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Les escupen, les gritan, los atacan: los chinoestadounidenses temen por su seguridad
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5 años agoon
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LA REDACCIÓNElla intentó mantener su distancia, pero, cuando el semáforo cambió, tuvo que esperar junto a él en el cruce peatonal. Podía percibir cómo la miraba fijamente. Y entonces, repentinamente, sintió la saliva del hombre cayendo en su rostro y su suéter favorito.
Impactada, Zhu, quien tiene 26 años y se mudó a Estados Unidos de China hace cinco años, corrió el resto del trayecto para llegar al gimnasio. Encontró una esquina donde nadie la podía ver y lloró en silencio.
“Esa persona no se veía rara ni enojada ni nada, ¿saben?”, dijo sobre quien la atormentó. “Solo se veía como una persona normal”.
A medida que el coronavirus pone de cabeza la vida en Estados Unidos, los chinoestadounidenses enfrentan una doble amenaza. No solo están lidiando como todos los demás con cómo evitar el virus, sino que también luchan con el creciente racismo en forma de ataques verbales y físicos. Otros estadounidenses de origen asiático —con familias de Corea, Vietnam, Filipinas, Birmania y otros lugares— enfrentan también las amenazas al ser agrupados con los chinoestadounidenses por una intolerancia que no reconoce la diferencia.
En entrevistas durante la semana pasada, más de una veintena de asiáticoestadounidenses en todo el país dijeron que tenían miedo de ir al supermercado, de viajar solos en el metro o en autobús, de dejar a sus hijos jugar afuera. Muchos comentaron que les han gritado en público, pues ha surgido un espasmo repentino de odio que recuerda a lo que enfrentaron los estadounidenses musulmanes después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
No obstante, a diferencia de 2001, cuando el entonces presidente George W. Bush exhortó a la tolerancia hacia los estadounidenses musulmanes, en esta ocasión el presidente Donald Trump usa un lenguaje que los asiáticoestadounidenses afirman que incita los ataques racistas.
Trump y sus aliados republicanos insisten en llamar al coronavirus el “virus chino”, lo que contraviene los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud respecto a no usar ubicaciones geográficas para nombrar enfermedades, dado que hacerlo ha traído repercusiones en el pasado.
Trump dijo a reporteros el martes que llamaba al virus “chino” para combatir la campaña de desinformación orquestada por funcionarios de Pekín que afirmaban que el Ejército de Estados Unidos era la fuente del brote. Desestimó la preocupación de que su lenguaje pudiera tener efectos.
“Si siguen usando esos términos, los niños los van a aprender”, señaló Tony Du, un epidemiólogo en el condado de Howard, en Maryland, que teme por su hijo, Larry, de 8 años. “Van a apodar ‘virus chino’ a mi hijo de 8 años. Eso es grave”.
Du dijo que publicó en Facebook que “este es el día más oscuro en mis más de veinte años de vivir en Estados Unidos”, en referencia a la insistencia de Trump en usar el término.
Aunque no hay datos duros todavía, investigadores y grupos de activistas a favor de los asiáticoestadounidenses indican que ha habido un aumento repentino en los ataques verbales y físicos reportados a periódicos y líneas de ayuda.
La Universidad Estatal de San Francisco descubrió un incremento del 50 por ciento en el número de artículos informativos relacionados con el coronavirus y la discriminación contra los asiáticos entre el 9 de febrero y el 7 de marzo. El investigador principal, Russell Jeung, profesor de estudios asiáticoestadounidenses, dijo que las cifras representaban solo “la punta del iceberg” porque es probable que solo los casos más escandalosos sean reportados por los medios.
Jeung ha colaborado en la creación de un sitio web en seis idiomas asiáticos para reunir experiencias de primera mano; se han reportado alrededor de 150 casos en el sitio desde que se puso en línea el jueves pasado.
Nadie es inmune a ser atacado. Edward Chew, director del departamento de urgencias de un gran hospital en Manhattan, está al frente del combate contra el coronavirus. Dijo que, durante las semanas pasadas, se ha dado cuenta de que las personas intentan cubrir su nariz y boca con sus camisetas cuando están cerca de él.
