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Periodismo Interpretativo

Vigencia inusual del testaferro

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El testaferro es uno de esos escasos seres en el mundo que, admirablemente, parece encontrarse siempre por encima del bien y el mal.

Flota siempre como el corcho pero no es un corcho, figura compleja que se las arregla para trasladarse de una a otra opción política sin sonrojos ni pudor.

Más que nunca se está expresando esta difusa figura para delinquir y para evadir la ley.

El testaferro es toda una materia de estudio de la psiquis humana, del soporte y del silencio, que permanece aguantando la respiración por horas hasta debajo del agua.

Ni muerto pensará en soltarle a Jesucristo las líneas maestras del tejido complejo que conoce, si es que llega al cielo prometido, para lo cual se impone la duda razonable.

Es  figura totémica inamovible e inconmovible, a la que nada ni nadie parece sorprender no sólo a media base sino en ningún área de riesgo visible o invisible.

Es una figura poderosa por cooptación, corporativa, y debe fundamentalmente su poder a una tercera persona que lo utiliza en calidad de tumba viviente, de catafalco amurallado que no puede bajo ninguna circunstancia revelar el más mínimo secreto de manera directa o indirecta salvo en el caso de que quiera poner en riesgo factores de poder alrededor suyo y hasta su propia vida.

El testaferro ejerce la más sutil de los servilismos conocidos.

Debe fingir que no sabe que otros saben que es testaferro.

No debe importarle para nada lo que piense el mundo entero de él, debe ser la sombra de una sombra, lo siniestro  que necesita alimentarse de información fundamental no reversible, no revelable.

El mismo es una noticia top secret, a pesar de que la historia oral lo señala, algo lo delata, por efecto de la cercanía del poder y porque tiene obligaciones contraídas que le impiden soterrarse como esos seres discretos y honrados que después echan alas y se convierten en vistosas mariposas y que a nadie participan que antes fueron gusanos.

De ahí que no todo el mundo, incluso ofreciéndose de manera vehemente, tiene las condiciones, los atributos, la cachaza para el ejercicio de tan lamentable y patético oficio.

El testaferro tiene la obligación de tragarse hasta una ballena podrida y ni escupir siquiera, menos aún delante de la gente.

Es el señor misterio, el hueco universal, el hoyo negro espacial que no puede soltar una esquirla de luz sin delatar a su amo, que, junto a los sagrados intereses de éste, se halla, a perpetuidad, por encima de todo.

Para quienes han olido aún sea de lejos algo del latín emergente que se imparte por ahí queda claro que el de testaferro es un compuesto léxico que se puede traducir simplemente como cabeza de hierro.

No es para nada cómodo sobrellevar ese metal en el cráneo con naturalidad con lo difícil que resulta, con su capacidad de oxidarse y con lo que debe doler cuando, una vez al descubierto, intentan arrancártelo con todo y cuello en razón de alguna venganza contra tu jefe que, claramente, deberá recaer sobre ti, que para eso ejerces.

El testaferro es el guardaespaldas secreto no de la figura física de su progenitor político, sino de sus intereses adorados.

Testaferros hay para toda ocasión y de todos los tonos.

Los hay legisladores, banqueros, comunicadores, abogados (de esa variedad temática se encuentran profusamente esparcidos muchos  ejemplares por toda la geografía delictuosa del mundo).

 El testaferro no es de por sí un delincuente, aunque posee las condiciones innatas para serlo, sino alguien en extremo discreto que protege más que fielmente bienes y males ajenos, (porque, por definición, debe ejercer esa condición no común, con más fe que un perro adiestrado.

Una persona sociable, comunicativa, incapaz de mantenerse a la altura de sus especiales vibraciones, que pudiera alterarse aún ante el terremoto inclusive, no puede ser testaferro.

Ese no es un trabajo para aficionados. El escogido para el puesto difícil debe creer que el orden universal entero gira en torno a su plúmbea figura inescrutable.

Debe no responder al orden natural como si fuese el dios de las piedras que aguanta todas las medradas como un san Bartolomé que se deja clavar todas las flechas sin quejarse ni siquiera del calor o de la mala comida.

Es alguien a quien su amo no tiene ni siquiera que señalarle cuales son las condiciones básicas del oficio pues tiene que dar la impresión, al primer golpe de vista de que nació sin gritar nada, como suelen hacer todos los niños del mundo.

O exponerse, como suele suceder, a que el médico partero les dé sus buenas y saludables nalgadas para que recoja el buen aire hospitalario- si es que lo hay y si es que resulta bueno- en sus tiernos pulmones.

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Periodismo Interpretativo

Los altos niveles de la espiritualidad se constituyen en un dique de contención de la vocación delincuencial.

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Por Elba García

La sociedad dominicana es amenazada por una descomposición social y ético moral que pone en peligro su integridad  en todos los aspectos, principalmente porque el Estado no está en capacidad de preconizar y promover valores, sino anti-valores.

