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El vino emigra empujado por el calentamiento

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Más del 90% de las tierras del vino de España dejarán de ser óptimas para las variedades de siempre

Si los viticultores quieren que el Rioja, los vinos de Jumilla o el Burdeos se hagan en el mismo sitio tendrán que cambiar de uvas. Un estudio confirma que el cambio climático amenaza con poner patas arriba la geografía de la producción de vino en unas décadas. En países como España o Italia, más del 90% de las tierras óptimas para el cultivo de la vid dejarán de serlo. Mientras, empiezan a abundar los viñedos en Reino Unido. Sin embargo, el cambio de las variedades tradicionales por otras más resilientes podría ayudar a las denominaciones de origen  a esquivar el calentamiento.

 
El estudio, publicado en la revista científica PNAS, parte de la situación actual de las tierras dedicadas a la viticultura, desde las de la Borgoña hasta las de California. Aún cumpliendo con los Acuerdos de París, es decir, manteniendo el aumento de las temperaturas por debajo de los 2º, el 56% de las regiones tradicionales dejarán de ser aptas para la producción de vino. Como está sucediendo con otras especies silvestres de plantas y animales, el calentamiento abrirá nuevas zonas cada vez más al norte a las viñas,  pero no compensarán las pérdidas.

Viticultores del Penedés ya están produciendo en las faldas del Pirinero mientras que productores franceses han plantado viñedos en Inglaterra

«Ya hay bodegueros del Penedés que han trasladado su producción al Pirineo o productores franceses que han emigrado al sur de Inglaterra», recuerda el investigador de la Universidad de Alcalá de Henares y principal autor del estudio Ignacio Morales.

El calentamiento no es un simple aumento lineal de las temperaturas. Como vienen demostrando los últimos estudios, se concreta en un alargamiento del verano, en la subida de las temperaturas máximas y mínimas o en la multiplicación de los días de calor extremo. Todo esto altera la producción de los azúcares y ácidos en el fruto. «En Australia, el adelanto de la maduración está haciendo que la uva tenga más azúcares y menos ácidos de lo que sería deseable», comenta Morales. Y, para evitar el alto contenido alcohólico, lo están corrigiendo añadiendo ácido tartárico al caldo.

Pero aún hay margen. La propia diversidad de la V. vinifera vinifera la ha expuesto a una gran diversidad climática, lo que ha generado una gran amplitud térmica y régimen de precipitaciones según el cultivar, lo que ha permitido el desarrollo de variedades capaces de medrar en el frío norte de Alemania, en la humedad de Nueva Zelanda o el calor del mezzogiorno de Italia. El estudio muestra que jugando con las variedades de maduración tardía, como la garnacha o la monastrell, buena parte de las regiones actuales podrían seguir haciendo bueno vino a finales de siglo. Mientras, las de maduración temprana, como la pinot noir, se podrían plantar en las nuevas tierras cada vez más al norte.

Sobre el mapa global del vino, aparecen las regiones vitivinícolas de Europa. En verde, zonas que ganarán variedades y, en azules morados, las que más pierden. 

«Hemos comprobado que, cambiando a otras variedades, los viticultores pueden reducir el daño hasta solo el 24% del área perdida», asegura en una nota la investigadora de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) y autora sénior del estudio Elizabeth Wolkovich. «Por ejemplo, en Borgoña, en Francia, los productores podrían plantearse sembrar variedades más tolerantes al calor como la syrah o la garnacha para reemplazar la dominante pinot noir. Y los agricultores de regiones como Burdeos podrían sustituir la cabernet sauvignon y la merlot por la monastrell», añade.
 
Para España, Morales aclara que los resultados se han hecho a una escala y resolución que no permiten reducir el foco hasta lo regional. Pero, a escala de todo el país, «nuestros modelos predicen aumentos de idoneidad para las variedades más tardías como monastrell, garnacha y syrah». Precisamente, ya está en una segunda fase de su estudio para detectar las variedades españolas que, por fenología o resistencia, mejor lleven el calor de cada región.

Para seguir en sus tierras, muchos cosecheros tendrán que pasarse a uvas tardías, como la sirah o la garnacha

Pero el recurso a las variedades más resilientes tiene un límite. Esta investigación advierte que, en un escenario de altas emisiones, con una proyección de un aumento térmico medio de 4º, hasta el 85% de las tierras actuales dedicadas a la viña dejarán de ser óptimas. Incluso recurriendo a las uvas más resistentes, más de la mitad de las áreas de viñedos se podrían perder. Como recuerda Morales, «se podrán plantar uvas tintas y más tardías en Suecia». Otra cosa es la calidad del vino que salga de allí.

