Conecta con nosotros

Opinión

Los últimos 17

Published

on

Por Melvin Mañón

El caso de los estudiantes y profesores de la secundaria de Parkland, Flórida asesinados ilustra el problema de la distribución de las culpas por parte de una sociedad y sus elites.

La disponibilidad de armas de fuego, al alcance de cualquiera. Que la culpa es ahora del FBI que no procesó las señales de alarma. Que son necesarias medidas nuevas y especiales para proteger las escuelas. Que deben actualizarse los criterios de un “perfil peligroso” para adelantarse a otras tragedias. Todas esas explicaciones y causalidades son parte de la verdad pero no son la verdad propiamente dicha. Y es, acaso por primera vez, que elementos de la población afectada culpan a los políticos y un estudiante anunció el sometimiento judicial a estos por haberlos  abandonado. Podrían citarse otras explicaciones suministradas por periodistas, analistas, policías y otras autoridades, pero no es necesario.

Las matanzas, masacres o como se las quiera llamar se repiten cada vez a mayor escala y cada vez con mayor frecuencia. No existe perfil válido alguno. No se trata de musulmanes fanáticos, negros odiosos, blancos frustrados, jóvenes drogados, adultos rencorosos, gente desesperada por la pobreza o abrumada por la abundancia. Los asesinos surgen de cualquier parte, proceden de cualquier litoral y sus motivaciones, son, como su origen: múltiple, empero, dos elementos son comunes y claves: uno es el entorno y el otro es la naturaleza de los seres humanos que reaccionan de manera distinta a estímulos iguales.

Antes de explicar estos dos factores, debo adelantarme a un razonamiento que veo venir: estas masacres son típicas y recurrentes de la sociedad americana y tienen que ver con las condiciones específicas de ese país, especial, pero no únicamente la disponibilidad de armas de fuego.

Superar ese argumento no es nada difícil. Hasta el 20 de abril de 1999 ninguna masacre de este u otro tipo similar excepto la de la universidad de Texas en 1966, había tenido lugar. Columbine fue la primera, pero las armas habían estado disponibles en los EEUU desde siempre. Luego, cabe preguntarse ¿qué había cambiado entonces, que se rompió?  Y la respuesta es: el entorno, el contexto es lo que había cambiado y sigue cambiando. Pérdida de lealtad, compasión, solidaridad, desinterés como prolegómeno de otras pérdidas de la fe, la esperanza, la justicia. La convicción cada mas arraigada y extensa de que nada vale la pena. La pérdida de la noción de distancia entre el derecho de los demás y mis apetencias e impulsos. La intolerancia que además exaltan las redes donde puedo con un click deshacerme de lo que no me gusta y adherirme a lo que quiero, donde puedo opinar, exaltar y condenar sin necesidad de argumento ni conocimiento y sin asumir responsabilidad social o legal.

Mientras los valores que dieron sustento a la presente civilización colapsan por todas partes, los medios de comunicación difunden incesantemente, como noticia, como propuesta y como ejemplo la vida de los ricos y famosos pero de tal forma que quedo invitado al banquete y dejan a mi albedrío como y cuando hacerlo. Toda esa exaltación de ruido, violencia, sexo, lujo y extravagancia ha creado un mundo nuevo y distinto que parece real, pero no lo es. Borra las distancias y los contornos; sumerge a la gente en una pantalla, en una imagen o en un sueño y además les hace creer que es alcanzable. De todos modos, la brecha entre percepción y realidad se agranda, la intolerancia y el rencor causan el extravío, la confusión.

Pero, ¿ no debería afectar a todos por igual? Claro que no. A mi algunos mariscos me dan alergia, hay quienes reaccionan a la pimienta, los antibióticos curan y como otros medicamentos pueden causar la muerte y las hormonas que consumimos a diario en pollos y huevos a mi hasta ahora no me han hecho nada –que yo sepa- pero son las culpables de la epidemia mundial de obesidad y el desarrollo temprano de niñas y adolescentes cuyos órganos se ven además claramente sobredimensionados en muslos, caderas y pechos para solo citar ejemplos muy a la vista de todos. Es decir, el mismo entorno afecta de manera diferente deprimiendo a unos millones que viven bajo pastillas, enloquece a otros que acuden en masa a la cocaína, heroína y otros, embrutece, anula, seda o adormece a otros tantos y desgarra la mente de muchos incapaces de distinguir entre realidad y ficción, gente que dejó de darse cuenta donde empezaba una vida y comenzaba la otra.

