Conecta con nosotros

Opinión

¿Qué esperamos?

Published

on

Por Rosario Espinal

ROSARIO-ESPINAL-200x3001111111En reacción a mi artículo de la semana pasada titulado “Fin de la política”, algunos lectores lo consideraron pesimista. El pesimismo no me es dado por hábito, pero reflexioné, y la verdad, al seguir escudriñando, encontré más razones para sentirme abrumada. Supongo que muchos lectores coincidirán con esta pequeña lista de problemas que hace estragos.

Los accidentes automovilísticos. República Dominicana tiene la desdicha de encabezar el mundo en estadísticas de accidentes de tránsito. Estos accidentes dejan muertos y heridos que enlutan muchas familias e incapacitan un segmento de la población. La falta de cumplimiento de las leyes y el alcoholismo son causantes fundamentales de los accidentes, junto a la disfuncionalidad de las autoridades del tránsito.

Me pregunto, ¿cómo es posible que el Gobierno no tenga una campaña masiva para preservar vidas durante todo el año? ¿Cómo es posible que las autoridades del tránsito no cumplan con su deber de vigilar y sancionar a quienes violen las leyes? Y los conductores, ¿por qué manejan a alta velocidad o bajo el efecto del alcohol?

Con voluntad ciudadana y medidas efectivas del Gobierno, podría enfrentarse este grave problema. ¿Qué esperamos?

La desigualdad social es fuente de muchos problemas. Ahonda las diferencias de clase, es excluyente de los sectores con menores recursos, impide el desarrollo de las capacidades humanas de muchas personas, limita el desarrollo nacional, produce delincuencia y genera resentimientos.

En República Dominicana, en el año 2012, el 20% más rico captó alrededor del 50% de la riqueza, mientras el 20% más pobre captó menos del 4% de la riqueza, según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Esto es inaceptable.

La desigualdad es producto de la explotación y la corrupción. La explotación se fundamenta en el pago de bajos salarios a los trabajadores, y la corrupción en los beneficios derivados fundamentalmente de las relaciones políticas.

Para mejorar la distribución del ingreso, los empleadores tienen que subir los salarios, y eso mejorará el consumo y las ganancias. A su vez, el Estado tiene que impulsar políticas compensatorias de calidad, sobre todo en educación y salud, que ayuden las familias de bajos y medianos ingresos a experimentar movilidad social. ¿Qué esperamos?

Un efecto de la desigualdad social es el brote delincuencial que opera ya a nivel de epidemia social. Mientras los ricos desfalcan empresas y reciben concesiones del Gobierno para realizar actividades económicas, y los políticos hacen fiestas con los recursos del pueblo, los ladrones proliferan, roban de todo, dondequiera y a cualquiera; y además, la Policía es con frecuencia cómplice directa o indirecta.

Cuando las fuerzas del orden generan desorden, la sociedad se corroe y los niveles de confianza declinan. Es lo que sucede en República Dominicana, y por eso ha sido imposible controlar la delincuencia.

Hay que revertir esta tendencia y el Gobierno tiene que emplearse a fondo, incluido el 9-1-1. No hay que aceptar el chantaje delincuencial como norma de vida. ¿Qué esperamos?

El narco ha sido un transformador nefasto de la sociedad dominicana. El lavado de dinero ha acostumbrado a muchos a acumular riqueza fácil; las riñas de grupos terminan en asesinatos; y muchos jóvenes de todas las capas sociales terminan condenados al vicio de las drogas. Para enfrentar el consumo, primero hay que enfrentar el tráfico y el lavado. ¿Qué esperamos?

La basura. Abra los ojos, transite por cualquier ciudad o poblado, y la basura arropa las calles y calzadas. Los ayuntamientos pagan millones a vagos. ¿Por qué no organizan brigadas municipales de limpieza? De lo contrario, el dengue, el chikungunya y la diarrea continuarán haciendo estragos. ¿Qué esperamos?

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Opinión

La verdad se comprueba con los hechos.

Published

on

Por Elba García Hernández

En los últimos días del presente año 2024 he tenido la obligación y el deber de defender derechos fundamentales ante el Tribunal Superior Administrativo y he podido comprobar lo mal que está el país en materia de justicia.

Los abusos de poder se observan en esta jurisdicción de Derecho Administrativo en cualquiera de las salas que conocen las litis que se presentan entre la administración y los administrados.

Es penoso ver como los abogados repiten como papagayos los mismos argumentos en los diferentes casos que en esta instancia se conocen. Pero peor aún el nivel de los jueces que manejan los casos.

En esta jurisdicción hay un nivel de razonabilidad que sonroja a cualquier profesional del derecho, pero las cosas se complican cuando se examinan las sentencias que emiten los juzgadores de una jurisdicción que está estrechamente vinculada con el Derecho Constitucional.

Es tanto así, que muchos de los jueces están más interesados en penalizar a las partes sobre la base de disposiciones arbitrarias e ilegales de comisionar un alguacil de estrado para que haga nuevas notificaciones y cobrarles a los litigantes por ese concepto hasta 20 mil pesos cuando se trata de conflictos legales que provienen del interior del país.

Cualquiera se forja la impresión de que existe una sociedad para hacer dinero mediante las notificaciones entre los alguaciles de estrados y los magistrados que presiden salas en el Tribunal Superior Administrativo.

Lo preocupante de este asunto es que cuando no se satisface el deseo del juez o del alguacil de estrado, ese disgusto se refleja en la sentencia que emite el tribunal.