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El deporte envejece la piel, pero puedes evitarlo

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El impacto de los ejercicios de resistencia y alta intensidad, con un gasto calórico elevado, provoca pérdida de grasa facial y el inevitable aumento de radicales libres. Dermatólogos nos dan las claves para eludirlo

Seis de cada diez personas practican deporte en España, cifra que alcanza el 57,3% de la población mayor de 15 años según el último estudio realizado por el Ministerio de Cultura y Deporte. Sin duda, el mes de enero marca el punto de partida de una lista de buenos propósitos que incluye el deseo de llevar un estilo de vida activo y saludable; porque el fitness, más que una moda pasajera, es una dinámica importante en la rutina de millones de personas y, aunque su práctica tiene innumerables ventajas, también presenta algún que otro contra “el ejercicio es fundamental para mejorar nuestra condición física, tener normopeso y tratar ciertas dolencias, pero también puede causar estrés oxidativo y acelerar el envejecimiento cutáneo. La necesidad de producir más oxígeno, el mayor bombeo cardiaco, el estrés mecánico de los tejidos o la liberación de hormonas que se pueden oxidar, como la serotonina, inducen a la aparición de radicales libres”, plantea Lara González, cosmetóloga en Byoode. ¿Debemos preocuparnos por ir al gimnasio o salir a correr cada día? “El deporte en sí mismo no envejece la piel; al contrario, tiene beneficios porque mejora la circulación, oxigena los tejidos y estimula la regeneración celular. Sin embargo, puede provocar el aumento de radicales libres y la pérdida de grasa facial que aceleran el envejecimiento si no se toman precauciones”, dice la Dra. Ana Revuelta, médico estético y divulgadora científica de Merz Aesthetics.

¿Por qué envejece el deporte?

El deporte nos permite estar fuertes y ágiles, pero como asegura un artículo de la National Library of Medicine de Estados Unidos, tanto el ejercicio aeróbico como el anaeróbico producen radicales libres. ¿Cuáles son las consecuencias? “El aumento de radicales libres provoca un desequilibrio conocido como estrés oxidativo que puede originar la pérdida de colágeno, alterar la función barrera o reducir la capacidad de regeneración celular”, explica a S Moda el Dr. José María Ricart, dermatólogo y director médico de IMR. La Dra. Alexia Niño, especialista en medicina estética y colaboradora del laboratorio Croma, incide: “El sol, la contaminación, el estrés, una mala dieta y, en algunos casos, el ejercicio intenso, producen radicales libres que aceleran el envejecimiento de muchas maneras. La degradación del colágeno y elastina provoca flacidez, líneas finas y arrugas; los daños en la barrera protectora la dejan seca e irritada; el daño oxidativo deriva en manchas, tono desigual e inflamación que puede ocasionar acné o rosácea y, por último, el daño al ADN de las células cutáneas, acelera el envejecimiento y aumenta el riesgo de mutaciones que derivan en cáncer”. Sin embargo, con medidas adecuadas de protección y recuperación, estos efectos pueden minimizarse.

Deporte y pérdida de grasa facial ¿es inevitable?

El ejercicio físico es un gran aliado a la hora de perder grasa pero ¿es capaz de distinguir la del rostro y la del cuerpo? El dermatólogo José María Ricart habla claro: “La grasa se pierde de cara y cuerpo. El problema es que el envejecimiento lleva implícito la disminución de la grasa facial por lo que, si además, la perdemos por un elevado consumo de calorías, el aspecto envejecido se multiplica y se hace muy evidente”. Por tanto, el dicho de que a cierta edad tenemos que elegir entre cara o culo ¿sería cierto? “Sí, sobre todo cuando combinamos deportes de alta intensidad con dietas hipocalóricas, porque la grasa facial mantiene el soporte estructural de la piel. El ejercicio es saludable, pero es importante mantener un equilibrio entre actividad física y nutrición adecuada. Por eso, son tan perjudiciales las pérdidas rápidas de peso que derivan en la disminución de los depósitos grasos faciales en personas sin sobrepeso objetivable”, explica el Dr. Morales Raya dermatólogo, experto en laser y acné y fundador de la clínica Morales Raya en Madrid. Sin embargo, los expertos recalcan que esto ocurre especialmente con los entrenamientos de alta intensidad. “Así es, ejercitarse a niveles intensos provoca pérdida de grasa facial si se combina con un déficit calórico porque el cuerpo utiliza las reservas de grasa como fuente de energía. Aunque esto es beneficioso para reducir grasa del abdomen o los muslos, también afecta las áreas del rostro, lo que puede dar lugar a una apariencia más delgada, hundida o envejecida. Además, los entrenamientos HIIT y los deportes de resistencia elevan los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, descompone el colágeno y acelera el envejecimiento cutáneo. Este impacto, junto con la disminución de grasa en las mejillas y el área debajo de los ojos, puede generar una apariencia fatigada, marcada e incluso cadavérica”, dice la Dra. Alexia Niño, del laboratorio Croma.

