A las 10:44 hora local (11:44, hora peninsular española), Carlos III y sus hijos, Guillermo y Enrique, llegaban a Westminster Hall. Allí se había instalado la capilla ardiente de la monarca fallecida, y durante cuatro días, casi un millón de ciudadanos habían desfilado en su interior para despedirse de Isabel II. El féretro era transportado hasta el armón militar que lo conduciría a la abadía, a apenas 200 metros de allí. Un total de 142 miembros de la Marina Real se han encargado de arrastrar un carro de más de tres toneladas de peso.
Ya aguardaban dentro de la iglesia los 2.000 invitados, que, además de dignatarios internacionales, incluían a miembros y exmiembros del Gobierno británico, a la primera ministra, Liz Truss, y a ex primeros ministros como Boris Johnson, Theresa May, David Cameron, Tony Blair, Gordon Brown o John Major, así como a parlamentarios, miembros del poder judicial y representantes de las instituciones civiles.
“Su Majestad declaró, en unas palabras ya famosas, cuando cumplió 21 años, que dedicaría toda su vida al servicio de la nación y de la Commonwealth [Comunidad de Naciones]. Pocas veces una promesa se ha cumplido tan bien”, ha dicho el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en el sermón principal de un servicio religioso de una hora de duración, en el que se han sucedido las lecturas del Nuevo y Viejo Testamento (la primera ministra ha leído una de ellas) e himnos religiosos interpretados por el coro de la capilla. Alguno de ellos, como el Salmo 34, compuesto en 1953 para la ceremonia de coronación de Isabel II, que tuvo lugar en la misma abadía de Westminster. Otros, compuestos para el funeral, como la pieza escrita por el músico escocés James Macmillan, basada en la carta de San Pablo a los romanos.
A las 11:58 (12:58, horario peninsular español), todo ha quedado en silencio. Dos minutos de respeto para la fallecida monarca, dentro de la abadía y por todo el Reino Unido. Hasta que ha sonado el himno nacional, seguido de las notas del gaitero privado de Isabel II, desde un balcón en la nave central.
Cortejo fúnebre
Comenzaba a partir de ahí el cortejo fúnebre que llevaría el féretro de la monarca hasta el Arco de Wellington, un largo recorrido por el centro de Londres, plagado por las decenas de miles de ciudadanos que esperaban desde muchas horas antes para preservar su sitio, y poder también ellos despedirse de Isabel II. Sobre el ataúd, transportado por el armón militar, reposaban la Corona de Estado, el Orbe y el Cetro Imperial, y una corona de flores, parte de cuyo follaje correspondía al de las flores del buqué de novia de Isabel II, de 1947. Algunas de ellas fueron trasplantadas después de la ceremonia. Sobre la corona de flores, una nota personal del rey Carlos III. “In loving and devoted memory. Charles R.” (En recuerdo amoroso y devoto. Carlos Rey).
Más de 3.000 militares han participado en un funeral de Estado solo comparable en magnitud al de Jorge VI, en 1952. Con uniforme de gala (excepto el príncipe Andrés, despojado de su representatividad pública por su vinculación con el escándalo Epstein), Carlos III y sus hermanos (Ana y Eduardo), han desfilado detrás del armón militar y el féretro, mientras recorría las calles de Londres.
La reina consorte, Camila, junto a Catalina, la princesa de Gales, ha seguido al cortejo a bordo de un Rolls Royce de la casa real.
Entre todos los cuerpos militares que han formado parte del cortejo destacaban miembros de la Policía Montada del Canadá, uno de los países más relevantes de la Commonwealth, cuya Jefa de Estado fue Isabel II y ahora lo es Carlos III. Detrás de ellos, miembros del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés), una de las instituciones más veneradas por la ciudadanía británica.
A lo largo de la mañana, no ha dejado de sonar el Big Ben, el legendario reloj que corona la Torre Isabel, en el Palacio de Westminster, y es el icono de la ciudad de Londres. 96 campanadas, una por cada uno de los años de Isabel II.
El cortejo ha tardado algo más de una hora, al ritmo constante de marchas fúnebres interpretadas por las bandas militares, en recorrer la distancia entre la abadía de Westminster y el Arco de Wellington. Allí, el féretro ha sido transportado a un coche fúnebre, para viajar hasta el castillo de Windsor, el lugar de residencia de Isabel II durante los largos meses de la pandemia. El himno nacional despedía de Londres a la monarca, mientras el rey y sus hermanos lo despedían con un saludo militar.
A primera hora de la tarde, después de una última procesión fúnebre de unos cinco kilómetros, hasta la capilla de San Jorge, se celebraba un servicio religioso público definitivo, al que Carlos III había invitado a los reyes de España. Doña Letizia no pudo estar presente, porque tenía programado a esa hora un vuelo a Nueva York desde Londres, para asistir a eventos en torno a la Asamblea General de la ONU. Sí ha asistido, acompañando a su hijo, doña Sofía. Ambos han compartido el servicio religioso en uno de los bancos del coro. El rey emérito ha declinado la invitación.
