Los pronósticos de Deligne Ascención sobre la primaria del PRM dejó clara una cosa y es que esta organización oficial nunca está segura de lo que ocurre a su alrededor, lo cual refleja improvisación o que no se está seguro de lo que se tiene, lo cual ha sido recurrente en las acciones en términos de políticas publicas del Gobierno de Luis Abinader.
En el PRM había expectativas declaradas, pero no se sabía si reales. En público, dirigentes de la organización hablaban de que acudirían entre 300 mil o 400 mil votantes, pero la realidad es que aspiraban a más. Decían que se conformaban con una cifra, aunque sabían que iba a ser superada. Pero nadie esperaba tanto. Un millón es un millón. Una buena cifra para arrancar, tomando en cuenta que es ahora cuando se oficializa la candidatura presidencial de Luis Abinader.
Las características del proceso pintaban una baja votación, y por eso dirigentes de la oposición se apresuraron a hacer pronósticos, que finalmente resultaron fallidos. Era un certamen en que se elegían candidatos a regidores y apenas se definían dos alcaldías, pero ninguna candidatura legislativa. Y a nivel de la presidencia, que se supone que debe ser el renglón más atractivo, todo estaba definido, y nadie dudaba de que sería un resultado abrumador. Con todos esos factores, no aparentaba que pudiera ser un evento concurrido, y lo único que tenía a su favor el PRM, si la asistencia era baja, es que sus oponentes no se atrevieron a hacer primarias, por lo que estaban limitados para criticar. Para completar el cuadro, en los días previos a las primarias, algunos dirigentes del PRM expresaban su preocupación, por lo bajo, porque entendían que el proceso no se había promocionado lo suficiente. En la última semana, de forma un tanto apresurada, varias figuras perremeístas grabaron, por separado, mensajes de motivación a los militantes para que acudieran a las votaciones.
En los dos municipios donde se elegían candidatos a alcaldías, las primarias fueron competitivas, debido a que nadie ganó por nocaut. En Santo Domingo Oeste, los militantes se decantaron por un dirigente tradicional, Francisco Peña, cuya popularidad parece permanecer intacta. En Santo Domingo Este, fue lo contrario, porque el ganador, Dío Astacio es casi un “outsider”. Un perfil muy parecido al de Manuel Jiménez, pero sin el lastre que carga el alcalde por las dificultades de la gestión.