Opinión
Optar por Marx siempre abierto a lo nuevo
Published
11 años agoon
Por Narciso Isa Conde
La recolonización neoliberal capitalista, lejos de corroer la espada de combate de Bolívar, la tornó más recia y afilada, al tiempo que ha actualizado el imprescindible carácter continental y mundial del proceso liberador. El internacionalismo revolucionario de Marx y Lenin.
El derrumbe del muro aquel no pudo aplastar ni a Marx, ni a Lenin: resurgieron de sus escombros.
Las profundas reflexiones de León Trotsky sobre el Estado burocrático, negador del socialismo, y sobre la revolución permanente, merecen ser releídas y tenidas en cuenta a la luz de lo acontecido con las revoluciones de orientación socialista en el siglo XX y, todavía, en las del XXI.
Igual pasa con Rosa Luxemburgo, Gramsci, Mariategui… que se crecen cada día y son nueva vez admirados/a cuando se ponderan sus aportes extraordinarios y se reexaminan sus obras a la luz de lo acontecido.
El proclamado fin de la historia, el anuncio del triunfo definitivo del capitalismo y la supuesta clausura de las revoluciones, tampoco han podido contener la rebeldía anticapitalista y antiimperialista simbolizada por el Che, menos aún la validez de muchas de sus reflexiones heréticas y sus agudas advertencias.
- Continuidad y renovación revolucionaria.
La evolución para peor del imperialismo, las características de sus contra-ataques y contra-ofensivas, si bien confirma, a la vez obliga a enriquecer tesis nodales de Lenin -formidable exponente del marxismo en el siglo XX y factor clave de su desarrollo en el curso de su despliegue- sobre la concentración, composición, militarización y agresividad del gran capital monopolista, sobre su impacto ambiental y sobre la necesidad de construir vanguardias revolucionarias o fuerzas conductoras de nuevo tipo (incluso nuevas respecto a la que él concibió para llevar a cabo la revolución bolchevique), que puedan actuar como es necesario en las nuevas situaciones revolucionarias y al interior de los nuevos sujetos sociales de las revoluciones del siglo XXI.
Cierto que las mutaciones en las fuerzas del trabajo y en la composición, dinámica y acumulación del gran capital y del imperialismo como tal, han sido extraordinarias, pero no menos cierto es que las ideas de estos grandes referentes del pensamiento y el accionar revolucionario mundial viven y se entrelazan, tornándose imprescindibles también en los nuevos tiempos.
Imprescindibles pero insuficientes, obligatoriamente abierta a lo nuevo, en la medida el dominio del gran capital y sus modalidades de alienación han sufrido esas significativas transformaciones, impactando de nueva manera los escenarios nacionales, regionales y mundial, reestructurando y mutando las fuerzas del trabajo y las discriminaciones que les son funcionales (opresión machista, racista, generacional…), y en tanto las oleadas tecno-científicas y el propio pensamiento socio-político revolucionario ha estado siempre –y más ahora que antes- impelido a renovarse en función de los cambios acaecidos al interior del sistema y de las valiosas experiencias acumuladas.
Es claro que por encima de contradicciones y desencuentros menores -y más allá de desaciertos ocasionales y situaciones imprevisibles en sus respectivos tiempos de vida- el acervo de esos pensadores y conductores revolucionarios ha reafirmado su extraordinario valor actual para nutrir en nuestra América los nuevos combates y los proyectos emancipadores de la mano de la sabia indo-afro-americana de Tupac Maru, Martí, Mariátegui, el Che…
Es claro también, que pese a sus periodos de crisis y estancamientos relativos, producto de las dogmatizaciones y cosificaciones, el pensamiento socialista basado en las ciencias y en las prácticas revolucionarias no ha clausurado su inmensa fuerza creadora y transformadora.
- Una vuelta promisoria.
Un hilo conductor común entre patria grande liberada, igualdad de derechos de los seres humanos y países, rebeldía social y emancipación nacional; democracia como poder del pueblo, antiimperialismo, redención del yugo del gran capital, revolución democrática-socialista de liberación nacional y fuerzas conductoras combativas, los amalgama en el presente y en el futuro previsible de nuestra América y potencia su visionaria creación teórica.
Esto así, porque el capital sigue siendo una relación social sin fronteras y sin límites en sus pretensiones de explotación del trabajo ajeno, concentración de riquezas y poder, exclusión social, alienación de los seres humanos, intervenciones militares, guerras de conquistas, aplastamiento de identidades nacionales y sojuzgamiento de pueblos y etnias discriminadas.
