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Reportaje A Fondo

¿Brillante o aterradora? Así es la ciudad del futuro que Google está construyendo en Toronto

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Introduce innovaciones en urbanismo, construcción e ingeniería, pero sus críticos denuncian que la tecnológica quiere dirigir una ciudad sin pasar por las urnas y los residentes recelan del sistema que vigilará sus movimientos para mejorar los servicios

Durante siglos, la humanidad ha querido construir ciudades utópicas en las que hacer realidad sus más deseos. Fue el caso de Chandigarh, la metrópoli que esbozó Le Corbusier para implementar una nueva India con la que Jawaharlal Nehru ponía fin al colonialismo británico. O ese laboratorio eco-arquitectónico que el italiano Paolo Soleri y su mujer Corolyn Woods construyeron en 1970 en medio del desierto de Arizona bajo el nombre de Arcosanti.

 
Para Alphabet, la compañía matriz de Google, llevar a cabo semejante proeza con éxito es cuestión de datos. El futuro sostenible solo será posible si lo ligamos a la creación de metrópolis inteligentes, basadas en inteligencia artificial, alta conectividad y habilitadas por medio de sensores y cableados que permitan que funcionen por sí solas. ¿Suena a ciencia ficción? En 2022 dejará de serlo. Sidewalk Labs, la firma de innovación urbana del gigante tecnológico, hará realidad su proyecto más ambicioso hasta la fecha creando la ciudad del futuro de Quayside.

Aspecto actual del área portuaria, al sureste del centro de Toronto, un área industrial que ha quedado degradada con el abandono de la actividad. Señalada en rojo, la zona de Quayside, la primera que intervendrá Google. | SIDEWALK LABS

 

Esta idea de construir un barrio a camino entre Gran Hermano y las ciudades ideales que se planificaron en la Antigüedad de Platón y Aristóteles, surgió como respuesta a la demanda de las fuerzas gubernamentales en Toronto que querían revalorizar una tierra industrial en proceso de abandono. Aquella anatomía sombría que sirvió de escenario a la película La forma del agua de Guillermo del Toro sería el lugar perfecto para crear el primer vecindario del mundo construido a partir de Internet.

Para ello cuenta con un equipo de unas 130 personas y colaboradores externos, entre decenas de asesores, como Heatherwick Studio, creadores del macro jardín botánico de Shanghái 1.000 Trees; el estudio noruego Snøhetta, autores del nuevo papel moneda del país o del edificio del Opera Ballet nacional de Noruega; o el estudio Micheal Green Architecture, que firma varios aeropuertos en Norteamérica o la Galería de Arte de Vancouver, entre otros proyectos, y es una de las puntas de lanza en el estudio de la madera como material constructivo del futuro.

Plan de ejecución del barrio de Quayside. | SIDEWALK LABS

 

Dirigir una ciudad sin pasar por las urnas

La unión de sus fuerzas, según señala Sidewalk Labs, conseguiría catalizar decenas de miles de empleos y ayudar a abordar los principales desafíos y la problemática que asume Toronto en la actualidad. Las herramientas para conseguirlo serían la gestión digital y el desarrollo de aplicaciones como Commonspace que permitirían a los administradores de espacios públicos recopilar datos fiables sobre el uso que las personas hacen de estos lugares, para responder así mejor a las necesidades cambiantes de la comunidad.

Las voces críticas no tardaron en llegar, cuestionando la alianza entre Google y Waterfront Toronto, el organismo público formado por tres niveles de gobierno (municipal, provincial y federal) que supervisa el proyecto. Jathan Sadowski, investigador en ética de las tecnologías, hizo saltar la alarma señalando que las ciudades no son plataformas con usuarios ni negocios con accionistas, sino lugares reales con gente real. «Google quiere dirigir ciudades sin pasar por las urnas», declaró a The Guardian.

No solo está en cuestión si una empresa tecnológica sabrá dirigir una ciudad viva, sino el mero hecho de que la dirija, saltándose los sistema democráticos, empezando por las elecciones. | SIDEWALK LABS

Cuestiones como «¿sabría una empresa tecnológica dirigir una ciudad viva y en continuo movimiento?», «¿es la tecnología la herramienta veraz y necesaria para mejorar nuestras vidas?» o «¿quién controlará y será dueño de toda la data generada en pleno rendimiento?» dieron lugar a decenas de artículos recordando el papel de Canadá como una democracia occidental que se toma en serio los debates sobre la privacidad de la información y la propiedad de los datos.

Magdalena Mak, residente de la zona, narra el descontento generalizado sobre la falta de privacidad que supondrá tener a Google «vigilando» sus pasos: «No nos sentimos muy cómodos con la idea, será como vivir en un Gran Hermano. Los residentes sabrán a lo que se exponen pero los transeúntes que paseen por el parque o visiten a alguien, no tienen por qué estar vigilados…».

