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Opinión

“Debate” insustancial entre “chiquitos”

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Por Narciso Isa Conde

Al Frente Amplio, Patria para Todos/as, Opción Democrática y a los Servidores los excluyen del debate presidencial y a cambio le dieron un premio de consolación: debatir entre ellos. Y se conformaron con la migaja: con el “debate entre chiquitos”.

Los servidores representados por la figura del pastor fundamentalista Carlos Peña, asumieron sin sonrojos el discurso seudo-libertario de Milei, cargado aquí de un atropello al Estado laico y a la enseñanza laica.

La copia de Milei no llega a ser una mala comedia desde el extremismo neoliberal privatizador de todo, quitándoles los impuestos a los jorocones del capital y salpicado de fuertes ataques teatrales, bien merecidos en los casos de Abinader, de políticos ladrones y megamineras.

En eso Carlos Peña parece más opositor a este gobierno empresarial y neocolonialmente corrupto que las tres versiones del progresismo criollo representada en ese coloquio; todas ellas previamente despojadas de actitud anti sistémica, evadiendo la defensa de la soberanía aplastada por EEUU y los necesarios combates a la oligarquía voraz y a la perversa clase política.

Nuestros “PROGRES” no están por asumir políticas anticapitalistas ni por y enfrentar su gansterización. Se limitan a criticar lo de privatizar más, lo que ciertamente es una barbaridad de Mileicito, y en rechazar el neoliberalismo en general, sin proponer desprivatizar lo ya privatizado.

El neofascista, que imita a Milei, mete la religión en la política y propone privatizar de todo y establecer el reino de los capitalistas, libre de impuestos y dueños de todo.

Los progres se concentraron en sugerir reformas fiscal, salarial, salud, seguridad social, educación y status ambiental; previamente bloqueadas por las características del poder constituido y su total subordinación a EEUU. Nada de enfrentar y desplazar ese poder. Nada sobre la necesidad de construir un poder diferente.

No es malo demandar reforma, pero sí lo es limitarse a eso frente a un régimen que las rechaza todas e introduce constantemente contra reformas e iniciativas ultra conservadoras.

En ocasiones algunos hablaron de transformar, pero la verdad es que no plantean nada transformador. Ningún cambio estructural…a lo sumo modificaciones parciales que chocan con un sistema irreformable, que hay que arrancar de raíz.Los cuatro están con esta institucionalidad, con esta constitución, con estas leyes; pero el neofascista sabe, por momentos, colocarse radicalmente a la izquierda de un progresismo blandengue para aparentar lo que no es.

Los progres saben que el sistema es un gran fraude y no se proponen reemplazarlo. Prefieren hablar de una reforma integral etérea que saben bloqueada anticipadamente por las derechas y por la clase gobernante-dominante, las cuales, para ejecutarlas, habría que previamente desplazar del poder. Pero de esto último, ni cómo ni ji. Nada, por demás, de rescatar la autodeterminación y reconquistar la soberanía nacional y popular. Parecería que ni USAID, ni Comando Sur, ni el BM ni el FMI, andan por aquí.

Para el progresismo criollo, una parte aliada a las derechas y otra concurriendo a las votaciones por cuenta propia, no existen los diez magnates que se han apropiado de la economía del país y que ahora procuran asaltar todos los recursos naturales. ¡Son invisibles!

Sus dirigentes se resisten a hablar de los cambios necesarios en el régimen de propiedad…nada de sugerir modalidades de propiedad social ni de tocar los intereses de los Vicini, Risek, Bonetti, Manuel Estrella, Capellán, Grupo Popular…

Nada de impugnar la antidemocracia reinante, de ejercer políticamente el imprescindible ejercicio de la democracia de calle para desplazar gobiernos y nada de admitir la inevitable confrontación con un imperialismo violento y guerrerista, radicalmente opuesto a la autodeterminación de los pueblos,
La corrupción empresarial no es tema de debate, mucho menos la necesidad de impulsar un proceso Constituyente que cambie todo esto.

