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Opinión

 Declaración de Paz   y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas

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Por Rommel Santos Díaz

La relación de la  Declaración de Paz y Cese de Guerras (DPCW)  con el Consejo de Seguridad de las  Naciones Unidas  es bastante evidente y objetiva  en lo referente al nivel de autoridad del Consejo en la estructura de las Naciones Unidas. En ese orden  la DPCW, por sus siglas en inglés  reconoce  la capacidad sancionadora a los Estados del referido Consejo.

La Declaración de Paz y Cese de Guerras  DPCW)  pretende ser una guía para  la búsqueda de la paz  a través de las acciones de los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas  y su Consejo de Seguridad  en todo el mundo, de ahí  su gran  importancia  para los actores  de la Sociedad Civil , y las Organizaciones No Gubernamentales.

En la Carta de la Organización de las Naciones Unidas está bastante claro el mandato del Consejo de Seguridad  respecto  a la paz, quebrantamiento de esta  o un acto de agresión  por parte de algún Estado miembro de la ONU, indicando  cuáles medidas  podría tomar para  mantener  la paz y la seguridad internacionales.

La Declaración de Paz y Cese de Guerras (DPCW(  es un documento  de complementariedad directa  al  sistema de  paz y seguridad  de las Naciones Unidas  y  su Consejo de Seguridad  en la interacción  de los Estados  hacia la construcción de la paz a nivel mundial. En ese tenor  la relación estrecha  entre la DPCW  y el rol  del Consejo de Seguridad  constituyen  dos pilares  vitales  para la promoción de la  paz y la seguridad internacionales.

Según  el texto o  de la Declaración de Paz y Cese de Guerras (DPCW)  todas las medidas  tomadas  por los Estados en  cuanto  al ejercicio  de  sus  derechos a la defensa  propia  deberán  ser  reportadas de manera  inmediata  al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La Declaración de Paz y Cese de Guerras  (DPCW) , plantea  que el reporte de las medidas  tomadas  por los Estados al Consejo de Seguridad  no deben  de ninguna forma afectar  la autoridad y la responsabilidad  bajo  la Carta de las Naciones Unidas.

De acuerdo a la Declaración de Paz  y Cese de Guerras (DPCW)  , el Consejo de Seguridad  de las Naciones  Unidas  podrá  tomar en cualquier momento  las acciones  que considere necesarias  para mantener el orden  o para restaurar  la paz  y la seguridad internacionales.

La Declaración de Paz y Cese de Guerras (DPCW)  como instrumento  de prevención  de la paz  y la seguridad  internacionales, al igual que el Consejo de Seguridad , señala  que  este último, bajo la Carta  de las Naciones Unidas podrá  decidir  que medidas  que no impliquen el uso de la fuerza  armada  han de emplearse para hacer efectivas  sus decisiones , y podrá  instar  a los Miembros de las Naciones Unidas  a que apliquen dichas medidas  , que podrán comprender la interrupción total o parcial de las relaciones económicas  y de las comunicaciones  ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, radioeléctricas, y otros medios  de comunicación , asi como la ruptura  de relaciones diplomáticas.

La relevancia de la Declaración de Paz y Cese de Guerras  (DPCW)  y su relación con las atribuciones del Consejo de Seguridad , bajo la Carta de la Organización de las Naciones Unidas  hace  que  sea un documento de obligada referencia  para los Estados al momento de formular políticas publicas en materia de paz y  promoción de los derechos  humanos  como fundamento de la  democracia  y de la consolidación de un verdadero  Estado de derecho  con libertad de expresión de las creencias  religiosas  en un mundo globalizado.

rommelsantosdiaz@gmail.com

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Opinión

El individualismo, principal retranca para el desarrollo nacional.

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Por José Cabral

No hay un solo episodio de los acontecimientos importantes que registra la historia nacional que no esté marcado por el fenómeno del individualismo.

Es un asunto de una gravedad que en estos momentos es el principal obstáculo para lograr concretar planes colectivos.

Es tan grave el asunto que este mal ha penetrado todo el tejido social dominicano, dado que no hay una sola organización de la sociedad que no esté impactado por el fenómeno.