Pero ese entorno cuya importancia es crucial, no solamente produce el divorcio entre mundo real y virtual sino que lo hace mientras tiene lugar una pérdida sistemática y brutal  de los valores, normas y rasgos del mundo que hemos llamado civilizado y que ha empezado a dejar de serlo y todo acontece a extrema y alucinante velocidad: fast and furious.

Estos hechos ocurren con mayor frecuencia en los Estados Unidos solamente porque allí está mas avanzado el proceso de desdoblamiento, la alienación masiva, el embrutecimiento deliberado y el estilo de vida que glorifica el éxito a expensas de todo lo demás. El capitalismo o según Streeck el post-capitalismo en EEUU ha difundido y en cierto modo transferido a todos los demás países y sociedades del mundo este destructivo sistema de valores.

Siempre nos dijeron que el sitio para los niños y adolescentes era la escuela. Nos sentíamos seguros y esperanzados de que nosotros mismos y nuestros hijos fueran y estuvieran física y emocionalmente en la escuela. ¿y ahora? Como puede ningún gobierno, ninguna autoridad, en ninguna parte de este mundo nuestro explicarle a los padres que ya sus hijos ni siquiera en la escuela pueden estar seguros.

Ninguna sociedad puede admitir que lo está haciendo tan mal como para que estas tragedias tengan lugar. Todos los dirigentes, líderes y encargados se sienten obligados a mirar para otra parte porque la idea de ir al mero fondo de todo esto insinúa rutas impensables y abre un camino que muchos no quieren transitar. Justamente en esta incapacidad de un sistema y de una civilización para verse a si misma, con entera honestidad, radica la garantía de que nuestra civilización no tiene remedio y tampoco futuro.

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Opinión

La Misma Falsa en Todos los Escenarios.

Published

on

Por José Cabral

Por doquier se escucha la misma queja de que la sociedad dominicana ha desarrollado una cultura del engaño y el fraude.

Este problema tiene necesariamente que generar mucha preocupación y angustia, porque lo que ocurre nadie se atreve a negar que es una amenaza latente en contra de todos y cada uno de los dominicanos.

El país está atrapado por los cuatro puntos cardinales, cuyas consecuencias impactan a los de abajo, los del medio y los de arriba social y económicamente hablando.

Y esto hay que traerlo a colación porque si vamos a los tribunales en busca de justicia es el mismo escenario de la negación de derechos y justificación y estimulación de lo mal hecho.

No importa el circulo en que uno se mueva, el lenguaje es el mismo, la justificación de lo injustificable.

Es una cultura que no es fácil de erradicar, ya que los principales promotores del robo, el fraude e incluso de los asesinatos porque estimulan la vía de hecho, son los tribunales penales.

Son escenarios con un nivel de solemnidad que engañan al más inteligente y bonito, como el debate presidencial, cuyos participantes y aspirantes a dirigir el país, quienes  debían estar presos en vez de aparecer por televisión para justificar sus aspiraciones, son los mejores exponentes de la «decencia nacional».

Es “cogío# que estamos, no parece haber escapatorias porque esas conductas los primeros en legitimarlas y justificarlas son los propios ciudadanos, los votantes, los perjudicados con unas acciones que dañan toda la nación.

La verdad que no se ve clara la salida a esta situación que genera una gran incertidumbre, ya que es muy poco lo que sirve.

Haga una reflexión y escoja el escenario que le parezca y comprobará que cualquiera se llena de pesimismo si es que usted ama el aspecto humano de la vida, de lo contrario tal vez no se alarme.

Continue Reading

Opinión

Es hora de frenar el monstruo…

Published

on

Por Isaías Ramos

El 14 de enero de este año, nuestra nación fue víctima de una de las peores ignominias que puede sufrir nuestra frágil democracia: la ruptura de nuestra Carta Magna. Con la promulgación de la Ley 1-24, que pretende instaurar la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), se busca intimidar a la población y consolidar una tiranía que creíamos superada hace más de seis décadas.

Esta ley desafía abiertamente la Constitución que nos rige. Según el artículo 261, el sistema de inteligencia debe estar subordinado a instituciones independientes, como las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, asegurando así su supervisión y alineación con el interés nacional. No obstante, el artículo 8 de la Ley 1-24 coloca la DNI directamente bajo el presidente, otorgándole un poder ilimitado que es tanto peligroso como inestable.

