Por Narciso Isa Conde
En ocasión del “domingo de Ramos”, iniciándose Semana Santa, escribo este responso inspirado en las bondades de la Barrick Gold.
Téngala el Dios de los purpurados, del santo Banco Ambrociano y los sacerdotes pedófilos –que no el de los curitas “viralatas” y “subversivos”- en su Santo Seno.
Recíbala Señor con una generosa sonrisa.
Por ingeniársela para que el cristalino Estado dominicano aceptara complacido recibir el 3% de las ganancias generadas con la venta de su oro; diferido el pago hasta cuando esa pundonorosa transnacional recupere su inversión.
Por su habilidad para poner a nacer el oro dominicano en los EE.UU., garantizándole la cotizada nacionalidad gringa y despreciando el inmundo poder del mangú.
Por su talento para financiar su abultada inversión con la garantía del oro ajeno.
Por su lealtad a los sagrados principios del “libre comercio”, pasándole por encima a obsoletos impuestos y vetustas reglas heredadas del decadente proteccionismo económico.
¡Oh!, Señor mío, perdónala por sus pequeños desatinos contra los glaciales argentinos-chilenos en Pascua Lama, compensados con amor por el cianuro, el para-militarismo y las verjas electrificadas.
No olvides que Barrick rompió todos los record de los amados vampiros de Orlando y que eso la hace merecedora de todas tus indulgencias.
No desprecies el justo pedido de San Leonel de Villa Juana y disponte a recibir espléndidamente a la Barrick en tu Reino. Ten presente que ella ha cumplido las normas del Paraíso Fiscal que le crearon los honorables legisladores, a cambio de simbólicos maletines de piel repujada en la Tenería del Palacio.
Ábrele, Señor, la puerta principal de tu apacible Estancia Celestial, no solo a los Bush, sino también a tus ilustres siervos Rocha y Cisneros. Perdónalos por las pecatas minutas de la CIA y el crack, la Escuela de las Américas, el Plan Colombia, los despojos en Miche y los atracos en Venezuela.
¡Oh!, Señor Todopoderoso, no le haga caso a los pérfidos rumores de sobornos, contrabando, estafas y contaminaciones…de aquellos envidiosos enemigos del Progreso.
Tranquiliza a Danilo para que busque “rating” y dinero por otras vías, para que no ofenda la generosidad de esa Gorda sublime, solo por su afán de tapar los hoyos cavados por el travieso de San Leonel.
Vuelve, Dios misericordioso, a dar prueba de tu magnanimidad: perdónale los pecados a la Barrick Gold y llévala directamente al Cielo, ya que sabiamente Benedicto eliminó el Purgatorio.
Pero antes de darle la orden de entrada a San Pedro, asegúrate bien que Barrick esté bien muerta y enterrada en una lujosa tumba de Quisqueya. Confírmalo con Francisco I y de su alicate Nicolás.