La Sala Capitular de la Romana destituyó al alcalde de allí por emitir cheques sin fondos, lo cual se constituye en una grave violación a la ley, sobre todo porque el Estado no puede hacer lo que sanciona mediante sus leyes adjetivas.
El ahora exalcalde que además es acusado de una serie de irregularidades que van desde corrupción hasta otros delitos graves, recurrió mediante un recurso de amparo ante el Tribunal Superior Electoral, el cual acaba de rechazar el mismo y validar la decisión tomada por los regidores del ayuntamiento de la Romana.
La decisión de la Sala Capitular del cabildo de la Romana y el posterior veredicto del Tribunal Superior Electoral sienta una importante jurisprudencia en la República Dominicana, donde la mayoría de los alcaldes, por no decir todos, hacen exactamente lo mismo, manejar los ayuntamientos como si fueran patrimonios propios.
Lo bueno fuera que ahora las salas capitulares de los ayuntamientos del país juzgaran a los síndicos por todas las irregularidades cometidas, ya que se trata de una corrupción de mayor a menor y lo contrario, de menor a mayor, de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
Es una macro y micro corrupción, las cuales se expresan a través del gobierno central y de las administraciones municipales, causándole cuantiosos daños al pueblo dominicano, porque hasta le quitan la oportunidad de por lo menos disfrutar de una eficiente recogida de basura para evitar la propagación de enfermedades, muchas de las cuales epidémicas.
A propósito de la situación que se ha producido en el ayuntamiento de la Romana, cuyo alcalde ha sido destituido por emitir cheques sin fondos, cualquier ciudadano preocupado por esa irregularidad debe preguntarse y por qué no se hace lo propio con el síndico de Santiago que ha llenado a este municipio de este tipo de mecanismo de pagos sin respaldo.
Gilberto Serulle es el campeón de la emisión de cheques sin fondos con unos 38 millones de pesos, amén de que es un alcalde que se ha demostrado hasta la saciedad que ha incurrido en la comisión de una gran variedad de irregularidades, muchas de las cuales han permitido que el síndico hoy haya salido de las dificultades económicas que tenía cuando llegó al cargo.
Hasta la forma de caminar de Gilberto Serulle proyecta mucha irracionalidad e irresponsabilidad, cuyas únicas metas son enriquecerse con los dineros del pueblo de Santiago, lo que permite colegir que éste ha llegado mucho más lejos que el síndico de la Romana.
El mejor regalo que podría recibir el munícipe de Santiago sería la destitución del alcalde Serulle para poner a cualquier otro con un poquito más de escrúpulo y de vergüenza.
Sin embargo, hay muchas dudas de que así sea en virtud de que a pesar que la Sala Capitular que preside Papito Cruz no fue auspiciada por el alcalde Serulle y que incluso todo se decidió en los tribunales, la gran mayoría de los regidores se ha bañado en el lodo que hoy arropa al pantano llamado ayuntamiento de Santiago.
La corrupción que prevalece en el cabildo de Santiago ha beneficiado a muchos de los ediles, quienes muy difícilmente puedan promover una acción parecida a la que se impuso en el ayuntamiento de la Romana.
Empero, hay que estar plenamente seguro de que el procedimiento implementado por los regidores de la Romana es un arma que pende sobre la cabeza de Serulle, porque ahora se verá obligado a democratizar mucho más la corrupción o sencillamente su puesto se pone en peligro.
Lo malo de este jueguito es que el precedente de La Romana podría servir para enfrentar la corrupción en los podridos ayuntamientos o sencillamente se convertirá en un instrumento de chantaje y en una fórmula ideal para promover más tráfico de influencias y todas las vertientes de la corrupción que hoy se comen a la República Dominicana.