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Opinión

Un discurso y dos panfletos

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Por Andrés L. Mateo

¿Puede alguien que es Presidente de la República creer que habla y actúa por azar, cuando sus mentiras prefiguran nuestro destino?

EL DISCURSO

Danilo Medina habla tan distanciado de lo que dice, que ejercita siempre una salmodia de ventrílocuo. Él mismo no cree lo que pregona. El rostro divorciado de la palabra lo dejan ver como un manipulador consciente que se aprovecha de la ignorancia y la miseria material de este país, para robarnos incluso la realidad más cruda. Ni siquiera es buen orador, sino la viva estampa del “parecer” sobre el “ser”. Aunque, hablando desde el poder, se juzga a sí mismo dueño de un dechado de saberes que le llegan por ósmosis. Ayer lo vi hablando desde el Palacio, y me quedé azorado mirándole los guindajos de la retórica. ¿Quién habita ese país que él describe? ¿Cómo es posible que el gobernante de todos los dominicanos hable como si no ocupáramos el mismo espacio geográfico, como si la realidad se pudiera esfumar con el signo suficiente del lenguaje? ¿Cómo puede alguien, cuya responsabilidad es resolver nuestros problemas pretender diluir la realidad que todos los dominicanos sufrimos  día por día? ¿Puede alguien que es Presidente de la República creer que habla y actúa por azar, cuando sus mentiras prefiguran nuestro destino? ¿Somos un país de clase media? ¿ Es verdad que su gobierno ha logrado transformar la vida verdadera en los barrios? ¿Es verdad que estamos a un tris de alcanzar a los países desarrollados? ¿El sistema hospitalario no tiene nada que envidiarle al de  los países ricos? ¿Hay empleos abundantes para los jóvenes que entran a la etapa de ser económicamente productivos? ¿Es verdad que su gobierno acabó con el 47 % de dominicanos hacinados en la línea de la pobreza?   Uno no sabe a qué atenerse, cuando habla Danilo.

PRIMER PANFLETO

Vivimos en un país subjuntivo. El país que describen los políticos dominicanos cuando hablan desde el poder no existe, es un subjuntivo destinado a aplacar la decepción de la historia. Más de ciento cincuenta años de autoritarismo es flagrantemente una violencia empotrada en la personalidad nacional. La gente dice y repite que de alguna manera todos llevamos un “trujillito” por dentro, y si las palabras deben ser usadas para comprender y explicar, no para controlar y oprimir, ese “trujillito” por dentro es una advertencia respecto de una historia de azarosas complacencias opresivas. ¿Es posible que, después de treinta y un años de dictadura, vivamos de nuevo la atmósfera de la opresión y el desasosiego del poder absoluto? ¿Cómo imaginar una justicia que disfraza “jueces” poniéndoles togas y birretes a militantes del PLD, y dotándolos de un rostro marmóreo, inmune a la repulsa social? ¿No es el juego formal de la democracia en el discurso lo que vivimos, mientras los miembros del partido oficial hacen lo que les da la gana con los dineros públicos, y nada pasa, y un manto de impunidad los cubre? Ni el progresismo evolucionista, ni el racionalismo democrático han normado la vida de relación del dominicano. Ese “trujillito” que llevamos por dentro salta de donde menos lo esperamos. Y ahí está, impertérrito, recién estrenado.

SEGUNDO PANFLETO

No me quiero apabullar a mí mismo con la metafísica de la certeza, pero aquí como que no ocurre nada. Nuestro modelo continuista no registra las etapas por las cuales pasan los pueblos a través del tiempo. La historia no es una novela, pero aquí como que regresan los mismos pendejos a “salvarnos”. No hay historia en éste país, sino arqueología. Y es por eso que escribo estos panfletos que comienzan con Danilo Medina hablando desde el palacio, desplegando su incompetencia tras los discursos rituales. Este es un país subjuntivo, sólo existe en el futuro, se proyecta como posibilidad, casi antítesis del amargo de retama del presente. Y mientras tanto, quienes nos gobiernan nos roban el presente, se lo roban todo. Esa es la disyuntiva subversiva, porque hasta podríamos haber aceptado nuestro destino de vivir en ése país subjuntivo que una boca mentirosa nos pinta; pero, ¿y qué hago con el presente?

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Opinión

Los retos del 2025.

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Por Elba García Hernández

La llegada de un nuevo año crea en la gente muchas expectativas, sobre todo en el ámbito muy personal e individual.

Y lo propio ocurre con el año que está a pocos días de hacer su entrada, el 2025, el cual parece que estará acompañado de situaciones muy diversas para el Estado y la sociedad.

Sin embargo, esas malas y buenas cosas que podría traer el nuevo año, impactarán de buena o mala manera a la gente que casi nunca se fija en aquellas situaciones que dañan al conjunto de las personas humanas.

El asunto es que la vida en países como la República Dominicana está más focalizado en la consecución de logros personales, más que colectivos, dado que el neoliberalismo no sólo ha borrado valores, sino que también ha impuesto antivalores.

Por esta razón, el afán por las cosas materiales ha tomado un camino en el país que no hay nada, absolutamente nada, que lo supere.

