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Opinión

Donald Trump más allá de las apariencias

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Por Melvin Mañón

melvinPara los dominicanos Trump es el tipo que quiere echar una muralla con México y que arriba de eso pretende que la paguen los mexicanos. Trump es también el tipo que valida las torturas afirmando que si los islamistas radicales no tienen reglas de humanidad tampoco deben esperarlas. Trump es el tipo que ha amenazado con deportar a 12 millones de extranjeros ilegales y además hacerlo en un año.

Este es el Trump que conocemos los dominicanos, el que difunden las grandes cadenas y naturalmente, lo que define a Trump como un energúmeno, un loco peligroso. Todo lo anterior sea dicho sin dejar de observar el lenguaje corporal de Trump, las muecas, las torsiones, los exabruptos, las miradas, inflexiones; en otras palabras, el espectáculo que lo caracteriza, la farsa de la cual es parte. Pero Trump, al margen de veleidades temperamentales y de su actuación desquiciante es parte de una insurrección global contra las élites y el “establishment”.

 Al principio, Trump era solamente una excentricidad y pocos lo tomaron en serio. Yo mismo llegué a pensar que Trump solamente redefinía la agenda política nacional derechizándola. Pero a medida que los electores fueron validándolo en las primarias empecé a tomar nota de su discurso.  Lo anecdótico y lo excentrico convertido en escándalo y amenaza.  Hoy día, una imagen estereotipada de Trump se ha impuesto y esa imagen recoge solamente una parte del personaje, justo la que le conviene al “sistema” y los dominicanos, como muchos otros, la han aceptado sin malicia, sin sospecha y posiblemente equivocados.

 Pero hay otro Donald Trump igualmente veraz, igualmente farsante. Uno que denuncia a Wall Street y promete acabar con los privilegios que demócratas y republicanos, por igual, han concedido a la plutocracia que gobierna el sistema financiero mundial y a traves del cual se han apropiado del sistema político, de los organismos internacionales  hasta definir la agenda de todo el sistema político en cualquier país. En otras palabras, Trump promete acabar con el Consenso de Washington mediante el cual, gobiernos y políticas fueron supeditados a los intereses corporativos.

Trump es también el tipo que condena vigorosamente los tratados de libre comercio, especial pero no únicamente el NAFTA, sobre la base de que han arruinado a los productores locales, cerrado fábricas y lanzado al desempleo a millones de trabajadores americanos. Esta es, según la apreciación de Thomas Frank, analista de “The Guardian” una de las razones, sino la mas importante, por la cual millones de trabajadores pobres y blancos de los EEUU lo siguen y le aplauden con fervor.

Trump es también opuesto a la exportación de fábricas, plantas, empresas de todo tipo en lo que ha venido a conocerse como  “outsourcing”.   Todo se ha exportado, desde la fabricación de productos hasta la prestación de servicios de telefonía, apoyo técnico. Trump asegura tener planes para impedir lo uno, que las empresas se vayan al extranjero  y promover lo otro que regresen las que se han ido. Claro que no tiene ningún plan, pero a la gente desesperada le gusta escuchar la promesa.

En otro orden de ideas, quizás uno de mucha importancia para los dominicanos, Trump rechaza las políticas intervencionistas de sus predecesores en Iraq, Afganistan y otros países, descarta cualquier plan de “construir o exportar democracias” y denuncia sin limitaciones las complicidades tejidas entre el generalato y las corporaciones, entre el sistema político y las contrataciones gigantescas de bienes y servicios no solamente en el ámbito militar sino también civil.

El otro servicio de inestimable valor que presta en esta etapa Donald Trump es que su participación en la gran farsa política de los EEUU resalta algo fundamental. Trump denuncia esa farsa a todo lo largo y ancho de su ocurrencia y lo importante como afirma Paul Krugman no es tratar de determinar la farsa que Trump representa sino la que interrumpe. Por eso decía antes que si Mitt Romney y los demas del sistema quieren acabar con Trump, entonces, por definición, nos conviene Trump porque siempre hemos sabido quienes son ellos. Lobos depredadores con corbata, canallas políticamente correctos; la crema y nata del “sistema” que nos despoja.