La posibilidad de contrarrestar en mayor medida el fenómeno de la descomposición social y moral descansa, principalmente, en el Estado porque cuenta con las herramientas para imponer un régimen de consecuencia y de hacer la inversión económica requerida para crear las oportunidades de empleos y disminuir la desigualdad, lo cual ataca una de las razones que más genera, por ejemplo, la delincuencia, como lo es la exclusión social.

Sin embargo, frente a la incapacidad del Estado para diseñar políticas públicas que priorice la inversión social, el papel protagónico para enfrentar el fenómeno recae en las organizaciones que trabajan y conectan con la gente, sobre todo en las comunidades más carenciadas del país, donde tiene nacimiento la vocación delincuencial.

El trabajo, por ejemplo, de las iglesias, tanto católica como protestante, juega un papel decisivo en muchos jóvenes para no caer en las garras de las bandas o de la vocación de una conducta al margen de la ley, porque proporcionan fortaleza espiritual que sin dudas se convierte en un dique de contención para impedir que entre a sus vidas  una inclinación delincuencial.

Está más que demostrado que aquellas comunidades donde hay una mayor  integración a las  labores de las iglesias, sobresale una conducta apegada al respeto de la ley y de mejor convivencia social, donde ésta juega un papel  importante en la formación que se adquiere a través de estas instancias.

La iglesia católica acaba de comprobar en un estudio que la Sierra es uno de los lugares donde menos delincuencia se produce, pero todo el mundo sabe que esos pueblos tienen un fuerte apegamiento a valores cristianos desde los tiempos coloniales, pese a que los niveles de pobreza y analfabetismo son muy altos, aunque no tan críticos como los de otras zonas del territorio nacional.

Sin embargo, otra razón para que tal vez la delincuencia no haya impactado tanto a los pueblos de la Sierra se debe a las remesas que reciben del exterior, principalmente de los Estados Unidos, lo cual se convierte en una válvula de escape para que no se desarrollo la vocación delincuencial.

Pero la revelación al respecto confirma que se hace más que necesario que el trabajo de las iglesias vaya más allá de los templos y toque el corazón de aquellos jóvenes excluidos y golpeados por el desempleo y el hambre y que en consecuencia no escojan el camino equivocado.

La mejor dosis que pueden recibir los jóvenes desorientados y con el solo camino de la delincuencia, el tráfico y consumo de drogas es la espiritual, la cual necesariamente tiene que estar  revestida de un componente profundamente humano.

Esta sería una respuesta que siempre será necesaria y vital para el mejoramiento social, pero hará falta la refundación del Estado que para el restablecimiento de valores también cuente con la fuerza institucional pública y de ese modo incorporar otros elementos importantes como los medios de comunicación y el sistema educativo nacional, a fin de que el esfuerzo sea tan integral como el mal que nos aqueja.

Se impone una gran jornada nacional, pueblos por pueblos, para trabajar por una transformación total de aquel que ve la vida sólo desde la perspectiva del dinero, pero que ojalá se puedan incorporarse recursos a través del Estado para además crear empleos y mejorar las condiciones de vida de la gente.

Sólo de esa manera podría producirse  una verdadera transformación social y convertir a la República Dominicana en una sociedad más habitable y humana, donde la delincuencia y la degeneración sea un fenómeno aislado y no general como pasa actualmente.

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Periodismo Interpretativo

Será la frontera la excepción en corrupción en la República Dominicana?

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Por Elba García

La emigración haitiana, con implicaciones socio-económicas como prácticamente todas en el mundo de hoy, continuará aunque el Gobierno haya anunciado una serie de medidas en la frontera para evitar la entrada ilegal desde el vecino país.

La llegada masiva de haitianos ha creado una verdadera alarma nacional, sobre todo porque en opinión de muchos esta inmigración implica un aumento de la delincuencia y la promoción de una serie de enfermedades que son consustanciales a la pobreza y que afectan a pueblos como el haitiano.

El presidente de la República anunció un aumento de los militares que vigilan la zona fronteriza e incluso la medida habla de la incorporación de drones para monitoreal al haitiano hambriento que tiene como norte establecerse en el país.

La migración haitiana tiene un componente que forma parte de una cultura como la corrupción, ya que la entrada de éstos está determinada porque hay de por medio el pago de un peaje a los responsables de vigilar la frontera.

El hecho de que haya un elemento prácticamente cultural en el pueblo dominicano que motiva esa inmigración haitiana, permite colegir que es un problema no tan fácil, aunque no imposible, de detener.

Lo primero que habría que analizar es si el presidente de la República Dominicana, licenciado Danilo Medina, tiene moral para exigirles a sus subalternos lo que él y su Gobierno no pueden dar.

La pregunta que se impone es si podrán los militares de la frontera parar el cobro del peaje a los haitianos ilegales si quien se lo pide anda en lo mismo en otras instancias de la administración pública?

Realmente tiene moral un presidente involucrado en el caso Odebrecht y en otros escándalos para pedir que la frontera y los encargados de vigilarla sean éticos y decentes?