La ciudad no solo tendrá cámaras y sensores de vigilancia. El desarrollo de aplicaciones como Commonspace garantizará a los administradores de espacios públicos recopilar datos fiables sobre el uso que las personas hacen de estos lugares. En la imagen, el Innovation Centre, una incubadora para ‘startups’. | HEATHERWICK

Por otro lado, pondera: «Es verdad que se revitalizará una zona que está desaprovechada y en muy mal estado». Mak apunta también a la generación de empleo y el surgimiento de zonas verdes y modernas como dos de los grandes beneficios. «En general, nos gusta el concepto, pero debería haber partido de una compañía local. Se terminará convirtiendo en un barrio hipster para millennials«.

Para fomentar la transparencia, Sidewalk puso en marcha una serie de consultas –la última el pasado noviembre– a ciudadanos, empresas privadas y académicos con el fin de aportar más información sobre el proyecto y escuchar dudas y sugerencias.

Sidewalk Labs está ensayando para Quayside los edificios en altura hechos de madera en masa, tan resistente como el acero o el hormigón, y yeso Shikkui, elaborado con algas y cáscaras de huevo. Imagen de la ciudad vista desde el puerto. | SNØHETTA

Una ciudad en la que todo estará a 15 minutos

Mientras tanto, se van desvelando detalles sobre cómo será la primera ciudad autónoma del mundo. Con una inversión inicial de 1.300 millones de dólares (unos 900 millones de euros), su plan de desarrollo urbanístico arranca en el barrio de Quayside, junto al río Tyne y uno de los puntos calientes del ocio nocturno en la actualidad, con la creación de IDEA, el Distrito de Diseño Innovador y Aceleración Económica. Esta iniciativa pretende aprovechar todo el potencial de la costa y crear 44.000 empleos para 2040.

Plano del área potruaria de Toronto. Delimitado con línea discontinua, el distrito completo que intervendrá Sidewalk Labs y que ha denominado IDEA. La fase 2 contempla levantar el resto del distrito, a excepción del espacio contiguo a Quayside (en rojo), aunque podría incorporarse a la segunda intervención. | SIDEWALK LABS

Pero es la segunda fase la que mayor interés despierta. El área de River District, denominado así en honor al río Don y por el papel decisivo que jugará el agua en el futuro de las ciudades y también en esta, pretende revolucionar el diseño convencional de los núcleos urbanos con la máxima de 15-minute neighbourhoods, barrios en los que los residentes puedan acceder a todas sus necesidades sin emplear más de 15 minutos en su desplazamiento.

Compuesto por cinco vecindarios unidos al centro por un tren ligero, Villiers West será el elegido para albergar la nueva sede de Google en Canadá, que incluirá un instituto de investigación sin fines de lucro diseñado para unir a la industria y los empresarios con los organismos públicos.

Los coches autónomos son uno de los puntos clave de su plan de movilidad, en el que también quieren fomentar el uso de la bicileta y que los trayectos a pie, con calles cuyas aceras se adaptan a los traseúntes en los picos bajos de tráfico. | SIDEWALK LABS

Integrar vehículos autónomos es uno de los puntos clave de su plan de movilidad. Su propósito es acortar el viaje hasta el lugar de trabajo, haciéndolo más confortable y sin necesidad de un automóvil propio. Para promover el uso de la bici y que los residentes vayan a pie, diseñarán las calles bajo el concepto de people-first (las personas primero), con aceras más anchas, sin curvas y bordillos dinámicos que se puedan transformar en espacios públicos durante los picos de menor tráfico.

¿Por qué no creamos nuestro microclima?

Con la incorporación de pavimentos inteligentes, bien iluminados y con calefacción, no solo se evitará el hielo y la nieve, sino que se hará posible –en un lugar como Toronto de clima frío y ventoso en invierno, con máximas de cero grados en febrero– una de las máximas del proyecto: vivir la ciudad al aire libre.

Diseñar zonas verdes y espacios abiertos no será la única medida para animar a los residentes de Quayside a salir a las calles. El proyecto va a más. Con el eslogan Winter is coming, but good design can help (se acerca el invierno, pero el buen diseño puede ayudar), el grupo empresarial de ingenería RWDI es la responsable de aumentar la cantidad anual de horas diurnas que de verdad pueden disfrutar los vecinos de Quayside, que, con sus sistemas de control climático pasivo y activo, podrían pasar del 30% al 74% de las horas de luz.

Esto no se traducirá en un verano sin fin, sino en un mayor confort gracias al aprovechamiento de la radiación solar. Por un lado, «al estudiar los patrones climáticos a un nivel muy local, la cuadrícula de un barrio y las masas de edificios se pueden adaptar para proteger las calles del viento o dar paso a la luz solar», señalan desde Sidewalk a ICON Design.

Recreación digital de una de las aceras de Quayside cubierta con el sistema Raincoat, que en verano se puede entreabrir para volverse más poroso y favorecer la ventilación. | MICHAEL GREEN ARCHITECTS

Por otro lado, el sistema Raincoat (impermeable), controlado de forma digital, será la herramienta que permita promover brisas frescas o aumentar el número de horas de luz al año, así como detener el viento frío del invierno. Se trata de una membrana, más o menos transparente, que puede abrirse y cerrarse, y que cuelga de la fachada de los edificios, cubriendo las aceras.

