Opinión

Los Culpables Libres de Culpa?

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Por José Cabral

A propósito de la lista que ha circulado por las redes sociales sobre el caso Odebrecht, se han escuchado una serie de opiniones definitivamente desacertadas con respecto a los posibles responsables de corrupción.

En primer plano nos encontramos con posiciones de muchos comunicadores que sostienen que algunos de los que aparecen en la lista siempre los han conocido como gente seria, pero quién ha dicho que los que así hablan tienen mecanismos para determinar quién se presta a ser sobornado y quién no.

La famosa expresión de que tengo años que los conozco y nadie puede hablar de ellos, no resulta una opinión lógica y certera, porque cualquiera que cometa un acto indecoroso no lo va a pregonar como si se tratara de una conducta honesta e incuestionable.

Es importante establecer que las redes sociales pueden contener listados de corruptos y corruptores como les parezca a quien los elabora y siempre en función de los intereses que representa, porque este instrumento comunicacional se ha constituido en un poderosísimo mecanismo para difamar e injuriar.

Pero es bueno que se sepa que deben ser minuciosamente investigados tanto los funcionarios del gobierno y dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, como aquellos  que en algún momento tuvieron el control de la administración pública durante períodos en los que otros eran los que tenían el privilegio de manejar a su antojo el presupuesto nacional.

En tal virtud,  todos sin importar el color del partido a que pertenezcan y los intereses que representen, deben ser sometidos al escrutinio del ministerio público y de toda la judicatura nacional, a fin de recabar las pruebas a partir de que nadie esta libre de culpa de un flagelo que hoy azota a toda la República Dominicana.

Esto así, porque el Gobierno y la oposición han tenido y aún tienen la misma conducta en lo que tiene que ver con el manejo del Estado, ya que hay una macro corrupción que proviene del Palacio Nacional y de otros poderes del Estado, así como lo que podría llamarse una micro corrupción, cuyos responsables son muchos, por no decir todos, los partidos de la oposición.

Para una buena ilustración del problema necesariamente hay que tomar en cuenta que el comportamiento de los legisladores oficialistas y los de la oposición es muy similar, quienes se hacen cómplices de grandes y pequeños actos bochornosos y ni qué decir, por ejemplo,  de los regidores, tanto los del Gobierno como los de la oposición, que se reparten vergonzosamente los patrimonios de los ayuntamientos mediante contratas y otras vertientes de la corrupción.

A caso hay alguien en la República Dominicana que pueda negar que en la pasada campaña electoral riferos y transportistas se sirvieron con la cuchara grande y que  hubo igual comportamiento del partido de Gobierno y  los de la oposición?

Ese  bochornoso proceder de toda la clase política nacional hoy deja como resultado en el Congreso Nacional el conocimiento de un proyecto de ley de lavado de activos en el que su suerte está determinada por los riferos y los transportistas, cuyas actividades comerciales son el epicentro de cualquier transacción ilegal.

De aprobarse esta patente de corso para que los propietarios de bancas de apuestas y de loterías estén fuera del escrutinio del Estado en lo que respecta al lavado de activos, será una demostración de la contundente degradación moral de la sociedad y de su sumergimiento en el bajo mundo.

El PLD, el PRM, el PRSC y otros pequeños partidos que sirven de bisagras para que los más corruptos se alcen con el poder, no están libres de culpas, ni de responsabilidad del cuadro que caracteriza el escenario político nacional y la sociedad en su conjunto.

En el presente caso de la Odebrecht están ligados mansos y cimarrones y en lo que tiene ver con la aplicación de la ley y con la impartición de justicia nadie puede pretender que aquel que tenga un hijo delincuente y que vive con un vecino que también tiene otro con la misma conducta, busque que al vástago del que vive al lado  se le aplique todo el peso de la ley, pero que al suyo no.

Este cuadro se ajusta mucho al caso Odebrecht porque la justicia debe imponerse tanto en gobiernistas como en opositores.

El enjuiciamiento de aquellos que estuvieron en el pasado en el Gobierno le daría una mayor seriedad al proceso de judicialización al  caso de corrupción más grave que ha sufrido toda Latinoamérica.

Hay que estar seguros de que el enjuiciamiento de los culpables, no importa que tanto poder político tengan algunos, es el resultado de la presión a que han sido sometidas las autoridades, ya que de no haber sido así, hubiera primado la desgraciada impunidad.

Esta conclusión obedece a que el fenómeno de la corrupción es una plaga que arropa a toda la sociedad dominicana.

Es un flagelo que va de arriba hacia abajo y lo contrario, es decir, de abajo hacia arriba, porque se trata de un mal de carácter integral y generalizado  y en este caso de la Odebrecht son muy pocos los políticos  que están libres de responsabilidad, ya sea por comisión o por omisión.

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