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Opinión

LA Marcha Verde: ¿Qué Hacer?

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Por MELVIN MAÑON

Hasta que no se haya establecido, para la nueva etapa, cómo, por donde y cuando continuar la lucha, las acciones contra la impunidad y la corrupción mostrarán un nivel de fuerza deficitario; la Marcha Verde no podrá  exhibir el músculo ni la unidad operacional que la ha caracterizado.  Este asunto es importante porque hay quienes creen que el debate interno sobre las acciones a emprender ha debilitado cuando no fraccionado la Marcha Verde y que urge reconstruir la unidad original pero, se plantean esa reconstrucción sin haber definido y resuelto los planes para la nueva etapa, el nuevo proyecto y las nuevas consignas.

La Marcha Verde, ya se ha dicho, es un sentimiento mas que un movimiento o una organización formal. Es natural que tras el éxito alcanzado en la etapa de las marchas muchos se pregunten: bueno, ¿qué hemos conseguido? ¿ se ha quebrado la unidad? ¿y ahora qué . . . para donde vamos?

El gobierno ha dejado bastante claro que no considera la Marcha Verde como un interlocutor válido y ha dado sobradas demostraciones de que no le interesa el dialogo sino la sumisión. Ellos creen que no tienen nada que negociar con nadie y que las denuncias y protestas encabezadas por la Marcha Verde no pasarán de ser una espina desagradable y molesta pero sin consecuencias porque entienden que, la Marcha Verde no tiene la organización para convertir su prestigio en fuerza capaz de paralizar el país y transformar su escenario político. Tampoco ha enunciado como propósito forzar el gobierno a someterse a un plan y un proceso de reajuste institucional que devuelva a la ciudadanía, al menos, una parte de las garantías perdidas y de los derechos pisoteados. Por eso, cuando muchos se preguntan ¿qué hemos conseguido con las marchas? Llegan a la errada conclusión de que no han conseguido nada excepto romper la anomia y movilizar al país. Incluso si solamente esto hubieran logrado – que no es el caso- se trataría de un logro extraordinario, acaso el mas importante en muchos años.

En cuanto a la unidad de todas las fuerzas, grupos, personas y movimientos dos aclaraciones son pertinentes. Los que aportan mejores recursos y posibilidades organizativas dentro de la Marcha Verde no son los que tienen mayor capacidad de convocatoria. Este conflicto, que ya se ha hecho evidente en varias ocasiones, provocará – a no dudarlo- otros inconvenientes sin que sea posible anticipar un desenlace específico. Al final, debería prevalecer la capacidad de convocatoria con vocación de organizarse mas que la organización ya formada pero sin poder de convocatoria.

El otro aspecto a considerar es que, la unidad o convergencia de fuerzas para oponerse a algo no es ni se comporta igual cuando se trata de proponer, postular o impulsar una iniciativa distinta. El hastío y el disgusto generados por la gestión del señor Medina y su partido convocan la protesta, la encienden y alimentan pero las propuestas de acción que en algún momento surgirán para la nueva etapa pueden producir alineaciones diferentes,  sobre todo, entre los sectores mas conservadores versus los mas radicales dentro de ese gran conglomerado verde. Dado que la existencia del movimiento no ha estado regida por una dirección única, es posible y sería normal que la búsqueda y logro de consenso para definir esa nueva etapa sea mas lenta y trabajosa pero, de cualquier manera, esta, es decir la reagrupación de todas las fuerzas no se producirá antes, sino después de haber encontrado y definido las propuestas. 

La unidad de fuerzas solamente se consuma cuando el o los propósitos de dicha unidad están claramente definidos y articulados en una propuesta o plan de lucha. Las fuerzas políticas no se alían ni unifican en abstracto sino que consienten agruparse para emprender una tarea. Por lo tanto, hay que definir esta primero y procurar la unidad después.

Las marchas por todo el país desnudaron al gobierno, pusieron de manifiesto el descontento, desmontaron el discurso del peledeismo, lo despojaron de las pretensiones éticas que enarbolaba y lo desacreditaron por completo.  Sin embargo, no afectaron el desempeño económico del gobierno y este pudo seguir tramitando préstamos, cobrando impuestos y recibiendo el beneficio de inversiones extranjeras. Con estos recursos a su disposición, el señor Medina ha seguido comprando gente, mantiene intacto su control mediático y resiste –hasta ahora con éxito- cualquier cambio legal o institucional que afecte o disminuya su control sobre la actividad política partidaria y el montaje y ejecución de procesos electorales.

Por lo tanto, debido a la ausencia de partidos opositores haciendo su trabajo y suponiendo que una catástrofe natural o de otro tipo no altere fundamentalmente la situación del país la Marcha Verde enfrentará una decisión importante:  La de luchar contra la impunidad y contra la corrupción de tal manera que esa lucha, además de incluir la continuación de las marchas contenga otros elementos  que reduzcan la capacidad del gobierno para sostener el nivel de gasto y derroche que le ha permitido comprar, sobornar y adormecer a tanta gente en el plano político, mediático y social.

