Me pidieron que dijera lo que pienso del nuevo gobierno, porque saben de mi amistad con Danilo, la que contrasta con mis ideas sobre el estado, el poder, la acumulación capitalista y los partidos. Como no soy comunicador mejor digo lo que quiero, lo que pienso no tendrá importancia, rodará “por la pendiente enjabonada de la elucubración”.
Después que renuncié del PLD, en el 1990, permanecí cercano a Danilo Medina, fui a su gobierno en 1997, le acompañé para ser presidente en el 2000 y a candidato en 2008. En la reciente campaña del 2012 no participé, juré nunca más pasar mi voto por las maquinas trituradoras políticas del PRD, PLD, dos formaciones degeneradas de sus esencias y negadoras de la práctica política del buen vivir para todos.
Pero cómo no alegrarme de lo que le ha ocurrido a mi amigo Danilo, sería hipócrita no sonreir imaginándolo sentado en la poltrona, desde donde ejecutar sus programas de gobierno, los que tantas veces me comentó, y con los que soñó. Cómo no disfrutar de las caras risueñas de Candy y las niñas, las cuatro mujeres de Danilo.
Me alegro, aunque él sabe que desapruebo el pacto del gobierno con el gran capital y buscar la excusa de la gobernabilidad para estar bien con todo el mundo. Me alegro, repito, y se que dos o tres de sus ‘compañeros’ complotarán contra cualquier medida que comprometa la estructura económica actual por sacar a un buen grupo de dominicanos y dominicanas de la pobreza.
Amistad y cariño no justifican miopía alguna, hemos sobrevivido a nuestras diferencias. El tratará de imponer su estilo de humanidad y eso me alegra. Admiro su inteligencia, pero mis sueños no se nublarán y esperaré sus ejecuciones, sobretodo la del 4% para la educación, la de atender a los campesinos pobres, la de cuidar a los jóvenes, entre otras.
Me contenta ver que Danilo ocupe la presidencia y hasta escuché su discurso. Como todos esperé que anunciara el nuevo equipo de trabajo, y me preocupa más que todo la ausencia de jóvenes para que le acompañen a ejecutar los cambios que todos esperamos.
Quiero que Danilo lo haga bien para que las mayorías consigan ser más felices de lo que son ahora y deseo que el tramo que le ha correspondido manejar la guagua rumbo a la sociedad solidaria, lo haga con decencia y humanidad, ante todo.
Solo quiero que mi amigo sea un buen presidente, que saque de la pobreza a cientos de miles de familias que viven mal, que priorice la educación, que escuche y respete las voces de los ciudadanos independientes, que castigue el dolo y que no mienta nunca. Ese sería un gobierno decente y diferente a lo visto hasta hoy. El otro gobierno, con el que sueño, lo harán los jóvenes sin el lastre de los partidos.