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Opinión

rimer aniversario de la inmortalidad de fidel

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Por Narciso Isa Conde

Hoy, precisamente el día del cuádruple asesinato de las inmortales Hnas. Mirabal y de Rufino de la Cruz, conmemoramos el primer año de la inmortalidad de Fidel Castro Ruz, el líder revolucionario de mayor proyección e impacto a escala planetaria (junto a Ernesto –Che- Guevara de la Serna) a lo largo del siglo XX y de lo que va del siglo XXI

Una de las mediciones que puede hacerse de la grandeza de este singular representante del ideal socialista, es el empeño que puso el imperialismo, encabezado por la superpotencia militar estadounidense, en asesinarlo y en erradicar la portentosa obra que dirigió: la primera revolución de orientación socialista del Hemisferio Occidental, asediada, cerdada, agredida a lo largo de su digna resistencia de más de medio siglo.

Empeño fracasado en más de 600 ocasiones, una de ellas a raíz de su primera visita a nuestra querida Quisqueya.

Este momento es propicio para referirme a los enormes riesgos que corrió Fidel para cumplir ese anhelo, publicado por primera vez en mi reciente libro SECRETOS Y VIVENCIAS…

¡FIDEL EN DOMINICANA!

Avanzaba el año 1999 cuando se anunció la visita del líder de la Revolución Cubana a nuestro país. Pasaron 40 años para que Fidel pudiera pisar tierra dominicana. Algo súper-emocionante para él y para todos/as los/as revolucionarios criollos.

Era una visita delicada en cuanto a la seguridad del líder cubano. El anuncio de su venida activó todas las fuerzas agresivas del exilio cubano comandadas por la CIA. Omega 7, Alfa 66, Hermanos al Rescate y comparsa.

Los camaradas cubanos nos solicitaron colaboración especial, además de que las izquierdas solidarias con Cuba nos dispusimos a hacerle compañía cercana, en forma de vigilias e iniciativas abiertas durante su estadía y desplazamientos.

Nosotros/as siempre le dimos seguimiento a la presencia y a los vínculos del exilio cubano en el país.

Recordemos que el denominado Grupo Pérez y Pérez tenían intensas relaciones con Omega 7, Orlando Bosch, José Guash, Frank Castro y Posada Carriles, todos connotados terroristas de la gusanera cubana, que siempre rondaban por estos lares.

Frank Castro residía en el país y lo teníamos ubicado.

Creamos un equipo bajo la dirección de los camaradas José Manuel Meléndez (Melendito) y Bartolo Taveras (combatiente en El Salvador), para encargarse de ese capítulo y seleccionamos y contactamos a todos/as los camaradas y amigos/as útiles para esos fines, con capacidades para trabajar en relación directa con los hermanos cubanos.

Captamos las conexiones del entonces Jefe de la PN Sanz Jiminián con los “Hermanos al Rescate” y en su momento la denunciamos.

Recibimos de muy buena fuente una información clave: semanas antes de la llega de Fidel, José Guash (veterano terrorista, coordinador de la voladura del avión de Cubana de Aviación en Barbados) había arribado al país procedente de Nicaragua, piloteando el avión del presidente nica Arnoldo Alemán, fanático anticomunista vinculado a la CIA.

En el avión trajeron un cohete para ser usado contra Fidel y su escolta.

Alemán, muy amigo del empresario Chichí Selman, entonces dueño de la Coca Cola dominicana, aprovechó la invitación de éste a una boda de su hijo en Casa de Campo y a su espalda le facilitó apoyo al grupo terrorista de Posadas Carriles y Orlando Bosch, al que pertenecía José Guash.

El artefacto fue situado en una factoría de tabaco en Villa González, propiedad de un gusano cubano, para ser accionado en ocasión del desplazamiento de Fidel a Montecristi cuando fuera a rendirles honores a Máximo Gómez y a José Martí, como estaba previsto.

Pasamos esas y otras informaciones valiosas a la inteligencia cubana, que tomó todas las precauciones de lugar, incluso la suspensión del viaje a Montecristi.

