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“No tenemos nada”: la lucha por sobrevivir en el epicentro del terremoto en Haití
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2 años agoon
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LA REDACCIÓNEl martes por la noche, cuando la tormenta tropical Grace azotaba la ciudad más golpeada por el terremoto en Haití, muchas familias arrancaron las carpas bajo las que dormían para ponérselas encima y protegerse de la lluvia, cuenta ahora Civile Yoleine, bajo el sol abrasador del mediodía, en el estadio de fútbol que ahora es su casa y la de cientos de familias. “Yo perdí mi casa y aquí no tenemos nada. El Gobierno no ha venido y no tenemos nada para darles de comer a los niños”, dice Marcelina Pierre a su lado. Hasta este sábado, Pierre y Yoleine eran solo vecinas de Los Cayos, una ciudad de unos 90.000 habitantes en la costa suroeste del país, pero el sismo de magnitud 7,2 las ha convertido en compañeras de carpa y de desamparo.
La palabra “nada”, no tener nada, adquiere otra dimensión en el epicentro del terremoto que, según el Gobierno, ha dejado ya cerca de 2.000 víctimas y 7.000 heridos. Sus calles son ahora hileras de escombros de casas y negocios destrozados. Mientras las mujeres conversan, un grupo de hombres discute en el centro del campo cómo repartir la ayuda cuando llegue. Discuten cómo repartir lo que no tienen: por el momento, la asistencia se ha limitado a algunos camiones cargados de bolsas de agua, algún que otro alimento y carpas de nylon. Fuera, miles de personas siguen durmiendo a la intemperie porque sus casas se han destruido o porque tienen miedo de que no aguanten los cientos de réplicas que se han multiplicado desde el sábado.
“No tenemos agua potable, no tenemos con qué lavarnos. No hay qué comer, incluso si tienes dinero porque el mercado también está destruido”, se queja Charly Gonouse, un ingeniero jubilado de 72 años delante de la que era su casa en la comuna rural de Cavallion, a 16 kilómetros de Los Cayos. La estructura de cemento donde vivía colapsó completamente y ahora el techo plano de concreto ha quedado en forma de sombrero sobre los escombros y las que eran sus cosas. ”¿Qué vamos a hacer? Aquí no tenemos Gobierno. Nos ayudamos entre nosotros. Es lo que tenemos como cualidad en Haití, aun cuando no tenemos nada”, afirma el hombre.

Pacientes en un hospital de la ciudad de Los Cayos.MONICA GONZALEZ
El terremoto del sábado fue más potente y superficial que el de 2010, que dejó más de 200.000 muertos y un trauma colectivo en el país que se remece con cada nueva tragedia. Los expertos coinciden, sin embargo, en que el hecho de que este terremoto tuviera su epicentro en la costa suroeste, en un área mucho menos densamente poblada que la capital, que sufrió el temblor hace 11 años, lo ha hecho mucho menos mortal. Pero las autoridades han advertido de que la cifras de víctimas hasta ahora son un balance muy parcial. Algunas de las comunidades afectadas han pasado días sin comunicación debido a cortes de carreteras provocados por los deslizamientos de tierras.
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Según el último parte ofrecido por la dirección de protección civil el martes, han contabilizado unos 1.941 muertos, 6.900 heridos, cerca de 61.000 casas completamente destrozadas, más de 76.000 con daños considerables y numerosos edificios públicos como hospitales, iglesias, escuelas y hoteles colapsados.
El Hospital General de Los Cayos sigue en pie tras el terremoto, pero sus instalaciones son un reflejo de las crisis interminables que vive Haití, el país más pobre de América Latina, que lleva años sumido en un caos político, económico y social. En el centro de salud, las camas y colchonetas con personas heridas, con fracturas y contusiones se amontonan en las salas y se extienden hasta los pasillos exteriores, mientras los familiares tratan de aliviarlos abanicándolos con toallas. Un pastor va gritando alabanzas de cama en cama.
