Por Narciso Isa Conde
La memoria histórica, los colores, los símbolos, el Himno de Movimiento Revolucionario y de la Agrupación Política 14 de Junio (1J4) han sido perversamente ofendidos, y esa indignante ofensa se extiende a figuras emblemáticas como Manolo Tavares Justo y Minerva Mirabal, y a todos/as los héroes y heroínas de ese periodo estelar de la lucha por la dignidad, la soberanía y la emancipación del pueblo dominicano.
De Leonel Fernández y la corriente política que representa no debe sorprender ninguna fechoría, pero también hay que ser muy malvado para concederle autoridad moral y política a ese señor y a su cueva de Alí Babá para vestirse de rojo y negro, asumir en su partido el himno del 1j4 y evocar a los fundadores de su decoroso accionar precedido de la gesta guerrillera del 1959.
La usurpación leonelista pretende consumarse sobre la base de la traición y progresiva degradación moral y política de una facción del la Línea Roja del 14 de Junio que creó el PTD hace más de tres décadas, lo dividió y lo convirtió después en un grupo de ex-izquierdistas, renegados de tomo y lomo, para negociar cuotas y prebendas, primero con el PRD y luego con el PLD.
Ahora -en el marco de la reciente división de la corrupta Corporación Morada- el cascarón en que se convirtió la facción derechizada de esa parte de la izquierda histórica (petedeista) ha sido comprado por Leonel Fernández con el dinero robado a la sociedad dominicana en su reciente ejercicio de poder; proyectando como propio un legado histórico de dignidad y decoro junto a toda su hermosa simbología; haciendo a la vez un uso indignante de un patrimonio inmaterial tan respetable como los colores de la lucha independentista, la bandera y el himno nacional.
- VALE CONVERTIR LAINDIGNACÍON EN REBELDÍA.
Ante tal agravio, no bebe primar el silencio. Ni es aceptable la pasividad, menos de quienes participaron o respaldaron esas luchas.
Tampoco la indiferencia de las nuevas generaciones que conocen el valor histórico de la denominada Raza Inmortal.
Hay impedir que la cúpula corrompida que se ha robado gran parte del patrimonio nacional se robe y ensucie de la peor manera lo mejor de nuestra memoria histórica, nuestras las gestas patrióticas, nuestros héroes y heroínas.
Esa es una forma de atracar nuestros sueños, de cagarse en nuestros ideales, de burlarse de la sangre derramada, además de un pérfido y repudiable intento de matar a nuestros inmortales.
En ese tenor de la perversidad política, la Sala de Prensa del Palacio Nacional, cueva de asesinos y ladrones, lleva el nombre de Orlando Martínez y la Estación del Metro Amín Abel está a seguidas de la que lleva el nombre Joaquín Balaguer.
También en ese tenor Matos Berrido, asesino de su esposa, calié de la tiranía y símbolo del balaguerismo corrupto, es recibido con honores por el candidato presidencial del PRM, Luis Abinader.
Tenemos que sacudirnos en grande.
Hay que impedir que se consume esta nueva afrenta y actuar para revocar todas las anteriores.
Coño, rompamos el silencio y la inacción.
Cuenten conmigo y con las energías que me quedan, que son pocas, para frustrar como sea esa perversidad con categoría de “delito de lesa patria” y acosar y hundir a sus autores directos, a sus cómplices y protectores.