Lo ocurrido en el campamento de un grupo de mujeres que demanda la aprobación en el país a través del Código Penal de las tres causales para la permisión del aborto, constituye una vergüenza para cualquier sociedad que se haga llamar democrática.
En el país ha sido siempre parte del discurso de los diferentes sectores que conforman la vida nacional el respeto a la diversidad, pero estas acciones han dejado claro que este argumento no es más que una simple retórica.
Intentar matar y desacreditar a un contrario mediante el envío de un dulce envenado constituye no cualquier crimen, sino más que eso, un asesinato, porque en este caso se concretan varios elementos para que sea así, ya que ahí está presente la premeditación, la acechanza y la alevosía.
La derrota, se supone, de un contrario no debe ser mediante la eliminación física de éste para que sus ideas mueran, lo cual tampoco ocurriría, porque son miles los que sustentan la misma posición, sino a través de la lógica, la razón y la verdad.
Naturalmente, en el caso de las tres causales hay muchas aristas que deben ponderarse, como ejemplo el hecho de un candidato o partido asuma un compromiso con esa causa y luego reniegue de sus posiciones originales, lo cual no es más que una confirmación de lo que siempre se ha alegado de que una cosa es con guitarra y otra es con violín.
Nadie obliga a nadie a que apoye cualquier causa social, económica o política en contra de su voluntad, pero se entiende que la coherencia debe ser parte fundamental de las personas y los partidos que se supone que tienen una agenda nacional por la que se regirá la nación durante su gestión pública.
En ese contexto, nadie entiende por qué el presidente Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) se comprometieron con una causa que luego reniegan de ella y recurren a una propuesta que constituye un contrasentido.
Esta es la situación que se presenta con el PRM y las tres causales y en consecuencia su credibilidad cada día se erosiona frente a un panorama que no deja mucho que escoger para la conducción de los destinos nacionales.
Se impone que el Ministerio Público desarrolle la investigación pertinente para determinar quiénes son los responsables del intento de homicidio en contra de las promotoras de las tres causales que se mantienen concentradas en los alrededores del Palacio Nacional.
Es un reto muy serio el de la Procuraduría General de la República, porque como hemos dicho más arriba el país está frente no a un crimen cualquiera, sino de un asesinato o genocidio que reúne los elementos que le dan esa característica porque hay premeditación, acechanza y alevosía.
El Código Penal Dominicano es muy claro en el sentido de que el intento de homicidio se castiga como el crimen mismo, cuyo elemento está claramente presente en el caso del intento de eliminación física de los manifestantes en favor de las tres causales.