La devastación por el terremoto en Haití, en imágenes

Mientras, los doctores y enfermeros continúan la maratón que empezó el sábado. “La situación estaba muy mal, pero conseguimos controlarla”, asegura Anthony Titus, un médico que trabaja en el área de urgencias, que no se ha ido del hospital desde el día del terremoto: por el día atiende heridos y por la noche trata de descansar en el exterior. “Hemos recibido ayuda, pero necesitamos más. Necesitamos camas, tiendas, material ortopédico”, añade.
Las autoridades estiman que cerca del 40% de los 1,6 millones de habitantes que viven en los tres departamentos más afectados por el sismo (Sur, Grand’Anse y Nippes) requieren de asistencia humanitaria. La oficina del primer ministro, Ariel Henry, ha reconocido que la situación es “muy preocupante” por las necesidades humanitarias urgentes y ha prometido “una mejor coordinación para distribuir la ayuda con eficacia”.

Una mujer saca agua de un pozo junto a su chabola en Los Cayos.MONICA GONZALEZ
Mientras, continúan llegando equipos de rescatistas y ayuda internacional. Este miércoles, un grupo de expertos colombianos en operaciones de búsqueda ha comenzado a trabajar en la ciudad de Jérémie, otra de las más afectadas. Además, un helicóptero del ejército estadounidense está ayudando a trasladar a los pacientes en estado crítico y un buque de la Armada con equipo quirúrgico apoyará con la atención médica. “Los equipos de salvamento siguen al pie del cañón en los tres departamentos más afectados y van a ser reforzados por otros extranjeros que se están desplegando”, se lee en un comunicado de la Dirección de Protección Civil publicado el martes, en el que también informan de 34 personas que encontraron con vida entre los escombros en los últimos días: una luz para contrarrestar el peso abrumador de la nada.
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Análisis Noticiosos
Hay 2,7 millones de personas más en la pobreza que antes de la pandemia en Perú.
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3 semanas agoon
mayo 15, 2023Lima.-Perú es un país de paradojas: su moneda, el sol, es una de las más estables de Latinoamérica, posee el nivel de las reservas internacionales más alto de la región (29% del Producto Bruto Interno) y, sin embargo, su pobreza monetaria va en aumento. Un informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ha confirmado que en 2022 se ha resentido la capacidad de gasto de los hogares peruanos: subió del 25,9% a 27,5% el nivel de gasto per cápita, insuficiente para adquirir una canasta básica de alimentos y otros productos.
El gasto por habitante en las familias peruanas aumentó de 378 soles a 415 soles por mes (112 dólares), que equivale a un 9,7% en relación al 2021. El estudio estableció que aquellos ciudadanos cuyo consumo es mayor que 415 soles mensuales (112 dólares) son considerados “no pobres”. No obstante, a fines de 2022 por lo menos nueve millones de peruanos (de 34 millones de población) podían ser considerados pobres, registrándose un aumento de 628.000 en comparación al 2021. Son 2.694.000 más respecto al 2019, el año anterior a la pandemia.
El informe Evolución de la Pobreza Monetaria 2011-2022 fue elaborado con los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) y tomó como muestra a 36.848 viviendas a nivel nacional. En él se señala que “en el 2022, la pobreza extrema alcanzó al 5% de la población del país (1.673.000 peruanos) y aumentó un 0.9% respecto al año 2021; mientras que, al compararla con el año 2019, fue mayor en 2.1 puntos porcentuales”. En el caso de la pobreza extrema, la medición del gasto mensual por habitante en 2022 fue de 226 soles (61 dólares).
Otro aspecto que despierta preocupación entre los analistas es la incidencia de la vulnerabilidad monetaria, es decir, aquellos que están en riesgo de pasar a ser considerados pobres. Se cerró el 2022 con 10.795.000 personas balanceándose en esa cuerda floja, que equivalen al 32.3% de la población. Si bien se registra una disminución de 2,3% respecto al 2021 (34.6%) y un 1,7% en cuanto al 2019 (34%), sigue siendo la tercera parte de los peruanos.
