GALICIA.- La comunidad dominicana crece a pasos agigantados en la provincia y eso ha hecho que, poco a poco, vayan ganando su sitio en la sociedad.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), son más de mil en la provincia y cerca de 500 en la capital, lo que los convierte en la quinta nacionalidad más numerosa, detrás de los colombianos, marroquíes, rumanos y brasileños.
A pesar de no ser la comunidad mayoritaria, ya disponen en la provincia de una extensión del consulado de la República Dominicana.
Aunque la sede gallega está en A Coruña, hay una oficina abierta varios días a la semana en Becerreá, que da servicio fundamentalmente a los dominicanos que residen en la zona de Sarria, Monforte y O Barco.
No todos los extranjeros disponen de un consulado tan cercano. Los colombianos, por ejemplo, lo tienen en Madrid; los argentinos, en Vigo; y los marroquíes deben desplazarse a Bilbao, Burgos o Madrid.
En Lugo, en la parroquia de A Milagrosa, los dominicanos llevan siete años celebrando la fiesta de la virgen de Altagracia, patrona de su país. Para ello, ayer tuvieron una misa y luego una merienda con música incluida en la que participaron un centenar de dominicanos. También asistieron, entre otros, el alcalde lucense, José López Orozco.
El impulsor de este encuentro es el párroco de A Milagrosa, José Antonio Ferreiro, con un doble objetivo: favorecer la integración de la comunidad latinoamericana -cada vez más numerosa- en la ciudad, y llamar la atención de la sociedad lucense sobre esta realidad. «Hai que integrar sobre todo aos mozos e aos nenos porque son os máis vulnerables», relata.
Iniciativa solidaria
En esta ocasión, la fiesta sirvió también para un fin aún más solidario: ayudar a una dominicana que está muy enferma tras sufrir un derrame cerebral. «Está soa e queremos reunir diñeiro para pagarlle a pasaxe a un fillo que ten na República Dominicana para que veña coidala», dice Ferreiro. Por ella se hizo una colecta en la misa de ayer. Lo que falte lo abona la parroquia.
Uno de los dominicanos que más integrado está en Lugo, Óscar Osiris Almonte, destaca la importancia de esta iniciativa: «El párroco es muy buena persona y nos está ayudando mucho». Él lleva nueve años en la ciudad y está encantado: «A mí me gusta la tranquilidad, así que me encanta Lugo». Lo que más valora es la educación pública y la seguridad: «Aquí la gente no valora lo que tiene, aquí puedes dormirte en la acera que no pasa nada y estudiar es gratis. Allí para estudiar hay que pagar. Todo esto vale mucho, y esto es lo que quiero para mis hijos, por eso nos vinimos».
Laboralmente, afirma que la crisis también les está afectando, aunque explica que en su caso se las arregla para ir encontrando trabajo. Lo suyo es la mecánica, la chapa y la pintura, que combina con una de sus grandes pasiones: la música. De hecho, tiene un dúo con el que ameniza bares y fiestas, a ritmo de merengue, bachata o lo que se les ponga por delante.
Fuente: LA VOZ DE GALICIA.es