Por José Cabral
Luego de la llegada al poder en el ano 1996 del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en el país se inicia un proceso de profundización de mayor influencia del neoliberalismo salvaje que nos ha quitado una buena parte del patrimonio nacional y mas que cualquier otra cosa ha logrado la transformación de una serie de valores en anti-valores.
Si en algo se debe estar de acuerdo es en que el neoliberalismo salvaje impulsado por el gobierno leonelista ha transitado por el camino de la negación de valores que son propios de sociedades como la dominicana, donde por su condición de país con economías en vías de desarrollo o de capitalismo tardío, la fuerza de la solidaridad, la hermandad y la reciprocidad, por solo citar algunos, se constituían en elementos de subsistencia frente a las asimetrías y las inequidades sociales.
Por eso ya es historia del pasado, porque la Republica Dominicana ha sufrido una metamorfosis que sólo puede ser explicada por la imposición de una serie de anti-valores que ha estimulado la individualidad y de paso se llevó el espíritu de lucha colectiva y voluntaria que prevalecía en amplios sectores de la sociedad.
En consecuencia, los cambios serán más difíciles, ya que son pocos los que están dispuestos a darlo todo a cambio de un sueño que beneficiaría a las grandes mayorías nacionales, cuya principal responsabilidad recae sobre un partido, como el de la Liberación Dominicana, que fue creado por el profesor Juan Bosch precisamente para estimular la lucha colectiva, a fin de producir los cambios que traigan bonanza y prosperidad, así como igualdad de oportunidades, bien común y convivencia nacional.
En el marco de esta perspectiva se hace mucho más difícil producir los cambios que necesita el Estado dominicano para ponerse al servicio de todos, pero principalmente de los más necesitados, quienes no cuentan en los repartos de los recursos económicos que se canalizan a través de la corrupción, cuyo renglón se lleva una buena parte del Producto Interno Bruto del país.
Tras esa embestida del neoliberalismo salvaje se hace mucho más difícil construir un liderazgo con responsabilidad social, comprometido con los intereses del pueblo dominicano, sino mas bien con los grupos económicos que han permeado todos los estamentos del Estado.
Si los que promueven ese tipo de liderazgo y que definitivamente no han logrado tener éxito hasta ahora, no hacen conciencia de esta realidad y se convencen que deben construir propuestas lo suficientemente sólidas ajustadas al nivel de la crisis que padece la sociedad dominicana, muy difícilmente llegaran los cambios que puedan convertir al país en más equitativo, aunque no exactamente igualitario.
Sin embargo, la personalidad o más bien el comportamiento de los que deben ayudar a construir ese liderazgo con responsabilidad social parece alejar la posibilidad de que tal cosa ocurra, porque muchos de ellos también están atrapados, sino en la corrupción, por lo menos en una herencia histórico-cultural que descansa en el machismo, el jefismo, el patriarcado y el caudillismo, que hace que nadie esté dispuesto a ceder para construir la propuesta que pueda enderezar el camino equivocado que lleva la sociedad dominicana, donde el interés individual ha aplastado el colectivo.
Sólo un liderazgo muy fuerte, lo suficiente fuerte, para llegar y convencer a la gente de un cambio que se hace imprescindible, podrá dejar los frutos que muchos buscan y que no logran encontrar, el cual será el resultado de un proyecto profundamente democrático y abierto, sin miedos y sin ataduras.