Por Isaías Ramos
En medio de provocaciones reiteradas que amenazan la soberanía territorial, nos encontramos en un momento crítico que exige una preparación integral para salvaguardar la paz. Lo más probable es que devolver el orden en nuestra frontera y poner fin, de una vez por todas, a esta invasión pacífica requiera de nuestro pueblo sangre, sudor y lágrimas.
Sería muy injusto dejar este problema latente a las futuras generaciones. Una invasión pacífica que tiene nombre y apellido, como la de gobernantes que no cumplieron con su deber al dejar al país por más de 7 años sin política migratoria y la frontera sin control. En vez de actuar en defensa de nuestra soberanía, la cual debieron cuidar y preservar como parte de su responsabilidad.
Lamentablemente, pareciera que esta confrontación va a ser inevitable, pues nuestros vecinos viven vidas muy primitivas y su razonamiento parece estar completamente atrofiado. Por lo tanto, muchas veces solo entienden a través de la violencia.
Es urgente establecer una estrategia efectiva basada en el fortalecimiento de la seguridad nacional. Desde la capacitación avanzada hasta la inversión en tecnología de vanguardia, el país debe estar preparado para defender su integridad territorial. La coordinación estrecha entre las fuerzas armadas y los organismos de seguridad interna es esencial para garantizar una respuesta rápida y efectiva.
Más allá de las medidas defensivas, el país debe mirar hacia el futuro fortaleciendo su infraestructura clave. Modernizar las vías de comunicación, construir instalaciones estratégicas ante posibles amenazas son inversiones cruciales para estos tiempos.
Recordemos que lo más probable es que el caballo de Troya esté entre nosotros. La preparación de la población es esencial para construir una base de apoyo sólida. Robustecer la armada y la fuerza aérea para devolverles la funcionalidad para la cual fueron creadas.
En el Frente Cívico y Social queremos resaltar en estos momentos el actuar de nuestro ejército nacional, que ha dado demostración de sabiduría, madurez, carácter y firmeza ante las provocaciones de las que ha sido víctima. Les decimos a esos militares creyentes en la palabra de Dios que confíen en su promesa y actúen bajo su mandato divino: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.»
Este país debe sentir tranquilidad y paz, pues nunca hemos violado el territorio de Haití, a pesar de las tantas veces que hemos sido invadidos por ellos dejándonos solo destrucción y muerte. Pareciera contradictorio que las veces que nos ha tocado como país ir a su territorio ha sido con el objetivo de socorrerlo y ayudarlo, como lo fue el terremoto del 2010.
En esta ocasión, como tantas veces, nos están obligando a actuar en defensa de nuestra soberanía. Siempre hemos salido victoriosos y en esta ocasión tampoco será diferente, sobre todo cuando nuestra confianza está depositada en las manos de Dios.
En el FCS, estamos convencidos de que el país hoy requiere de líderes que tengan la voluntad y el coraje de fortalecer las defensas nacionales y espirituales de esta hermoso y bendecido país.
Nunca dejaremos de buscar soluciones pacíficas y colaborar con la comunidad internacional para dar los pasos necesarios que puedan ayudar a Haití a restablecer el Estado de derecho.
La frase imperativa del escritor romano del siglo IV, «Si quieres la paz, prepárate para la guerra», no solo implica una preparación militar, sino también un compromiso con el desarrollo sostenible, la información ciudadana y la diplomacia activa.
Finalmente, en el FCS, hacemos un llamado al pueblo dominicano a estar unidos como un solo cuerpo ante este enorme desafío que se nos presenta. Les aseguro que si logramos esa unidad nacional en defensa de nuestra patria, mientras más obscura se presente la noche, mayor será el esplendor con el cual brillará nuestra nación.
¡Despierta RD!