El documento arroja que ligeramente hay más mujeres en condición de pobreza: 27,8% mientras que los varones afectados constituyen el 27,2%. La escasez de recursos también ha golpeado en mayor proporción a los menores de 17 años (36,7%) y solo el 11,2% de las personas en estado de pobreza alcanzaron la educación superior.
Análisis Noticiosos
Con barro hasta las rodillas: ladrilleras argentinas quieren que se formalice su trabajo
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1 mes agoon
abril 25, 2023Unas 160.000 familias están involucradas en la fabricación artesanal del insumo básico para la construcción. El rol de las mujeres estuvo históricamente invisibilizado en un trabajo exigente y masculinizado
Buenos Aires.-La producción de ladrillos es una actividad tan arraigada como artesanal en todo el territorio argentino. Aunque las estadísticas oficiales son escasas, las últimas de la Secretaría de Minería de la Nación indicaban que unas 160.000 familias se dedican a esta tarea ligada a la construcción y fuertemente influenciada por los ciclos económicos del país. Para entonces, 2011, estos datos no estaban segregados por género, así que es muy difícil saber cuántas trabajan en el sector. Así, la historia de las mujeres ladrilleras estuvo históricamente invisibilizada.
“Al recorrer el país, cuando nos encontrábamos con los trabajadores, ellos decían que hacían las tareas con sus hermanos o sus padres. A los pocos minutos llegaban las mujeres con el barro de los ladrillos hasta las rodillas. Cuando les preguntábamos, ellas decían: ‘Yo ayudo en el horno’. Así fue como comenzamos a juntarnos y charlar para cuantificar y valorar su tarea”, agregó Lemos.

Dos integrantes de la Cooperativa Unión Ladrillera, durante la elaboración artesanal de ladrillos.
Así fue como las mujeres ladrilleras comenzaron a organizarse. En 2016, lograron modificar el estatuto del sindicato para la creación de una Secretaría de Igualdad y Géneros en UOLRA, que tiene presencia en 18 de las 23 provincias del país. Y hace tres años comenzaron con la campaña de visibilización del rol de las mujeres en la actividad ladrillera, con cursos, charlas, conversatorios sobre violencia de género, y otras actividades sociales bajo la siguiente frase: “Trabajo, no ayudo”, con la idea de empoderarse y reconocerse como trabajadoras.
La preparación del ladrillo tiene varias etapas: preparar el barro; cortar y apilar el adobe crudo; armar el horno; quemar y paletizar el ladrillo; desarmar el horno… “Las mujeres estamos involucradas en todos los procesos, aunque la tarea estuvo históricamente masculinizada”, cuenta.
Soledad Casals es una de las mujeres dedicadas a la producción y quinta generación de una familia de ladrilleros. En Santa Elena, un municipio de 17.000 habitantes en la provincia litoraleña de Entre Ríos, fundó la Cooperativa Unión Ladrillera, formada por once mujeres que fabrican ladrillos y otros productos, como adoquines y grillas de césped, que venden al municipio de su ciudad. La formación de la cooperativa les permitió formalizar su trabajo y adquirir derechos, que en el rubro fueron postergados.
“Mi bisabuelo hacía ladrillos con las mismas condiciones y herramientas que usamos hoy. No se tecnificó la actividad y las herramientas que usamos son similares a las de hace 100 años. Eso tiene relación con la poca visibilidad que tiene la actividad. Todo el mundo conoce el ladrillo pero pocos saben cómo se hace de forma artesanal. El ladrillo se fabrica a cielo abierto y depende de condiciones climáticas. Por ejemplo, cuando llueve no hay actividad porque se perdería la producción”, cuenta Casals.