Casas asequibles y de una madera tan resistente como el hormigón

Las propuestas del estudio de arquitectura de Thomas Heatherwick incluyen un diseño para las la sede de Google en Canadá, en el barrio de Villiers West, dentro del distrito IDEA. | HEATHERWICK

En el apartado de vivienda, Sidewalks lo tiene claro: hay que edificar rápido, sostenible y a un módico precio para todos. La herramienta de software BIM coordinará toda la cadena de suministro hasta su ejecución, con un código basado en los resultados obtenidos por los sensores ambientales. La madera en masa –tan fuerte y resistente como el acero o el hormigón, pero reutilizable– o el yeso Shikkui –elaborado con algas y cáscaras de huevo–, contribuyen a contrarrestar el efecto invernadero, además de disminuir los tiempos de aplicación.

La transversalidad aplicada a la construcción de edificios es uno de los grandes retos que asume el proyecto: la creación de espacios inteligentes y flexibles que se acomoden a nuestras necesidades de manera ágil. Raphael Gielgen, jefe de investigación y búsqueda de tendencias de Vitra, lo describe como una de las claves para la creación de espacios inteligentes: «Hay dos aspectos fundamentales que hemos aprendido en la arquitectura desde nuestra experiencia. Lo primero, que la construcción de una ciudad hay que verla como un objeto escultórico que forma parte de un paisaje. Caminamos por su estructura para disfrutar y comprender tanto su aspecto externo como su forma global, así como el juego de luces y sombras que envuelve su volumen».

Las aceras incorporarán un sistema de calefacción para mejorar la sensación térmica. La idea es que las personas vivan la calle. | SIDEWALK LABS

El segundo, señala, «tiene un lado más experimental y se basa en la experiencia directa que mantenemos con el edificio a través del tiempo. Si nos movemos de un lugar a otro, este también cambiará también con nosotros». La vivienda loft que plantea Sidewalk Labs busca asumir esa función modular con un sistema de muros flexibles que se pueden mover y reemplazar fácilmente, reduciendo el coste de futuras reformas. Así, los edificios podrían adquirir diferentes usos a lo largo de sus ciclos de vida.

Las herramientas digitales son también la base de su plan sostenible. Diseñar edificios de eficiencia energética que incluyan wifi en la parte frontal podría optimizar los sistemas de construcción y gestionar el uso de energía para hacerla más limpia sin depender de combustibles fósiles. Otros cometidos de su gestión digital serán mejorar el reciclaje en el hogar o la protección del agua en toda la costa. Para ver si las expectativas se cumplen, tendremos que esperar a 2022, cuando los primeros residentes se instalen y la ciudad del futuro se ponga en funcionamiento.

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España y la brecha global: avances y desafíos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible

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Solo a través de un compromiso renovado y acciones concretas podremos alcanzar los objetivos de la Agenda 2030

El reciente Informe de Desarrollo Sostenible 2024, publicado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU, ha puesto de relieve los avances y desafíos que enfrentamos en el camino hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En el ámbito global, el ritmo de avance en los ODS varía significativamente entre los distintos grupos de países. Al igual que en años anteriores, los países europeos, especialmente los nórdicos, encabezan el índice de los países con mayores avances. Finlandia ocupa el primer puesto, seguida de Suecia, Dinamarca, Alemania y Francia. A la vez, los datos muestran que el progreso medio de los ODS en los grupos de economías emergentes BRICS y los BRICS+ desde 2015 ha sido más rápido que la media mundial. Todo ello tiene como resultado el aumento de las desigualdades entre países, produciendo un mayor desequilibrio mundial. El desarrollo sostenible sigue siendo un reto de inversión a largo plazo, y reformar la arquitectura financiera mundial es, por tanto, más urgente que nunca.

Una vez más, el informe indica que el progreso mundial en el cumplimiento de los ODS se ha estancado desde 2020, con el ODS 2 de Hambre cero, el ODS 11 de Ciudades y Comunidades Sostenibles, el ODS 14 de Vida submarina, el ODS 15 de Vida de Ecosistemas Terrestres y el ODS 16 de Paz, Justicia e Instituciones Sólidas especialmente retrasados. Las cinco metas en las que la mayor proporción de países muestra un retroceso desde 2015 son la tasa de obesidad (ODS 2), la libertad de prensa (ODS 16), el de protección de ecosistemas (ODS 15), la gestión sostenible del nitrógeno (ODS 2) y —debido en gran parte a la pandemia de covid-19— la esperanza de vida al nacer (ODS 3). Los objetivos relacionados con el acceso básico a infraestructuras y servicios, incluido el de Industria, Innovación e Infraestructuras (ODS 9), muestran tendencias ligeramente más positivas, aunque los avances siguen siendo demasiado lentos y desiguales entre países.

Avances notables en España

Si bien es alentador ver que por primera vez uno de los ODS ha sido cumplido en su totalidad —el ODS 5 de Igualdad de Género—, la realidad es que España aún tiene importantes retos a los que debe hacer frente.