La historia nos ofrece lecciones claras sobre los peligros de un poder sin restricciones. Tácito, el historiador romano, advirtió: «El poder nunca es estable cuando es ilimitado». Este poder concentrado en una sola figura no solo va en contra de nuestras leyes fundamentales, sino que es una receta para el abuso y la corrupción.

Esta ley se levanta como un monstruo de múltiples cabezas que, de no ser detenido, destruirá los cimientos de esta débil democracia, llevándose consigo nuestra libertad y nuestros derechos más preciados: nuestra dignidad.

La implementación de esta ley podría llevarnos por un camino oscuro, similar al sufrido por ciudadanos en países como Nicaragua, Venezuela y Cuba, donde los servicios de inteligencia se han utilizado como herramientas para reprimir la disidencia y mantener a los líderes autoritarios en el poder.

La historia reciente de la activista de derechos humanos Rocío San Miguel, detenida arbitrariamente, y de algunos dirigentes de la líder opositora María Corina Machado en un país bajo un régimen con leyes similares, nos sirve como un presagio sombrío de lo que podría suceder aquí. Sus experiencias de miedo, represión y violencia son un claro recordatorio de lo que está en juego.

Es imperativo que reconsideremos esta legislación y evaluemos sus impactos potenciales no solo en nuestra seguridad, sino en nuestra libertad.

El Frente Cívico y Social (FCS) comprende profundamente estas consecuencias y, por eso, instamos a la población a tomar una postura firme. Si esta ley no es derogada o modificada para alinearse con nuestros principios constitucionales antes de las elecciones del 19 de mayo, llamamos a la ciudadanía a abstenerse de votar o emitir un voto nulo. Esta acción de desobediencia civil no es solo un derecho, sino un deber cívico.

El sistema actual nos desmoraliza, nos lleva a vivir en un estado de desestabilización y crisis, causando miedo y terror que nos quitan el poder de razonar y pensar en lo verdaderamente importante.

De continuar indiferentes ante este enorme desafío, visualizamos un futuro donde el miedo y la represión se convertirán en la norma, y donde las libertades que tanto costaron conquistar serán solo un recuerdo lejano. Frente a este escenario, debemos recordar que aún tenemos la oportunidad de redirigir el rumbo de nuestra nación.

Defender nuestra libertad es ahora. No podemos permitir que las sombras de un pasado autoritario oscurezcan nuestro presente y nuestro futuro. Alcémonos con valor y compromiso, preparados para actuar y proteger lo que más valoramos. Solo así podremos superar las adversidades y fortalecer los pilares de nuestra democracia.

En el FCS estamos muy claros de que el futuro está en nuestras manos, y el momento de actuar es ahora. No esperemos más para defender nuestro sistema democrático y asegurar un mañana más prometedor y justo para todos. ¡Despierta, RD!

Continue Reading

Opinión

La condena de cadena perpetua  impuesta por la Corte Penal Internacional

Published

on

Por Rommel Santos Díaz

El artículo 77 del Estatuto de Roma faculta a la CPI para imponer la condena de cadena perpetua, pero solo en aquellos casos en que se justifique debido a la extrema gravedad  del crimen y las circunstancias individuales del condenado.

De otra manera, la pena máxima para los delitos del Estatuto de Roma es de 30 años  de prisión. Algunas constituciones prohíben la cadena perpetua  o el término de 30 años de prisión  por considerar que estas penas  no prevén una oportunidad  para la rehabilitación, o que no son proporcionales  con la naturaleza del crimen.

Sería difícil argumentar que los largos periodos de prisión son desproporcionados  respecto a la mayoría de los crímenes de la competencia de la CPI, particularmente cuando la cadena perpetua  debe ser justificada  por la ̈extrema gravedad  del crimen ̈. Tal condena solo se impondrá a aquellos que tengan el más alto nivel de responsabilidad  en la comisión de los mas graves  crímenes, tales como  el genocidio.

Adicionalmente, el Estatuto de Roma prevé la posibilidad de la rehabilitación. Según el artículo 110, la Corte deberá  revisar todas las condenas de prisión cuando el recluso  haya cumplido las dos terceras partes  de la pena o 25 años de prisión en caso de cadena perpetua para determinar si esta puede reducirse.