Trump gesticula como un loco, se comporta como un demente y cuando habla en cualquiera de las actividades que preside o en las que participa uno no sabe cual será la próxima barbaridad que saldrá de su boca. Ahora bien, ¿por donde y en base a que juzgamos el personaje?.

¿Seguimos el guión pautado por las cadenas de TV, radio, periodicos? O sea, creemos lo que ellos quieren que creamos o intentamos entender el personaje por lo que el dice por si mismo en lugar de lo que otros dicen o interpretan que el afirma? Trump no depende de las grandes cadenas. Es el unico que tiene fortuna propia para financiar su campaña sin quedar sujeto a nadie y esa independencia, el hecho de que no pueden tirarle las orejas, ni chantajearlo con la exclusión ni imponerle el silencio es lo que hace a Trump extremadamente peligroso. Pero no nos engañemos, Trump es mas peligroso para esa oligarquía que posee y gobierna todo que para nosotros que no tenemos nada.

 Trump posiblemente no logre vencer la resistencia organizada que el “Sistema” articula con desesperación y prisa para tratar de frenarlo. Pero todo es posible y Trump no solamente tiene la posibilidad de imponerse y ganar la nominación republicana sino que puede ganar las elecciones y convertirse en presidente de los EEUU y ahí, si llegara ese momento, es donde todos los intereses amenazados por su retórica se ocuparían de bloquearle hasta el aliento o acudirían a un procedimiento mas expedito: el asesinato.

Es muy dificil y aventurado ponerse a decir que Trump es un simple demagogo  y un loco fascista.  El “sistema” esa coalición orgánica entre corporaciones, políticos y militares que pone las reglas y gobierna en los EEUU si no puede detenerlo, tendrá que matarlo porque una cosa si está clara:  el sistema político está tan decrèpito y corrupto que no podría sobrevivir a lo que Trump es capaz de hacerle y que ha hecho ya.

Sus denuncias pueden parecernos a nosotros, de lejos, una insensatez. Su lenguaje, su franqueza, su atrevimiento y su ireverencia combinado con la ausencia de instrumentos para callarlo, someterlo o sobornarlo hacen de Trump un peligro público para todo el mundo, incluidos nosotros, pero muy especial y prefentemente: la nueva oligarquía corporativa dueña de los templos y sus oficiantes en Wall Street.

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Opinión

El voto en blanco, un instrumento útil en una desacreditada democracia.

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Por José Cabral

En un país donde la politiquería lo ha dañado todo, absolutamente todo, hay que apelar a una herramienta que puede servir de mucho y se trata del voto en blanco como una forma de llamar a la atención silenciosa a unos partidos que nada les sirve de escarmiento.

 En las pasadas elecciones municipales hubo un ensayo que, aunque no se trató exactamente del voto en blanco, sino del nulo, cuya última no parece ser la mejor opción, porque no son contabilizados y en consecuencia no surten ningún efecto, todavía requiere de una acción más contundente.

En cambio, el voto en blanco luce como una herramienta que como ya se ha planteado en diferentes lugares del mundo, representa una forma de protesta ante la conducta depravada y corrupto de los actores de la vida política nacional e internacional y sirve como una expresión democrática.

Sin lugar a dudas, que el voto en blanco puede ser la clave para darle una nueva vida y mayor credibilidad al sistema electoral dominicano y como vía de consecuencia a la democracia.

El alto nivel de abstención electoral es un espejo de la falta de estímulo del votante porque sufre desde hace décadas el mismo proceder de todas las organizaciones que conforman la odiosa partidocracia.