Dado que ya nadie puede confiar ni esperar del gobierno rectificación alguna como testimonio de decoro, arrepentimiento o vergüenza la única manera de afectar su capacidad de seguir haciendo lo mismo es procurando reducir sus ingresos por todas las vías a través de las cuales se alimenta. Como una lesión cancerosa cuya voracidad la empuja a engullir células sanas de las cuales se alimenta y a cuyas expensas crece, el tratamiento requiere radiaciones, cirugía y otros procedimientos cuya finalidad es privar al tumor de las vías de alimentación, es decir, matarlo por hambre. Así mismo, la próxima etapa de la Marcha Verde podría incluir un tipo de radioterapia similar porque, para derrotarlo, habrá que reducir el flujo de recursos de que se alimenta.

El reto es pues, definir con el nivel de detalle operacional apropiado cuales son los espacios, métodos, escenarios y tiempos de lucha en la nueva etapa del movimiento verde.  Cuando respecto a estos se haya reconstruido un nuevo consenso, tendremos que lanzarnos a agotar esa otra etapa.

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Opinión

El voto en blanco, un instrumento útil en una desacreditada democracia.

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Por José Cabral

En un país donde la politiquería lo ha dañado todo, absolutamente todo, hay que apelar a una herramienta que puede servir de mucho y se trata del voto en blanco como una forma de llamar a la atención silenciosa a unos partidos que nada les sirve de escarmiento.

 En las pasadas elecciones municipales hubo un ensayo que, aunque no se trató exactamente del voto en blanco, sino del nulo, cuya última no parece ser la mejor opción, porque no son contabilizados y en consecuencia no surten ningún efecto, todavía requiere de una acción más contundente.

En cambio, el voto en blanco luce como una herramienta que como ya se ha planteado en diferentes lugares del mundo, representa una forma de protesta ante la conducta depravada y corrupto de los actores de la vida política nacional e internacional y sirve como una expresión democrática.

Sin lugar a dudas, que el voto en blanco puede ser la clave para darle una nueva vida y mayor credibilidad al sistema electoral dominicano y como vía de consecuencia a la democracia.

El alto nivel de abstención electoral es un espejo de la falta de estímulo del votante porque sufre desde hace décadas el mismo proceder de todas las organizaciones que conforman la odiosa partidocracia.

El voto en blanco podría constituirse en un instrumento útil para evitar  que el desacreditado sistema político dominicano caiga en la ilegitimidad, aunque no necesariamente en la ilegalidad, pero que este paso, sin duda, haría reflexionar a los que no les importa los intereses de la mayoría, sino los propios, de grupos y de otros particulares.

Sería como una especie de desaprobación constructiva como ya lo planteo alguien en una reflexión sobre este mismo tema.

En algunos países del hemisferio el voto en blanco es un mecanismo de cambio, ya que si esta opción logra la mayoría podrían repetirse las elecciones, pese a que para que esto ocurra en la República Dominicana habría que modificar las leyes del régimen electoral.

Pero de cualquier modo no deja de ser útil el voto en blanco para enviarles un contundente mensaje a todos los «vividores» de la política vernácula, sobre todo porque el país no está muy lejos de tener un total colapso institucional.

Se imaginan los dominicanos preocupados con el sendero que lleva el país enviar un mensaje en las urnas de que ninguno de los candidatos merece su voto y la repercusión que esto podría tener en el ámbito nacional e internacional.

Como ya se ha dicho el voto en blanco no es una expresión de apatía, sino de inconformidad, es una forma de dejar claro que no se quiere ninguna de las opciones presentadas.

A votar en blanco el próximo 19 de mayo y la mayoría de la gente verá como las cosas comienzan a cambiar, incluso el burocratismo que caracteriza a las instituciones públicas, las cuales en el marco de la concepción de los partidos políticos que controlan el Estado, son un patrimonio particular de cuyas acciones no tienen que rendirle cuenta a nadie.

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Opinión

Cuando el poder del discernimiento no es suficiente

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Por Isaías Ramos

El discernimiento es esa capacidad esencialmente humana que nos permite analizar, evaluar y comprender profundamente las encrucijadas que la vida nos presenta. Reflexionamos críticamente, balanceando aspectos racionales y emocionales, buscando esa chispa de claridad en cada decisión.

Pero, ¿qué sucede cuando el discernimiento parece fallar ante decisiones cruciales cuyas opciones parecen, todas, llevar a consecuencias negativas?

En esos momentos de incertidumbre, cuando el corazón pesa y el camino hacia adelante se nubla, es fundamental mantenernos fieles a nuestros principios. No podemos permitirnos el lujo de engañar a nuestra conciencia o justificar pequeñas traiciones por conveniencia o desesperación.

Actualmente, nuestra nación se encuentra inmersa en la recta final de una campaña electoral insulsa. Nos enfrentamos a una alarmante escasez de candidatos que realmente encarnen los valores y principios que nuestros padres de la patria instauraron. ¿Dónde están esos líderes capaces de trazar un camino claro hacia el futuro que deseamos? Las elecciones se acercan, y la oferta política parece más desalentadora que nunca.