Seguimos muy de cerca los movimientos de los gusanos y sus conexiones internas.

Alertamos al país y contribuimos junto a los camaradas cubanos a frustrar la trama.

Recibimos como Fuerza de la Revolución (ya junto al PCD se había integrado a otras tres organizaciones marxistas) la invitación para asistir a la recepción oficial en el Palacio Nacional. La iniciativa procedió de la parte cubana, que insistió en que nos incluyeran en la lista de invitados.

Hicimos la cola para saludar a los mandatarios y tocó el turno de saludar a Fidel. Al acercarme él me abrazó con fuerza y me dijo al oído: “Gracias, muchísimas gracias. Estoy enterado de lo que hicieron. Nos veremos”.

Meses después en Cuba me hicieron un discreto pero efusivo reconocimiento por esa importante contribución y por el rol que habían jugado aquí nuestros camaradas, entre los que se destacaron, reitero, José Manuel Meléndez (Melendito) y Bartolo Tavera, este último combatiente junto al FMLN en El Salvador y el primero combatiente de la revolución de 1965.

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Ellos dos fueron -junto a los abnegados oficiales de la inteligencia cubana- los verdaderos héroes de esa trascendente jornada.

El inmenso liderazgo de Fidel siempre contó con muchos talentos cubanos y de otros países capaces de defenderlo en vida, en ocasión incluso de no pocas de sus intrépidas iniciativas.

Muchos de mis hermanos cubanos, jodedores como los que más, relajan con otras historias en las que Fidel se salvo de “uñita”, atribuyéndole protección de ciertos espíritus y fuerzas sobrenaturales amigas de la revolución.

Sin despreciar esa “ayudita” de quienes hayan decidido apelar a ella –dado que todos los métodos de lucha que ayuden a hacer y defender revolución podrían ser válidos- la verdad es que sobrevivir en medio de la hostilidad y los designios de muerte de un poder mundial tan criminal y perverso, no es cuestión de milagros, sino de respaldo de pueblos, métodos apropiados, inteligencia política, capacidad de defensa personal, cálculo científico y gran intuición.

Ahora, lo más formidable de todo esto es como Fidel ha logrado sobrevivir en forma gigantesca a su muerte física.

Los verdugos de la humanidad no pudieron matarlo en vida y mucho menos desaparecerlo luego de agotada sus energías físico-biológica.

Por eso hoy celebramos su inmortalidad en su calidad de compensación de la humanidad a todos sus sacrificios y aportes.

Valiosa recompensa a los que pasan por la vida terrenal dejando una estela de rebeldías frente a las injusticias y atrocidades de un orden capitalista mundial que ahora, más que antes, sigue derramando sangre y pus de la cabeza a los pies en medio de su decadencia.

Sigamos ese y otros ejemplos similares hasta hacer realidad la insurgencia global anticapitalista para recrear, a partir de toda la experiencia acumulada, el comunismo anhelado y el gran proyecto de solidaridad humana del siglo XXI.-(25-11-17, Santo Domingo, RD)

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Opinión

La CIA, Mockingbird y los periodistas

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(I)

Por Oscar López Reyes

Desde 1950, tres años a posteriori de su creación -1947- la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos comenzó a instrumentalizar a periodistas para manipular y moldear a la opinión pública mundial, en una abominable labor de zapa, en el cenit geopolítico de la Guerra Fría entre dos superpotencias imperiales. Su proyecto primigenio, y el más escalofriante, ha sido la encubierta Operación Mockingbird, mediante la cual se ocultaron y tergiversaron informaciones para influir a favor de los designios norteamericanos, y desde 2019 ejecuta a gran escala una campaña de reclutamiento para difundir noticias y entretenimiento en redes sociales y plataformas streaming.

En estos 78 años, la CIA ha invertido miles de millones de dólares en el enlistamiento de periodistas anti-éticos y anti-democráticos y en infiltración en medios de comunicación para divulgar programas propagandísticos, engendrando el descrédito y la desconfianza ciudadana, así como la animadversión de adversarios en guerras.