En su tiempo libre, Chew ha estado comprando equipo de protección, como gafas y viseras protectoras, para su personal por si se terminan en el hospital donde trabaja. Dijo que la noche del miércoles en Home Depot, con su carrito lleno de viseras protectoras, mascarillas y monos de la marca Tyvek, fue acosado por tres hombres de veintitantos años, quienes después lo siguieron hasta el estacionamiento.
“He escuchado de otros asiáticos que han sido atacados por esto, pero cuando experimentas personalmente el ser ridiculizado, realmente lo sientes”, dijo al día siguiente.
Los ataques también se han vuelto físicos.
En el valle de San Fernando, en California, un adolescente asiáticoestadounidense de 16 años fue atacado en la escuela por bravucones que lo acusaron de tener coronavirus. Fue enviado a la sala de urgencias para revisar si había sufrido una conmoción cerebral.
En la ciudad de Nueva York, una mujer que portaba un cubrebocas fue pateada y golpeada en una estación del metro en Manhattan, y un hombre en Queens fue seguido hasta una parada de autobús, en donde le gritaron y lo golpearon en la cabeza frente a su hijo de 10 años.
Las personas se han apresurado a tomar medidas para protegerse. Un hombre creó un grupo de Facebook para organizar un sistema de compañeros para asiáticos en Nueva York que tienen miedo de tomar el metro solos. Los propietarios de las armerías en el área de Washington D. C. dijeron que han visto un aumento repentino en el número de chinoestadounidenses que están comprando armas por primera vez.
En Engage Armament en Rockville, Maryland, la mayoría de los compradores de armas en las primeras dos semanas de marzo fueron chinoestadounidenses o chinos, según el dueño, Andy Raymond.
Más de una quinta parte de los residentes de Rockville son de origen asiático, y Raymond dice que los compradores con ascendencia coreana y vietnamita no eran inusuales. Sin embargo, Raymond señala que está asombrado por la cantidad de clientes chinos —en particular, poseedores de green cards provenientes de China continental— que comenzaron a acudir hace unas semanas, un grupo que antes era poco común que comprara en su tienda.
“Llegaban sin parar, es algo que nunca había visto”, dijo.
Du intenta mantener la esperanza. Pasa sus fines de semana capacitándose para convertirse en voluntario de los trabajadores médicos de urgencias de Maryland. Forma parte de un grupo de científicos chinoestadounidenses que organizaron una cuenta de GoFundMe con el fin de recaudar dinero para equipo de protección para los trabajadores de los hospitales en el área. En tres días, recolectaron más de 55.000 dólares, casi todo a través de pequeñas donaciones.
No obstante, dijo que tenía miedo del caos que se podría desatar si la cifra de muertos en Estados Unidos se eleva de manera significativa.
Los asiáticos nacidos en Estados Unidos experimentan una sensación repentina de ser observados que es tan incómoda como desconocida.
“Es una mirada de desprecio”, dijo Chil Kong, un director de teatro coreanoestadounidense en Maryland. “Es como si preguntaran: ‘¿Cómo te atreves a existir en mi mundo? Eres un recordatorio de esta enfermedad y no perteneces a mi mundo’”.
Agregó: “Es especialmente difícil cuando creces aquí y esperas que este mundo también sea tuyo. Pero ya no vivimos en ese mundo. Ese mundo ya no existe”.
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Más de 300 palestinos han muerto en el norte de Gaza tras ocho días de incursión israelí
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13 mins agoon
octubre 13, 2024Las autoridades del enclave denunciaron que en el norte de la franja, donde aún quedan unos 400,000 gazatíes, se ha producido «una ola de asesinatos sistemáticos y un asedio total contra civiles, especialmente niños y mujeres», que afecta a las zonas de Yabalia, Beit Lahia y Beit Hanoun.
Para el Gobierno de Gaza la operación forma parte de un «plan de desplazamiento» de la población del norte, así como un «claro crimen de exterminio» que afecta, especialmente, al campamento de refugiados de Yabalia, donde hay unas 200,000 personas.