España va avanzando lentamente en el grado de cumplimiento de diferentes objetivos, mejorando su puntuación global hasta la posición 14 entre 167 países evaluados

Desde su implementación en 2015, España ha logrado avances significativos en varias metas claves. Además del cumplimiento por primera vez de uno de los ODS, otros tres objetivos están muy próximos a alcanzar todas sus metas: el ODS 1 de Fin de la Pobreza, el ODS 3 de Salud y Bienestar, y el ODS 7 de Energía Asequible y No Contaminante. España va avanzando lentamente —quizás demasiado lentamente— en el grado de cumplimiento de los diferentes objetivos. Estos progresos han contribuido a que España mejore su puntuación global y escale dos puestos, situándose en la posición 14 entre los 167 países evaluados en el informe. Este ascenso es especialmente notable en comparación con el año 2016, cuando España ocupaba la posición 30.

Otros logros incluyen una reducción en el número de objetivos que hasta el año pasado presentaban desafíos significativos, pasando de seis a cuatro: se ha mejorado en el ODS 8 de Trabajo Decente y Crecimiento Económico y en el ODS 12 de Producción y Consumo Responsable. Esta mejora también se refleja en una disminución del número de indicadores con malos resultados, de 14 en 2023 a 12 hoy.

Pero es importante señalar que los datos del informe también muestran algunos signos de preocupación, como que el ritmo de mejora de los años anteriores parece que pierde velocidad. Concretamente, la tendencia de evolución positiva en la mejora se ve reducida en cuatro objetivos: el ODS 6 de Agua y Saneamiento, el ODS 10 de Reducción de las Desigualdades, el ODS 12 de Consumo Responsable y el ODS 16 de Paz, Justicia e Instituciones Sólidas. Sin duda, dimensiones sociales a las que las noticias de los medios de comunicación han prestado atención en el último año.

España está aún tiene un gran camino por recorrer, y, por tanto, es necesario hacer mayores esfuerzos, en el ODS 13 de Acción Climática, el ODS 15 de Vida de Ecosistemas Terrestres, el ODS 17 de Alianzas para Conseguir los Objetivos y el ODS 2 de Hambre Cero. También hay, a pesar de las mejoras, importantes deficiencias en los ODS 12 Consumo Responsable y el ODS 14 de Vida Submarina.

En conclusión, si bien España ha demostrado avances importantes en varios objetivos, los desafíos que persisten requieren un esfuerzo continuo y coordinado. Es crucial que todos los sectores de la sociedad se involucren activamente para lograr el cumplimiento de los ODS y asegurar un futuro sostenible para todos y todas. La transformación de nuestros sistemas educativos y la actualización constante de datos son pasos fundamentales en este proceso. Solo a través de un compromiso renovado y acciones concretas podremos alcanzar los objetivos establecidos en la Agenda 2030.

elpais.com

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Los paramilitares de Sudán siembran el terror con la violencia sexual contra las mujeres

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El Cairo.-Desde que estalló la guerra civil en Sudán, en abril de 2023, unas 10 millones de personas han huido de casa en busca de un lugar más seguro, en la que se considera la mayor crisis de desplazados del mundo. Millones de personas más han quedado, sin embargo, atrapadas atrás, también en territorios ocupados por las temidas Fuerzas de Apoyo Rápido paramilitares, una de las dos principales partes beligerantes.

En las zonas bajo su control, y en menor medida en las que controla el ejército regular, se han producido todo tipo de atrocidades: campañas de limpieza étnica, matanzas, uso de niños soldado, detenciones por perfil étnico, torturas, quema de pueblos, saqueos. En este contexto, la violencia sexual está siendo una de las formas más extendidas para sembrar el terror entre la población civil, aunque también una de las más difíciles de documentar.

En el caso de las mujeres y las niñas, que son las víctimas principales, las agresiones y la explotación sexual suelen ir acompañadas de otras formas de violencia como secuestros, palizas, torturas, trabajo forzado —cocinar, prestar servicios domésticos y recoger cosechas— y abuso verbal, según han documentado organizaciones de derechos humanos.

“Hasta ahora hemos documentado 194 casos de violencia sexual relacionada con el conflicto”, señala Sulaima Ishaq, directora de la Unidad de Lucha contra la Violencia contra la Mujer, afiliada al ministerio de Asuntos Sociales de Sudán. “[Pero sabemos] que es básicamente la punta del iceberg, quizás solo refleje un 2% de lo que realmente ocurre”, desliza. “La situación de las mujeres y las niñas [en Sudán] se deteriora cada día”, lamenta Ishaq. “Están pagando un precio muy alto en esta guerra”.

Infierno en Jartum

Uno de los primeros lugares donde se registraron casos de violencia sexual generalizada fue en las tres ciudades que conforman la capital del país y donde estalló inicialmente la guerra: Jartum, Omdurman y Bahri. Una investigación reciente de Human Rights Watch (HRW), centrada en estas ciudades y apoyada principalmente en proveedores de atención sanitaria, contó un total de 262 supervivientes entre abril de 2023 y febrero de 2024.

La mayoría de casos en la zona de la capital se han atribuido a los paramilitares, que son quienes controlan la mayor parte, y han afectado sobre todo a mujeres y niñas sudanesas, pero también a refugiadas. Según un informe de febrero de la oficina de la ONU para los derechos humanos (ACNUDH), más de la mitad de los incidentes de violencia sexual en Jartum se producen en el interior de residencias, mientras que otros tienen lugar en la calle.