La operación Mockingbird, que inicialmente consistió en escuchas telefónicas periodísticas sin orden judicial, fue llevada a cabo por la CIA para identificar fuentes de filtraciones de datos de alta inteligencia. Principió grabando conversaciones privadas de Hanson Baldwin, reportero de seguridad nacional del New York Times, entre el 12 de marzo y el 15 de junio de 1963, desde el Despacho Oval de la Casa Blanca.

Las grabaciones fueron por iniciativa del presidente de Estados Unidos, Jhon F. Kennedy, luego que se incomodara por un reportaje de primera plana publicado por Baldwin (ganador del Premio Pulitzer en 1943 por su cobertura de la Segunda Guerra Mundial) en la edición del 26 de julio de 1962 del New York Times en el que, amparado en una información clasificada, revelaba el número de misiles nucleares en el arsenal estadounidense. A su vez, comparaba esos depósitos atómicos de Estados Unidos con los de la Unión Soviética, y el afán de esta última superpotencia por resguardar sus emplazamientos de misiles balísticos intercontinentales.

A seguidas, la CIA también intervino los teléfonos residenciales de los columnistas Robert S. Allen y Paul Scott (The Allen-Scott Report, publicada en unos 300 periódicos), tras estos dar a conocer secretos clasificados de Estados Unidos. Más adelante, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) se incorporó a las averiguaciones y vigilancia para detectar quienes desde los organismos de inteligencia estaban infiltrando informaciones a la prensa. También produjo la intercepción telefónica a la periodista de Newsweek, Lloyd Nornam, y el secretario de Estado Dean Rusk presionó para que CBS News no difundiera un reportaje del periodista Daniel Schorr sobre el espectacular escape de ciudadanos de Alemania Oriental a través de un túnel bajo el Muro de Berlín.

Por intermedio del proyecto Mockingbird -según variadas fuentes- para divulgar propaganda proestadounidense y truquear a la opinión pública contra la influencia comunista, aceptaron ser asalariados de la CIA cientos de periodistas de The New York Times, The Washington Post, Newsweek, ABC, CBS, NBC, la revista Time, Louisville Courier Jounal, Copley News Service, la agencia internacional Reuters y otros medios de América Latina, Europa y otras regiones.

Los objetivos bien definidos de la contratación a sueldo de la red de periodistas, publicaciones, televisoras y emisoras tengo que segmentarlos en siete:

1.- Difundir relatos preescritos por la CIA, para tratar de cambiar la percepción global sobre situaciones y personas, siempre favorables a Estados Unidos.

2.- Controlar la política editorial de medios comunicativos, a través de altos ejecutivos y editores, en una novedosa interacción subrepticia gobierno-prensa.

3.- Ocultar informaciones perjudiciales o desfavorables a Estados Unidos, en una intromisión estatal sin precedentes.

4.- Inclinar la balanza para conveniencia estratégica de Estados Unidos en coberturas informativas, artículos de opinión, editoriales y otros géneros periodísticos.

5.- Contrarrestar la propaganda e influencia de la Unión Soviética, con mecanismos sofisticados de persuasión pública.

6.- Suministrar datos de inteligencia, en una típica tarea de espionaje.

7.- Detectar a agentes o empleados de organismos de inteligencia que confidencialmente suministraban informaciones a periodistas.

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El autor: Redactor principal del Código de Ética del Periodista Dominicano y autor exclusivo del libro “La Ética en el Periodismo. Los cinco factores que interactúan en la deontología profesional”.

 

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Opinión

Cuando el privilegio pesa más que el salario

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Por Isaías Ramos

En el artículo anterior, “Cuando trabajar no alcanza”, mostramos lo esencial: en nuestro país hay trabajadores a tiempo completo que, aun cumpliendo con todo, no alcanzan el costo de la canasta básica. Hoy toca cerrar el círculo con una pregunta inevitable: si el Estado asegura que no tiene margen para indexar el ISR ni para acercar los salarios a la canasta, ¿cómo sí lo tiene para blindar exenciones y subsidios que ya rondan el medio billón de pesos al año?

