Por Isaías Ramos
Vivimos en una sociedad que ha caído en manos de una élite política, una élite que manipula la ley a su antojo, sacando textos de contexto para justificar actos que claramente contradicen los principios fundamentales de la legalidad y el orden. Esta peligrosa deriva, tarde o temprano, conduce a graves crisis sociales y políticas, liberando los demonios del desorden y el caos en nuestra sociedad. Son estos oportunistas, falsos intérpretes de la ley y aprovechadores de la debilidad institucional del Estado, los que han quedado al descubierto durante la ‘cumbre de la JCE con los partidos políticos’.
Esta casta política, que ha gobernado nuestro país durante los últimos 27 años, tiene un objetivo oculto: desmantelar las pocas columnas que aún sostienen nuestro Estado, prolongando así la agonía del hambre y la miseria de nuestra población mientras ellos continúan saqueando nuestros recursos. Esta táctica es lamentablemente familiar, ya que países vecinos han sufrido décadas de miseria y opresión bajo estos modelos cleptocráticos y plutocráticos.
Estos actores políticos se sienten por encima de cualquier ley o deber establecido en nuestra Constitución y leyes. Su meta es normalizar la mentira, el engaño y la manipulación, mientras minan la confianza en nuestras instituciones.
Esta misma partidocracia es la que aprobó la Constitución y las leyes electorales vigentes, y ahora desafían la autoridad y las normas, abusando de los reglamentos y justificando sus acciones irrespetuosas hacia la Constitución, la ley y el orden.
No podemos permanecer indiferentes ante aquellos que muestran un flagrante desprecio por la ley y el orden y que han llevado a cabo una campaña política violando todas las leyes vigentes, utilizando enormes sumas de dinero mal habido. Han demostrado que no les importa en absoluto el bienestar del pueblo. Han robado el presente y el futuro de más de una generación, arrebatado la paz y la tranquilidad, y se burlan de las dificultades que enfrentamos.
Estos individuos tienen una deuda con nuestra nación, y tarde o temprano deberán rendir cuentas ante el país. No podemos seguir siendo indiferentes a un sistema político que solo representa iniquidad e inequidad. Nuestra indiferencia nos convierte en cómplices y les da carta blanca para continuar con el saqueo, la opresión y el endeudamiento al que hemos sido sometidos.
Cambiar una clase política carente de principios y valores requiere el compromiso de toda la sociedad y un esfuerzo constante para construir una cultura política más ética y responsable.
Es hora de poner fin a 27 años de liderazgo político que carece de conciencia social, moral y patriótica. Debemos actuar unidos como verdaderos patriotas para construir la nación que nuestros libertadores soñaron: un país donde reinen el orden, la justicia y la igualdad de oportunidades.
En el Frente Cívico y Social, comprendemos que la educación cívica sólida es fundamental para formar ciudadanos que comprendan los principios democráticos y la importancia del voto activo. Fomentar una cultura de valores éticos en nuestra sociedad, que incluye la honestidad y la integridad, es esencial para avanzar hacia una sociedad de desarrollo y progreso para todos.
Finalmente, en el FCS apoyamos firmemente a la Junta Central Electoral en su misión de hacer cumplir la ley, sin importar las consecuencias legales que deban aplicarse a aquellos que violan y desafían la ley y el orden.
¡Despierta, RD!