Casi un tercio de los incidentes documentados por HRW fueron violaciones en grupo, en ocasiones de más de una víctima a la vez. Afectaron desde a niñas de nueve años hasta a mujeres mayores

Casi un tercio de los incidentes compartidos con HRW, ocurridos entre mayo y noviembre del año pasado, fueron violaciones en grupo perpetradas por entre dos y cinco miembros de las Fuerzas de Apoyo Rápido. En algunos casos, además, estas violaciones se cometieron contra más de una víctima a la vez, en ocasiones varias mujeres de la misma familia. Y afectaron desde a niñas de nueve años hasta a mujeres mayores.

Un fenómeno alarmante que está acompañando algunos de estos casos de violencia sexual cometidos por los paramilitares son los matrimonios forzados e infantiles de las víctimas. En algunos casos, las familias se han visto obligadas a aceptarlo por el poder sin control de las Fuerzas de Apoyo Rápido, o han accedido a hacerlo por desesperación económica o creyendo que protegerían a una mujer o niña de otras futuras violaciones, según HRW.

Aunque la mayoría de casos de violencia sexual en la capital sudanesa han sido cometidos por los paramilitares, otros se han atribuido a soldados del ejército regular. En los últimos meses, los militares han logrado recuperar poco a poco territorio en Omdurman, pero su avance ha ido acompañado de numerosos casos de violencia sexual, según un artículo reciente del medio británico The Guardian basado en más de dos docenas de testimonios.

En muchos de estos casos, que tienden a denunciarse menos por temor a represalias, las mujeres afirmaron que mantener relaciones sexuales con soldados fue su única forma de lograr comida, en un contexto de hambre generalizada. Aun así, Ishaq apunta que el 95% de casos que ha confirmado su unidad fueron perpetrados por los paramilitares.

Aunque menos documentada, la violencia sexual también se ha utilizado contra hombres y niños en Jartum, principalmente en las decenas de centros de detención —muchos de ellos informales— que controlan tanto los paramilitares como el ejército regular en la zona de la capital, según reveló en un informe de finales del año pasado elaborado por un grupo de abogados de derechos humanos sudaneses conocidos como Abogados de Emergencia.

Un miembro de este grupo asegura, en condición de anonimato, que hasta ahora han confirmado seis casos de violación en centros de detención y que han documentado tres: una mujer extranjera a manos de los paramilitares, una niña de 13 años a manos de un grupo aliado del ejército, y un joven trans en un campamento del ejército.

“El uso de la violencia sexual como arma contra las mujeres es sistemático”, afirma por teléfono el mismo abogado, que subraya que, en el caso de los niños y hombres, “la mayoría de los casos de violencia sexual se produce en centros de detención”. “Fuera de estos no hemos documentado ningún caso de violencia sexual contra varones”, explica.

Terror rural

Más allá de la capital y otras grandes ciudades, informes recientes han empezado a arrojar luz sobre el uso sistemático de la violencia sexual por parte de paramilitares también en zonas rurales ocupadas. Allí, la mayor dispersión de la población, las limitaciones de acceso a servicios, la menor organización social, los apagones de internet y una sociedad aún más conservadora hacen mucho más difícil dar a conocer y documentar atrocidades.

Una de las regiones más castigadas hasta ahora ha sido Jazira, al sur de Jartum y ocupada por las Fuerzas de Apoyo Rápido a finales de 2023 en una ofensiva relámpago que empujó hacia otras partes del país a cientos de miles de personas. Una de las únicas instancias en las que Jazira recibió atención internacional fue a principios del pasado junio, cuando un asalto paramilitar sobre la localidad de Wad Al Nora dejó más de un centenar de muertos.

Un informe publicado en julio por la prestigiosa Iniciativa Estratégica para las Mujeres en el Cuerno de África (SIHA) concluyó que la violencia sexual de los paramilitares en Jazira ha sido muy extendida pese a haber recibido poca atención. Al igual que ocurre en la capital, la mayoría de denuncias se corresponden a violaciones en grupo, lo que sugiere una campaña “diseñada para instigar terror” y asegurar el control sobre la población local.

Cuando las Fuerzas de Apoyo Rápido invaden una aldea, su primera ola de violencia tiene por objetivo asegurar su control, aunque luego mantengan una presencia física escasa o nula, según el informe de SIHA. Al entrar, sus miembros suelen disparar al aire, saquear negocios, y asaltar viviendas en busca de combatientes y soldados del ejército, matando a hombres y ejerciendo violencia sexual contra mujeres y niñas.

Después de esta primera ola inicial de violencia, SIHA señala que parecen producirse otras dos en zonas donde los paramilitares ya se han asegurado un cierto grado de control. En estos casos, la violencia sexual puede ir acompañada de secuestros y de matrimonios forzados y se centra más bien en mujeres concretas, en su mayoría con presencia pública, como personal sanitario y trabajadoras del sector informal, o como represalias selectivas.

