubre, desaliñado, empobrecido de los tonos grises diseñados por Ernesto López y esa escenografía como un laberinto, creación de Ángela Bernal, que tanto la directora como los actores supieron aprovechar en sus movimientos, en sus entradas y salidas, completaron el trabajo.

En conclusión, “Las sillas”, como montaje y como texto, no es ni buena, ni mala. Es teatro alternativo para pensar. Es una opción poco empleada para, desde el arte, denunciar cuestiones sociales, proyectar situaciones humanas que están a la vista de todos, pero que en el teatro del absurdo se presentan de modo supuesto, para que nosotros, los espectadores, seamos los únicos jueces.

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De Teatro

“Luz Rabiosa”, Hony Estrella, o el grito ahogado de los cinco sentidos

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Santo Domingo, R.D.-“Por más que me encuentre un tesoro en las Fuentes del Nilo, quiero bailar un slow with you tonight, tonight. Y aunque seas la Monna Lisa o la Venus de Milo, quiero bailar un slow with you tonight…”. Slowly, fragmento. Luis Eduardo Aute suena, pausado, elocuente e intermitente, en un “spanglish” perfecto, durante los 65 minutos que dura la obra “Luz Rabiosa”.

Por momentos sirve de apoyo a una Hony Estrella que, nueva vez, asume un protagónico teatral en el que debe enfrentarse a un público que siempre espera lo máximo de ella.

Son varios personajes los que interpreta, valiéndose de poquísimos elementos: su cuerpo, su voz, sus movimientos; una manta, unos lentes, una gorra, una Tablet.

Unas veces lo logra, otras veces, no tanto. La obra es una metáfora a los cinco sentidos, donde los personajes, interpretados por la propia actriz y por circunstancias personales o sociales, se hacen llamar por cada uno de ellos: Oreja, Nariz, Mano, Lengua y Ojo (o sea, oído, olor, tacto, gusto y vista).

El metamensaje radica en el drama que cada personaje expresa.

El equipo conformado por Hony Estrella, como la actriz principal; Manuel Chapuseax, como el director; Canek Denis, el productor y actor acompañante; Priscilla Velásquez, autora y Chantal Soler, como invitada especial, se enfocó en resaltar los dramas, frustraciones y, por qué no, las esperanzas de mujeres atemporales, cuyas heridas son sanadas por medio a sus propias resiliencias y el ejercicio de fortalecer sus emociones blandas cada día.

La teatralidad de “Luz Rabiosa” es modesta. Su iluminación es tenue. La escenografía es minimalista y las emociones provocadas son un péndulo entre la tristeza, la alegría y la reflexión.

La actriz Hony es disciplinada, no nos cabe duda. Es poseedora de un talento y un carisma indiscutibles.

Como actriz ha dado la talla, no sólo en el cine, también en el teatro, adonde acude cada vez con más frecuencia.

Con aciertos y desaciertos, se va forjando un camino sin estridencias, sin ruidos, a pesar de su condición de figura pública y mediática, embarcándose en producciones de contenido serio, como esta “Luz Rabiosa”, que vuelve a la Sala Ravelo del Teatro Nacional, del 19 al 22 de diciembre de este 2024.

Quizás pudiéramos colegir que hay técnicas de actuación que aún no logra alcanzar; pero nadie, absolutamente nadie, puede denostar su valentía, su performance y comprometido.

Sobre todo, que en esta pieza da vida a seis personajes con edades, etnias y rasgos distintos. Muchas veces los ortodoxos se escandalizan cuando personas populares (televisión, música, inclusive política o deportes) van al teatro.

A priori, los descalifican. Es cierto, que muchas veces estas figuras no aportan mucho a la escena, pero en el caso de Hony, cuya trayectoria cuenta piezas tan “serias” como “Weekend en Bahía”, que le mereció una nominación como Mejor Actriz en premios Soberano; “A 2.50 el Cuba libre”, “Magnolias de acero”, “Pórtate bien”, “Bodas de sangre”, “Mariposas de acero”, por sólo citar algunas, se percibe a una artista en todo el sentido de la palabra, consciente de que los riesgos se asumen en el campo de batalla, en este caso, encima del escenario.

