Editorial
Una Confrontación en Todos los Escenarios
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8 años agoon
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LA REDACCIÓN
El presidente Danilo Medina y Leonel Fernández mantienen una confrontación política y podría decirse que hasta personal en todos los escenarios, cuyas diferencias amenazan con impactar el país en términos de políticas públicas y del liderazgo nacional.
La primera diferencia en los últimos días tiene que ver con la Ley de Partidos Políticos, cuyo proyecto se discute actualmente en el Congreso Nacional, la cual consiste en que el primero es partidario de las primarias simultáneas y abiertas y el segundo con que sean el mismo día, pero sólo con los padrones de las organizaciones partidarias.
Se trata de una diferencia de fondo, porque la aprobación de cualquiera de las propuestas implica que el escenario político nacional sería impactado positiva o negativamente, ya que las mismas están dirigidas no sólo para controlar el sistema de partidos, sino también a mejorar o manipular el nacimiento de un nuevo liderazgo nacional.
La posición danilista parece inscribirse en su propósito de cerrarse el paso al posible regreso a la presidencia de la República de quien fuera su íntimo amigo, compañero de proyectos a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Leonel Fernández Reyna, quien lleva la de perder tanto en el Comité Político como en el Congreso Nacional, donde cuenta con mayoría el presidente de la República.
La medición de fuerzas a lo interno del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana ha sido recurrente en tan importante órgano, el cual tuvo una convocatoria el sábado pasado y se espera que se produzca otra para los próximos días a fin de definir los puntos que están consignados en la Ley de Partidos.
De antemano se adelanta un triunfo arrollador de Danilo Medina en virtud de que cuenta con mucho mayor apoyo en el Comité Político, ya que sus seguidores son mucho más que los de Leonel Fernández, dado que de 35 que componen la matrícula del CP, el ex-jefe de Estado sólo cuenta con el respaldo de 9.
Igual cosa podría decirse del Congreso Nacional, donde el presidente Medina cuenta con la mayoría de la matrícula, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, donde deberá decidirse la aprobación de la Ley de Partidos Políticos.
El otro escenario donde se observa un pugilato es en lo que respecta a la mediación entre la oposición y el gobierno de Venezuela, la cual tiene lugar en la República Dominicana, donde a instancia del presidente Medina se inicia un proceso de negociación en el que ha sido excluido Leonel Fernández, pese a que éste lleva mucho tiempo jugando ese rol.
La confrontación ha sido tan evidente en este escenario que cualquiera podría preguntarse por qué en las actuales negociaciones no está presente Fernández cuando siempre ha estado jugando un papel como mediador, conjuntamente con el ex-presidente español Rodríguez Zapatero y el panameño Omar Torrijos, pero ahora el control de las conversaciones al respecto la tiene el presidente Danilo Medina a través de la Cancillería de la República Dominicana.
La situación es tan tirante que habría que preguntarse que si hubiera alguna tolerancia por parte del Gobierno frente a Fernández pudo pedirse la presencia de éste, ya que la misma no resta sino que suma, pero al líder del PLD no le quedó más remedio que reunirse en la Fundación Global con la comisión que participa en el país en las negociaciones por parte del presidente Nicolás Maduro, quienes incluso, tal vez por darse cuenta de lo que pasa, le hizo una especie de reconocimiento al ex-jefe de Estado.
En este terreno también parece que Danilo Medina lleva la mejor parte, ya que se ha difundido mucho optimismo en torno a la posibilidad de una salida negociada a la crisis que vive Venezuela, lo cual fortalece el liderazgo del presidente de la República, no sólo en el ámbito nacional, sino a lo interno de su partido y en el terreno internacional.
Sin lugar a dudas, que Leonel Fernández ha tenido que pagar muy caro lo que muchos danilistas y el propio presidente consideran como la alta traición del líder Peledeísta a las que fueron las aspiraciones de Medina cuando éste quería convertirse en candidato presidencial.