Otro detalle importante de lo mal que se manejan algunas salas del Tribunal Superior Administrativo es que se agarran de cualquier detalle insignificante para justificar una sentencia en contra del que no se acoge a la comisión de un alguacil para fines de nueva notificación.

Impresiona, además, el poco nivel de razonabilidad de los que participan de las audiencias que se celebraran en el Tribunal Superior Administrativo.

En realidad, parece un juego de niños, lo cual desmiente los supuestos avances en Derecho Administrativo, porque la verdad es que lo ocurre en esta jurisdicción de la justicia  deja mucho que desear.

Continue Reading

Opinión

No es resentimiento ni frustración.

Published

on

Por José Cabral

El panorama que se observa en el país lleva a cualquier persona, por optimista que sea, a sentir que todo se derrumba y que nada tiene solución. No hay un solo estamento estatal que indique que el país transita por un buen camino.

Esto así, porque si al azar se escoge cualquier instancia, pública o privada, fácilmente se llega a la conclusión de que prácticamente todo está perdido. Son prácticamente nulos los referentes que indican que en el futuro se alcanzaría una mejor nación.

El principal fracaso de la sociedad dominicana tiene que ver con el fiasco que representa el Ministerio Público y la judicatura nacional, donde uno apoya la ilegalidad del otro. Es un asunto para mantenerse seriamente preocupado.

En realidad, no se sabe cuál si el fiscal o juez anda peor, pero de lo que sí se puede estar seguro es de que ambos transitan por un camino que solo garantiza el abismo de la nación.

En el país no hay proceso penal que termine de buena manera, pero tanto el Ministerio Público como los jueces recurren permanentemente a decisiones al margen de las leyes que les sirven de sustento.

El Ministerio Público sólo parece ser bueno para manejar casos de importancia mediática, mientras que los jueces se han especialistas en emitir sentencias al margen de las normas y de los derechos, deberes y principios fundamentales.

Es una verdadera vergüenza lo que ocurre en el país, ya que tribunales como el Superior Administrativo, donde el administrado busca liberarse de los abusos de la administración, tiene un nivel similar al de un juzgado de paz. Sus jueces carecen de razonabilidad y muchas veces hasta de sentido común.

En el sistema de justicia nacional se produce una verdadera negación de derechos, pero el hecho de que los jueces no puedan ser procesados por muchos de los casos que fallan, ya que hasta las acciones de amparo no pueden ser interpuestas en contra de los tribunales nacionales, habla claro de la trampa en que está envuelto el ciudadano.

Es decir, que, aunque existe la querella disciplinaria, la recusación e incluso la prevaricación, es una batalla como aquella siempre citada entre el huevo y la piedra, porque la complicidad se extiende de un lado a otro sin excluir a prácticamente la totalidad de los actores del sistema de justicia.

Adentrarse en el comportamiento de la justicia y del Ministerio Público es una razón determinante para frustrarse o resentirse, aunque, naturalmente, este mal debe combatirse con herramientas que tal vez algún día surtan efecto.

Continue Reading

Opinión

El impresionante resbalón del Escogido

Published

on

Por Nelson Encarnación

Algunas personas han llegado a afirmar que el juego de béisbol no es un deporte, sino un pasatiempo que sirve de entretenimiento a toda la familia, la que puede tener un importante consumo mientras transcurre un partido de nueve entradas, por lo general lento.

Sin embargo, somos más los que sostenemos lo contrario, no porque seamos fanáticos o seguidores, sino porque una contienda en la que medie la aplicación de estrategias no puede ser un simple pasatiempo.

Las estrategias son fundamentales en el juego de pelota, sin las cuales el resultado no puede ser el esperado, aunque no siempre estas funcionen. Como en toda actividad humana, inclusive en la guerra.

Hechas estas disquisiciones, pasamos a no entender qué ha provocado el impresionante descalabro, el resbalón sin final que ha abatido a los Leones del Escogido.

No se explica que un equipo que en los primeros 20 juegos del presente campeonato obtuvo quince victorias, haya caído a un abismo, tan profundo que, al día de hoy, está en la peligrosa ruta de quedar fuera de la siguiente ronda.

Es como estar con respiración asistida, mantenerse vivo gracias a la buena fortaleza física que se acumuló—15 victorias contra 5 derrotas—, pero no suficiente como para rebasar de manera exitosa un estado comatoso.

¿Qué hará la gerencia del equipo capitalino para tratar de revertir la ruta hacia el fondo? No preveo una opción, sobre todo, al recordar lo declarado hace un par de años por uno de los dueños del “Duro de matar”.

¿Qué dijo ese ejecutivo? Que al equipo le es económicamente más rentable quedar fuera en la serie regular que pasar a las siguientes. Algo así o algo peor, según recuerdo.

Cuando leí aquello tuve que remontarme a los pleitos con mi difunto padre—liceísta furibundo—que no asimilaba derrota frente al “eterno rival”, y yo, como escogidista, le daba la cuerda, corriendo riesgo de unos correazos por irreverente. De este tamaño ha sido mi escogidismo.

¿Hay escasez de cartera en la gerencia del equipo rojo? No lo creo. ¿Falta estrategia para la ofensiva? Lo creo un poco. ¿Cayó por un barranco irrecuperable el pitcheo de los Leones? Me quedo con esta.

Frente al despeñadero actual, los rojos no tenemos muchas esperanzas. Y por favor, no echemos la culpa al mánager Pujols.

Continue Reading

Edificio La República: Restauración No. 138, cuarta planta, Santiago, República Dominicana. Teléfono: 809-247-3606. Fax: 809-581-0030.
www.larepublicaonline.com  / Email: periodico@larepublicaonline.com
Copyright © 2021 Blue National Group