Los residentes en cuatro comunidades consideran que sería colocar una “bomba de tiempo”
Las intenciones de instalar una fábrica de explosivos acrecentó el temor en las 600 familias de cuatro comunidades cercanas a la Barrick Pueblo Viejo, que vienen reclamando su reubicación debido a los niveles de contaminación.En La Laguna y en El Naranjo, apenas a 500 metros de la minera, sus moradores dicen que aunque han escuchado las pretensiones de la minera, nadie se les ha acercado.
El sacerdote Nino Ramos llamó a todos los sectores a oponerse. Sus temores nacen del peligro de que delincuentes puedan penetrar a la Barrick para asaltar la fábrica y cargar con los explosivos o que pueda ocurrir una desgracia por el manejo inadecuado.
Dijo que en un recorrido por la zona ha constatado los daños a la producción agrícola por el cianuro que se desprende.
En otras comunidades como La Cerca y La Pinita, en Cotuí, donde se han detectado altos niveles de cianuro y varias personas con plomo en la sangre, creen que instalar una fábrica de explosivos sería catastrófico. “Lo que quieren es ponernos al lado una bomba de tiempo, cuando al menos debieron consultarnos o hablar de sacarnos de aquí”, apuntó Juan Pérez, un operador de pala mecánica. Pérez reside en la comunidad Las Lagunas la más cercana a la minera. “Aquí no solo es el humo, sino el mal olor que se desprende”, refiere su vecina Carmen Pérez, quien se dedica a la labor de ama de casa.
Hasta el momento los explosivos que utiliza la Barrick son manejados por expertos de los organismos militares, aseguró un guardia que reside en La Laguna y que no quiso identificarse. También los moradores de Tocoa se mantienen en alerta ante las pretensiones.
Comité de lucha
El comité denominado Nuevo Renacer y el bloque de organizaciones populares de la provincia Sánchez Ramírez tienen previsto para el próximo lunes día cinco de enero un gran encuentro regional en el que buscan acordar un nuevo plan de lucha.
Sus representantes dijeron que ante el peligro que representa es necesaria la reubicación de 600 familias de las comunidades La Piñita, La Laguna, La Cerca y El Naranjo.
“Solo luchando lograremos que nuestra gente no siga muriendo y enfermándose producto de la contaminación de la minera de la zona y la muerte de cientos de animales, la falta de agua y la baja producción agrícola”, expresa el volante lanzado en todas las comunidades cercanas a la zona de la minera.
El plan de lucha contra el desalojo y que podría tomar un nuevo matiz contra el temor de ser instalada la fábrica de explosivos es encabezado por cuatro sacerdotes católicos entre los que se encuentra el padre Nino Ramos
María Gálvez, quien sobrevive vendiendo en una pequeña fritura frente a la Barrick, advierte que si están sufriendo con la contaminación, ahora con la instalación de una fábrica de explosivos dormirán con el corazón en la boca por el temor a que sea manejado de forma inadecuada.
“Lo que deben hacer es sacarnos lejos de aquí, no sea que explote todo”, aduce Gálvez. Su compañera de labor Marisol Guzmán, dijo que empezó apenas unos días a escuchar los planes de la minera con esto de los explosivos.
Moradores ven poca información en planes
“A mí el humo no me deja ni dormir, lo que deben hacer es que se marchen. Sé que les vendo comida a muchos empleados, pero me importa más mi seguridad”, apunta Guzmán al hablar con elCaribe. En el centro de Cotuí aunque existe preocupación, el temor es menor, debido a la distancia. No obstante ven con preocupación la forma como sería manejada dicha fábrica.
El Caribe