La formalización del trabajo de las mujeres permitió, en algunos casos, mejorar las condiciones laborales de una actividad que suele desarrollarse en zonas rurales y periféricas. “Con la cooperativa, comenzamos también a producir adoquines, con máquinas y moldes y adentro de un galpón. En ese caso, las condiciones ya son distintas, con la posibilidad de tener un baño cercano; necesitamos mejorarlas en la fabricación de los ladrillos y tener calidad en el ambiente donde producimos. Es un sector postergado porque siempre fue invisibilizado”, consideró.

Una ladrillera de la cooperativa enseña los tabiques que elaboran.
La presencia del sindicato en las provincias posibilitó la organización de las mujeres y el reconocimiento integral como trabajadoras. La creación de parques ladrilleros, el relevamiento oficial de la actividad y la participación y el protagonismo de las mujeres en todo el proceso organizativo son algunos de los grandes desafíos, junto a la cuestión ambiental.
La incorporación de tecnología es fundamental para lograr estos objetivos planeados por Casals. “No es lo mismo quemar en los hornos con leña que hacerlo con gas natural. En este último caso tendríamos ladrillos de mejor calidad y no usaríamos leñas de los bosques nativos aminorando el impacto ambiental. También necesitamos estudios de suelo para poder tener una cava. Nuestra actividad es minera y con investigación podemos saber de dónde sacar la tierra”, dice Casals. Sin un registro certero de familiares que se dedican a la actividad y hornos en actividad, tampoco hay normativas claras sobre el impacto ambiental de una actividad artesanal. “La minería se piensa en este país bajo el parámetro de la megaminería”.
Entre sus etapas, la actividad ladrillera comprende la extracción de suelo; por esa razón, la Secretaría de Minería de la Nación tiene injrencia en el tema. “Hay un componente importante de la actividad ladrillera que se desarrolla de manera artesanal, pero otra sucede a escala industrial y cuenta con procesos mucho más avanzados. Las segundas tienen impactos menores que las primeras, en términos de unidad de producción, que tienden a relacionarse con la extracción de suelos y la generación de emisiones gaseosas. Dependiendo de la fuente de combustible y tecnología, pueden tener mayor o menor incidencia en la calidad del aire y en la contribución por huella de carbono”, analiza Leonardo Pflüguer, director nacional de Producción Minera Sustentable.
Lemos, de UOLRA, cree que la actividad minera en Argentina siempre se pensó “con la óptica de la megaminería, sin darnos demasiada bolilla”. “Se nos exigía el mismo estudio de impacto ambiental a nosotros que a una minera a cielo abierto. Lo cierto es que hay un gran mito sobre nuestra actividad pero pocos números duros sobre el impacto ambiental real de la actividad ladrillera”, dijo Lemos.
La creación de un Parque Industrial Ladrillero en la provincia de San Juan es un paso hacia la regularización de la actividad en todas sus variables, incluso la ambiental. “A través de canteras autorizadas y reglamentadas, habrá un salto para la formalización de la actividad y la comercialización. Así podremos regularizar el tema extractivista y el ordenamiento territorial. Al sacar los hornos de las casas y llevarlos a los parques, también se lucha contra el trabajo infantil”, agregó Lemos, con la esperanza de construir una actividad ladrillera sustentable, que no excluya a las mujeres y que salga de la marginalidad.
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Persecución del régimen en Semana Santa deja 20 detenidos en Nicaragua.
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2 meses agoon
abril 10, 2023La represión religiosa se agravó con la prohibición de procesiones y el asedio policial en templos en todo el territorio del país
La persecución religiosa que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo recrudeció durante los primeros días de abril ha dejado al menos 20 nicaragüenses detenidos, sobre todo en Semana Santa, cuando la policía prohibió procesiones y tradiciones católicas. El dato de las detenciones lo aportan organismos opositores, que las catalogan como “secuestros”, y quienes registraron los asedios contra parroquias y la realización de los ritos intramuros de los templos.