Este uso extendido de la violencia sexual, junto al resto de atrocidades, y la persecución selectiva de mujeres presentes en el espacio público propaga el miedo entre los locales muy rápidamente, lo que, según SIHA, permite a los paramilitares someter y asegurarse el control de los lugares rurales que invaden, aunque no estén presentes en todo momento. También les sirve para desincentivar que la gente se reúna y acuda a servicios sanitarios.

“La violencia sexual siembra el terror y creemos que, como las Fuerzas de Apoyo Rápido carecen de capacidad administrativa y están muy interesadas en el saqueo, les interesa el desalojo forzoso [de la población]; vaciar de locales, en la medida de lo posible, las ciudades y los pueblos que están ocupando”, considera Hala Al-Karib, directora regional de SIHA.

Tanto Al Karib como Ishaq apuntan que los mismos patrones de violencia sexual documentados en Jazira se han replicado en otras zonas rurales de Sudán posteriormente ocupadas de forma total o parcial por los paramilitares, como el Estado de Sennar, al sur de Jazira y con frontera con Etiopía y Sudán del Sur.

Esclavitud en Darfur

La violencia sexual ya fue una de las principales armas de guerra de las milicias a las que el régimen del exdictador Omar Al Bashir subcontrató la campaña de contrainsurgencia que dio lugar al genocidio de Darfur de principios de siglo; las mismas que años más tarde se institucionalizaron en las Fuerzas de Apoyo Rápido. Ahora, en la guerra civil en curso, estos mismos crímenes se están cometiendo a escala mucho mayor por todo el país.

Un informe de un panel de expertos de la ONU filtrado a finales del año pasado, después de que los paramilitares se hicieran con el control de casi todo Darfur ―su feudo tradicional― ya subrayó que la violencia sexual en la región en el marco de su ofensiva no solo fue generalizada, sino que se intensificó a medida que avanzaba el conflicto. Entre abril y agosto de 2023, observadores locales ya habían registrado 262 violaciones.

El mismo informe, que también señalaba que era muy probable que la cifra de violaciones real fuera mucho más elevada debido a que muchos casos no se denuncian, notó que la falta generalizada de acceso a atención sanitaria en la región, y el miedo al estigma y la marginación por parte de sus propias comunidades dificultan poder hacer un seguimiento más preciso sobre el alcance real de estas violaciones.

En Darfur, las niñas y mujeres corren un riesgo particularmente alto de ser violadas en campos de desplazados internos, mientras huyen en busca de lugares seguros, en puestos de control durante desplazamientos, y en sus propios hogares, según el anterior informe. Además, en Darfur la violencia sexual también tiene un marcado carácter étnico, y las principales víctimas son niñas y mujeres de comunidades locales no árabes.

Ishaq, de la Unidad de Lucha contra la Violencia contra la Mujer, explica que ahora tienen también conocimiento de la existencia de mercados en Darfur en los que se está traficando con niñas y mujeres, que en ocasiones son incluso trasladadas a la fuerza fuera de Sudán. En Darfur se lamenta desde hace años la falta de rendición de cuentas por los crímenes cometidos contra la población local desde hace dos décadas. Y muchos consideran que esta falta de justicia ha allanado el camino a los crímenes actuales en el resto de Sudán.

“En 2019, cuando el régimen de Al Bashir fue derrocado tras la revolución de Sudán, el Gobierno de transición presionó mucho a la ONU para que pusiera fin a la misión de mantenimiento de la paz conjunta con la Unión Africana [en Darfur], que hasta cierto punto había mantenido mecanismos de observación de los derechos humanos y reducido la capacidad de los [paramilitares] para cometer violaciones extremas”, señala Al Karib.

“Tras la cancelación de la misión a finales de 2020, la violencia en Darfur se exacerbó considerablemente”, agrega la directora de SIHA. “A las Fuerzas de Apoyo Rápido no les importa su imagen; su esencia como institución es dominación, control y desposesión”

Atrapadas y solas

Los combates, las restricciones a la circulación, la destrucción de instalaciones sanitarias, la ocupación de hospitales, los ataques contra personal médico y sociedad civil, el bloqueo de la ayuda humanitaria y los saqueos, sumados al estigma social entorno a la salud sexual y reproductiva, forman una barrera de obstáculos muy difícil de sortear para que las víctimas puedan acceder a atención sanitaria de emergencia y a apoyo psicosocial.

Las consecuencias para las víctimas son muy profundas. HRW se ha hecho eco de casos de infecciones de transmisión sexual y hemorragias vaginales, hematomas y otras lesiones provocadas durante las violaciones que, en al menos cuatro ocasiones, causaron la muerte de la víctima. Muchas han quedado embarazas después de no haber podido acceder a una anticoncepción de emergencia ni al aborto. Y las supervivientes presentan síntomas de estrés postraumático, depresión, miedo, insomnio, ansiedad y pensamientos suicidas.

“La gente está atrapada. Todos lo estamos de diferentes maneras, y esto está afectando la forma en que realmente se pueden gestionar los casos [de violencia sexual]: encontrar apoyo a la salud y apoyo social”, nota Ishaq.