Este cuadro envía el mensaje de que las diferencias son irreconciliables y que la posición del presidente en lo que respecta a la Ley de Partidos Políticos tiene mucho que ver con un proyecto a largo plazo que implica la desaparición del escenario nacional de Leonel Fernández, porque las primarias abiertas y simultáneas se podrían prestar para democratizar la partidocracia dominicana, pero también para corromperla desde la perspectiva de que las mismas pueden ser manipuladas, sobre todo porque el jefe de Estado tiene bajo su control todo el aparato estatal.
Lo malo de la confrontación entre Medina y Fernández es que todas y cada una de sus acciones impactan al universo de los dominicanos, porque se trata de políticas públicas que todo el mundo tendrá que respetar y quiérase o no se quiera cambian las reglas del juego en el sistema político prevaleciente en el país y en su modelo de gobierno, sustentado en lo que se conoce como democracia representativa.
Quién podía imaginarse que estos dos hombres procedentes de los estratos más humildes de la República Dominicana tendrían el poder para manipular la sociedad y manejarla a su antojo, lo cual refleja el bajo nivel de desarrollo institucional del país, cuya deficiencia le ha costado históricamente muy caro a todos los dominicanos.
Editorial
Un año nuevo que llega lleno de preocupaciones.
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2 días agoon
diciembre 25, 2025
El discurrir nacional constituye una repetición de los problemas que arrastra el país desde antes de su nacimiento como república.
Nos asaltan las mismas deficiencias de hace por lo menos medio siglo, falta de un servicio de agua potable eficiente y lo propio hay que decir de la energía eléctrica, pese a que van y vienen préstamos que comprometen la capacidad crediticia per cápita de los dominicanos.
Este fenómeno tiene el agravante de que hace entrada un año que es la antesala de un proceso electoral que, si bien es para escoger a las autoridades nacionales, es una vía también para medir el desempeño de la democracia, la cual luce muy resquebrajada y débil.
El comportamiento ciudadano deja más preguntas que respuestas frente a un panorama tétrica, porque se observan muchos problemas tanto en el gobernante como en el gobernado.
De lo que si se puede estar seguro es que queda muy poco margen para evitar que la democracia entre en una crisis de proporciones insospechadas, dado que no es mucha la posibilidad para contrarrestarla, la cual se podría profundizar en un sistema sin ninguna credibilidad.
El soporte de la democracia nacional cada día sufre un mayor deterioro como consecuencia de que su herramienta principal, que no es otra que los partidos políticos, se mueve sobre la base de repetir una conducta desde el poder de lo mismo que se han pasado criticando a su contrincante cuando están en el gobierno.
Un buen ejemplo al respecto es PRM que fue un crítico en contra del PLD y ahora tras su llegada al control de la cosa publica repite la misma conducta de los morados.
Ello es así, por ejemplo, en política exterior y endeudamiento público, así como en corrupción, que no forma de saber cuál es peor, pero lo propio hay que decir de Leonel Fernández y su llamada Fuerza del Pueblo.
Sin embargo, se advierte que a pesar del descredito de todos los partidos políticos, todavía no ha surgido en el escenario nacional ninguna propuesta que garantice una mejora del deterioro de la credibilidad de la llamada democracia representativa.
En lo que respecta al año que prácticamente hace su entrada, hay que decir, que si en los primeros seis meses del 2026 en el país no surge una propuesta innovadora, entraríamos en una curva de un retroceso peligroso para la democracia, porque se trata de un enfermo que podría resultar difícil, sino imposible, su sanación.
Editorial
La solemnidad de una justicia con pies de barro.
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3 semanas agoon
diciembre 9, 2025
La promoción de la vía de hecho por la ineficacia de la justicia nacional, son muy pocos los quieren verla, unos por su baja formación y su pensamiento no profundo y otros porque son parte del mal.