Literalmente se puede decir que la condición humana de la vida no vale  nada, sobre todo cuando se trata de poner en una balanza diez pesos y la existencia de un hombre, de una mujer, de un niño o de un anciano.

La desintegración familiar toma cuerpo en el país y el mundo y ante esa realidad, este año 2025 debe imponerse, por lo menos por los próximos doce meses, desviar la atención de lo particular, ya que lo general siempre incluye lo individual, para poner un granito de arena en la lucha que se necesita para restablecer valores.

Sin que una cosa soslaye la otra, el país necesita que se desarrollen campañas intensas para salvar a nuestros hijos y nietos de ese interés desmedido por conseguir cosas materiales sin importar el precio.

Tienen que crearse necesariamente nuevos paradigmas y el 2025, que casi hace su entrada, debe ser el inicio del embrión de una sociedad de valores, cuyos resultados impactarían de manera general a todos y cada de los dominicanos.

Aunque este tema parezca estar fuera de contexto en esta época y ser muy místico, ahí estriba la mejoría futura de un gran país como la República Dominicana.

Sólo se necesita un por ciento muy bajo de nuestros esfuerzos para que esta propuesta, la cual está en  el marco de la lucha porque se priorice lo colectivo sobre lo particular, lleve al pais  a una sociedad  envidiable y de ensueños.

 

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Opinión

Fiesta Caamañista-Orlando

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Por Narciso Isa Conde

QUERIDOS CAMARADAS Y AMIGOS/AS PRESENTES:

Preceden a esta fiesta de la amistad, la fraternidad y la camaradería varios homenajes confluyentes: a Iván, al Bacho, a Rufino de la Cruz y las Mirabal.

Nos asalta aquí el recuerdo de un conjunto de apreciados camaradas: Félix Tejeda, Brígido Peguero, Melendito, Delta Soto y Edmundo García.

Se aproxima la fecha de Manolo Tavares y sus compañeros de Manaclas y de las guerrillas del 63.

Nos convocamos aquí para emprender la ruta hacia una gran conmemoración, el próximo 17 de marzo, del 50 aniversario del tránsito de Orlando a la inmortalidad.

Estamos alegres, que es lo propio de quienes luchamos por una vida feliz para nuestro pueblo y para toda la humanidad; alegres y en lucha por la nueva independencia, el socialismo y la libertad; venciendo siempre la carga de tristeza que impone la opresión.

Orlando fue asesinado por abrazar la verdad y rebelarse contra las injusticias.

No lo venció el Estado terrorista presidido por Balaguer, subordinado a la súper potencia más criminal de la historia moderna.

¡SUS IDEAS VIVEN!

Ellas fueron pertinentes en su tiempo y los son más aún en los tiempos presentes

Aquí sigue predominando el latifundio capitalista que tanto Orlando combatió, impera la minería destructiva, laceran el alma las desigualdades sociales, continúa aplastada la soberanía… No somos una república independiente. Este país es una gobernación de Colonia

Reina todavía el Estado Delincuente, ahora con un fuerte olor a narco-estado y un denso manto de impunidad que lo protege.

La reforma policial es una farsa: la PN sigue siendo un conjunto de bandas criminales.

A esto se agrega:

Más racismo.

Un anti-haitianismo extremadamente intenso.

Un neoliberalismo desnacionalizador, empobrecedor… moral y culturalmente degradante.

Un despliegue ascendente de violencias contra la vida y derechos de las mujeres.

Asoma el neofascismo que recorre el mundo.

La criminalidad mundial de EEUU y del sistema imperialista es tapada por una sarta de mentiras y medias verdades.

El capitalismo imperialista se ha tornado altamente destructivo de seres humanos y naturaleza toda.

No solo ataca para invadir y permanecer en los territorios asaltados.

No solo reemplaza civilizaciones por la fuerza.

No solo saquea y explota.

No solo crea riquezas generando pobreza.

Destruye violentamente lo construido.

Desorganiza sin reorganizar de nuevo.

Desarticula sociedades.

Fracciona, desintegra, dispersa, desarticula dividiendo.

Caotiza y manipula el caos…

El antes y el después de su agresión en IRAK, Afganistán, Libia, Yemen, Gaza, Haití…lo dice todo.

La crueldad contra Cuba, Venezuela, Nicaragua no tiene límites.

Ahora le toca con más intensidad a Siria…

Hasta la Europa dependiente de EEUU está en peligro…

Es cierta la amenaza de convertir su guerra global infinita en guerra mundial altamente destructiva.

En muchos casos agrede con mercenarios y con armas fabricadas por corporaciones privadas. Se trata de la privatización de las guerras: un gran negocio a base de destrucción y muerte.

Necesitamos mayores dosis de latino-americanismo, antiimperialismo, internacionalismo en nuestra sociedad y en los pueblos del mundo.

Han crecido las fábricas de mentiras y las posiciones pusilánimes propias de la dictadura mediática mundial.

Ha crecido la simulación del olvido, la ignorancia y el espíritu conservador.