En paralelo a la violencia sexual perpetrada por las partes beligerantes, el rosario de crisis que atraviesa Sudán también ha incrementado de forma preocupante el riesgo de sufrir violencia marchista en el ámbito doméstico. En esta línea, se estima que unas 6,5 millones de mujeres podrían padecer este tipo de violencia, de acuerdo con el Fondo de Población de la ONU, que cuenta con unos 60 espacios seguros de prevención y respuesta.

Organizaciones feministas y de derechos humanos señalan que desde el exterior de Sudán se puede contribuir a afrontar esta lacra de violencia sexual con mayores ayudas a grupos que estén documentando estos crímenes y a establecer puntos de servicios y centros de atención, incluidas clínicas, dentro del país, para registrar casos y atender a las víctimas. HRW, por su parte, pide a la ONU y a la Unión Africana que formen una nueva misión de protección de civiles en Sudán cuyo mandato incluya atajar la violencia sexual. “El mundo debe mirarnos con una mirada humanitaria y no olvidarnos. No se olviden de Sudán”, reclama Ishaq.

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El misterio de las mariposas que aparecieron al otro lado del Atlántico

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Reconstrucción de los 10 años de investigaciones que han demostrado el insólito vuelo transoceánico de tres ejemplares de ‘Vanessa cardui’, desde África a la Guayana Francesa, en un viaje de 4.200 kilómetros

Barcelona.-En octubre de 2013, Gerard Talavera, investigador del Instituto Botánico de Barcelona, encontró tres ejemplares de mariposa cardera (Vanessa cardui) en una playa de la Guayana Francesa, en Sudamérica. Este era un hallazgo sorprendente, pues este lepidóptero denominado así por alimentarse principalmente de cardos está presente en Europa, África, Asia y Norteamérica, en casi todo el planeta, salvo en Australia, la Antártida y el continente suramericano. ¿Cómo habían llegado estas mariposas hasta la Guayana francesa? “Tenían las alas bastante dañadas y se encontraban en la arena sin poder volar”, recuerda Talavera de aquel momento especial en el que empezó una investigación de más de 10 años por todo el mundo hasta conseguir reconstruir el increíble viaje de estos insectos a través del océano Atlántico, un trabajo publicado este verano en la revista Nature.

Por cercanía, la alternativa más lógica sería que hubieran llegado a la Guayana Francesa desde Norteamérica, sobrevolando Centroamérica y sus selvas tropicales o por el mar del Caribe. Sin embargo, para el entomólogo catalán, esta mariposa común de entre 5 y 9 centímetros de envergadura, con alas de color marrón, naranja, negro y blanco, era ya una vieja conocida y tenía una explicación algo más radical para su misterioso viaje: que hubieran salido de África. Un año antes, Talavera junto con otro investigador del CSIC, Roger Vila, habían lanzado la hipótesis de que la Vanessa cardui migraba cada año desde nuestro continente, Europa, hasta África subsahariana. Esta idea parecía increíble pues supondría que este pequeño insecto alado debería atravesar el desierto del Sáhara, pero fue confirmada en 2016. “La cardera hace un circuito migratorio multigeneracional, es decir, cada mes una nueva generación de mariposas reemplaza a la anterior (los ejemplares adultos viven entre tres y cinco semanas) y van haciendo escalas. Así, cada año recorren 15.000 kilómetros de distancia entre Escandinavia y el ecuador africano”, resume Vila.

Lo primero que hizo Talavera al regresar de viaje fue estudiar los vientos que habían soplado en la zona de forma previa al hallazgo de los lepidópteros. Con la ayuda del investigador predoctoral Eric Toro Delgado y, durante los siguientes años, lograron desarrollar varios modelos complejos que combinaban la circulación de los vientos con la capacidad fisiológica de las mariposas. Así, pudieron reconstruir la trayectoria de las corrientes de aire gracias al programa informático HYSPLIT, perteneciente a la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de los EE UU (NOAA). “Los resultados mostraron que en las horas anteriores a la observación de las mariposas en la Guayana Francesa, las corrientes de aire tenían su origen en la costa africana, a la altura de Mauritania y Senegal. Esto era así de consistente en toda la capa altitudinal, desde los 500 hasta los 2.000 metros. Y la velocidad media de estos vientos era de 27 kilómetros por hora”, resume Toro Delgado.

“Ya conocíamos que las carderas pueden llegar a volar a esa altitud cuando migran. Aprovecharon los vientos alisios, los mismos que utilizó Cristóbal Colón para llegar a América”, apunta Vila. Sin embargo, aunque hubieran demostrado que el viento soplaba a favor de su alocada teoría del vuelo transatlántico, esto no era un argumento suficiente como para dar por hecho que los tres especímenes de la Guayana Francesa hubieran protagonizado semejante hazaña. Alguien las podría haber comprado por Internet y haberlas dejado allí. ¿Cómo demostrar que habían viajado desde África?