La organización el Monitoreo Azul y Blanco reporta 35 incidentes a violaciones a los derechos humanos durante la Semana Santa, una de las más veneradas y sentidas por el catolicismo. Entre ellas destacan cinco casos de hostigamiento policial y nueve incidentes de control territorial por parte de los oficiales para boicotear las procesiones. Además, resaltan la expulsión del país del sacerdote panameño Donaciano Alarcón. El párroco fue capturado y las autoridades migratorias lo dejaron descalzo en la frontera con Honduras por pedir por la liberación del obispo Rolando Álvarez, condenado a 26 años de prisión.
La Organización Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), denunció la detención “arbitraria e ilegal” del periodista y aseguran que fue trasladado a la Dirección de Auxilio Judicial, El Chipote, en Managua. Sin embargo, hasta ahora la policía no ha informado sobre el arresto.
El régimen de Ortega y Murillo prohibió los viacrucis de cuaresma desde mediados de febrero y luego amplió la restricción a todo evento de Semana Santa. La jerarquía católica en Nicaragua acató la orden anunciada por la policía y cancelaron las tradicionales peregrinaciones nacionales, celebradas antes de la Semana Santa. Los párrocos ordenaron a sus fieles realizar sus actos de fe al interior de los templos, pero eso no evitó que el acoso policial amainara.
Sin embargo, no sólo en la ciudad de Nandaime los devotos se rebelaron: En los departamentos de Masaya, Granada, y Chinandega jóvenes ataviados con túnicas y cargando cruces desafiaron a los oficiales al recrear la pasión, muerte y resurrección de Jesús en las calles. En el pequeño y caliente municipio de Ranchería, en el occidente del país, los fieles reclamaron de frente a los antimotines y rodearon la patrulla policial en reclamo por la prohibición de la salida tradicional de Los Judíos.
La persecución religiosa ha incluido cierres de medios de comunicación católicos, la expulsión de sacerdotes y monjas hasta la suspensión de las relaciones diplomáticas de forma unilateral con la Santa Sede, luego de que Francisco catalogara al régimen de Ortega y Murillo como una dictadura hitleriana.
Abril, mes caliente
La organización Urnas Abiertas sostuvo que la persecución religiosa en Semana Santa trajo más intimidación y el asedio fue parejo en casi todo el territorio nacional. El organismo prevé que el acoso persista en Nicaragua a medida que el mes de abril transcurra, en especial a partir del día 18, cuando se cumpla el quinto aniversario de las protestas sociales que arrinconaron a la pareja presidencial.
Desde 2018, el régimen redobla el estado policial en el mes de abril para evitar cualquier tipo de conmemoración o alusión al movimiento popular que fue aplacado con violencia letal por policías y paramilitares sandinistas. Al menos 355 personas fueron ejecutadas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Miles fueron apresados y centenares condenados en juicios políticos, mientras hasta la fecha unos 300.000 nicaragüenses han huido o se han exiliado de la violencia política y la crisis económica, en un éxodo sin precedentes solo comparable al de la década del ochenta, cuando el país estaba sumido en una guerra civil.
Recientemente, el informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (Ghren, por sus siglas en inglés) concluyó que Ortega y Murillo fueron responsables de la comisión de crímenes de lesa humanidad desde 2018 hasta la fecha. Los expertos han exhortado a la comunidad internacional a activar la justicia internacional contra la pareja presidencial, mientras que el mandato del Ghren fue renovado por Naciones Unidas para profundizar en las cadenas de mando represivas, incluida una investigación sobre el rol del Ejército de Nicaragua.
En el destierro en Miami, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, celebró la misa de Resurrección y recordó que las piedras del sepulcro fueron removidas por Jesús. “En el camino hacia su liberación los pueblos se ven bloqueados no solo por las enormes piedras de la crueldad de los tiranos, sino también por las piedras de la indiferencia de los egoístas, las envidias entre los líderes y la desesperanza del pueblo cansado de sufrir. Pero todas esas piedras pueden ser removidas”, alentó el prelado.
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