Solo este domingo al menos cinco palestinos murieron allí por un bombardeo israelí en la parte oeste del campamento, informó la agencia palestina de noticias Wafa. La agencia denunció también que el Ejército utiliza robots explosivos que han dejado numerosas víctimas y desatado incendios en varios edificios.
«La ocupación (israelí) busca erradicar, quemar y destruir todos los sectores vitales» de Yabalia, dijo el Gobierno gazatí en su comunicado.
Por su parte Basem Naim, miembro del buró político de Hamás, denunció este domingo que estas masacres diarias contra el norte de la Franja buscan desplazar a la población al sur con el fin de «implementar el plan de los ‘generales’, que aboga por desplazar a la población para el reasentamiento (de israelíes) en la zona».
«Todos, políticos, profesionales de los medios de comunicación y activistas, deben ejercer toda la presión posible y concienciar al resto para detener esta masacre y los esfuerzos ilegales de reasentamiento», añadió Naim en un comunicado.
En el norte de la Franja las autoridades denuncian que al menos 70 cuerpos continúan tirados en las calles sin que los equipos de emergencias de la Defensa Civil puedan acceder a ellos debido a los constantes ataques.
Además, los principales hospitales de la zona siguen militarmente asediados y al borde del colapso, en especial el Kamal Adwan en Beit Lahia, donde la oficina humanitaria de Naciones Unidas (OCHA) no pudo acceder el sábado para suministrar artículos de primera necesidad y combustible por tercer día consecutivo.
Los centros sufren la falta de combustible para mantener en funcionamiento los generadores que producen electricidad, necesaria para tratar a cientos de pacientes, especialmente a aquellos en unidades de cuidados intensivos.
Desde que Israel lanzó su ofensiva contra Gaza hace un año, más de 42,200 personas han muerto y otras 98,400 han sido heridas, mientras que las autoridades estiman que más de 10,000 cadáveres continúan entre los escombros del devastado enclave. EFE
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Israel encara otra ola de censura por ataque al Líbano
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18 mins agoon
octubre 13, 2024AFP
Beirut, Líbano.-Israel enfrentó este viernes una ola de indignación internacional por haber atacado por segundo día consecutivo a los cascos azules de la ONU en Líbano, que reclama un cese el fuego «inmediato» en la guerra entre el Estado hebreo y el movimiento islamista Hezbolá.
El ejército israelí, que afirma haber disparado contra una «amenaza» cercana a la posición de las fuerzas de la ONU, aseguró que está llevando a cabo una investigación «en profundidad» para establecer los detalles de lo ocurrido.
La fuerza de la ONU desplegada entre Líbano e Israel, la Finul, afirmó que su cuartel general sufrió este viernes «explosiones por segunda vez en 48 horas» y que dos cascos azules esrilanqueses quedaron heridos, después de que otros dos efectivos indonesios resultaran con lesiones la víspera.
Reunido con sus pares europeos de la cuenca del Mediterráneo en una cumbre en Chipre, el jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, instó a la comunidad internacional a dejar de entregar armas a Israel y exigió «el cese de todo tipo de violencia» contra la Finul.
Su homóloga italiana, Giorgia Meloni, consideró estos ataques «inaceptables», al igual que el presidente francés, Emmanuel Macron, quien agregó que Francia «no tolerará» nuevos incidentes de este tipo.
Los incidentes se producen después de que el 23 de septiembre Israel intensificara la campaña militar contra la milicia libanesa Hezbolá, afín a Irán, y una semana después de que iniciara incursiones terrestres en Líbano.
Líbano pide un cese el fuego «inmediato»
El primer ministro de Líbano, Nayib Mikati, pidió este viernes al Consejo de Seguridad de la ONU un cese el fuego «inmediato» entre Israel y Hezbolá, después de que el jueves la capital libanesa, Beirut, fuera golpeada por el bombardeo israelí más mortífero desde la escalada del conflicto, que dejó 22 muertos.
Mikati llamó a que el ejército libanés y las fuerzas de paz sean los únicos efectivos desplegados en el sur del país y afirmó que «Hezbolá está de acuerdo», aunque no se ha pronunciado al respecto.
En un mensaje difundido en árabe y hebreo, el movimiento islamista pidió el viernes a los israelíes alejarse de los sitios militares en las zonas residenciales del norte del país «para que busquen preservar sus vidas».
