Por Rosario Espinal
En sus buenos tiempos, el PLD logró articular amplias alianzas que incluían muchos partidos minoritarios, desde la izquierda a la ultraderecha. Le llamaban el Bloque Progresista y su mejor representación gráfica se encuentra en el Metro de Santo Domingo. Ahí en vecindad están Joaquín Balaguer y Amín Abel Hasbún.
El origen de esa alianza estuvo en que, en la década de 1990, cuando Balaguer se deterioraba biológica y políticamente, los sectores conservadores (Balaguer incluido) buscaban un sustituto. Ese fue Leonel Fernández y el PLD. Leonel hablaba tanto el lenguaje de la derecha como el de la izquierda, y eso permitió la amalgama.
En el gobierno de Danilo Medina, los pequeños partidos de ultraderecha abandonaron la alianza con el PLD en medio del pugilato entre Leonel y Danilo.
Al estar en el poder, el PLD se benefició a partir del 2013 de la división del PRD para prolongar su estadía en el Gobierno. La mayoría perredeísta se fue a formar el PRM y la minoría quedó en el PRD, que se alió al PLD. Esa alianza se mantiene hasta ahora, aunque algunos dirigentes del PRD han pasado al PRM.
Para el 2024, es importante para el PLD mantener la alianza con el PRD, porque es el más grande de los partidos pequeños, y, porque en los tiempos malos actuales del peledeísmo resulta difícil encontrar nuevos apoyos.
La mayor incógnita, y el asunto de mayor interés político, es qué hará el PLD con respecto a una posible alianza con la Fuerza del Pueblo (FP). Ambos tienen la misma base electoral, o sea que la división les dificulta ganar posiciones frente a un PRM en el poder. Ambos se necesitan, pero son rivales y, eventualmente, uno tiene que debilitar significativamente al otro para poder avanzar electoralmente.
Ante esta realidad, una alianza PLD-FP es complicada porque la lógica que mueve las alianzas es sumar para ambas partes, y en este caso, la suma inicial se convierte en resta posterior.
La FP tiene un candidato presidencial muy conocido; por tanto, su objetivo es hacer alianzas con quien pueda a todos los niveles para impulsar esa candidatura.
El PLD, por el contrario, es un partido que necesita desarrollar liderazgos presidenciales porque Danilo Medina tiene un impedimento constitucional para repostularse. Esto significa que el PLD y la FP no solo son rivales, sino que tienen necesidades electorales diferentes.
Con frecuencia se escucha decir que nadie gana solo, que se necesitan las alianzas. Muchas veces es así, pero para el 2024 una alianza PLD-FP presenta un fuerte dilema para el PLD.
Si establece una alianza amplia con la FP estaría fortaleciendo la candidatura presidencial de Leonel Fernández, y si no estaría facilitando la mayor victoria al PRM. Una alianza muy puntual y limitada PLD-FP es posible, pero generaría resquemores entre los muchos aspirantes que queden fuera de la alianza, porque tendrían menos posibilidades de ganar.
Las decisiones que tome el PLD tendrán consecuencias importantes en ese partido y en sus principales rivales: el PRM y la FP.