Nuestra América ha sido una de sus grandes víctimas desde su cruel periodo de` acumulación originaria hasta nuestros días: conquista, colonización, neocolonización, recolonización neoliberal y capitalismo dependiente en sus diversas modalidades, ahora ostensiblemente gansterizado a nivel transnacional y local, al punto de convertirse en una especie de de lumpen-capitalismo subordinado a un imperialismo mafioso y pentagonizado.
Pero también el escenario latino-caribeño fue el primero en convertirse al final siglo pasado y en el despliegue del presente, en una de sus grandes fuentes de resistencia; a contracorriente del mundo conservador, emulando los tiempos en que se libraron los heroicos combates por su primera independencia e impactando a continuación el Norte de África y Europa, zonas también contaminadas por la crisis de EEUU y de otros puntos del capitalismo desarrollado.
Ahora de frente a un capital transnacional re-colonizador que pretende avasallar a costa de la destrucción de su periferia.
Ahora de frente a un centro de dominación mundial (EEUU) estremecido por una crisis sistémica multidimensional que lo torna más agresivo y militarizado que en sus primeras fases de expansión, coloniaje y recoloniaje.
Y eso explica que por aquí, al tiempo de las nuevas rebeldías sociales, vuelva Marx sobre sus pasos contra el gran capital como relación social opresiva, sobre sus crisis y sobre su evolución contra la humanidad.
Vuelva urgiendo la emancipación de la clase explotada y los pueblos excluidos a través de la revolución cultural y política, y la consiguiente socialización del poder y de los medios de producción, distribución, comunicación… Vuelva con Engels, Lenin, Rosa… clamando por el desarrollo creador, el enriquecimiento y la renovación de la gran revolución del pensamiento social que encabezaron en los siglos XIX y XX.
Vuelvan por aquí y por otras regiones del mundo, donde habitan pueblos cada vez más indignados, prestos a cortar mediante la insurgencia global si esta logra ser articulada a nuevas e innovadoras vanguardias, las cadenas que los ahorcan.
Por Elba García Hernández
En los últimos días del presente año 2024 he tenido la obligación y el deber de defender derechos fundamentales ante el Tribunal Superior Administrativo y he podido comprobar lo mal que está el país en materia de justicia.
Los abusos de poder se observan en esta jurisdicción de Derecho Administrativo en cualquiera de las salas que conocen las litis que se presentan entre la administración y los administrados.
Es penoso ver como los abogados repiten como papagayos los mismos argumentos en los diferentes casos que en esta instancia se conocen. Pero peor aún el nivel de los jueces que manejan los casos.
En esta jurisdicción hay un nivel de razonabilidad que sonroja a cualquier profesional del derecho, pero las cosas se complican cuando se examinan las sentencias que emiten los juzgadores de una jurisdicción que está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional.
Es tanto así, que muchos de los jueces están más interesados en penalizar a las partes sobre la base de disposiciones arbitrarias e ilegales de comisionar un alguacil de estrado para que haga nuevas notificaciones y cobrarles a los litigantes por ese concepto hasta 20 mil pesos cuando se trata de conflictos legales que provienen del interior del país.
Cualquiera se forja la impresión de que existe una sociedad para hacer dinero mediante las notificaciones entre los alguaciles de estrados y los magistrados que presiden salas en el Tribunal Superior Administrativo.
Lo preocupante de este asunto es que cuando no se satisface el deseo del juez o del alguacil de estrado, ese disgusto se refleja en la sentencia que emite el tribunal.
Otro detalle importante de lo mal que se manejan algunas salas del Tribunal Superior Administrativo es que se agarran de cualquier detalle insignificante para justificar una sentencia en contra del que no se acoge a la comisión de un alguacil para fines de nueva notificación.
Impresiona, además, el poco nivel de razonabilidad de los que participan de las audiencias que se celebraran en el Tribunal Superior Administrativo.
En realidad, parece un juego de niños, lo cual desmiente los supuestos avances en Derecho Administrativo, porque la verdad es que lo ocurre en esta jurisdicción de la justicia deja mucho que desear.
Por José Cabral
El panorama que se observa en el país lleva a cualquier persona, por optimista que sea, a sentir que todo se derrumba y que nada tiene solución. No hay un solo estamento estatal que indique que el país transita por un buen camino.