¿Todas las disciplinas tienen los mismos efectos en la piel?

Es lógico pensar que hay deportes más beneficiosos para la piel y el rostro que otros. ¿Es así? “Hay que aclarar que el deporte es un protector frente al envejecimiento y diversos estudios demuestran el aumento del grosor dérmico y de la elasticidad cutánea con la actividad física, tanto aeróbica como de fuerza. Sin embargo, los deportes de resistencia prolongada o extrema, como el running o el ciclismo, sí que pueden favorecer ese envejecimiento cutáneo debido a la exposición ambiental y a una mayor producción de radicales libres combinada con la pérdida de grasa facial”, dice el dermatólogo Juanma Revelles, director de Le boost, su clínica en Madrid y divulgador científico de Merz Aesthetics. El Dr. José María Ricart puntualiza “una hora de running supone un consumo de 700 calorías, mientras una hora de ejercicio de fuerza quema unas 200. Siempre incido en la importancia de huir de los excesos porque son malos para el organismo y la piel. Yo aconsejo realizar un ejercicio controlado de forma diaria con un consumo moderado de calorías durante 40 o 50 minutos. Hacer ejercicio no envejece, lo que envejece es hacer barbaridades y someter a nuestro organismo a los limites de nuestra naturaleza”. Todos los expertos consultados coinciden en la importancia de realizar ejercicio de forma moderada. “Todo lo que se haga al límite puede generar daño, desgaste y envejecimiento prematuro. Practicar entrenamiento de fuerza, ejercicios cardiovasculares o yoga es bueno para la salud del corazón y nos ayuda con la postura, la circulación y la densidad ósea. Pero es fundamental no caer en el sobreentrenamiento, algo muy de moda en estos días, y dedicar tiempo a que el cuerpo se recupere de forma adecuada”, apunta Valentina Rojas Herrero, directora de KO Urban Detox Center y embajadora de Oyhso.

Sudor, cloro y sol

Hay factores añadidos que intensifican los efectos perjudiciales del deporte en la piel como la exposición al aire libre, el cloro de las piscinas o el inevitable sudor, imprescindible para regular la temperatura corporal y eliminar toxinas. “Sin embargo, su acumulación prolongada altera el microbioma cutáneo y favorece la obstrucción de poros en pieles grasas o acneicas. Además, el sudor contiene ácido láctico y urea, que, en exceso, pueden irritar la piel. Por eso es aconsejable limpiar la piel antes de hacer deporte, para eliminar restos de sebo y maquillaje, e imperativo hacerlo después del ejercicio con un cosmético suave que restaure el equilibrio cutáneo”, dice el Dr. Morales Raya. Los deportes acuáticos y los realizados en el exterior están asociados a un mayor riesgo de estrés oxidativo y pérdida de grasa facial. Además, si se practican al aire libre sin protección solar, el daño UV se suma al proceso de envejecimiento. “Hacer deporte al aire libre es un privilegio, pero tenemos que tomar las precauciones para que no nos afecte de manera negativa. Exponernos un ratito al sol a primera hora por la mañana trae múltiples beneficios, pero si decidimos hacerlo el resto del día es imprescindible utilizar una buena protección solar tanto en verano como en invierno. Mantener la hidratación con cremas, bálsamos labiales y la ingesta de suficiente agua también ayuda en los entrenamientos de exterior. Los deportes acuáticos están en contacto con cloro que reseca, debilita la piel y provoca irritación, enrojecimiento y pérdida de hidratación. Recomiendo enjuagarse con agua dulce después de nadar y utilizar cremas hidratantes o aceites que restauren la piel”, concluye la embajadora de Oysho, Valentina Rojas.

