Ante un aula magna llena, Mario Vargas Llosa ha recibido la medalla de doctor, el birrete laureado y el anillo que la antigua universidad entregaba como símbolo de alianza con la misma, durante el acto central del 25 aniversario que ahora cumple la Universidad Carlos III.
El autor ha desvelado que esta ceremonia “tan bella y conmovedora” será recordada y actualizada por su memoria cada vez que, “como les ocurre a los escritores, atraviese un periodo de desánimo”.
“En esos momentos es cuando uno busca en su memoria actos como éste, que pueden devolverte la confianza y el entusiasmo para seguir trabajando”, ha sentenciado.
En su discurso, Vargas Llosa ha recordado que, cuando era joven, en Perú, en América Latina y en otras partes del mundo, existía la idea de que había una incompatibilidad entre el artista, el creador literario y el mundo de la universidad.
“Se decía que era un mundo de saber congelado, que miraba más al pasado que al futuro y del que los verdaderos creadores, los constructores de la modernidad y el futuro, debían mantenerse alejados”, ha argumentado.
El premio nobel de literatura 2010 ha asegurado que esta idea romántica hoy día ya no está vigente, ya que la universidad “ha dejado de ser, si lo fue alguna vez, ese recinto volcado hacia la tradición, desconectado de la modernidad y en cierta forma cerrado a la creación” artística y literaria.
“En nuestros días, la universidad ha reemplazado aquellas tertulias de café o de taller donde en la época romántica se gestaban los nuevos valores estéticos y de alguna manera se construía el futuro literario y artístico de una sociedad”, ha señalado.
Vargas Llosa ha destacado que la universidad ha sido fundamental para su vocación literaria, porque en ella se formó y encontró los alicientes, los estímulos y los amigos para dedicarse a escribir y a contar ficciones.
El príncipe de asturias de las letras 1986 ha señalado que, junto a la literatura, el periodismo ha sido una actividad que ha practicado desde adolescente.
POR AGENCIA EFE