Esto así, porque si al azar se escoge cualquier instancia, pública o privada, fácilmente se llega a la conclusión de que prácticamente todo está perdido. Son prácticamente nulos los referentes que indican que en el futuro se alcanzaría una mejor nación.
El principal fracaso de la sociedad dominicana tiene que ver con el fiasco que representa el Ministerio Público y la judicatura nacional, donde uno apoya la ilegalidad del otro. Es un asunto para mantenerse seriamente preocupado.
En realidad, no se sabe cuál si el fiscal o juez anda peor, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que ambos transitan por un camino que solo garantiza el abismo de la nación.
En el país no hay proceso penal que termine de buena manera, pero tanto el Ministerio Público como los jueces recurren permanentemente a decisiones al margen de las leyes que les sirven de sustento.
El Ministerio Público sólo parece ser bueno para manejar casos de importancia mediática, mientras que los jueces se han especialistas en emitir sentencias al margen de las normas y de los derechos, deberes y principios fundamentales.
Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el país, ya que tribunales como el Superior Administrativo, donde el administrado busca liberarse de los abusos de la administración, tiene un nivel similar al de un juzgado de paz. Sus jueces carecen de razonabilidad y muchas veces hasta de sentido común.
En el sistema de justicia nacional se produce una verdadera negación de derechos, pero el hecho de que los jueces no puedan ser procesados por muchos de los casos que fallan, ya que hasta las acciones de amparo no pueden ser interpuestas en contra de los tribunales nacionales, habla claro de la trampa en que está envuelto el ciudadano.
Es decir, que, aunque existe la querella disciplinaria, la recusación e incluso la prevaricación, es una batalla como aquella siempre citada entre el huevo y la piedra, porque la complicidad se extiende de un lado a otro sin excluir a prácticamente la totalidad de los actores del sistema de justicia.
Adentrarse en el comportamiento de la justicia y del Ministerio Público es una razón determinante para frustrarse o resentirse, aunque, naturalmente, este mal debe combatirse con herramientas que tal vez algún día surtan efecto.
Por Nelson Encarnación
Algunas personas han llegado a afirmar que el juego de béisbol no es un deporte, sino un pasatiempo que sirve de entretenimiento a toda la familia, la que puede tener un importante consumo mientras transcurre un partido de nueve entradas, por lo general lento.
Sin embargo, somos más los que sostenemos lo contrario, no porque seamos fanáticos o seguidores, sino porque una contienda en la que medie la aplicación de estrategias no puede ser un simple pasatiempo.
Las estrategias son fundamentales en el juego de pelota, sin las cuales el resultado no puede ser el esperado, aunque no siempre estas funcionen. Como en toda actividad humana, inclusive en la guerra.
Hechas estas disquisiciones, pasamos a no entender qué ha provocado el impresionante descalabro, el resbalón sin final que ha abatido a los Leones del Escogido.
No se explica que un equipo que en los primeros 20 juegos del presente campeonato obtuvo quince victorias, haya caído a un abismo, tan profundo que, al día de hoy, está en la peligrosa ruta de quedar fuera de la siguiente ronda.
Es como estar con respiración asistida, mantenerse vivo gracias a la buena fortaleza física que se acumuló—15 victorias contra 5 derrotas—, pero no suficiente como para rebasar de manera exitosa un estado comatoso.
¿Qué hará la gerencia del equipo capitalino para tratar de revertir la ruta hacia el fondo? No preveo una opción, sobre todo, al recordar lo declarado hace un par de años por uno de los dueños del “Duro de matar”.
¿Qué dijo ese ejecutivo? Que al equipo le es económicamente más rentable quedar fuera en la serie regular que pasar a las siguientes. Algo así o algo peor, según recuerdo.
Cuando leí aquello tuve que remontarme a los pleitos con mi difunto padre—liceísta furibundo—que no asimilaba derrota frente al “eterno rival”, y yo, como escogidista, le daba la cuerda, corriendo riesgo de unos correazos por irreverente. De este tamaño ha sido mi escogidismo.
¿Hay escasez de cartera en la gerencia del equipo rojo? No lo creo. ¿Falta estrategia para la ofensiva? Lo creo un poco. ¿Cayó por un barranco irrecuperable el pitcheo de los Leones? Me quedo con esta.
Frente al despeñadero actual, los rojos no tenemos muchas esperanzas. Y por favor, no echemos la culpa al mánager Pujols.