A última hora de la tarde, la familia real británica celebraba su propia ceremonia de despedida a la reina, la madre, la abuela y la bisabuela de todos ellos. Carlos III era el encargado de esparcir sobre el ataúd el primer puñado de tierra, antes de que Isabel II reposara finalmente junto a su esposo, Felipe de Edimburgo.
Madrid, España.-El cantante español Diego el Cigala afronta un juicio por violencia machista tras las denuncias presentadas por su exmujer, que aseguró este jueves ante el juez que vivió un «infierno» con el artista.
El cantaor se enfrenta a una petición provisional de la Fiscalía de cinco años de prisión por maltrato y vejaciones tras las denuncias presentadas por Dolores Ruiz Méndez, que ha expuesto que vivía con miedo, especialmente durante el periodo en que la pareja residió en Punta Cana (República Dominicana).
Conocida artísticamente como Kina Méndez, la víctima se ha referido a distintos episodios de insultos, amenazas, humillaciones y agresiones físicas como una bofetada, empujones o un pateo en el suelo.
Según Méndez, los episodios de maltrato se remontan a varios años atrás, pero solo acudió a comisaría para denunciarlo cuando él amenazó con “quitarle a los niños”.
El cantaor, por su parte, ha negado las acusaciones y ha atribuido su denuncia a supuestos celos por parte de ella.
“Nunca le he puesto una mano (encima) a ninguna mujer, en la vida”, ha asegurado el artista, que adquirió la nacionalidad dominicana hace una década.
El cantaor ha dicho que su exmujer llegó incluso a amenazarlo con denunciarlo por malos tratos y arruinar su carrera si no llegaban a un acuerdo económico en la separación.
La pareja mantuvo una relación de seis años y tiene dos hijos en común.
Con más de dos millones de discos vendidos, Ramón Jiménez Salazar, conocido popularmente como «el Cigala», es uno de los artistas españoles más conocidos y cuenta, entre otros galardones, con siete premios Grammy.
Su álbum «Lágrimas negras», con el pianista cubano Bebo Valdés, le catapultó a la fama en América Latina.
Washington.-Donal Trump, vencedor de las elecciones de este pasado 5 de noviembre en los Estados Unidos, se convierte en el primer convicto criminal ocupante de la Casa Blanca, cuya votación alcanzó un total 277 votos electorales frente a los 224 de su rival, la demócrata Kamala Harris, según las proyecciones hechas hasta el momento por esta publicación.
El expresidente ya se había atribuido la victoria frente a la vicepresidenta Harris durante un mitin ante sus seguidores en Palm Beach (Florida), tras obtener buenos resultados parciales y ganar el voto popular, según el escrutinio preliminar.
Será la primera vez en más de un siglo que un antiguo presidente vuelve a serlo (ya gobernó entre 2017 y 2021) después de perder unas elecciones (las de 2020) y también la primera ocasión en que un criminal convicto llega a la Presidencia del país.
El Colegio Electoral es un órgano integrado por 538 delegados que eligen los estados en función de su población. El candidato ganador en cada estado, aunque sea por un solo voto, se lleva todos sus compromisarios con la excepción de Nebraska y Maine. El aspirante que llega a 270 gana las elecciones.
Acompañado de su familia y directivos de su campaña, el expresidente aseguró desde Palm Beach que gobernará para todos y que «juntos» harán un Estados Unidos mejor.
«El éxito nos va a unir, y vamos a empezar poniendo a Estados Unidos en primer lugar. No los defraudaré», dijo durante un discurso de menos de media hora en el centro de convenciones de Palm Beach (en la costa este de Florida).
El expresidente republicano agradeció a cada uno de los miembros de su familia y a los estadounidenses en un pronunciamiento que tuvo un tono mayormente conciliador y en el que invitó a «poner atrás las divisiones de los últimos años».
Trump celebró sus buenos resultados en estados clave como Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania y Wisconsin, y se preció de haber recobrado la mayoría en el Senado para los republicanos.
Antes de finalizar el recuento y tras conocerse algunos datos importantes sobre la tendencia de voto en todo el país, Harris decidió cancelar el discurso que estaba previsto que ofreciera al final de la jornada electoral y lo pospuso hasta este miércoles, según su campaña.
Las primeras proyecciones de los medios estadounidenses apuntan a que el candidato republicano, Donald Trump, se ha hecho con la victoria en las elecciones presidenciales en los estados de Indiana y Kentucky, mientras que la candidata demócrata, Kamala Harris, ha ganado las elecciones en el estado de Vermont.
Estas primeras victorias entran dentro de los pronósticos. Kentucky aportará a Trump ocho votos electorales e Indiana sumará otros once, mientras que Vermont representa tres votos para Harris. Hay que recordar que hace falta 270 votos electorales para alcanzar la Presidencia.
También han comenzado a aparecer las primeras proyecciones para un estado clave como es Georgia, que aporta 16 votos electorales, pero ahora mismo los votantes en el estado sureño no parecen decantarse por ningún candidato en concreto.