Por Rosario Espinal
Hasta partiditos nuevos se han creado recientemente para aumentar la cantidad de partidos que va en alianza con el PRM, y por ende, de casillas en la boleta.
En enero de este año publiqué un artículo titulado: “El 2023 augura transfuguismo”. ¡Dicho y hecho! Muchos políticos han abandonado su partido para integrarse a otro o apoyarlo.
En sentido estricto, el tránsfuga es quien ocupa una posición electiva por un partido y se marcha a otro mientras ostenta el cargo. El período 2020-2023 ha sido el de mayor transfuguismo de funcionarios electos en la República Dominicana.
En un sentido más amplio, el término transfuguismo se utiliza para referirse al cambio de partido de dirigentes políticos, ocupen o no cargos electivos.
En cualquier caso, es común que los políticos tránsfugas arrastren seguidores cuando cambian de partido.
Como he planteado en otras ocasiones, el transfuguismo aumenta cuando el sistema de partidos se ha debilitado, cuando no hay diferencias ideológicas entre los partidos y cuando las motivaciones para participar en política son más oportunistas que idealistas.
Estas tres condiciones existen en la República Dominicana desde hace muchos años y facilita que los políticos actúen como agentes libres, moviéndose de un partido a otro.
Al hacerlo, escriben con frecuencia cartas rimbombantes de renuncia, apelando a principios e ideales, pero la evidencia los traiciona. Es tan común ya el transfuguismo, que algunos optan por irse calladitos, lo que me parece más sensato que la burla mediática con declaraciones altisonantes.
Durante las últimas dos décadas, el sistema de partidos dominicano ha pasado por un proceso de desestructuración que fomenta el transfuguismo por las divisiones del PRSC desde que murió Balaguer en el 2002, la división del PRD en el 2013 y la división del PLD en el 2019.
En un contexto de debilitamiento del sistema partidario, el partido en el poder (cual sea) lleva la ventaja para atraer tránsfugas, siempre y cuando no exista un fuerte deterioro gubernamental.
El cálculo que favorece el transfuguismo es simple: los tránsfugas buscan la posibilidad de ser electos, reelectos, nombrados o recibir algún otro beneficio. Quien mejor brinda esa oportunidad es el partido en el poder, o el partido que se perfile ganador cuando hay una oposición fuerte.
Para el 2024, el objetivo central del PRM es lograr una sólida reelección en primera vuelta. Por tanto, ha buscado atraer funcionarios electos y dirigentes de otros partidos y establecer alianzas con una amplia gama de partidos minoritarios.
La boleta electoral que recibirán los votantes en febrero y mayo estará cubierta con los candidatos del PRM y aliados (igual hacía el PLD en sus tiempos de gloria). Hasta partiditos nuevos se han creado recientemente para aumentar la cantidad de partidos que va en alianza con el PRM, y por ende, de casillas en la boleta.
En el 2020, la expectativa era que habría una estampida de dirigentes y militantes del PLD hacia la Fuerza del Pueblo (FP). Sin embargo, el tiempo evidenció que los políticos tránsfugas tienen muy claro donde se cuecen las habas: la fuga se produjo también hacia el gobernante PRM. Así, el otrora todopoderoso PLD ha suplido funcionarios electos y dirigentes políticos a la FP y al PRM.