¿Puede la cosmética evitar la oxidación?

Sí, combinar el deporte con una rutina cosmética rica en activos capaces de neutralizar los radicales libres es fundamental. “Lo más básico es limpiar y proteger por la mañana, nutrir de noche e incorporar antioxidantes como la vitamina C, el resveratrol o vitamina E”, dice el Dr. Leo Cerrud. “Debemos utilizar cosméticos solares con SPF de amplio espectro y reforzar su acción con antioxidantes como el gluconato de cobre o la vitamina C. Además, el uso de gadgets como los cepillos exfoliantes después de ducharnos ayudan a mejorar la regeneración de la piel y promueven la microcirculación del organismo, esencial para que los tejidos se renueven más rápido”, sostiene Mireia Fernández, directora dermocosmética de Omorovicza. El Dr. Morales Raya detalla cómo sería la rutina ideal: “Es necesario contar con un limpiador suave adaptado a nuestro tipo de piel para eliminar el sudor y la suciedad e invertir en sérums antioxidantes ricos en vitamina C o niacinamida para combatir los radicales libres, sin olvidar la importancia de una buena protección solar y activos extra como el retinol, los alfa hidroxiacidos o el ácido azelaico, que favorecen la renovación celular y estimulan la síntesis de colágeno y elastina. Por último, hay que asegurar una buena hidratación adaptada a cada tipo de piel: evitar las fórmulas grasas y utilizar productos ricos en ácido hialurónico, pantenol o ceramidas”.

Dieta antioxidante

Una dieta equilibrada con el correcto aporte de cítricos, frutos secos, pescado graso y vegetales de hoja verde es ideal para mantener una piel saludable. “Además, también puede mitigar el impacto del cortisol en quienes practican entrenamientos intensos como HIIT. Es importante incluir carbohidratos y proteínas en las comidas post-entrenamiento para favorecer la recuperación muscular y reducir los niveles de esta hormona. Complementar con grasas saludables, como aguacate y aceite de oliva refuerza la salud integral de la piel y el cuerpo. Estas prácticas, junto con la recuperación y el descanso adecuado, ayudan a equilibrar los niveles hormonales y proteger la piel del envejecimiento prematuro”, dice la Dra. Alexia Niño. El Dr. Leo Cerrud recomienda la famosa dieta antioxidante “rica en carotenoides como la zanahoria, la calabaza, el tomate, el pimiento rojo y las hojas de vegetales; vitamina E presente en el aceite de girasol, huevos y germen de trigo y vitamina C, en frutas cítricas, fresas, frambuesas, patatas, tomates, pimientos. También debe incorporar selenio presente en pescado, marisco, cereales integrales, lácteos y carnes; polifenoles como uvas, moras, cerezas, ciruelas, aceitunas negras y hortalizas, legumbres, frutos secos, cacao y té”.

elpais.com

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La COP29, en cinco claves: Financiación climática, mercados de carbono, daños y pérdidas

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Por Efe

La COP29 debe promover un consenso internacional que permita reducir el uso de combustibles fósiles, uno de los principales responsables del cambio climático.

Desde cómo aumentar la financiación frente a la nueva era de desastres climáticos, hasta cómo mejorar la adaptación, la mitigación de emisiones y la compensación a los países por pérdidas y daños, especialmente a los más vulnerables, son algunas de las cinco claves de las negociaciones de la cumbre climática mundial que se celebrará en Azerbaiyán.

La próxima conferencia de la ONU sobre el clima, la COP29, tendrá lugar en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre, con la presencia de líderes de todo el mundo al más alto nivel para intentar intensificar la acción por el clima y proteger al mundo frente a los embates climáticos.

Apodada «la cumbre de las finanzas», la COP29 tiene entre sus principales desafíos el de fijar una nueva meta financiera, con la movilización de muchos más recursos, frente al cambio climático, y establecer un nuevo objetivo colectivo cuantificado de financiación para el clima (NCQG, por sus siglas en inglés) adaptado a los nuevos tiempos.

Los desastres climáticos son cada vez más graves, con olas de calor de dimensiones desconocidas por todo el mundo, huracanes destructivos, sequías, deshielo de los polos; las evidencias llaman a gritos al mundo a buscar soluciones frente al cambio climático antes de que los efectos sean irreversibles.