La comparación es contundente: alrededor de RD$19 mil millones para cumplir la indexación —lo mínimo para que la inflación no se coma el salario por la vía del impuesto— frente a más de RD$500 mil millones en gasto tributario y subsidios no focalizados. Esa diferencia no es técnica; es moral. Es un impuesto silencioso al trabajo para sostener privilegios que casi nunca rinden cuentas.

No hablamos de milagros, sino de coherencia constitucional.

Primero derechos; después privilegios.

La indexación es justicia básica; que el salario cubra la canasta es dignidad mínima. Cuando eso no ocurre, todo lo demás se convierte en una transferencia regresiva: recursos públicos arriba y salarios de subsistencia abajo.

Lo vemos en historias como la de Marta, cajera en una tienda que abre seis días a la semana. Gana el salario mínimo del tramo superior y aun así no le alcanza para transporte, alimentos y educación básica de sus hijos. Todos conocemos una Marta. Su caso no es la excepción; es el reflejo de un modelo.

Reconocemos, sin ambigüedades, que ciertos sectores han traído inversión y empleo. Pero en un Estado Social y Democrático de Derecho, la prioridad no se discute: derechos primero, incentivos después. Si un sector recibe exenciones millonarias durante décadas, la contrapartida mínima es un salario mediano por encima de la canasta y una reducción verificable de la informalidad. Y si los beneficios se justifican por su aporte, ese aporte debe comprobarse con datos públicos.

Las preguntas son simples, y las respuestas deberían serlo también:

  • ¿Cuál es su salario mediano y qué parte de la canasta cubre?
  • ¿Cuál es su aporte fiscal neto, descontadas exenciones y transferencias?
  • ¿Qué metas salariales y de formalización han cumplido —auditadas y con plazos—?

Si esas respuestas no existen, la falla no está en quien critica, sino en un modelo que evita mirarse al espejo.

Cuando miramos la región, el panorama se vuelve más claro y más crudo. Llevamos décadas creciendo alrededor de 5 % anual, más del doble del promedio latinoamericano. Sin embargo, datos del Banco Mundial muestran que menos de 2 % de los dominicanos ascendió de grupo de ingreso en una década, frente a un 41 % regional. Es una de las movilidades más bajas de América Latina: un motor económico de alta potencia montado sobre una carrocería social demasiado frágil.

A eso se suma un mercado laboral con alrededor de 55 % de informalidad, superando un promedio regional que ya bordea la mitad. Millones de personas trabajan sin contrato, sin protección y sin capacidad de negociación. Mientras tanto, el salario mínimo formal del sector privado no sectorizado —según el tamaño de la empresa— oscila hoy entre unos RD$16,000 en las microempresas y cerca de RD$28,000 en las grandes, y ni siquiera en su tramo superior alcanza el costo de la canasta familiar nacional, que ronda los RD$47,500, ni la canasta del quintil 1, situada en torno a RD$28,400. La mayoría de los trabajadores informales ni siquiera se acerca a esos montos.

Ahí está el nudo del modelo: un PIB que corre por delante del promedio regional, con salarios más bajos, más informalidad y menor movilidad que casi todos. Ahí es donde la retórica del “milagro” deja de coincidir con lo que millones viven cada día: jornadas largas, ingresos insuficientes y un crecimiento que no se traduce en dignidad.

Y, mientras tanto, la indexación —que solo evita que el impuesto castigue el salario— se presenta como inalcanzable. No lo es. Lo inalcanzable es pretender estabilidad congelando la protección del trabajador mientras se blindan privilegios que nadie revisa con lupa desde hace décadas. Eso no es estabilidad; es un subsidio a la precariedad.

La discusión no es “si hay dinero”, sino de dónde es justo que salga.

¿De quienes ya no pueden más, o de exenciones que llevan medio siglo sin evaluación seria?

¿De la nómina de la clase trabajadora, o de regímenes especiales convertidos en vacas sagradas?

