Opinión
Réquiem para un partido político duartiano
Notice: Undefined variable: post in /home/larepublica/public_html/wp-content/themes/zox-news/amp-single.php on line 116
Notice: Trying to get property 'ID' of non-object in /home/larepublica/public_html/wp-content/themes/zox-news/amp-single.php on line 116
Por Ismael Batista
Pasadas las elecciones del 1990, el P.L.D. se enfrasca en los trabajos del cuarto congreso nacional denominado Félix Serbio Ducoudray y Miguel Soto. Es en este congreso donde se manifiesta por primera vez en la organización política, ese grupo o sector que Juan Bosch le llamo corriente oportunista integrada por senadores, diputados, síndicos y regidores, entre otros, interesada en escalar cargos públicos y obtener dinero En calor de los debates del congreso, varias propuestas del fundador y líder, para la conformación del comité político fueron rechazadas. Eran las manifestaciones del sector dentro del P.L.D., que tenía la intención de asaltar la dirección política, lo que provoco la renuncia de Juan Bosch en marzo de 1990. No tardaría mucho en revocar su decisión porque las base del partido se lo reclamaron.
Las razones esgrimida por Juna Bosch para presentar su renuncia de la organización tienen carácter histórico y premonitorio: renuncio porque no puedo aceptar en el P.L.D situaciones que yo rechace cuando renuncie del P.R.D. en el año 1973. Además, en el P.R.D. no había ninguna posibilidad de que cuando este llegase al poder favoreciera al pueblo dominicano con sus acciones de gobierno.
Continuando con la relación de los hechos, el quinto congreso del P.L.D. en 1994, Enmanuel Espinal, en el orden de los acontecimiento al lo interno de la organización, pueden definirse de transicionales. Es el sexto congreso general en 2001 denominado profesor Juan Bosch donde se plasman un conjunto de reformas que dieron origen a lo que es el Partido de la Liberación Dominicana al día de hoy, dejando detrás el partido de cuadro.
Estas reformas en el plano organizativo y estructural transformaron al P.L.D en un partido de masas, una maquinaria electoral; con todos los adláteres que conlleva esta modalidad política de hacer proselitismo electoral en la Republica Dominicana. Es cuando el comité Político y el Comité Central incrementan desproporcionalmente sus miembros, resultando este último, por la amplitud numérica, en un organismo imposibilitado para deliberar y el debate político. En consecuencia la máxima dirección e instancia del P.L.D., el Comité Central, lo convierten en un organismo inoperante, inoperatividad, que se extendió a todo lo largo y ancho de las estructuras partidarias.
Es en este contexto que el Comité Político asume funciones plenas, en el plano político y en el gubernamental. Electoralmente nuevo estilo de proselitismo electoral que marcan la diferencia con el otrora partido de cuadro ganador de las elecciones del 1990 y la implementación desde el poder de políticas económica neoliberales en contraposición con los postulados de un partido de liberación.
El Partido de la Liberación Dominicana tiene el escenario del VIII congreso nacional para retomar su papel histórico de vanguardia política. Es imperiosa la necesidad de levantar la bandera del relanzamiento de la organización, modernizarla y enarbolar los principios duartiano que le dieron origen. He aquí, la oportunidad de enderezar entuertos para seguir el sendero de completar la obra del insigne Juan Pablo Duarte. De no aprovechar el escenario del VIII congreso para la conformación de estructuras funcionales capaces de darle solución a los ancestrales problemas del pueblo dominicano, estaríamos escuchando la música fúnebre de un réquiem para el P.L.D.
El autor es médico reside en Barahona