Podría el Gobierno pedir un cambio en la actitud de los militares que cuidan la frontera, mientras el presidente nombra como cónsul a un traficante con haitianos ilegales?

Se trata de un mensaje dual, porque con palabras se expresa preocupación por el fenómeno, pero con los hechos se promueve.

Es una doble moral que su fin no será otro que el fracaso.

El otro elemento es que la inmigración, incluida la haitiana, está motivada en el hambre y la pobreza y no hay muro que la detenga, no importa que sea físico, institucional o de cualquier otra índole.

Mientras los funcionarios hacen fiesta con los recursos públicos, los militares de la frontera harán lo mismo para permitir la entrada no sólo de haitianos ilegales, sino de todo lo demás, como drogas y el contrabando de mercancías.

Que nadie se llame a engaños con las palabras huecas del presidente Danilo Medina, experto en la simulación y la mentira.

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Periodismo Interpretativo

Líderes de las izquierdas que usan como herramienta las armas de la derecha.

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Por Elba García

Son varios los líderes latinoamericanos que luego de llegar al poder se convirtieron en híbridos, porque a pesar de que se vendían como una cosa en realidad eran otra.

El mejor ejemplo es Ignacio Lula da Silva, quien cuenta con dos condenas judiciales y está al borde de terminar en la cárcel por corrupción como consecuencia de aliarse a la derecha y promover un neoliberalismo desde el poder que no encajaba con su proyecto político original.

Lula da Silva fue rechazado por el ala más radical de su Partido de los Trabajadores (PT), ya que ese sector no le perdonaba su coqueteo con grupos económicos que apoyan su crecimiento en la corrupción y en las malas artes para depredar patrimonios públicos.

 

Elías Antonio Saca

El proyecto político de Lula da Silva  a pesar de sus logros en el gobierno, porque sin dudas los hubo, se desnaturalizó a tal punto que hoy éste es un ejemplo a tomar en cuenta como protagonista de una corrupción que lo marcó para siempre y que le quita moral para criticar el flagelo que ha sumergido en la miseria a los pueblos latinoamericanos, como lo es la corrupción administrativa.

Sin embargo, las izquierdas latinoamericanas se resisten a ver los pecados de uno de los suyos y en cambio recurren a la acusación de que se trata de una persecución de la derecha.

 

 

Jorge Glas

Lula da Silva sólo depende para hacer su entrada a la cárcel de solicitar la no ejecución de la sentencia mediante una figura que consiste en una explicación de la misma y de interponer un recurso de amparo ante la Suprema, cuyos especialistas observan muy pocas posibilidades de éxitos del otrora obrero metalúrgico.

 

 

 

Francisco Flores

Ese triste cuadro no exclusivo de la izquierda brasileña, sino que igual descrédito se ha producido con la de El Salvador, donde el primer presidente de izquierda, Mauricio Funes, está en el exilio por acusaciones de la comisión de actos de corrupción mediante la apropiación de recursos públicos, igualándose a ex presidentes de la derecha como Francisco Flores y Elías Antonio Saca.

 

 

 

Lenin Moreno

Lo propio ha ocurrido en el izquierdista Alianza País de Ecuador de Rafael Correa y del actual presidente Lenín Moreno, ya que por lo menos este último  se ha aliado a la derecha para promover las ideas neoliberales que preconizan los grupos económicos.

 

 

 

 

Otros líderes que llegaron al poder a través de un partido de izquierda, como el de la Liberación Dominicana, que han sido promotores y defensores del neoliberalismo son Leonel Fernández y Danilo Medina, cuyos gobiernos están muy manchados por la corrupción y son abiertamente neoliberales, pasando en la práctica de la izquierda a la derecha, tanto así que su perfil es más conservador que el más radical de esta corriente.

El cuadro que presentan las izquierdas latinoamericanas es definitivamente desconcertante.

Tanto es así, que el propio gobierno chavista aunque promovía y practicaba el anti-neoliberalismo nunca ha tenido una crítica en contra de un híbrido y camaleón como Leonel Fernández, que sabía presentarse como un no alineado en una cumbre en Cuba y luego aterrizaba en Washington como un defensor del neoliberalismo y la derecha internacional.

Todo este panorama ha erosionado la credibilidad de las izquierdas latinoamericanas, cuyas consecuencias no han sido peores porque algunos pueblos están gravemente enfermos fruto de la promoción de una serie de anti-valores que han dejado como secuela el corrompimiento de la gente, que le da más valor a un peso que al aspecto humano de la vida, lo cual se traduce en un problema político porque hemos pasado de una política ideológica a una clientelar y asistencialista.

Las izquierdas ahora no tienen como justificarse, porque además la gran mayoría de los llamados partidos alternativos, que siempre son más de izquierda que derecha, están seriamente comprometidos con la micro-corrupción promovida por la derecha, por lo menos en lo que tiene que ver con la República Dominicana

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