Opinión
Tres fulgurazos
Published
7 años agoon
- POR: ANDRÉS L. MATEO
UNO
Hablar de la administración del Estado en la sociedad dominicana es ante todo el advenimiento del absurdo. El Estado dominicano sonríe siempre, está en todas partes y en todos los sitios tiene usufructuarios. El Estado dominicano somos todos, pero eso es lo que siempre olvidamos. Se me ha ocurrido pensar en el Estado espantado por lo que costaría al país unas primarias abiertas. Como quien no quiere las cosas, el presidente de la Junta Central Electoral dice que costaría un poco menos de seis mil millones de pesos; y eso, contando que en el 2020 tendríamos cuatro elecciones, si se imponen las primarias abiertas (equivalentes a unas elecciones generales), el costo de la práctica política en nuestro país es sencillamente demencial. ¿Por qué gastar semejante cantidad de dinero tratando de imponerle a todos los partidos una modalidad de elección de sus candidatos que es antidemocrática, irracional, manipulable, y repudiada por un amplio espectro de la propia clase política, y de las instituciones ciudadanas, y los poderes fácticos de la nación? Simplemente porque históricamente el Estado dominicano es portador de una agresiva y engreída manera de no ser. El estado dominicano es nuestro crimen y nuestro remordimiento.
DOS
Sobre el Estado dominicano se han encaramado los demagogos y dirigentes de nuestra larga historia de padecimientos históricos. El objetivo ha sido siempre saquearlo, convertirlo en fuente de poder, en creador de riquezas aprovechable en el plano personal, en fuente de acumulación originaria de capital. No es difícil comprender en nuestra desastrosa historia los orígenes de las inesperadas miserias que nos desgarran, el recelo y la dificultad de construir instituciones, las andrajosas posturas de quienes nos han gobernado. El Estado son ellos, ellos son alter ego del Estado. Encarnan su representación ignominiosa. De Santana a Báez, De Báez a Lilís, de Lilís a los Eladio Victoria, De los Eladio Victoria a Mon Cáceres, de Mon Cáceres, a Trujillo, de Trujillo a Balaguer, de Balaguer a Leonel, de Leonel a Hipólito, de Hipólito a Danilo Medina; una historia circular que da asco , que ha prostituido cualquier proyecto de pacto social, propiciando regímenes sustentado en el personalismo y ausente de instituciones que se sitúen por encima de un liderazgo manido, corrupto y corruptor. Si fuéramos un país letrado, si sus “intelectuales” no hubieran renunciado a ser la conciencia crítica de su pueblo, si la moral de algunos “bochistas” no se hubiera viciado por la docilidad del poder, si todos nuestros inexpresados conflictos de pronto se grabaran en la mente de los más humildes, y se hiciera la luz respecto de la felicidad ciudadana que se roban los políticos dominicanos que asaltan el Estado; de seguro que el pueblo los echaría a patadas, de seguro que dejaríamos de ser una sociedad balbuciente y un pueblo enmarañado, y desplegaríamos una gran avidez por dejar de ser lo que somos.
TRES
En el estudio semiótico del Strip-Tease hecho por Roland Barthes, hay una definición lapidaria y genial de ese espectáculo erótico que todos conocemos: “El Strip-Tease desexualiza a la mujer en el mismo momento en que la desnuda”, afirma el gran erudito francés. Y me he estado devanando los sesos leyendo ese estudio de Barthes que aparece en su libro “Mitologías”, del 1957; porque no hay nada más parecido a la política dominicana en este momento que un Strip-Tease. La ambición de Danilo Medina, y su grupo económico, ha obligado a todo el mundo a desnudarse, comenzando por él mismo. Porque, ¿qué otra cosa es la imposición de las primarias abiertas que no sea un Strip-Tease? Poco menos de seis mil millones de pesos del Estado nación en una jugada política que busca propiciar la reelección por cualquier vía, sin que se les mueva un pelo de vergüenza ante las enormes miserias materiales y morales de un país encanallecido hasta el tuétano por sus gobernantes. Él es el Estado. Todas las semanas lo pregona en las visitas sorpresas: Él es el Estado. ¿Qué importan seis mil millones más gastados en unas primarias abiertas que es el disfraz ridículo de la reelección? El tipo se encueró, se despojó pieza a pieza del invisible muro de mala fe con que cubría su ambición. Encueró a Hipólito, encueró al Senado, encueró a todo el país. El iluminado, el imprescindible, el efluvio divino de la mediocridad en el poder, que nada lo sacia.