Saben que ya Abinader impuso su reelección frente a adversarios totalmente descalificados por el descrédito (PLD-FP y comparsa), que son unos comicios entrampados y sin competencia, que lo peor viene después de las votaciones, y no se atreven a decirlo.

En esto todo esto definitivamente hay mucho de comedia de mala calidad.

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Opinión

Estados Unidos se queda sin moral para exigir a otros respeto por la ley.

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Por José Cabral.

Este pasado 5 de noviembre se celebraron elecciones en los Estados Unidos en las que fue escogido como presidente de la nación más poderosa del mundo un criminal convicto.

Donald Trump ha sido condenado por una serie de delitos civiles y penales y todavía tiene otros pendientes, los cuales de seguro serán sobreseídos hasta que ocupe la jefatura del Estado.

Pero poca importa que las cosas ocurran de ese modo, porque ya Trump tiene un sello como un criminal convicto que desde cualquier perspectiva que se vea impacta negativamente a los Estados Unidos.

Es la primera vez que en este país se escoge un presidente condenado por la comisión de delitos comunes, lo cual deja mucho que decir.

Esta elección tiene dos aristas a analizar, la primera es que la alta votación del ciudadano norteamericano en su favor no deja dudas de que este hombre recibe todo el apoyo de su pueblo, lo que quiere decir que aplaude y aprueba sus andanzas.

Lo otro es que, con la elección de un criminal convicto, los Estados Unidos no pueden pedirles a los demás países una conducta diferente a la que ha tenido Trump.

Presionar y exigir que los actores políticos, por ejemplo, de Latinoamérica que usan la corrupción administrativa en el manejo del Estado, sería como pedir lo que no se puede dar, es decir, demandar una conducta moral que difiere de la que ha exhibido el jefe del Poder Ejecutivo en la potencia de norte.

Se puede decir, entonces, que de ahora en adelante no se le puede tolerar a los Estados Unidos que publique informes sobre la corrupción que se produce desde los gobiernos en Latinoamérica y el mundo, porque no tiene la moral para ello.

Cómo pedirle, por ejemplo, a los haitianos que no involucren el Estado con acciones al margen de la ley cuando su presidente está metido hasta los tuétanos en esos asuntos.

Lo otro es que los ciudadanos de los Estados Unidos deben sentirse orgullosos de su presidente electo, pese a sus condenas por la comisión de una serie de actos que riñen con la ley.

Las cosas son así de sencillas, pero también de complejas.

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Opinión

Reavivando la Indignación

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Por Isaías Ramos

En una era marcada por el caos y la desilusión, la fatiga de la indignación se ha infiltrado profundamente en nuestras vidas, amortiguando la llama de la empatía y la acción colectiva.

Nos rodeamos de injusticias que, aunque nos afectan diariamente, a menudo no logran despertar nuestra indignación. Este adormecimiento emocional no solo amenaza nuestra moralidad individual, sino también el tejido de nuestra sociedad democrática.

La indignación, lejos de ser un sentimiento negativo, es un catalizador poderoso para el cambio y una respuesta vital ante la injusticia. En el corazón de cada movimiento significativo que ha cambiado el curso de la historia, ha estado la indignación convertida en acción.

Así fue con nuestro padre de la patria, Juan Pablo Duarte, cuya respuesta a las provocaciones despectivas fue transformar su indignación en una fuerza constructiva que desafió el status quo y forjó un camino hacia la democracia y la justicia social.

Juan Pablo Duarte, enfrentado a desafíos y provocaciones, encarnó la respuesta más fértil a la injusticia. Su experiencia es emblemática; durante una ocasión notable, un capitán español, en un acto de desprecio flagrante, le espetó a Duarte y a sus compatriotas: «Ustedes no tienen nombre, porque ni ustedes ni sus padres merecen tenerlo, porque son cobardes y serviles, inclinan la cabeza bajo el yugo de los esclavos». Estas palabras, lejos de quebrantar el espíritu de Duarte, encendieron una chispa de indignación que se transformó en un impulso revolucionario.

Hoy, nos enfrentamos a una encrucijada crítica: podemos seguir siendo testigos pasivos de la erosión de nuestros principios y valores fundacionales, o podemos optar por reavivar nuestra capacidad de indignarnos.

