Esta meta nació en el barrio de El Bronx, en Nueva York, donde el joven cantante de padres dominicanos formó su estilo urbano, su pasión de cantar en “spanglish” y contagiar su alegría al ritmo de la bachata.
“Represento a Nueva York, represento a El Bronx, represento a la República Dominicana. Siempre tengo esto en cuenta”, dijo el artista, de 24 años, en una entrevista a Efe en Miami.
Con este objetivo en mente, Geoffrey Royce Rojas, su verdadero nombre, se dijo que su camino necesitaría altas dosis de atrevimiento y trabajo.
“Cada vez que me gano un premio o una canción llega número uno, reconozco que no es solo un premio; se trata de motivar a jóvenes como yo a apreciar nuestra cultura como la aprecio yo”, opinó el artista, popular en países como Chile, Puerto Rico y México.
Para este intérprete de bachata moderna, su objetivo está logrando reunir a los hispanos en un mismo espacio.
“Lo hago cuando fusiono sonidos como el mariachi en la canción ‘Incondicional’ y ahora lo hago con el reggae en mi nuevo sencillo ‘Darte un Beso’”, que pertenece a su tercera producción, “Soy el mismo”, que lanzará el próximo 8 de octubre.
Hijo de un taxista y una estilista, sus recursos fueron explotar su creatividad en escribir poesías y canciones, participar en el coro de su escuela y concursos de talento, vender celulares para grabar sus demos y regalarlos en CDs durante eventos como el popular Desfile Dominicano en Nueva York.
Y gracias a las redes sociales como Myspace logró llegar a los oídos del galardonado productor Sergio George, quien lo firmó bajo su disquera Top Stop Music y lanzó su primer álbum, “Prince Royce” (2010).
Su debut conquistó los medios y sus temas “Stand by me” y “Corazón sin cara” se convirtieron rápidamente en éxitos radiales.
Esto lo llevó a ser visto como el nuevo fenómeno de la juventud y la nueva estrella en la industria de la música Latina.
Si bien reconoció que crear canciones es lo único que le gustaría hacer entiende que sin “la madurez que hay que adoptar para afrontar este negocio” sería imposible transmitir su mensaje.
“Han pasado tres años desde mi debut, y hemos trabajado tanto y han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que, a veces, no me lo creo”, dijo.
Durante este tiempo tuvo que aprender a “cuidar lo que ahora es una franquicia” mientras intenta seguir siendo el mismo que “juega videojuegos” y disfruta de las barbacoas familiares y “correr en bicicleta”.
Al buscar constantemente un balance entre su pasión hecha una profesión y disfrutar las actividades de un joven de su edad, Prince Royce explicó que esto le ayuda a agradecer a Dios por lo que vive y mantiene “los pies en la tierra”.
Esta filosofía de vida le ofrece además la oportunidad de “seguir conectado con la energía del principio”, como cuando comparte con seguidores y sus colegas de escenario.
En este sentido, recordó el encuentro con una seguidora que le mostró uno de aquellos CDs que regalaba en las calles de El Bronx y una participación, cuando tenía 18 años, en el programa de Sábado Gigante en el que imitó a Wisin y Yandel.
“Estuve con ellos la semana pasada trabajando en algo y en ese momento pensé en el pasado, en el concurso de imitación. Es increíble cómo funciona la vida”, rememoró.
Ese momento le confirmó que “la vida da muchas vueltas y que todo si es posible con mucho trabajo, un poquito de fe y un poquito de suerte”, apuntó.