Estas son las cinco claves de la COP29:

1. Financiación

La agenda de la cumbre vendrá marcada sin lugar a dudas por las negociaciones del denominado «nuevo objetivo colectivo cuantificado» (new collective quantified goal, o NCQG) destinado a liberar mayores flujos financieros frente a la crisis climática.

La COP29 aspira a aumentar a partir de 2025 el desembolso destinado a la lucha climática y actualizarlo a los nuevos tiempos dado que la actual cifra de 100.000 millones de dólares anuales se pactó en 2009 a nivel global por los países desarrollados para respaldar a los más vulnerables frente a los embates del clima pero se queda muy corta.

Este nuevo objetivo colectivo cuantificado es clave para mantener el compromiso del histórico Acuerdo de París de 2015, cuando los países pactaron contener el calentamiento global por debajo de 2 grados respecto a los niveles preindustriales y preferiblemente inferior a 1,5 grados.

Quedan pendientes de resolverse aspectos de la nueva meta financiera de los países: ¿quiénes habrían de confomar la base de países donantes de la financiación? ¿cuáles serían concretamente los receptores de las ayudas?

¿Qué cantidad del desembolso financiero pactado por los países procedería de fuentes públicas y privadas respectivamente? ¿se aportarían los fondos en forma de subvenciones, de préstamos?.

Existen fricciones muy acusadas sobre financiación entre los países desarrollados y el sur global, dado que estos últimos son las grandes víctimas del clima pese a que apenas son responsables del desastre dada su escasa industrialización.

2. Reducción de emisiones de CO2

Las emisiones de CO2 continúan en escalada libre en el mundo pese a los llamamientos de la comunidad internacional para revertirlas, y uno de los principales mecanismos de política climática para controlarlas son los llamados mercados de carbono.

«Quien contamina paga» es el principio que subyace tras dicha herramienta basada en un sistema de asignación de un precio a las emisiones de CO2 y la compra de créditos de derechos de emisiones para animar a gobiernos y empresas a reducirlas.

La COP29 aspira a promover un marco actualizado para estos mercados de carbono que aunque son muy relevantes arrastran ineficiencias. Los expertos reclaman mejor gestión, supervisión, trazabilidad y verificación.

3. Los países vulnerables, en el corazón de las negociaciones

Países en vías de desarrollo, como los africanos reclaman auxilio urgente y también los pequeños estados insulares en medio del océano, ante el riesgo de desaparecer por la subida del nivel del mar por el deshielo de los polos.

El fondo de pérdidas y daños está diseñado para compensar a esos países por los efectos catastróficos del cambio climático, en línea con los compromisos del Acuerdo de París. Es posible que por primera vez en 2025 se pudieran repartir partidas de dicho fondo.

Hasta el momento se han comprometido solo por parte de los países alrededor de 700 millones de dólares pese a que las estimaciones por pérdidas y daños anuales de los países en desarrollo rondan los 400.000 millones anuales.

4. Más ambición climática

La COP29 llamará a aumentar la ambición climática con las contribuciones nacionales determinadas (NDC) o planes de reducción de emisiones de cada país, que deben ser actualizadas según el Acuerdo de París antes de febrero de 2025.

Están pendientes además los primeros Informes de Transparencia Bienales (BTR) que los países deben aportar para evaluar cómo se avanza en la implementación de esas contribuciones nacionales para reducir las emisiones y aumentar la adaptación, un compromiso a menudo eclipsado por el de la mitigación de emisiones.

5. Combustibles fósiles y energías renovables

En la COP28 se acordó que se debía triplicar la capacidad mundial de energías renovables para 2030; la COP29 debe promover un consenso internacional que permita reducir el uso de combustibles fósiles, uno de los principales responsables del cambio climático. (Amaya Quincoces Riesco)

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España y la brecha global: avances y desafíos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible

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Solo a través de un compromiso renovado y acciones concretas podremos alcanzar los objetivos de la Agenda 2030

El reciente Informe de Desarrollo Sostenible 2024, publicado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU, ha puesto de relieve los avances y desafíos que enfrentamos en el camino hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En el ámbito global, el ritmo de avance en los ODS varía significativamente entre los distintos grupos de países. Al igual que en años anteriores, los países europeos, especialmente los nórdicos, encabezan el índice de los países con mayores avances. Finlandia ocupa el primer puesto, seguida de Suecia, Dinamarca, Alemania y Francia. A la vez, los datos muestran que el progreso medio de los ODS en los grupos de economías emergentes BRICS y los BRICS+ desde 2015 ha sido más rápido que la media mundial. Todo ello tiene como resultado el aumento de las desigualdades entre países, produciendo un mayor desequilibrio mundial. El desarrollo sostenible sigue siendo un reto de inversión a largo plazo, y reformar la arquitectura financiera mundial es, por tanto, más urgente que nunca.