Cada uno de nosotros posee el poder de efectuar cambios significativos. Las grandes olas de reforma social siempre han comenzado con el despertar de la conciencia colectiva, tal como lo demostró Duarte.

Es hora de rechazar la resignación y la apatía que han calado en nuestras vidas. Debemos conectar con nuestros sentimientos más profundos de justicia y equidad para reclamar un sistema en el que la corrupción y la opresión  no sean las normas, sino la excepción; un sistema donde la igualdad de oportunidades no sea un lema vacío, sino una realidad palpable.

Este cambio comienza con la educación y la información. Debemos estar informados sobre las acciones de aquellos en el poder y ser críticos con la información que consumimos. Participar activamente en los procesos cívicos y sociales es crucial. El derecho a elegir y ser elegibles para los cargos, consagrado en nuestra Constitución y reafirmado por sentencias judiciales, es un faro de luz que no debemos desperdiciar.

La pasividad nos convierte en cómplices del deterioro de nuestro entorno. Pero al optar por la indignación activa, nos convertimos en arquitectos de nuestro futuro. Desde el Frente Cívico y Social, te invitamos a indignarte no solo por ti, sino por aquellos que han perdido su voz en el estruendo de la indiferencia. Transformemos esa indignación en un movimiento imparable hacia un futuro donde prevalezca el orden, la justicia y la igualdad de oportunidades bajo un Estado profundamente comprometido con el bienestar de todos sus ciudadanos.

Estamos convencidos de que este es nuestro momento para actuar y redefinir el curso de nuestra historia, tal como hizo Duarte en su tiempo. La fatiga de la indignación puede ser superada; solo requiere que cada uno de nosotros decida despertar y actuar. La esperanza de un mañana mejor está en nuestras manos.

¡Despierta, RD!

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Opinión

Derechos de las personas durante la investigación  de la Corte Penal Internacional

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Por Rommel Santos Diaz

En las investigaciones  realizadas de conformidad con el Estatuto de la Corte Penal  Internacional  nadie será obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable.

De acuerdo con el Estatuto de Roma nadie será sometido a forma alguna de coacción, intimidación o amenaza, a torturas ni a otros tratos o castigos crueles, inhumanos o degradantes.

En el proceso de investigación de la Corte Penal  Internacional , quien haya de ser interrogado  en un idioma que no sea el que comprende y habla perfectamente contará, sin cargo alguno, con los servicios de un intérprete competente y las traducciones que sean necesarias a los efectos de cumplir el requisito de equidad.

De conformidad con el Estatuto de Roma nadie será sometido a arresto o detención arbitrarios ni será privado de su libertad salvo por los motivos previstos en el Estatuto y de conformidad con los procedimientos establecidos en él.

Cuando haya motivos para creer que una persona ha cometido un crimen de la competencia de la Corte Penal Internacional y esa persona haya de ser  interrogada por el Fiscal o por las autoridades nacionales, o en cumplimiento de una solicitud hecha de acuerdo las disposiciones del Estatuto de Roma tendrá  el derecho a ser informada.

Dentro de los derechos que tiene  una  persona  en el proceso de investigación de la Corte Penal Internacional  el Estatuto de Roma señala el de ser informada  de que existen motivos para creer que ha cometido un crimen de la competencia de la Corte.

Antes del interrogatorio  la persona  también deberá ser informada  de que tiene derecho a guardar silencio , sin que ello pueda tenerse en cuenta a los efectos de determinar su culpabilidad o inocencia.

Cabe destacar que en  el  proceso de investigación de la Corte Penal Internacional la persona tiene derecho a ser asistida por un abogado defensor de su elección o, si no lo tuviere, a que se le asigne un defensor de oficio, siempre fuere necesario en interés de la justicia y , en cualquier caso, sin cargo si careciere de medios suficientes.

Finalmente, la persona tendrá  el derecho  a ser interrogada en presencia de un abogado, a menos que haya renunciado voluntariamente a su derecho a asistencia letrada de conformidad con lo establecido en el Estatuto de Roma.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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