En “Luz Rabiosa”, una y otra vez nos recuerdan, como un mantra, como un mandato, como una oración, que “la magia, si dura mucho, no es magia”.

Esperemos que la admiración que el público siente por Hony, no sea magia y que ella, como la artista capaz de salir a flote en cualquier disciplina, siga considerando que lo más importante para permanecer en el gusto de los demás, es entregar respeto y calidad en todo lo que se hace.

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De Teatro

La obra clásica “Sueño de una noche de verano” llega transformada en ballet al Teatro Nacional

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Santo Domingo, R.D.-Este diciembre, la obra clásica de William Shakespeare, “Sueño de una noche de verano” revive en el escenario del Teatro Nacional Eduardo Brito bajo una versión en ballet, producida y coreografiada por Alina Abreu.

Los días 6, 7 y 8 de diciembre, la Sala Carlos Piantini será el escenario de esta producción que une danza, música sinfónica y una atmósfera llena de magia y mitología.

La versión de Abreu se inspira en los intrincados enredos amorosos y fantásticos de la obra de Shakespeare, que, tras más de cuatro siglos, sigue cautivando al público. Esta adaptación en ballet transforma un bosque encantado de Grecia en un escenario donde hadas, mortales y seres mitológicos cruzan sus destinos bajo el influjo de una flor mágica. En esta mágica noche, los personajes experimentan amores erráticos, hechizos y travesuras que reflejan la dualidad entre los mundos de la realidad y la fantasía.

Además, contará con la participación especial de la soprano Paola González, quien aportará un toque lírico a esta velada artística como solista y directora coral.

La escenografía estará a cargo de Fidel López, mientras que Magaly Rodríguez diseñará los exquisitos vestuarios y Paula Ferry dirigirá la parte teatral de esta producción integral.

Las entradas están disponibles en CCN Servicios, Uepa Tickets, Supermercados Nacional y Jumbo. Los precios son RD$2,795 para platea y RD$2,240 para balcón.

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De Teatro

‘Dominus Land: un paraíso incierto’, llega al Teatro Nacional

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Esta obra de teatro estará presentándose del 23 y 24 de este mes de noviembre

El mundo surrealista de Dominus Land llega al escenario de la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional el 23 y 24 de este mes de noviembre, en una obra para toda la familia que busca concienciar a la sociedad ante la vorágine de las redes sociales.

Bajo la producción ejecutiva de Omayra Álvarez, presidente de Juventud Con Una Misión Santo Domingo (JUCUM-SD), Dominus Land, escrita por la destacada actriz y coreógrafa Eva Piccini, plantea un llamado de atención a los padres y madres de cara a sus hijos.

«Para mí, la obra es ese grito de alerta ante lo que estamos viviendo, que es muy obvio, donde las nuevas generaciones están sumergidas en la tecnología y las redes sociales produciendo personas con falta de afecto y sin ningún apego emocional a sus padres», expresó Eva Piccini, quien también es la guionista y una de las coreógrafas de la obra.

Omayra Álvarez, quien además encarna a «Sabina» aseguró a su vez que en Dominus Land se enfatiza la necesidad de mantener la familia como el órgano central de la sociedad.

«Si la familia se sana la sociedad se sana. Es tiempo de unir esfuerzos para juntos volver a nuestra esencia y formar a nuestros hijos en principios y valores para aportar hombres y mujeres de bien, teniendo siempre a Dios como el centro de cada familia», dijo Álvarez.

Dominus Land se desarrolla en un universo incierto y absurdo bajo el régimen de «Asclepio Doupoulus», quien separa de manera cruel a los hijos de sus padres y obliga a estos últimos a servir como cirqueros. Un pequeño grupo intenta rebelarse, buscando la reunificación familiar y el retorno al poder del «Maestro Sapienta» con su pacificador rollo.

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