Opinión
María y los devaneos de cierta “providencia”
Published
7 años agoon
Por Narciso Isa Conde
A lo largo de mi militancia comunista he dado pruebas de mi respeto y mis relaciones fraternas con personas pertenecientes a diversas religiones y credos.
Con no pocos/as de ellos/as he luchado juntos/as y siempre nos hemos apoyado, al extremo que en más de una ocasión salvé mi vida con el concurso de la solidaridad de sacerdotes, monjas y organizaciones cristianas revolucionarias.
Pero a propósito de los efectos del huracán MARÍA, como lo hice respecto a los “decires” religiosos sobre IRMA, me parece necesario referirme a reiteradas alusiones al supuesto poder de cierta “PROVIDENCIA” en esta reciente ocasión, en la a lo largo de nuestro territorio y de todo el Caribe insular, se registran impactos diferenciados y contradictorios de las ráfagas, las aguas y los ímpetus desbordados de MARÍA.
Los huracanes generalmente traen beneficios y perjuicios de diferentes magnitudes.
La naturaleza –repito- es más sabia que los seres humanos, que sometidos a diversos sistemas y modelos destructivos de sí mismo y de su entorno natural, constituyen y aceptan las imposiciones de poderes minoritarios que dislocan las leyes naturales, degradan dramáticamente el medio ambiente, empobrecen territorios y potencian enormemente los impactos negativos de los fenómenos naturales; volcándolos trágicamente sobre todo en las espaldas de pueblos y territorios empobrecidos.
• CIENCIAS VS. “PROVIDENCIA”.
Eso está contemplado en el acervo científico de la humanidad, que resulta ser una constante y nunca finita aproximación a la verdad; independiente de las fantasías de las variadas creencias politeístas y monoteístas, todavía con fuertes gravitaciones e influencias en las mentes de muchísimos seres humanos y constantemente reproducidas por las maquinarias ideológicas dominantes y las poblaciones subordinadas a ellas que propalan esas fantasías.
Las rutas, los virajes, las intensidades, los cambios de trayectorias, los efectos sobre territorios y poblaciones de aguaceros, tormentas, tornados, ciclones, huracanes…tienen ya explicaciones científicas relacionadas con temperaturas, cambios climáticos, geografía, condiciones oceánicas, características y modelos meteorológicos, condiciones geológicas, situaciones del suelo, subsuelos y sobresuelos, daños ambientales, empobrecimiento humano, características de los sistemas económicos y sociales, Estados y gobiernos.
Las ciencias merecen respeto y atención, particularmente de quienes tienen acceso a ellas.
Por eso, frente a fenómenos como MARÍA, se atropella el conocimiento científico acumulado cuando se la atribuye a la “PROVIDENCIA” o a x “DIVINIDAD” su trato benigno, relativamente benigno y hasta bondadoso, en determinados países, territorios, regiones, zonas y provincias.
Y raya en lo absurdo cuando, además, se excluye la responsabilidad divina de los daños, penurias, sufrimientos y males ocasionados en otras partes del país y del Caribe insular.
• CONTRASTE QUE NO CABEN EN UNA “DIVINIDAD” BONDADOSA.
Esto es más reprochable cuando procede de “hacedores de opinión”, que por inercia o por convicción, le atribuyen lo bueno o lo regular a su “PROVIDENCIA” y la excluyen de los dramas sociales y humanos potenciados al paso del huracán comentado.
Que MARÍA haya entrado de lleno a DOMINICA y a Puerto Rico ocasionando los graves daños reseñados, y que haya bordeado a QUISQUEYA impactándola sin llegar a esos extremos, tiene explicaciones científicas ajenas a toda fantasía religiosa.
Que haya hecho mucho más estragos en la Costa Norte y Sureste que en la Costa Suroeste, nada que tiene ver con esa aludida “PROVIDENCIA”.
El pensamiento científico acumulado permite conocer porque MARÍA hizo lo hizo en Higuey, Samaná, Nagua, Provincia Espaillat, Santiago, Puerto Plata, Montecristy… y no tanto en la Capital; y menos en San Cristóbal, Bonao, La Vega, Azua… y nada en Baní, Barahona, Neiba, Independencia, Perdenales…así como apreciar los motivos de las bondades de sus aguas en las zonas donde no hubo ni destrucción ni inundaciones.