Una vez más, el informe indica que el progreso mundial en el cumplimiento de los ODS se ha estancado desde 2020, con el ODS 2 de Hambre cero, el ODS 11 de Ciudades y Comunidades Sostenibles, el ODS 14 de Vida submarina, el ODS 15 de Vida de Ecosistemas Terrestres y el ODS 16 de Paz, Justicia e Instituciones Sólidas especialmente retrasados. Las cinco metas en las que la mayor proporción de países muestra un retroceso desde 2015 son la tasa de obesidad (ODS 2), la libertad de prensa (ODS 16), el de protección de ecosistemas (ODS 15), la gestión sostenible del nitrógeno (ODS 2) y —debido en gran parte a la pandemia de covid-19— la esperanza de vida al nacer (ODS 3). Los objetivos relacionados con el acceso básico a infraestructuras y servicios, incluido el de Industria, Innovación e Infraestructuras (ODS 9), muestran tendencias ligeramente más positivas, aunque los avances siguen siendo demasiado lentos y desiguales entre países.

Avances notables en España

Si bien es alentador ver que por primera vez uno de los ODS ha sido cumplido en su totalidad —el ODS 5 de Igualdad de Género—, la realidad es que España aún tiene importantes retos a los que debe hacer frente.

España va avanzando lentamente en el grado de cumplimiento de diferentes objetivos, mejorando su puntuación global hasta la posición 14 entre 167 países evaluados

Desde su implementación en 2015, España ha logrado avances significativos en varias metas claves. Además del cumplimiento por primera vez de uno de los ODS, otros tres objetivos están muy próximos a alcanzar todas sus metas: el ODS 1 de Fin de la Pobreza, el ODS 3 de Salud y Bienestar, y el ODS 7 de Energía Asequible y No Contaminante. España va avanzando lentamente —quizás demasiado lentamente— en el grado de cumplimiento de los diferentes objetivos. Estos progresos han contribuido a que España mejore su puntuación global y escale dos puestos, situándose en la posición 14 entre los 167 países evaluados en el informe. Este ascenso es especialmente notable en comparación con el año 2016, cuando España ocupaba la posición 30.

Otros logros incluyen una reducción en el número de objetivos que hasta el año pasado presentaban desafíos significativos, pasando de seis a cuatro: se ha mejorado en el ODS 8 de Trabajo Decente y Crecimiento Económico y en el ODS 12 de Producción y Consumo Responsable. Esta mejora también se refleja en una disminución del número de indicadores con malos resultados, de 14 en 2023 a 12 hoy.

Pero es importante señalar que los datos del informe también muestran algunos signos de preocupación, como que el ritmo de mejora de los años anteriores parece que pierde velocidad. Concretamente, la tendencia de evolución positiva en la mejora se ve reducida en cuatro objetivos: el ODS 6 de Agua y Saneamiento, el ODS 10 de Reducción de las Desigualdades, el ODS 12 de Consumo Responsable y el ODS 16 de Paz, Justicia e Instituciones Sólidas. Sin duda, dimensiones sociales a las que las noticias de los medios de comunicación han prestado atención en el último año.

España está aún tiene un gran camino por recorrer, y, por tanto, es necesario hacer mayores esfuerzos, en el ODS 13 de Acción Climática, el ODS 15 de Vida de Ecosistemas Terrestres, el ODS 17 de Alianzas para Conseguir los Objetivos y el ODS 2 de Hambre Cero. También hay, a pesar de las mejoras, importantes deficiencias en los ODS 12 Consumo Responsable y el ODS 14 de Vida Submarina.

En conclusión, si bien España ha demostrado avances importantes en varios objetivos, los desafíos que persisten requieren un esfuerzo continuo y coordinado. Es crucial que todos los sectores de la sociedad se involucren activamente para lograr el cumplimiento de los ODS y asegurar un futuro sostenible para todos y todas. La transformación de nuestros sistemas educativos y la actualización constante de datos son pasos fundamentales en este proceso. Solo a través de un compromiso renovado y acciones concretas podremos alcanzar los objetivos establecidos en la Agenda 2030.

elpais.com

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