En el Frente Cívico y Social entendemos que la guía es simple y está escrita en la Constitución. El artículo 62 establece, entre otras cosas, que es finalidad esencial del Estado fomentar el empleo digno y remunerado y, en su numeral 9, consagra el derecho a un salario justo y suficiente para vivir con dignidad. No es poesía; es mandato. Si el salario mediano de un sector no cubre la canasta, ese sector no cumple con la dignidad mínima. Y si además recibe exenciones, la obligación de rendir cuentas es aún mayor.

Y porque no hay dignidad sin desarrollo, no olvidemos lo esencial: salario digno es demanda interna, productividad futura y estabilidad social. Con sueldos de miseria no se construye un mercado interno robusto, no se fortalece el capital humano, no hay escalera de movilidad. Lo que se “ahorra” hoy en salarios bajos se paga mañana en menor crecimiento y mayor conflictividad.

En una frase: un país que se respeta no pone el privilegio por encima del salario, ni el incentivo por encima de la dignidad. Cuando la política honra esa jerarquía, la estadística deja de ser consuelo y se convierte en vida vivible.

Despierta RD

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Opinión

La Corte Penal Internacional y los Tribunales Penales Internacionales  (1 de 2)

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Por Rommel Santos Díaz

A diferencia de la Corte Penal Internacional, cuyo estatuto es el resultado de varios años de debates y de la Conferencia de Plenipotenciarios, los tribunales Ad –Hoc para la Ex Yugoslavia  y Ruanda  son la expresión de una respuesta a dos situaciones específicas caracterizadas por la comisión de atrocidades en el territorio de estos países.

Fue precisamente la gravedad de las circunstancias lo que obligó al Consejo de Seguridad a ejercer las atribuciones que le confiere el  Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas para crear las jurisdicciones penales Ad – Hoc para la Ex Yugoslavia ( Resolución  827 de 1993) y para Ruanda (Resolución 955 de 1994)

En estos casos, ambos tribunales tienen virtualmente estatutos idénticos y también compartieron algunas instituciones comunes, como  por ejemplo el Fiscal, dado que a partir del 15 de septiembre del 2003, el Consejo de Seguridad designo a Hassan Bubacar Jallow como Fiscal del  Tribunal Penal Internacional  para Ruanda.

La Fiscal Carla Del Ponte ejerce su competencia exclusivamente en relación al Tribunal Penal Internacional  para la Ex Yugoslavia. Las características comunes entre ambos tribunales han tenido como consecuencia, al menos en el ámbito teórico, la economía y uniformidad en el ámbito fiscal  hasta el año 2003 así como en el desarrollo de una línea jurisprudencial sólida y constante en el análisis de sus respectivos casos.

De esta forma la creación de dichos tribunales Ad-Hoc constituye un desarrollo sin precedentes a favor de la implementación de las normas sobre derechos humanos que a su vez ha favorecido una dinámica positiva en el proceso de creación de un sistema de justicia penal internacional  que se concreta casi una década después con el inicio de las funciones  de la Corte Penal Internacional.

Por su lado el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda fueron creados por resoluciones del Consejo de Seguridad en virtud de las cuales son considerados como órganos judiciales subsidiarios del mismo.

Se ha establecido que aun cuando fueron creados por el Consejo de Seguridad, el cual no es un órgano judicial, esto no afecta la validez del acto jurídico de creación puesto que ambos son el reflejo del ejercicio del mandato del principal órgano de las Naciones Unidas  para mantener la seguridad y la paz internacional.

Esta línea de razonamiento concuerda con la establecida por la Corte Internacional de Justicia en su Opinión Consultiva sobre los efectos de las compensaciones concedidas por el tribunal administrativo de las Naciones Unidas de 1954.

Por tanto, mientras la Corte Penal Internacional es un tribunal internacional independiente, el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda son órganos judiciales subsidiarios del Consejo de Seguridad Conforme al Artículo 2 del Estatuto de Roma, la Corte Penal Internacional mantiene relaciones de cooperación con el sistema de de las Naciones Unidas, pero ello no afecta su  independencia con respecto a dicha organización internacional.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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