Como también puede la ciencia demostrar –sin que se tenga que recurrir a Dios alguno- por qué no es lo mismo MARÍA en el Polígono Central de la Provincia Santo Domingo, que en la Zurza; y por qué los Bonetti (MERCASID, INDUVECA…) y otros grandes empresarios obligan a ir a trabajar a sus asalariados/as en medio de la suspensión gubernamental de labores y de los riegos y las lágrimas de de la pobrecía dominicana castigada por su condición social; confiados esos tutumpotes en la proverbial impunidad que le otorgan sus riquezas y su asociación delictiva con un gobierno pusilánime.
• HABRÁ DE IMPERAR LA VERDAD.
Pero lo bueno que tiene todo esto es que le da razón fundamental a la necesidad de cambiar este sistema, echar abajo sus mecanismos de dominación y alienación, sus medios promotores de ignorancia, y reemplazarlo por el poder de los /as de abajo, por la sociedad apoderada del bienestar colectivo y del mayor apego a la ciencia y a la verdad.
No es fácil. Pero tenemos que persistir en el propósito trascendente de abolir el poder y la dinámica destructiva del GRAN CAPITAL, de su “clase” política, de sus mecanismos enajenantes y miserias espirituales. Porque siempre sus opresiones de clase, racistas, machistas, adulto-céntricas, ecocidas… brotan con sus inaceptables lacras activadas en medio de inundaciones y ráfagas…
Por Elba García Hernández
En los últimos días del presente año 2024 he tenido la obligación y el deber de defender derechos fundamentales ante el Tribunal Superior Administrativo y he podido comprobar lo mal que está el país en materia de justicia.
Los abusos de poder se observan en esta jurisdicción de Derecho Administrativo en cualquiera de las salas que conocen las litis que se presentan entre la administración y los administrados.
Es penoso ver como los abogados repiten como papagayos los mismos argumentos en los diferentes casos que en esta instancia se conocen. Pero peor aún el nivel de los jueces que manejan los casos.
En esta jurisdicción hay un nivel de razonabilidad que sonroja a cualquier profesional del derecho, pero las cosas se complican cuando se examinan las sentencias que emiten los juzgadores de una jurisdicción que está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional.
Es tanto así, que muchos de los jueces están más interesados en penalizar a las partes sobre la base de disposiciones arbitrarias e ilegales de comisionar un alguacil de estrado para que haga nuevas notificaciones y cobrarles a los litigantes por ese concepto hasta 20 mil pesos cuando se trata de conflictos legales que provienen del interior del país.
Cualquiera se forja la impresión de que existe una sociedad para hacer dinero mediante las notificaciones entre los alguaciles de estrados y los magistrados que presiden salas en el Tribunal Superior Administrativo.
Lo preocupante de este asunto es que cuando no se satisface el deseo del juez o del alguacil de estrado, ese disgusto se refleja en la sentencia que emite el tribunal.
Otro detalle importante de lo mal que se manejan algunas salas del Tribunal Superior Administrativo es que se agarran de cualquier detalle insignificante para justificar una sentencia en contra del que no se acoge a la comisión de un alguacil para fines de nueva notificación.
Impresiona, además, el poco nivel de razonabilidad de los que participan de las audiencias que se celebraran en el Tribunal Superior Administrativo.
En realidad, parece un juego de niños, lo cual desmiente los supuestos avances en Derecho Administrativo, porque la verdad es que lo ocurre en esta jurisdicción de la justicia deja mucho que desear.
Por José Cabral
El panorama que se observa en el país lleva a cualquier persona, por optimista que sea, a sentir que todo se derrumba y que nada tiene solución. No hay un solo estamento estatal que indique que el país transita por un buen camino.
Esto así, porque si al azar se escoge cualquier instancia, pública o privada, fácilmente se llega a la conclusión de que prácticamente todo está perdido. Son prácticamente nulos los referentes que indican que en el futuro se alcanzaría una mejor nación.