Opinión
Impugnación de la competencia de la Corte Penal Internacional
Published
3 días agoon
marzo 13, 2025Por Rommel Santos Díaz
La Corte Penal Internacional se cerciorará de ser competente en todas las causas que le sean sometidas. La CPI podrá determinar de oficio la admisibilidad de una causa de conformidad con el artículo 17 del Estatuto de Roma.
De acuerdo con el Estatuto de Roma podrán impugnar la admisibilidad de la causa, por uno de los motivos mencionados en el artículo 17, o impugnar la competencia de la Corte Penal Internacional:
- a)El acusado o la persona contra la cual se haya dictado una orden de detención o una orden de comparecencia con arreglo al artículo 58;
- b)Un Estado que tenga jurisdicción en la causa porque esta investigando o enjuiciando o lo ha hecho antes; o
- c)Un Estado cuya aceptación se requiera de conformidad con el artículo 12.
El Fiscal podrá pedir a la Corte Penal Internacional que se pronuncie sobre una cuestión de competencia o de admisibilidad. En las actuaciones relativas a la competencia o la admisibilidad, podrán presentar asimismo observaciones a la Corte quienes hayan remitido la situación de conformidad con el artículo 13 del Estatuto de Roma y las víctimas
.
La admisibilidad de una causa o la competencia de la CPI sólo podrán ser impugnadas una sola vez por cualquiera de las personas o los Estados a que se hace referencia en el párrafo 2. La impugnación se hará antes del juicio o a su inicio.
En circunstancias excepcionales la Corte Penal Internacional podrá autorizar que la impugnación se haga más de una vez o en una fase ulterior del juicio. Las impugnaciones a la admisibilidad de una causa hechas al inicio del juicio, o posteriormente con la autorización de la Corte, sólo podrán fundarse en el párrafo 1 c) del artículo 17 del Estatuto de Roma.
Antes de la confirmación de los cargos, la impugnación de la admisibilidad de una causa o de la competencia de la CPI será asignada a la Sala de Cuestiones Preliminares. Después de confirmados los cargos, será asignada a la Sala de Primera Instancia. Las decisiones relativas a la competencia o la admisibilidad podrán ser recurridas ante la Sala de Apelaciones de conformidad con el artículo 82 del Estatuto de Roma.
Hasta antes de que la Corte Penal Internacional se pronuncie, el Fiscal podrá pedirle autorización para:
- a)Practicar las indagaciones necesarias de la índole mencionadas en el párrafo 6 del articulo 18 del Estatuto de Roma;
- b)Tomar declaración a un testigo o recibir su testimonio, o completar la recolección y el examen de las pruebas que hubiere iniciado antes de la impugnación; y
- c)Impedir, en cooperación con los Estados que corresponda, que eludan la acción de la justicia personas respecto de las cuales el Fiscal haya pedido ya una orden de detención en virtud del artículo 58 del Estatuto de la Corte.
La impugnación no afectará a la validez de ningún acto realizado por el Fiscal, ni de ninguna orden o mandamiento dictado por la CPI, antes de ella.
Si la CPI hubiere declarado inadmisible una causa de conformidad con el artículo 17 del Estatuto de Roma, el Fiscal podrá pedir que se revise esa decisión cuando se haya cerciorado cabalmente de que han aparecido nuevos hechos que invalidan los motivos por los cuales la causa había sido considerada inadmisible de conformidad con dicho artículo.
Finalmente, el Fiscal, si habida cuenta de las cuestiones a que se refiere el artículo 17 del Estatuto de Roma suspende una investigación, podrá pedir que el Estado de que se trate ponga a su disposición información sobre las actuaciones. A petición de ese Estado, dicha información será confidencial. El Fiscal, si decide posteriormente abrir una investigación, notificará su decisión al Estado cuyas actuaciones hayan dado origen a la suspensión.