Desde la ruptura con el yugo haitiano en el 1844, hasta llegar a la guerra restauradora y finalmente al propio ajusticiamiento del dictador de Rafael Leonidas Trujillo Molina, los principales actores se pelearon entre sí y no hay mejor testimonio que lo ocurrido en la casa de Robert Read Cabral con algunos de los protagonistas del tiranicidio.

Pero de igual modo ha ocurrido con cada una de las modificaciones constitucionales que ha tenido el país, las cuales han obedecido, principalmente, a razones reeleccionistas.

Cualquier otro escenario que se tome al azar nos encontramos con el individualismo, el cual ha arruinado una serie de valores que eran consustanciales al pueblo dominicano.

Todo ha sido tomado por ese vicio, porque no puede llamarse de otra manera, el cual representa la principal retranca para lograr una sociedad más solidaria.

Las cooperativas de ahorros y prestamos, los clubes culturales y deportivos, los sindicatos, las juntas de vecinos e incluso los condominios, que se rigen por la ley sin fines de lucro, la 5038, los partidos políticos, es decir, absolutamente todo copado por los intereses personales y grupales.

El individualismo es una plaga que hoy arropa todas las instancias de la sociedad dominicana y peor aun del Estado, donde hace su impacto las ansias de poder de los actores de la vida política nacional.

Sin embargo, parece llegar un momento en que este mal se pueda combatir con resultados que podrían ser muy positivos para cambiar un paradigma que nos daña a todos.

Es un cáncer que da miedo.

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Opinión

El incumplimiento de los partidos políticos

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Por Isaías Ramos

En teoría, el financiamiento estatal de los partidos políticos en nuestro país busca garantizar una competencia equitativa entre todas las fuerzas políticas, reducir la influencia del capital privado, los intereses extranjeros y las actividades ilícitas en la política, y aumentar la transparencia.

A pesar de los nobles objetivos delineados en la legislación, existen pruebas irrefutables de que los partidos políticos en nuestro país reciben, de manera persistente, contribuciones ilícitas, contraviniendo el artículo 64 de la Ley 33-18 (Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos).

El principal propósito del financiamiento público, según esta legislación, incluye no solo cubrir gastos operativos y de campaña, sino también fomentar la educación política y la participación ciudadana, como lo consignan los artículos 62, 36, 35, 34 y 11.

Sin embargo, los informes y críticas continuas sugieren que estos fondos se utilizan normalmente para consolidar el poder de los partidos establecidos e influir de manera indebida e ilegal en la voluntad de los electores, comprando su conciencia y dignidad humana en lugar de educarlos y movilizarlos hacia una participación informada y consciente.

A pesar de las regulaciones que exigen una contabilidad detallada y transparente, los partidos políticos incumplen estos mandatos de manera flagrante. La Junta Central Electoral, la institución encargada de regular y supervisar estos procesos, debería asegurar el cumplimiento de estas normativas.

Aún así, sus actuaciones, en muchas ocasiones, han dejado mucho que desear, mostrando una tolerancia preocupante por imponer el orden y el respeto a las leyes que rigen el financiamiento y las actividades de los partidos.

Esto no solo plantea preguntas sobre la eficacia, el empoderamiento y la independencia de la JCE como ente regulador, sino que también alimenta la percepción de impunidad y corrupción dentro del sistema político dominicano.

Los ciudadanos observan cómo sus impuestos se convierten en herramientas para manipulaciones políticas en lugar de servir como catalizadores de una democracia más robusta y participativa.

Este escenario es una traición a los principios democráticos y un claro indicativo de que el sistema de financiamiento público, en su forma actual, necesita una revisión profunda y, posiblemente, una eliminación. La experiencia nos sirve como un llamado de atención sobre los riesgos inherentes al financiamiento público de partidos políticos sin los mecanismos de control adecuados.

En el Frente Cívico y Social, estamos convencidos de que este financiamiento, en lugar de fortalecer el sistema democrático, lo debilita. De persistir y continuar con el mismo, será imperativo implementar medidas estrictas para garantizar que los recursos destinados a los partidos políticos, agrupaciones, movimientos y las candidaturas independientes se utilicen de manera transparente y con un enfoque real en el fortalecimiento democrático y la participación ciudadana.