Para seguir colocando piezas del puzle, recurrieron a la genética. Su siguiente paso fue comparar genéticamente esos tres individuos con otros presentes en otras partes del mundo. Para ello, durante tres años tuvieron que recoger especímenes de Vanessa cardui en más de 30 países (EE UU, México, Canadá, Hawái, Senegal, Benín, Costa de Marfil, Malasia, Japón, entre otros) hasta lograr secuenciar el ADN de 1.200 muestras. El trabajo de secuenciación del genoma de estas poblaciones se llevó a cabo en el laboratorio molecular dirigido por la prestigiosa bióloga y entomóloga Naomi Pierce, en la Universidad de Harvard (EE UU), y los análisis posteriores se realizaron en Barcelona. “En 2018 tuvimos listos los resultados genéticos y lo que encontramos fue que los especímenes de la Guayana Francesa pertenecían a la población que migra entre Europa y África”, sentencia Talavera.

La corazonada de África empezaba a ser una opción seria, pero todavía quedaban cabos sueltos para demostrar un viaje que cruzaba un océano. Cabía otra posibilidad. ¿Podía ser posible que fueran descendientes de otras mariposas que hubieran realizado ese recorrido, pero en un momento anterior en el pasado? Para demostrar que los tres ejemplares de la Guayana Francesa habían cruzado ellos mismos el océano Atlántico, los investigadores tuvieron que desarrollar una tecnología propia para rastrear posibles fragmentos de polen en estos especímenes.

Las tres mariposas metidas en sobres individuales fueron enviadas el Instituto de Botánica W. Szafer, en Cracovia (Polonia), al laboratorio del investigador Tomasz Suchan, especializado en filogenética y filogeografía. Nunca antes se había secuenciado el ADN del polen de mariposas migrantes mediante la técnica del metabarcoding. Pero, como cuenta Gerard Talavera, los tres especímenes estaban en manos de un “auténtico mago del laboratorio”. La primera buena noticia fue que los individuos iban cargados de polen, a pesar del “largo periplo que hipotéticamente habían ejecutado“. La segunda es que ese polen también señalaba a África. “Descubrimos varias plantas africanas. La especie más abundante que encontramos fue la Guiera senegalensis, y después la Ziziphus spina-christi, dos arbustos que están restringidos a la zona subsahariana y que no se encuentran en otro lugar del mundo”, explica Suchan. “Son especies que florecen entre septiembre y noviembre, en Senegal, Benín, Costa de Marfil, etc. Justo en la zona y la época en la que tuvieron que salir rumbo a Sudamérica”, apostilla Roger Vila.

Las piezas del puzle encajaban, pero todavía quedaba algún que otro enigma por resolver. ¿Dónde habían nacido las mariposas de la playa de la Guayana Francesa: en África o en Europa? Las pesquisas prosiguieron en Canadá, entre 2018 y 2023, donde los especialistas en geolocalización isotópica Clement Bataille y Megan Reich, de la Universidad de Ottawa, realizaron un hallazgo realmente sorprendente analizando algo muy pequeño: los isótopos de hidrógeno y de estroncio presentes en las alas de las mariposas. “Cuando una oruga se alimenta de su planta huésped, la composición de los isótopos de la que está formada se incorpora al tejido de la oruga, y cuando la mariposa resultante emerge de su crisálida, esta composición isotópica se conserva en las alas”, expone Reich. “Las alas de las mariposas preservan la firma química del lugar donde nacieron. Los resultados que obtuvimos nos indican que el origen de las tres mariposas examinadas correspondía con la zona de Francia, España y Portugal”, concluye Bataille.

Gerard Talavera (izquierda) y Roger Vila (derecha) recolectando mariposas en Benín Martial Kiki

Gerard y su equipo de colaboradores ya podían afirmar haber demostrado por primera vez el viaje transatlántico de la Vanessa cardui. Al menos estos tres especímenes habían recorrido 4.200 kilómetros partiendo de la costa africana entre el Sáhara Occidental y Senegal hasta llegar a la Guayana Francesa. Lejos de llegar a un final, la comprobación de un viaje tan alucinante abría infinidad de nuevos interrogantes. ¿Cómo es un vuelo transoceánico así para una mariposa? Los investigadores sabían que los lepidópteros cuentan con sistemas de orientación que les permiten identificar tanto el norte magnético como la posición del sol según la hora del día. “Debieron de combinar momentos de vuelo activo con otros de batir las alas lo justo para mantenerse en el aire”, apunta Talavera.

Aunque no hayan visto volar a las mariposas en mitad del océano, los investigadores han calculado incluso los modelos energéticos que muestran el coste de la energía de la mariposa y la distancia que pude cubrir. “Sin la ayuda del viento, las mariposas solo podrían haber cubierto 780 kilómetros. Estimamos que pudieron tardar entre 5 y 8 días en hacer el viaje. Aunque lo más destacable es que se produjeron unos vientos particularmente favorables”, asegura Toro Delgado. Pasados 10 años, los científicos han podido resolver el gran misterio de las mariposas Vanessa cardui aparecidas al otro lado del océano, aunque siguen siendo muchas las preguntas. ¿Hasta qué punto ha sido una casualidad? ¿Este tipo de viajes son más habituales de lo que pensamos? ¿Cómo puede afectar a un ecosistema la llegada de insectos migrantes transmisores de virus y bacterias?

elpais.com

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