Periodismo Interpretativo
Una Candidatura que no Cala
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Por José Cabral
El estancamiento de Abinader, siempre de acuerdo a las encuestas, tiene su explicación en que además de tener una figura carente de una gran atracción popular, el PRM ha cometido errores muy graves, sobre todo con sus aliados, durante el proceso electoral.
El PRM decidió sacar del escenario al ala más liberal de su frente de oposición para abrazarse a la parte más corrompida y desacreditada de la política nacional, lo cual le ha restado credibilidad a la candidatura de Luís Abinader.
Las propuestas más democráticas y liberales ya no están en la línea programática de Abinader porque fueron excluidas desde que se produjo la alianza con el Partido Reformista Social Cristiana que se alzó con una buena parte de las candidaturas a los ayuntamientos y al Congreso Nacional.
Sin embargo, lo peor de todo fue la forma en que se manejó el candidato luego de ser escogido en la convención del PRM, porque a partir de ese momento se convirtió en una especie de emperador que hasta para verlo es más difícil que al propio presidente de la República.
Otra decisión equivocada de Abinader fue trazarse un plan para sacar del escenario electoral a la Convergencia por un Mejor País, ya sea porque creaba recelos entre los sectores más conservadores a lo interno del Partido Revolucionario Moderno o porque no le interesaba que cuestiones como la Constituyente fuera tema de campaña en el actual proceso.
Sea por la razón que sea el candidato del PRM creo machas dudas en torno a la sinceridad de los cambios que plantea en la sociedad dominicana, porque sin llegar traiciona y maltrata a la parte más liberal o democrática de su coalición, ¿qué podría esperarse cuando éste llegue al Palacio Nacional?
Otro elemento que ha generado muchas dudas fue la forma como se repartieron la mayoría de las candidaturas, ya que los escogidos fueron aquellos que más recursos económicos tienen, lo cual sepultó lo poquito bueno que podía exhibir el PRM, dado que hoy los candidatos de la oposición son en su mayoría vividores y corruptos e incluso sicarios, lo cual envía el mensaje de que a partir de esa escogencia Abinader no puede hablar de adecentamiento de la vida nacional.
Hoy resultados de esos errores comienzan a dejar sus frutos con las mediciones hechas por las encuestas, ya que la lucha por candidaturas ha llegado tan lejos que hasta un ex-rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo fue asesinado por gente de la misma coalición de oposición.
El descaro ha llegado tan lejos en muchos de los promotores de Luís Abinader que califican como fundamentalistas éticos a todos aquellos que se oponían a que las candidaturas a los ayuntamientos y al Congreso Nacional fueron ocupadas sólo por bandoleros, sicarios, riferos y empresarios del transporte.
Las consecuencias de estos errores de Abinader no sólo tendrán una repercusión durante la presente campaña electoral, sino durante toda su futura lucha por alcanzar la presidencia de la República.
La lección aprendida por los sectores más progresistas y liberales es que en perredeístas, reformistas, perremeístas y peledeístas no se puede creer porque ya han desarrollado una cultura de hacer política fundamentada en la mentira, la simulación y el engaño.
Por estas y otras razones no sabemos qué será mejor para el pueblo dominicano, si seguir por el camino desastroso de Danilo Medina o llevar al Palacio Nacional a una oposición con los mismos vicios y distorsiones que los oficialistas.