Esta crisis de liderazgo es un claro desafío al poder del discernimiento individual. Nos vemos obligados a elegir en un panorama desolador donde predominan las promesas vacías y las estrategias populistas, más enfocadas en el engaño y la manipulación que en ofrecer soluciones reales. Las mismas caras, desgastadas por escándalos y fracasos, siguen ocupando el escenario político, insistiendo en que merecen otra oportunidad.

El discernimiento, sin embargo, debe ir más allá de la simple elección entre las opciones presentadas. Debe implicar una búsqueda activa de alternativas, un impulso hacia la creación de nuevas posibilidades que reflejen nuestros ideales más elevados. En estos momentos de crisis, es donde más se prueba la resiliencia de nuestra democracia y la integridad de nuestro compromiso con los valores fundacionales.

¿Cómo podemos confiar en aquellos que han sido parte del sistema corrupto que tanto ha dañado a nuestro país? La falta de visión política, la ausencia de transparencia y la escasez de propuestas innovadoras solo refuerzan la percepción de que la mayoría de los candidatos carecen del compromiso genuino necesario para liderar verdaderos cambios.

Es imperativo recordar que somos herederos de una nación forjada con principios y valores trascendentales. Frente a esta encrucijada crítica, debemos recordar nuestra responsabilidad como ciudadanos informados y conscientes. Cada voto que emitimos refleja nuestra dignidad y respeto por nosotros mismos. Vender o traicionar nuestros principios más íntimos equivale a despojarnos de nuestra propia humanidad.

Sucumbir a la tentación del egoísmo y la falta de integridad nos aleja de nuestra verdadera esencia y nos sumerge en un camino oscuro, impulsados por intereses mezquinos en lugar de valores profundos y duraderos. En este contexto, el discernimiento por sí solo no basta.

En el Frente Cívico y Social, entendemos que solo unidos podemos superar este desafío crucial y abrir paso a una nueva era política fundada en valores auténticos y proyectos transformadores. El tiempo es esencial y nuestra nación merece lo mejor.

No permitamos que la falta de visión y principios nos condene al estancamiento perpetuo. Juntos, podemos redescubrir el significado de la política como servicio verdadero al pueblo, redefiniendo así el futuro de nuestra nación.

El cambio está en nuestras manos. Es hora de reclamar nuestro futuro, de construirlo sobre los cimientos de nuestra integridad. ¡Despierta, RD!

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Opinión

La entrega de los nacionales de un Estado a la Corte Penal Internacional

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Por Rommel Santos Díaz

La Corte Penal Internacional requerirá en ciertas ocasiones  que un Estado Parte entregue a sus propios nacionales, cuando la persona sea sospechosa de haber cometido un crimen de la competencia de la CPI. No obstante, esto podría representar dificultades para aquellos Estados en los cuales su constitución expresamente prohíba  la extradición de sus nacionales, y podría requerir de soluciones creativas.

Los Estados deberían tomar en cuenta el ¨carácter específico de la Corte¨ al decir sobre la mejor manera de asegurar  que la nacionalidad de la persona requerida no afecte su entrega a la Corte Penal Internacional.

Los Estados Parte del Estatuto no podrán alegar bajo ninguna circunstancia que la nacionalidad del acusado, o una disposición constitucional que prohíbe la extradición de nacionales impida su entrega.

Para muchos Estados, la posibilidad de entregar sus nacionales a la CPI no necesita la implementación de una ley particular  más que aquella que prevea la entrega de cualquier persona  a la CPI.No obstante algunos Estados poseen una constitución que expresamente prohíbe la extradición de los nacionales. Estos Estados deben de escoger entre estas  dos opciones:

  1. a)Algunos Estados podrían distinguir en su legislación entre la extradición de una persona  a otro Estado y la entrega de una persona a la CPI, lo cual permitiría la entrega de nacionales a la CPI a pesar de la restricción a la ´´extradición¨ de nacionales a tribunales extranjeros, sin obstaculizar la habilidad del Estado  de cooperar plenamente con la CPI.

La ventaja de esta medida consiste  en el procedimiento simple a seguir para la entrega de una persona acusada a la CPI. También reconoce el carácter específico de la competencia de la CPI , la cual no puede considerarse como una jurisdicción extranjera , y prevé una manera más eficiente de proceder con la cooperación.

  1. b)La reforma podría ser mínima, dirigida solo a la introducción de una excepción al principio, asegurando  que la constitución no sea violada por la entrega de un nacional a la CPI. La ventaja de una enmienda constitucional con una referencia específica a la CPI yace en el hecho de que elimina cualquier posibilidad de que surja un conflicto normativo a  escala nacional.

Lo planteado anteriormente garantiza que los tribunales nacionales dicten sentencias de conformidad con sus obligaciones legales respecto al Estatuto de Roma, pese al posible dilema de entregar a un ciudadano a otro sistema judicial.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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