Rommelsantosdiaz@gmailcom
Por Nelson Encarnación
Son muchos los dominicanos que no se reponen del shock que les provocaron las diversas manipulaciones y mentiras vertidas por el expresidente Danilo Medina durante su comparecencia de la semana pasada en un importante medio radial de nuestro país.
Cuando se anunció días antes que el líder del Partido de la Liberación Dominicana aparecería en un medio público, hubo la apreciación generalizada de que aprovecharía el alcance de este para al menos desvestir su alma y bajar al terreno de la humildad para pedir algún tipo de perdón—aun fuese en voz baja—por las muchas culpas que necesitan urgentemente su expiación.
Sin embargo, es evidente que Danilo está convencido de que todas sus actuaciones en el Gobierno estuvieron ajustadas a la decencia más absoluta, cuando la realidad apunta precisamente en otra dirección.
Para él, los expedientes que involucran a familiares y entorno político más estrecho, son simples majaderías urdidas para molestarle, o una manifestación de la llamada judicialización de la política o politización de la justicia, mediante la cual han sido quitados del camino potenciales competidores de la corriente predominante.
Con ese convencimiento resulta improbable que el expresidente se humanice y entienda que admitir los errores hace grandes a las personas, y que, por el contrario, encerrarse en una convicción pueril las reduce.
Hay más de una evidencia que Danilo fue advertido por cercanos acerca del comportamiento depredador de algunos de sus íntimos, pero obvió tomar las medidas aconsejables, para dejar campo abierto a la continuación de los desmanes, muchos de los cuales se han reflejado en los casos que actualmente se ventilan en justicia, y que él los atribuye a “persecución política”.
En el campo de la lucha propiamente política, Medina trata de convencernos de que su laborantismo encaminado a propiciar el escenario para una segunda reelección en 2020 es un espejismo o un invento de sus adversarios.
Eso de que no tenía votos para modificar la Constitución es un ardid y una expresión fehaciente de su condición de simulador, pues todos vivimos aquel trance que mantuvo en vilo a la nación hasta que la administración Trump—en una intromisión inaceptable, eso sí—le apeó del carro reeleccionista que pudo haberse descarrilado hacia una situación de manejo muy complejo.
Danilo podrá decir lo que quiera, pero la historia no se puede borrar.
Por Narciso Isa Conde
Una PGR manipulada por la EMBAJADA-EU, Leonel y Abinader y un Poder Judicial maleado y muy influido por el PLD, están descalificados para ponerle fin a la impunidad.
La que debe ser emplazada NO ES MIRIAM, es Yeni Berenice, acompañada de Camacho, el del PEPCA y ahora ascendido, ambos con fuertes vínculos con la Embajada, FBI, DEA…Leonel, Abinader…Ahora la PGR cae bajo control absoluto de esa tríada, vía los ascensos de Berenice y Camacho.
Miriam German ha sido víctima de su entorno, de un acorralamiento programado en medio de una gran soledad y de su propio institucionalismo (excesivo respeto a la separación de funciones dentro de la PGR). Además, la amenaza del cártel del Cibao y del tal J, fue manipulada para amarrarla más. Hicieron un gran bulto desde la DNCD y dejaron todo igual: el cartel sigue impune. Abinader, Cabrera-DNCD y la DEA dirigieron esa operación.
Berenice y el PEPCA han bloqueado muchos expedientes, incluso los presentados por nosotros. El caso de ANTENA LATINA es emblemático y yo lo entregué personalmente, y muchas veces demandé respuesta y nada. A esos encargados de investigar y perseguir los delitos, se le entregaron numerosas denuncias del Archivo Abierto de Marcha Verde y no hicieron nada: siguen abundando las vacas sagradas oligárquicas y transnacionales denunciadas; y estas abundan junto a la impunidad del leonelismo, de políticos ladrones y generales asesinos.
Una PGR manipulada por la EMBAJADA-EU, Leonel y Abinader y un Poder Judicial maleado y muy influido por el PLD, están descalificados para ponerle fin a la impunidad.