El voto en blanco podría constituirse en un instrumento útil para evitar  que el desacreditado sistema político dominicano caiga en la ilegitimidad, aunque no necesariamente en la ilegalidad, pero que este paso, sin duda, haría reflexionar a los que no les importa los intereses de la mayoría, sino los propios, de grupos y de otros particulares.

Sería como una especie de desaprobación constructiva como ya lo planteo alguien en una reflexión sobre este mismo tema.

En algunos países del hemisferio el voto en blanco es un mecanismo de cambio, ya que si esta opción logra la mayoría podrían repetirse las elecciones, pese a que para que esto ocurra en la República Dominicana habría que modificar las leyes del régimen electoral.

Pero de cualquier modo no deja de ser útil el voto en blanco para enviarles un contundente mensaje a todos los «vividores» de la política vernácula, sobre todo porque el país no está muy lejos de tener un total colapso institucional.

Se imaginan los dominicanos preocupados con el sendero que lleva el país enviar un mensaje en las urnas de que ninguno de los candidatos merece su voto y la repercusión que esto podría tener en el ámbito nacional e internacional.

Como ya se ha dicho el voto en blanco no es una expresión de apatía, sino de inconformidad, es una forma de dejar claro que no se quiere ninguna de las opciones presentadas.

A votar en blanco el próximo 19 de mayo y la mayoría de la gente verá como las cosas comienzan a cambiar, incluso el burocratismo que caracteriza a las instituciones públicas, las cuales en el marco de la concepción de los partidos políticos que controlan el Estado, son un patrimonio particular de cuyas acciones no tienen que rendirle cuenta a nadie.

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Opinión

Cuando el poder del discernimiento no es suficiente

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Por Isaías Ramos

El discernimiento es esa capacidad esencialmente humana que nos permite analizar, evaluar y comprender profundamente las encrucijadas que la vida nos presenta. Reflexionamos críticamente, balanceando aspectos racionales y emocionales, buscando esa chispa de claridad en cada decisión.

Pero, ¿qué sucede cuando el discernimiento parece fallar ante decisiones cruciales cuyas opciones parecen, todas, llevar a consecuencias negativas?

En esos momentos de incertidumbre, cuando el corazón pesa y el camino hacia adelante se nubla, es fundamental mantenernos fieles a nuestros principios. No podemos permitirnos el lujo de engañar a nuestra conciencia o justificar pequeñas traiciones por conveniencia o desesperación.

Actualmente, nuestra nación se encuentra inmersa en la recta final de una campaña electoral insulsa. Nos enfrentamos a una alarmante escasez de candidatos que realmente encarnen los valores y principios que nuestros padres de la patria instauraron. ¿Dónde están esos líderes capaces de trazar un camino claro hacia el futuro que deseamos? Las elecciones se acercan, y la oferta política parece más desalentadora que nunca.

Esta crisis de liderazgo es un claro desafío al poder del discernimiento individual. Nos vemos obligados a elegir en un panorama desolador donde predominan las promesas vacías y las estrategias populistas, más enfocadas en el engaño y la manipulación que en ofrecer soluciones reales. Las mismas caras, desgastadas por escándalos y fracasos, siguen ocupando el escenario político, insistiendo en que merecen otra oportunidad.

El discernimiento, sin embargo, debe ir más allá de la simple elección entre las opciones presentadas. Debe implicar una búsqueda activa de alternativas, un impulso hacia la creación de nuevas posibilidades que reflejen nuestros ideales más elevados. En estos momentos de crisis, es donde más se prueba la resiliencia de nuestra democracia y la integridad de nuestro compromiso con los valores fundacionales.

¿Cómo podemos confiar en aquellos que han sido parte del sistema corrupto que tanto ha dañado a nuestro país? La falta de visión política, la ausencia de transparencia y la escasez de propuestas innovadoras solo refuerzan la percepción de que la mayoría de los candidatos carecen del compromiso genuino necesario para liderar verdaderos cambios.