«Queremos que todo el conflicto termine», dijo desde Washington al canal de televisión libanés LBC.
En Líbano, un país sumido en una debacle institucional y económica, se ha afianzado el poder y la influencia de Hezbolá, movimiento formado por una milicia pero también por un partido político con una importante representación parlamentaria.
Hezbolá abrió un frente contra Israel hace un año para apoyar a Hamás, que entró en guerra con Israel tras el ataque del 7 de octubre de 2023.
Desde entonces más de 2,100 personas han muerto en Líbano, de las cuales 1,200 fallecieron desde la intensificación de los bombardeos israelíes el 23 de septiembre, según un recuento realizado por la AFP con base en cifras oficiales.
La ONU registró cerca de 700,000 desplazados internos en Líbano por la violencia y 400,000 personas huyeron a Siria.
Sirenas de alerta al norte de Tel Aviv
Estados Unidos busca impedir una propagación del conflicto a todo Oriente Medio, después de que el gobierno israelí prometió responder a la andanada de misiles lanzada por Irán contra su territorio el 1 de octubre.
El conflicto entre Israel y Hamás estalló tras el ataque sin precedentes de milicianos islamistas en suelo israelí, el 7 de octubre de 2023, que causó la muerte de 1,206 personas, la mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en cifras oficiales israelíes.
En respuesta, Israel lanzó una implacable ofensiva en la Franja de Gaza, gobernada por Hamás, en la que ya han muerto 42,126 palestinos, mayoritariamente civiles, según datos del ministerio de Salud gazatí, que la ONU considera fiables.
La Defensa civil de la franja de Gaza registró el viernes por la noche la muerte de 30 personas en el día por una serie de bombardeos en la ciudad y el campamento de refugiados de Jabalia, en el norte del territorio.
Mahmud Basal, portavoz de este organismo dependiente de Hamás, anunció que un bombardeo ocurrido a las 21:40 (18:40 GMT) causó «12 muertos, entre los cuales mujeres y niños» en la ciudad de Jabalia.
Antes, Ahmad Kahlout, director de la Defensa civil para el norte de Gaza, dijo a la AFP que se registraron 18 muertos en varios bombardeos durante el día en la ciudad y en el campamento de refugiados de Jabalia.
Agencia AFP
Nairobi, Kenia.-Otros 600 policías kenianos serán enviados a Haití para sumarse a una misión respaldada por la ONU cuyo objetivo es restablecer la seguridad en el país caribeño, asolado por la violencia pandillera, anunció este viernes el presidente William Ruto.
«Me complace anunciar que otros 600 policías kenianos están completando su formación previa al despliegue y estarán listos para el servicio el mes que viene», declaró el mandatario keniano a la prensa, junto al primer ministro interino de Haití, Garry Conille, de visita en el país africano.
Kenia lidera el contingente multinacional en Haití, que debería llegar a reunir 2,500 efectivos. Hasta ahora, Nairobi ha enviado 400 policías.
Pero la situación empeoró desde finales de febrero, cuando varias de estas pandillas se aliaron para atacar lugares estratégicos de la capital como comisarías, cárceles y el aeropuerto, en un pulso contra el entonces primer ministro, Ariel Henry.
Ruto hizo además un llamamiento a la comunidad internacional para que apoye la misión, que sufre de una falta crónica de financiación.
Conille se hizo eco de sus llamamientos y afirmó que, aunque se habían celebrado «reuniones constructivas» con los socios internacionales, se necesitaba más.
«Nos gustaría ver una respuesta más rápida, nos gustaría ver más compromiso y vamos a seguir presionando para conseguirlo», apuntó.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas prorrogó el mes pasado por un año la misión, pero sin pedir que se transforme en una fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU, como sugirió Puerto Príncipe.
Aunque opera con el aval de Naciones Unidas y del gobierno haitiano, no es una fuerza dirigida por la ONU.
El violento ataque de una pandilla la semana pasada en la localidad haitiana de Pont-Sondé, a unos 100 kilómetros al noroeste de Puerto Príncipe, dejó 109 muertos y más de 40 heridos.