Por Narciso Isa Conde
El neoliberalismo ha prostituido los conceptos reforma y desarrollo.
Antes, determinadas corrientes dentro del capitalismo, hablaban de reformas para favorecer a la clase obrera, al campesinado, a las mujeres, a sectores empobrecidos…para ampliar la democracia, los planes sociales, la economía solidaria. Fueron los tiempos del auge de la socialdemocracia y de los llamados estados del bienestar o del capitalismo moderado
Ahora, es todo lo contrario: se habla de reformas para anular las conquistas sociales, privatizar lo público y lo social, favorecer a las oligarquías capitalistas, aumentar precios, bajar el salario real, saciar la voracidad del capital extranjero, aumentar los impuestos al consumo, reducir y pervertir la democracia liberal, anular la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, asaltar los mercados nacionales.
Derrotado el gobierno en su fracasado intento de convertir en ley su reciente paquetazo, Abinader volvió sobre ambos términos y declaró que su gobierno “ajustará los planes de desarrollo por el retiro de la reforma” (fiscal).
¿Pero cuál es la verdad?
Que el paquetazo no es ninguna reforma, sino una contrarreforma que empobrecería aún más a los pobres y a las capas medias.
Que tampoco era para impulsar “planes de desarrollo”, sino para sostener el crecimiento de las elites capitalistas, promoviendo aún más desigualdad y mayores penurias en gran parte de la sociedad.
El desarrollo para los capitalistas tipo Abinader no tiene nada que ver con el desarrollo humano, con la dignidad de los seres humanos, sino con el crecimiento y expansión de sus capitales, con el acaparamiento de las riquezas producidas por los trabajadores/as o presentes en la naturaleza, y con el continuo incremento de sus ganancias.
Eso no es política de desarrollo.
Es para sostener el crecimiento y la expansión del capital privado con desigualdades cada vez más brutales.
Es para engordar la cúpula de una partidocracia impenitente y de las mafias políticas, policiales, militares y empresariales.
Propusieron hacerlo sin más endeudamiento, por el crecimiento del déficit fiscal y por el riesgo de que el pago de los servicios de la deuda se torne inmanejable, lo que acontece porque usan indebidamente los fondos públicos.
Utilizan los préstamos para engordar sus capitales y a las cúpulas de la burocracia civil y militar, mientras gran parte de su fortuna en dólares la colocan en paraísos fiscales, para evadir los impuestos establecidos aquí; y, además, proponen frenar un endeudamiento cada vez más insostenible, empobreciendo a los más pobres. Así ha sido y sigue siendo, pese a las proclamas de transparencias.
La transparencia se cae en pedazo frente la narco-política del PRM y los otros, frente a los turbios compromisos político-militares con Jochi y Guilermo Gómez, la impunidad del gran empresariado delincuente y de los congresistas y generales corruptos o asesinos
Los consumidores pobres o de bajos y medianos ingresos aportan el 70% del total de las recaudaciones del estado, y cuando aumenta el déficit, entonces el gobierno endeuda más al país; a la vez que procuran imponer que ese deficit lo paguen quienes reciben escasos beneficios. Y como el pueblo se resistió a pagar y a sacrificarse, vuelven, a manera de chantaje, a endeudarse con 650 millones más.
La verdad es que son unos cabrones, pero lo bueno es que la gente los está conociendo mejor y enfrentándose a sus abusos.