En lo que parece ser un entramado de complicidad que involucra a fiscales, jueces, abogados y por lo menos un médico legista, la Republica Dominicana tiene que vivir un nuevo capitulo de la vulnerabilidad de la Justicia, poder del Estado en el que nadie cree.
El colmo del poco respeto hacia la Justicia tiene que ver con la expedición de una certificación falsa del médico legista Orlando Herrera Robles, en el que se testifica que Alejandro Castillo Paniagua (Quirinito) había fallecido de un infarto agudo al miocardio, lo cual lo hace cómplice de un convicto condenado por homicidio a 30 años de cárcel.
Lo grave del problema es que este no es el peor crimen del supuesto fallecido, sino que se ha dedicado al narcotráfico y al sicariato, lo que podría advertir que estamos frente a una asociación de malhechores que involucra a fiscales, jueces, abogados y médicos que probablemente trabajen al servicio de una organización delincuencial de grandes alcances.
La certificación del médico legista establece que el convicto delincuente había muerto de un carcinoma epidermoide en la base de la lengua, pero ya antes del invento de la muerte de Castillo Paniagua se había producido una variación del cumplimento de la condena de 30 años a prisión domiciliaria, cuya decisión provino de un tribunal de San Francisco de Macorís.
Todo refleja que en el caso de este hombre hay toda una cadena de complicidad que involucra a fiscales, jueces, abogados y otros miembros de la justicia, como se estila en la República Dominicana.
El plan fue tan bien concebido que cuando la Procuraduría General de la República desarrolla una investigación sobre la misteriosa muerte del peligroso delincuente, su esposa confirmó a los investigadores del caso que éste había fallecido y que su cadáver fue trasladado a un lugar desconocido, cuyo testimonio la hace también cómplice del macabro hecho delincuencial.
En el marco de este insólito caso, la Procuraduría General de la República dice que no descarta el procesamiento penal del médico legista que emitió el certificado de fallecimiento, lo cual deja a cualquier persona estupefacta, cuando ha quedado claro que este profesional de la medicina es cómplice de un delito muy grave.
Ahora el Ministerio Público ha iniciado un proceso de investigación para determinar dónde se encuentra este delincuente, quien de seguro se moverá con una identificación falsa, tal vez en la República Dominicana o en el exterior.
El caso de Alejandro Castillo Paniagua (Quirinito) revela hasta dónde la Justicia constituye una gran vergüenza para todos y cada uno de los dominicanos, la cual no conserva ninguna credibilidad y pone en tela de juicio el llamado estado de derecho, aspecto fundamental de cualquier sociedad que se reputa de democrática.
El caso Quirinito es otro capítulo de una película que parece ser de ciencia ficción y que daña en lo más profundo los valores de la sociedad dominicana.