Es imperativo recordar que somos herederos de una nación forjada con principios y valores trascendentales. Frente a esta encrucijada crítica, debemos recordar nuestra responsabilidad como ciudadanos informados y conscientes. Cada voto que emitimos refleja nuestra dignidad y respeto por nosotros mismos. Vender o traicionar nuestros principios más íntimos equivale a despojarnos de nuestra propia humanidad.

Sucumbir a la tentación del egoísmo y la falta de integridad nos aleja de nuestra verdadera esencia y nos sumerge en un camino oscuro, impulsados por intereses mezquinos en lugar de valores profundos y duraderos. En este contexto, el discernimiento por sí solo no basta.

En el Frente Cívico y Social, entendemos que solo unidos podemos superar este desafío crucial y abrir paso a una nueva era política fundada en valores auténticos y proyectos transformadores. El tiempo es esencial y nuestra nación merece lo mejor.

No permitamos que la falta de visión y principios nos condene al estancamiento perpetuo. Juntos, podemos redescubrir el significado de la política como servicio verdadero al pueblo, redefiniendo así el futuro de nuestra nación.

El cambio está en nuestras manos. Es hora de reclamar nuestro futuro, de construirlo sobre los cimientos de nuestra integridad. ¡Despierta, RD!

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Opinión

La entrega de los nacionales de un Estado a la Corte Penal Internacional

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Por Rommel Santos Díaz

La Corte Penal Internacional requerirá en ciertas ocasiones  que un Estado Parte entregue a sus propios nacionales, cuando la persona sea sospechosa de haber cometido un crimen de la competencia de la CPI. No obstante, esto podría representar dificultades para aquellos Estados en los cuales su constitución expresamente prohíba  la extradición de sus nacionales, y podría requerir de soluciones creativas.

Los Estados deberían tomar en cuenta el ¨carácter específico de la Corte¨ al decir sobre la mejor manera de asegurar  que la nacionalidad de la persona requerida no afecte su entrega a la Corte Penal Internacional.

Los Estados Parte del Estatuto no podrán alegar bajo ninguna circunstancia que la nacionalidad del acusado, o una disposición constitucional que prohíbe la extradición de nacionales impida su entrega.

Para muchos Estados, la posibilidad de entregar sus nacionales a la CPI no necesita la implementación de una ley particular  más que aquella que prevea la entrega de cualquier persona  a la CPI.No obstante algunos Estados poseen una constitución que expresamente prohíbe la extradición de los nacionales. Estos Estados deben de escoger entre estas  dos opciones:

  1. a)Algunos Estados podrían distinguir en su legislación entre la extradición de una persona  a otro Estado y la entrega de una persona a la CPI, lo cual permitiría la entrega de nacionales a la CPI a pesar de la restricción a la ´´extradición¨ de nacionales a tribunales extranjeros, sin obstaculizar la habilidad del Estado  de cooperar plenamente con la CPI.

La ventaja de esta medida consiste  en el procedimiento simple a seguir para la entrega de una persona acusada a la CPI. También reconoce el carácter específico de la competencia de la CPI , la cual no puede considerarse como una jurisdicción extranjera , y prevé una manera más eficiente de proceder con la cooperación.

  1. b)La reforma podría ser mínima, dirigida solo a la introducción de una excepción al principio, asegurando  que la constitución no sea violada por la entrega de un nacional a la CPI. La ventaja de una enmienda constitucional con una referencia específica a la CPI yace en el hecho de que elimina cualquier posibilidad de que surja un conflicto normativo a  escala nacional.

Lo planteado anteriormente garantiza que los tribunales nacionales dicten sentencias de conformidad con sus obligaciones legales respecto al Estatuto de Roma, pese al posible dilema de entregar a un ciudadano a otro sistema judicial.

Rommelsantosdiaz@gmail.com

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