Agencia Efe
ESTADOS UNIDOS.- La actividad se mantiene en los iniciados campos de entrenamiento de los equipos de las Grandes Ligas y también las reacciones al escándalo del robo de señales en las que participaron los Astros de Houston durante la temporada del 2017 cuando ganaron su primer título de la Serie Mundial.
Esta vez los protagonistas han sido el campo corto venezolano Gleyber Torres, de los Yanquis de Nueva York, y el jardinero estelar de los Angelinos de los Angeles, Mike Trout, además de que también hablaron el nuevo piloto de los Astros, Dusty Baker, y el propio comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, que sigue estando en el ojo del huracán de las críticas más negativas.
Torres, a diferencia de lo que piensa la mayoría de sus compañeros y cuadro técnico de los Bombaros del Bronx, que consideran que el robo de señales de los Astros fue más allá de la temporada del 2017, admite que el mismo se ha aprovechado de la tecnología con los juegos de computadora como la “PlayStation”.
“Si estamos de frente a la televisión y te veo el control, yo voy a saber qué viene”, declaró Torres. “Voy a batear la bola bien duro y voy a ganar. Y si me dices que juguemos otra vez, voy a hacer lo mismo porque ganamos. Es verdad”.
Ante su propia experiencia de como se puede beneficiar de la última tecnología informática, Torres, admitió que el asunto es complicado porque está envuelto otro pelotero venezolano, el segunda base de los Astros, José Altuve, a quien considera un amigo.
“En Venezuela, cuando vas subiendo, lo que escuchas es que Altuve o (Miguel) Cabrera son los mejores peloteros del béisbol”, comentó Torres. “Así que para mí fue duro ver eso… somos del mismo país, y todo lo que se ha dicho no es justo. Personalmente, Altuve para mí es uno de los mejores peloteros de las Grandes Ligas. lo sucedido no es bueno para nadie”.
Torres se mostró confiado que el castigo impuesto por las Grandes Ligas que le costó el puesto al gerente general, Jeff Luhnow, y el piloto, A.J. Hinch, además de cinco millones de multa, logrará que en el futuro todo el mundo juegue bajo las mismas reglas.
“Es 2020, creo que todos los equipos están legales ahora mismo”, valoró Torres. “Así ya veremos qué podemos hacer”.
Sin embargo, Trout no pensó de la misma manera, y desde Tempe (Arizona), donde se encuentra el campo de entrenamiento de los Angelinos, manifestó que los Astros deberían recibir un castigo más severo por hacer “trampa”.
“Es algo triste para el béisbol”, declaró la estrella de los Angelinos, tres veces ganador del premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la Americana. “Es duro. Hicieron trampa. No estoy de acuerdo con los castigos, pues los jugadores no recibieron ninguno. Se trató de algo orquestado por los jugadores. Y apesta, también, porque han resultado afectadas las carreras de algunos. Mucha gente perdió su trabajo. Fue duro”.
Si bien no sugirió cuál es el castigo que deberían recibir los jugadores de los Astros, Trout dijo que tras el despido de Luhow y Hinch, los peloteros del equipo de Houston deberían haber sido también castigados.
Mientras que el nuevo compañero de Trout, el tercera base hispano Anthony Rendón, un nativo de Houston que fue la figura de los Nacionales de Washington en las pasadas Series Mundiales que ganó su exequipo a los Astros, dijo que siempre le pareció sospechoso lo que hizo la franquicia tejana en los últimos años.
Rendón, que firmó un contrato por 245 millones de dólares con los Angelinos, trató de ser más prudente a la hora de valorar lo sucedido.
“Se veía extraño, dejaban pasar bolas que eran lanzamientos muy difíciles, y por la manera en que jugaban. Todos son peloteros muy talentosos. Me agradan todos ellos, especialmente por lo que han hecho en mi ciudad, Houston. Pero definitivamente el ver esos partidos genera muchas dudas”, argumentó Rendón.
Entre tanto, Manfred reiteró que el “intercambios” de comentarios no es lo más “saludable” no lo mejor para superar la situación y advirtió que bajo ningún concepto las Grandes Ligas van a permitir represalias entre los jugadores contra los Astros.
“Espero que se los haya dejado claro a todos los directivos y técnicos de los equipos, que cualquier represalia en los partidos al lanzarle directamente al bateador no será tolerada, ya sea con Houston o cualquier otro”, subrayó Manfred. “Es peligroso y no ayuda a la situación actual”.
Por su parte, Baker ha pasado de la esperanza de que las repercusiones del escándalo de robo de señales de su nuevo equipo desaparezcan pronto a aceptar que los comentarios sobre el mismo continúan y eso no le beneficiaba de cara a los trabajos en el campo de entrenamiento de primavera.
Aunque también destacó que todo sana con el tiempo, y esperaba que al final cada uno se centrase en jugar a la pelota.
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