Prolifera lo de preservarse aceptando la perversidad que etiqueta como nuevos héroes y heroínas a sus viejos. A los terroristas y tiranos de ayer se le atribuye la condición de honorables rebeldes defensores de la democracia.

Las monarquías despóticas forman parte de su “mundo libre”.

Los agentes del terror son exaltados como “revolucionarios” que abrazan la libertad y la democracia.

Reyes, sultanes y emires se erigen en aliados de la más alta democracia del planeta, a las que se les esculpa de todas las masacres cometidas.

Todo el que apoya su dominación encarna la lucha contra la dictadura y todo el que se resista a hacerlo, es la máxima representación de la tiranía. Ese es el gran pecado de Cuba, Venezuela y de todo aquel que ejerza soberanía.

El mundo al revés con todos los valores cambiantes.

Lo malo ayer es lo bueno hoy, todo en función de las conveniencias al margen de normas y principios.

La tapadera de fechorías y el flujo de ocultamientos, mentiras, simulaciones y falsas etiquetas, pueden reinar por un tiempo. Pero no para siempre. La verdad tarda en brotar, pero se abre paso progresivamente.

El descaro con que se esgrimen las mentiras tornan cada vez más vulnerables las simulaciones.

Para vencer todo esto… aquí y más allá…

Ayuda muchísimo volver Carlos Marx, a Federico Engels, a Lenin, a Gramsci, a Rosa Luxemburgo, a Mao, Trotsky, Mariátegui, Che, Fidel. ¡Al marxismo latino-caribeño!

Ayuda mucho… releer MICROSCOPIO.

Nos ayuda en grande estudiar a Frank Fanon, Jorge Beinstein, Kohan, Iñaki, Lautaro Rivara…

Ayuda muchísimo aprender de la teoría de género…de la teoría de la descolonización, de la ecología política.

Ayuda… reflexionar sobre los contenidos de Tiro al Blanco y si no preguntémosle a los alumnos de Olga Duvergé.

Ayuda inmensamente, participar en rebeldías sociales y aprender de sus creaciones heroicas

¡NECESITAMOS ESTUDIAR Y LUCHAR MÁS Y MEJOR!

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Opinión

La figura de la “overruling” es la esperanza de la partidocracia.

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Por José Cabral

La sentencia TC/0788/24 del Tribunal Constitucional, que declaró violatorios de la carta magna los artículos 156 y 157 de la Ley 23-24, la cual tiene la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, ha puesto a la carrera a la partidocracia, cuyo apriete no parece tener una solución a la vista porque no hay recursos que puedan ser interpuestos por quienes la objetan.

Todo el mundo en el país sabe que el monopolio electoral lo tienen los llamados partidos del sistema, grandes y pequeños, de izquierda y de derecha, ya que para cualquier ciudadano sin importar sus méritos aspirar a un cargo de elección popular tiene necesariamente que adherirse a los grupos que operan a lo interno de los mismos.

Estos partidos, que conforman lo que se ha dado en llamar la partidocracia, tienen una cultura mafiosa de hacer política, cuyo buen ejemplo fueron las alianzas que hizo el PRM para las elecciones del 2020 y que cuando vieron sus reales posibilidades se dedicó a despojar a sus propios aliados de las candidaturas que les habían otorgado.

Además, el PRM montó una campaña en contra de los candidatos de sus propios aliados para que no salieran electos en esos comicios, lo que impidió que muchos de aquellos que apoyaron a Luis Abinader obtuvieran el triunfo en esas elecciones.

Lo propio pasa con las demás organizaciones que buscan aliarse en busca de algún cargo público, ya que cuando el PRM vio que el pueblo en ese momento lo prefería irrespetó a todo el que buscaba enrolarse en la administración pública.

Sin embargo, lo peor de esa partidocracia es que los partidos más pequeños utilizan a mucha gente porque su único propósito no es buscar la mejoría de la nación, sino venderse al mejor postor.

Tanto es así que hay pequeños partidos que operan como todo un ventorrillo, los cuales desde ya andan detrás de negociar con todo aquel que les ofrezca algo material o monetario, porque no tienen el menor escrúpulo.

Hay incluso partidos pequeños que ofrecen una candidatura nacional, dígase a la presidencia de la República, para luego venderse conjuntamente con sus seguidores como verdaderos cerdos, cuyos miembros nunca saben por qué cantidad fueron negociados.

En realidad, la partidocracia, que incluye al PRM, PLD, PRD, Fuerza del Pueblo, entre muchos otros, es una verdadera vergüenza y aunque falta ver el impacto que podrían tener las candidaturas independientes a partir de la sentencia del TC, porque incluso se abre una brecha para que cualquier pelafustán aparezca como un salvador, pero la verdad es que esta fórmula es más democrática y participativa.

De manera, que vista la sentencia del TC y el pataleo de los partidos que conforman la partidocracia, sólo existe una posibilidad que puede salvar a los partidos tradicionales del golpe recibido y es la figura del overruling, la cual consiste en que el mismo Tribunal Constitucional rectifique la decisión tomada, lo que representaría, sin lugar a dudas, la pérdida total de la credibilidad de la alta corte.

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