El principal fracaso de la sociedad dominicana tiene que ver con el fiasco que representa el Ministerio Público y la judicatura nacional, donde uno apoya la ilegalidad del otro. Es un asunto para mantenerse seriamente preocupado.
En realidad, no se sabe cuál si el fiscal o juez anda peor, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que ambos transitan por un camino que solo garantiza el abismo de la nación.
En el país no hay proceso penal que termine de buena manera, pero tanto el Ministerio Público como los jueces recurren permanentemente a decisiones al margen de las leyes que les sirven de sustento.
El Ministerio Público sólo parece ser bueno para manejar casos de importancia mediática, mientras que los jueces se han especialistas en emitir sentencias al margen de las normas y de los derechos, deberes y principios fundamentales.
Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el país, ya que tribunales como el Superior Administrativo, donde el administrado busca liberarse de los abusos de la administración, tiene un nivel similar al de un juzgado de paz. Sus jueces carecen de razonabilidad y muchas veces hasta de sentido común.
En el sistema de justicia nacional se produce una verdadera negación de derechos, pero el hecho de que los jueces no puedan ser procesados por muchos de los casos que fallan, ya que hasta las acciones de amparo no pueden ser interpuestas en contra de los tribunales nacionales, habla claro de la trampa en que está envuelto el ciudadano.
Es decir, que, aunque existe la querella disciplinaria, la recusación e incluso la prevaricación, es una batalla como aquella siempre citada entre el huevo y la piedra, porque la complicidad se extiende de un lado a otro sin excluir a prácticamente la totalidad de los actores del sistema de justicia.
Adentrarse en el comportamiento de la justicia y del Ministerio Público es una razón determinante para frustrarse o resentirse, aunque, naturalmente, este mal debe combatirse con herramientas que tal vez algún día surtan efecto.
Por Nelson Encarnación
Algunas personas han llegado a afirmar que el juego de béisbol no es un deporte, sino un pasatiempo que sirve de entretenimiento a toda la familia, la que puede tener un importante consumo mientras transcurre un partido de nueve entradas, por lo general lento.
Sin embargo, somos más los que sostenemos lo contrario, no porque seamos fanáticos o seguidores, sino porque una contienda en la que medie la aplicación de estrategias no puede ser un simple pasatiempo.
Las estrategias son fundamentales en el juego de pelota, sin las cuales el resultado no puede ser el esperado, aunque no siempre estas funcionen. Como en toda actividad humana, inclusive en la guerra.
Hechas estas disquisiciones, pasamos a no entender qué ha provocado el impresionante descalabro, el resbalón sin final que ha abatido a los Leones del Escogido.
No se explica que un equipo que en los primeros 20 juegos del presente campeonato obtuvo quince victorias, haya caído a un abismo, tan profundo que, al día de hoy, está en la peligrosa ruta de quedar fuera de la siguiente ronda.
Es como estar con respiración asistida, mantenerse vivo gracias a la buena fortaleza física que se acumuló—15 victorias contra 5 derrotas—, pero no suficiente como para rebasar de manera exitosa un estado comatoso.
¿Qué hará la gerencia del equipo capitalino para tratar de revertir la ruta hacia el fondo? No preveo una opción, sobre todo, al recordar lo declarado hace un par de años por uno de los dueños del “Duro de matar”.
¿Qué dijo ese ejecutivo? Que al equipo le es económicamente más rentable quedar fuera en la serie regular que pasar a las siguientes. Algo así o algo peor, según recuerdo.
Cuando leí aquello tuve que remontarme a los pleitos con mi difunto padre—liceísta furibundo—que no asimilaba derrota frente al “eterno rival”, y yo, como escogidista, le daba la cuerda, corriendo riesgo de unos correazos por irreverente. De este tamaño ha sido mi escogidismo.
¿Hay escasez de cartera en la gerencia del equipo rojo? No lo creo. ¿Falta estrategia para la ofensiva? Lo creo un poco. ¿Cayó por un barranco irrecuperable el pitcheo de los Leones? Me quedo con esta.
Frente al despeñadero actual, los rojos no tenemos muchas esperanzas. Y por favor, no echemos la culpa al mánager Pujols.