Es fundamental que la JCE ejerza un control más firme y efectivo, no solo para sancionar a quienes incumplen, sino para restaurar la fe en un sistema político que verdaderamente represente y sirva al interés público.

Solo entonces podremos esperar que los aspirantes a cargos electivos se conviertan en verdaderos servidores de la ciudadanía y no en meros administradores de recursos para perpetuar sus propios intereses.

La lucha por una democracia transparente y justa es ahora. Es imperativo que nos unamos en esta causa crítica para el futuro de nuestra nación. ¡Juntos, podemos y debemos hacer realidad nuestra constitución de un Estado Social y Democrático de Derecho!

¡Despierta RD!

 

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Opinión

La Fiscalía de la Corte Penal Internacional

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Por Rommel Santos Diaz

La Fiscalía actuará en forma independiente como órgano separado de la Corte Penal Internacional. Estará encargada de recibir remisiones e información corroborada sobre crímenes de la competencia de la CPI para examinarlas y realizar investigaciones o ejercitar la acción penal ante la Corte. Los miembros de la Fiscalía no solicitarán ni cumplirán instrucciones de fuentes ajenas a la CPI

La Fiscalía estará dirigida por el Fiscal. El Fiscal tendrá plena autoridad para dirigir y administrar la Fiscalía, con la inclusión del personal, las instalaciones y otros recursos. El Fiscal contará con la ayuda de uno o más fiscales adjuntos, que podrán desempeñar cualquiera de las funciones de las funciones que le correspondan de conformidad con el Estatuto de Roma. El Fiscal y los fiscales adjuntos tendrán que ser de diferentes nacionalidades y desempeñarán su cargo en régimen de dedicación exclusiva.

El Fiscal y los fiscales adjuntos serán personas que gocen de alta consideración moral, que posean un alto nivel de competencia y tengan extensa  experiencia  práctica  en el ejército de la acción penal o la sustanciación de causas penales. Deberán tener un excelente conocimiento y dominio de al menos uno de los idiomas de trabajo de la CPI.

El Fiscal será elegido en votación secreta y por mayoría absoluta de los miembros de la Asamblea de Estados Partes. Los fiscales adjuntos serán elegidos en la misma forma de una lista de candidatos presentada por el Fiscal

El Fiscal propondrá  tres candidatos para cada puesto de fiscal adjunto que deba cubrirse. Salvo que en el momento de la elección se fine un periodo mas breve, el Fiscal y los fiscales adjuntos desempeñarán su cargo por un periodo de nueve años y no podrán ser reelegido

El Fiscal y los fiscales adjuntos no realizarán actividad alguna que pueda interferir en el ejercicio de sus funciones o menoscabar la confianza en su independencia . no podrán desempeñar ninguna otra ocupación de carácter profesional.

La Presidencia podrá, a petición del Fiscal o de un fiscal adjunto, dispensarnos de intervenir en una causa determinada.

El Fiscal y los fiscales adjuntos no participarán en ningún asunto en que, por cualquier motivo, pueda razonablemente ponerse en duda su imparcialidad. Serán recusados de conformidad con lo dispuesto en el Estatuto de Roma, entre otras razones, si hubiesen intervenido anteriormente, en cualquier calidad, en una causa de que  la Corte estuviere conociendo o en una causa penal conexa sustanciada a nivel nacional y que guardare relación con la persona objeto de investigación o enjuiciamiento.

Las cuestiones relativas a la recusación del Fiscal o de un fiscal adjunto serán dirimidas por la Sala de Apelaciones:

La persona objeto de investigación o  enjuiciamiento podrá en cualquier momento pedir la recusación del Fiscal o de un fiscal adjunto por los motivos establecidos en el artículo 42 del Estatuto de Roma;

El Fiscal o el fiscal adjunto, según proceda, tendrán derecho a hacer observaciones sobre la cuestión.

Finalmente, el Fiscal nombrara asesores jurídicos especialistas en determinaos temas como, por ejemplo, violencia sexual, violencia por razones de genero y violencia contra los niños.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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