En el punto anterior la CPI  considera estos aspectos como si la persona hubiese asistido  a la Corte con la localización de cualquier bien objeto de una multa, decomiso u órdenes de reparación que pudiesen beneficiar a la víctima.

La CPI también podrá tomar en consideración  ¨otros factores indicados en las Reglas de Procedimientos y Prueba, que permitan determinar un cambio en las circunstancias suficientemente claro  e importante como para justificar la reducción de la pena¨

Por consiguiente una cadena perpetua  podría reducirse  a 25 años de prisión en algunos casos. Si la CPI decide no reducir la sentencia de la persona después de la primera revisión, volverá a examinar la cuestión con la periodicidad y con arreglo  a los criterios indicados en las Reglas de Procedimientos y Prueba.

Durante las negociaciones sobre las penas de la CPI, muchos Estados estuvieron a favor de la aplicación de la pena de muerte en los casos extremos. El numero de Estados con pena de muerte  es poco menor que el de aquellos que no tienen pena de muerte.

No existe la oportunidad  para rehabilitación alguna cuando se impone la pena de muerte. Por ende la cadena perpetua con la posibilidad de reducirla a 25 años, es un compromiso  razonable entre la pena de muerte y la prisión máxima de 30 años.

Los Estados deberán recordar que el artículo 80 del Estatuto de Roma expresamente establece que el Estatuto no afecta la aplicación por parte de los Estados de aquellas penas prescritas por su propio derecho interno , ni afecta la ley de aquellos Estados  que no impongan las penas prescritas en el Estatuto de Roma.

Los Estados Partes no deben imponer las mismas penas por los mismos delitos en su jurisdicción, ni deberán aplicar las condenas de prisión  a no ser que voluntariamente lo quieran hacer. En este caso, los Estados podrán también especificar las condiciones bajo las cuales  aceptarían a las personas condenadas, inclusive la condición de no aplicar la cadena perpetua.

Por consiguiente, los Estados Partes que cuenten con las disposiciones constitucionales que prohíban la imposición de la cadena perpetua  solo necesitaran permitir la excepción de entregar a la persona a la CPI, pese a que tal persona pueda ser condenada a cadena perpetua.

Los Estados Partes del Estatuto de Roma deberán entregar a la persona acusada a la CPI cuando ésta así lo solicite, aún si existe la posibilidad de que dicha persona sea condenada a cadena perpetua.

En el caso de muchos Estados, la potestad de la CPI para imponer la cadena perpetua no necesitará la aplicación de medidas legislativas particulares. Sin embargo, en algunos Estados la constitución explícitamente prohíbe la extradición de una persona a un Estado  donde se aplica esta pena , o que declara la cadena perpetua como un castigo cruel. Estos Estados cuentan con dos opciones:

  1. a)Establecer claramente, en la norma que implemente el Estatuto, la distinción entre la extradición de una persona a otro Estado y la  entrega de una persona a la Corte Penal Internacional.

Algunos Estados podrán realizar esta distinción en su legislación, lo cual les permitiría entregar personas a la CPI aunque existan una restricción  a la ¨extradicion¨de personas a tribunales que impongan la pena de cadena perpetua. Esto les permitiría mantenerla prohibición de extraditar una persona a un tribunal extranjero, sin interferir con la habilidad de cooperar plenamente con la CPI.

  1. b)La reforma a la Constitución podría ser mínima, dirigida solo a la introducción de una excepción al principio. Podría especificarse que la cadena perpetua impuesta por la CPI de conformidad con el Estatuto de Roma para algunos de los crímenes allí enumerados no viola la Constitución.

Debería también mencionarse  que el Estado puede entregar a la persona acusada a la CPI a pesar de que exista la posibilidad de la cadena perpetua. La enmienda constitucional  podría también mencionar que la CPI puede reducir la condena  después de 25 años, existiendo así la posibilidad de la rehabilitación.

Finalmente, la ventaja de una  reforma constitucional que elimina cualquier posibilidad de un conflicto normativo, garantiza que los tribunales nacionales dicten sus fallos de conformidad con sus obligaciones legales establecidas en el Estatuto de Roma.

Rommelsntosdiaz@gmail.com

Continue Reading

Edificio La República: Restauración No. 138, cuarta planta, Santiago, República Dominicana. Teléfono: 809-247-3606. Fax: 809-581-0030.
www.larepublicaonline.com  / Email: periodico@larepublicaonline.com
Copyright © 2021 Blue National Group