Pero lo cierto es que el fenómeno constituye un problema de una magnitud insospechada y de una peligrosidad que amenaza las propias entrañas de la fallida democracia nacional.
El asunto no parece tener una solución fácil en razón de que tiene un componente profundamente político y cultural.
Los debilidad y la vocación de violar la ley suprema y las adjetivas de la noción puede echarlo todo a perder, sobre todo porque no se trata de un mal a nivel de una sola instancia publica, sino de todo el tejido social e institucional.
El nivel de la problemática del sistema de justicia nacional se podría convertir en una falta que también comprometa la responsabilidad civil y penal del Estado porque se trata de la violación de derechos humanos fundamentales protegidos por el derecho internacional,
Son múltiples y variadas las violaciones de los derechos fundamentales en que incurren los tribunales nacionales a través del no respeto de los plazos razonables y en consecuencia de la tutela judicial efectiva, el debido proceso y el derecho a la defensa.
Otros principios constitucionales violados por los actores del sistema de justicia son el de celeridad, economía procesal y el de analogía, así como el del juez natural y el de estatuir ante pruebas aportadas por las partes,
En realidad se trata de un asunto de una dimensión inmedible, cuya solución no parece tan simple y sencilla.
Ahora mismo puede decirse con toda seguridad que la ineficacia y contaminación politiquera del sistema de justicia produce en la nación un efecto que lo daña todo, absolutamente todo.
Es un verdadero cáncer que impacta todo el cuerpo social de la Republica Dominicana
La educación superior dominicana, que como bien se establece en el reportaje que aparece en la sección “De Portada” de este diario, implica un problema que debe motivar profundas reflexiones para que el país se avoque a pasar de la deficiencia a la calidad de la enseñanza universitaria.
Pero este es un asunto que sólo puede solucionarlo el Estado, el cual no está en capacidad de dar los pasos para que al cabo de algunos años el cuadro pueda dar un giro positivo.
La tendencia entre los dominicanos es sólo ver lo que está frente a ellos, sobre todo en materia de educación universitaria, pero no hay forma de llevar su mirada crítica a lo que requiere de un esfuerzo más profundo y exhaustivo.
El gran problema de la educación superior del país es que no sólo la situación depende de la negligencia y la deficiencia del Estado, sino que además que no se cuenta con una cultura para crear un cuerpo profesoral preparado para impartir docencia a nivel universitario, aunque, naturalmente, una cosa depende de la otra.
De manera, que los resultados no pueden ser peores, cuyos egresados, penosamente, terminan su carrera con una formación tan precaria que en la práctica son analfabetos funcionales.
Lo peligroso del fenómeno es que la sociedad está frente a médicos que puedan matar al paciente, ingeniero civil que construya una obra que puede caerle en la cabeza en cualquier momento a sus propietarios y un abogado que no puede asesorar idóneamente a su clientes y en consecuencia poner en peligro, por su poca formación, la tutela judicial efectivo, el debido proceso y el derecho a la defensa.
De manera, que el asunto no es como se puede ver a simple vista, sino que se trata de una deficiencia que aparte de hablar muy mal de toda la sociedad, amenaza la seguridad nacional, todo como resultado de un problema integral que impacta a todo el Estado.
Lo grave del problema es que no se ven soluciones fáciles en el camino, porque además la explicación de una educación superior fundamentada más en el negocio vulgar que en un plan nacional para lograr los índices de desarrollo del mundo competitivo de hoy, es parte de una cultura nacional y de un neoliberalismo salvaje que se lleva de paso todo lo bueno.
La realidad es que no es posible poner en orden las universidades nacionales, ya que en el país todo está contaminado con la politiquería, de arriba hacia abajo y lo contrario, de abajo hacia arriba.
Se impone entonces la siguiente pregunta: ¿Quién nos sacará del tremendo tollo de la educación superior nacional, aunque la respuesta más realista es que no hay una respuesta convincente y que satisfaga.
